Piensa en grande. 7 claves para hacer crecer tu talento

No te pongas límites y piensa en grande, es el único camino para hacer crecer tu talento.

No te estoy diciendo que no existan límites, y que no seas consciente de ellos, simplemente que no los crees tú, que no te autolímites. Pensar en grande te ayudará a superarlos, a ampliarlos, a bordearlos, o a diseñar nuevos caminos cuando esos límites sean infranqueables.

El mayor límite que tenemos es la estrechez de miras y de pensamiento, y a veces llevamos tanto tiempo viviendo con ella, que nos hemos vuelto miopes. Si quieres crecer, progresar, superarte, alcanzar tus metas, conseguir tus sueños, aquí te dejo 7 claves para hacer crecer tu talento:

1.- Crea una visión potente, emocionante y llena de sentido

Lo de soñar está bien, pero a veces los sueños son difusos. Lo de fijar objetivos es una buena práctica, pero a veces carecen de la necesaria fuerza para poner toda la carne en el asador, y que aflore todo nuestro talento.

Cuando me estaba certificando en Coaching, mi profesor Lucas Ricoy me dijo en un momento de la clase, hablando de la formulación de metas, Mª Luisa “La meta te tiene que poner”. Esta frase me ha perseguido desde entonces y me recuerda constantemente que, para sacar todo lo que llevamos dentro, para que de verdad nuestro talento brille, para no distraernos y centrarnos en nuestras metas, éstas tienen que engancharnos, apasionarnos, diría que hasta enloquecernos y obsesionarnos un poco, pero solo un poco. Una dosis justa de cierta locura pasional.

Crear una visión de aquello en lo que me quiero convertir, cómo me quiero ver, que quiero lograr, es el primer paso para hacer crecer nuestro talento. Una visión que tire de nosotros, que nos emocione, que despierte nuestra motivación, que nos impulse a perseguirla día a día, a pesar de obstáculos y contratiempos.

Yo cree esa visión, y surgió una meta “bailar y hacer bailar con las palabras”, el resto de la historia son este blog, mis post semanales, “El Arte de Preguntar en el Mentoring”, “Vine a ser Feliz, no me distraigas”,  las conferencias, los cursos de formación, la certificación en mentoring, y algunos proyectos más, que ya se están asomando a la vuelta de la esquina.

2.- Descarga tu mochila y hazle espacio a tu visión

Lo más difícil no es tener claro lo que queremos o hacia donde queremos ir, lo más difícil es vaciar nuestra mente y nuestra vida de las múltiples distracciones que nos apartan del camino.

Esas distracciones conforman una marea que a veces nos arrastra a un puerto no elegido. Te estoy hablando de las opiniones de los demás, las demandas diarias y urgentes de otros, el móvil, las normas, los “tengo que”, las emociones negativas como el miedo, las creencias limitantes como “el no puedo”, las prisas, las presiones sociales, nuestros conflictos internos no resueltos…..

Todo eso te sobra, te pesa y te resta la energía que necesitas para focalizarte en tu visión. Apartalo, echalo a un lado. Me da igual que sean personas, relaciones, compromisos, actividades, hábitos, etc. Si no contribuyen a realizar tu visión, no debe estar en tu vida.

Vas a necesitar mucho espacio mental, emocional, energético, físico y vital para dar rienda suelta a tu esencia, a tu potencial, así que empieza a liberar espacio.

Este trabajo de limpieza debe ser continuo, debes estar alerta, porque el día a día no se para, y las distracciones siguen acumulándose. Resérvate un espacio para reflexionar y hacer limpieza cada poco tiempo, un espacio para decidir que es lo realmente importante para ti, lo que se queda en tu vida y lo que se va.

Por propia experiencia te digo que esto es fundamental. Yo cada 3-4 meses realizo una pausa mental de desinfoxicación y me aislo del mundo, de internet, teléfonos, lecturas, personas, etc, solo para reflexionar, a veces 1 día, otros 3, y otros 4, los necesarios.

3.- Decide a qué y a quién regalas tu atención, y activa el foco

Allá donde miramos es donde creamos. Si dirigimos nuestra atención a lugares, personas, actividades que no contribuyen a realizar nuestra visión, ésta se irá apagando poco a poco. Si ponemos nuestra atención en una cosa no podemos ponerla en otra, té decides a que le quieres prestar atención, y esa decisión será la responsable de tus resultados.

La atención es nuestra mejor aliada para concentrarnos en nuestra visión, ignorando todo lo demás. Y a la vez nos ayuda a registrar todas las pistas sutiles del entorno que contribuyen a realizar esa visión.

Si activas bien tu foco, se abrirá ante ti todo un mundo de oportunidades que te ayudarán a construir tu visión.  Estar focalizado en ella te llenará de energía y de consciencia, y hará aflorar tu intuición, que es tu mejor mentora.

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4.- Alimenta tu mente, hazla crecer

Explora, indaga, busca, investiga, acércate a todo aquello que tenga que ver con tu visión, con lo que te atrae, te emociona, te fascina, te apasiona. Asiste a talleres, encuentros, conferencias, jornadas de trabajo, reuniones, donde fluyan ideas que puedas estar relacionadas con lo que quieres lograr. Navega en redes sociales, bucea en libros y artículos, comparte ideas, viaja.

Deja que tu mente absorba conocimientos, dales un tiempo y un espacio para que se conozcan y contacten, en el momento menos inesperado surgirá la chispa de la imaginación y la creatividad.

El secreto de la inspiración es alimentarla con todo lo que te interesa realmente, y luego dejarla jugar. La clave para hacer funcionar todo el engranaje consiste en tomarse un tiempo para reposar y reflexionar lo adquirido en cada momento en que hemos estado expuestos a ideas, saberes y conocimientos. Se trata de un tiempo para deliberar de forma consciente sobre lo aprehendido y experimentado.

5.- Acepta la realidad pero transformala

“No podemos cambiar nada hasta que lo aceptamos”. Carl Jung

La realidad es la que es, de poco sirve negarla, mirar hacia otro lado, o resistirse a ella. Los sueños, las visiones y los objetivos se hacen posibles en la realidad. Es la realidad el campo de juego donde se produce el partido de nuestra vida.

Tener clara la realidad en la que tenemos que actuar y aceptarla como lo que es, liberará una energía muy importante para emplearla en transformarla en base a nuestras necesidades. Resistirse a la realidad supone malgastar energía y nos mantiene en la situación, impidiéndonos avanzar, nos hace estancarnos.

Aceptar nos permite elevar nuestras aspiraciones sobre unas bases sólidas y realistas. Mientras no aceptemos la realidad nos mantenemos en el pasado, es el momento en el que aceptamos en el que comenzamos a avanzar hacia el futuro, a construir una nueva realidad.

La mayor parte de las expectativas frustradas, los objetivos no alcanzados y los resultados no deseados se deben a una no aceptación previa de la realidad.

6.- Practica la duda inteligente, conduce a la sabiduría

“Sólo se que no se nada”. Sócrates

Dudar pone en marcha la curiosidad, el deseo de saber, de explorar otros puntos de vista, y esto siempre lleva a una ampliación del conocimiento: se genera un conocimiento basado en el análisis de distintas alternativas, en la valoración de la situación o el problema desde distintos enfoques. Interesarme por lo que los demás opinan, por cómo ven las cosas, creando un diálogo constructivo, ayuda a la reflexión que es lo que nos da un conocimiento más sólido.

La duda inteligente es una actitud de cuestionamiento, que nos lleva a indagar a preguntar y que mantiene despierta a nuestra mente. Con la duda inteligente desarrollamos un espíritu crítico y reflexivo que nos hace más sabios. La duda inteligente nos permite no apegarnos a nuestras creencias sin más, sometíendolas al filo de la navaja de la pregunta.

Según Walter Riso,sin duda inteligente no hay crecimiento personal , y el talento se muere. Olvídate de que las personas seguras no dudan, las más seguras son las que más dudan, generando un proceso de aprendizaje tras cada duda. La duda que es dañina para nuestro talento es la que nos impide avanzar, la que nos mantiene dudando y dudando sobre la misma cosa sin parar.

7.- Pon a bailar tu mente

Parece ser que tenemos dos mentes, una consciente y una inconsciente, dos cerebros, uno derecho y otro izquierdo, un lado más racional y otro más emocional. No pierdas el tiempo en discusiones sobre cual es mejor. El talento necesita de ambos.

Aquellos que presumen de tener más desarrollado un lado que otro, se autolimitan. Eso de “yo no puedo ser creativo porque soy analítico”, o “no puedo ser organizado porque soy creativo”, es una disculpa barata para no cambiar, para no arriesgarse, y para no progresar.

Usamos las dos piernas, los dos brazos, las dos orejas, los dos ojos, ¿por que no vamos a usar por igual los dos cerebros?

A la mente le encanta bailar, si bailar, moverse, dejarse llevar con ritmo dentro de una coreografía, cambiar el paso, el compas, sentir la conexión de dos fuerzas queriendo ser una, el bamboleo de ahora tu, ahora yo. Ahora marca el paso la mente analítica, ahora la creativa. Una veces, si toca concentrarse en una tarea y no distraerse, quien lleva el compas es la mente consciente. Otras por el contrario, si necesito inspiración e ideas, lo marcará la mente inconsciente.

Mi ADNe dice que tengo un 36 de mente analítica (sobre un máximo de 40), estoy en lo que se llama riesgo de saturación, y a mi eso no me ha impedido dar rienda suelta a mi creatividad a lo largo de mi vida, y que se haya plasmado en resultados. Quizás en esto de los resultados haya ayudado mi yo analítico.

Las visiones nacen de nuestro cerebro más emocional, pero la ejecución de los planes de acción para llevarlas a cabo es tarea de nuestro cerebro más racional. Haz que bailen juntos.

A partir de aquí solo te quedan dos cosas más por hacer:

Comparte tu talento, expresa tus aspiraciones, cuenta tus sueños, demuestra tu arte. Haz que resuene por todas partes, pensar en grade se contagia. El talento crece al conectarse con otros.

 Celebra tus logros pero nunca dejes de progresar, de actualizar tu talento. Cuando alcances una meta, eleva tus estándares, impúlsate a desarrollar una nueva habilidad, a explorar una nueva faceta, a cambiar un hábito disfuncional. Es probable que en el sentimiento y sensación de progresos resida parte de nuestra felicidad.

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