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En el 2021 el colegio Saint Nicholas School de Barcelona encarga a la Escuela de Mentoring el diseño de un modelo de mentoring educativo para la orientación vocacional. El objetivo del centro es disponer de un programa de mentoring anual para brindar a su alumnado de 4º de la ESO y Bachillerato un acompañamiento personalizado que les ayude a tomar decisiones sobre su itinerarios formativos de forma segura y alineada con sus intereses vocacionales.  El diseño del modelo, la formación al equipo de dirección del centro sobre el rol de mentor y la puesta en práctica del programa con el alumnado se llevo a cabo durante el curso 2021/22.

Contexto de intervención

El colegio detecta la necesidad de mejorar la ayuda que presta a los alumnos de 4º de la ESO y de Bachillerato en aspectos relacionados con su orientación vocacional: conocimiento de alternativas profesionales, identificación de sus intereses y motivaciones, necesidades formativas, valoración de las alternativas más alineadas con su perfil y vocación. El objetivo último es que sus jóvenes estudiantes puedan tomar decisiones acerca de los itinerarios formativos a cursar, que sean más adecuados para desarrollar en el futuro la profesión o trabajo que desean.

El centro ya hacía intervenciones de orientación y desarrollo con el alumnado, que incluían procesos de coaching para el crecimiento personal y la realización de diferentes test de preferencias profesionales y aptitudes. Sin embargo, les parecía que no cubrían todas las necesidades que los estudiantes tenían.

El mentor educativo aportaba un plus al acompañar al estudiante propiciando un proceso madurativo permanente, a través del cual consigue obtener y procesar información correcta sobre si mismo y de su entorno, dentro de planteamientos intencionales de toma de decisiones razonadas; integrar la constelación de factores que configuran su trayectoria vital; afianzar su autoconcepto a través de experiencias vitales; desplegar las habilidades y actitudes precisas, para conseguir integrar sus decisiones académicas dentro de un proyecto de vida global. Con todo ello se trata de potenciar los procesos de aprendizaje, cambio y desarrollo del estudiante, como persona y como estudiante teniendo en cuenta  su proyección social y profesional.

El objetivo fundamental del mentoring dirigido a  la orientación vocacional es potenciar el desarrollo de las competencias necesarias para identificar, elegir y/o reconducir alternativas personales, académicas y profesionales de acuerdo con su potencial y proyecto vital, contrastadas con las ofrecidas por los entornos formativos, laborales y sociales. 

El reto

Diseñar un Modelo de Mentoring Educativo enfocado en la Orientación Vocacional que cubriera las necesidades y objetivos expuestos y que fuera acorde con la filosofía del centro, sus recursos, el perfil del alumnado, además de integrarse en el ecosistema educativo ya generado por el resto de intervenciones puestas en marcha.

Dicho modelo debía facilitar al alumnado las herramientas para que puedan afrontar de forma satisfactoria su proceso formativo, así como la toma de decisiones relacionadas con su transición académica y la vida sociolaboral activa futura de una manera autónoma y responsable, además de permitirles realizarse como personas en sociedad de una forma sana y satisfactoria.

La solución. 

La intervención de la Escuela de Mentoring se centró en los siguientes aspectos:

  • Diseño de un modelo propio de mentoría vocacional para implementar en los cursos académicos de 4º de la ESO y 1º y 2º Bachillerato, con un total de unos 30 estudiantes por curso.
  • Acompañamiento al equipo directivo del centro durante la implementación del modelo el primer año.
  • Formación en la metodología Integral Generative Mentoring al personal académico del centro para ejercer el rol de mentor educativo.
  • Acompañamiento y supervisión de los procesos de mentoring llevados a cabo por los mentores y mentoras formadas con cada uno de los alumnos y alumnas durante el primer año para facilitar la integración e interiorización de la metodología, acompañando las sesiones formativas con la práctica real de los procesos de mentoring por parte de los mentores

El trabajo se ejecutó desde junio de 2021 hasta junio de 2022. Durante los meses de junio y julio de 2021 se hizo el diseño del modelo y la formación en la metodología de la Escuela de Mentoring que se completó en septiembre. Tras el inicio del curso escolar, en Octubre del 2021 se inicio la implementación del modelo con la realización del programa de mentoring con los estudiantes. A partir de ahí se estuvo acompañando al equipo de dirección del centro y a los mentores y mentoras durante todo el desarrollo de sus procesos de mentoring con el alumnado, combinando formaciones complementarias sobre la metodología y sesiones de supervisión grupal hasta Junio 2022, fecha en la que finalizaron los procesos de mentoring individuales con cada estudiante.

El modelo de mentoring educativo para la orientación académica y vocacional, que diseñamos, se estructuraba en 5 áreas principales: actividades previas, desarrollo de los procesos de mentoring, actividades complementarias, evaluación anual de los procesos de mentoring y actividades de coordinación entre mentores. Todas ellas conforman un itinerario a llevar a cabo todos los años por el centro.

1.- Actividades previas. Se definieron una serie de propuestas para llevar a cabo con anterioridad al inicio de los procesos de mentoring con el alumnado cada año. Su objetivo es acercarlos al mentoring, crear un contexto favorable para el desarrollo de los procesos de mentoring e involucrar a todo el ecosistema educativo que rodea a los alumnos. Las actividades  contempladas en el modelo son:

  • Jornadas de sensibilización con el alumnado sobre mentoring, explicando la figura del mentor como nuevo agente educativo, lo que implica el mentoring y sus beneficios
  • Jornadas de contacto con las familias para explicarles el proyecto de mentoring, testar su nivel de acercamiento al mismo y crear una alianza de trabajo con ellas
  • Cuestionario previo al alumnado en el que se preguntaba sobre las expectativas sobre el proceso de mentoring y la relación con el mentor. Incluía preguntas del ámbito académico y laboral/profesional y también se indagaba sobre aspectos relacionados con el autoconocimiento del alumno y su familia
  • Cumplimentación inicial de la ficha-guía para cada alumno según el modelo de la Escuela de Mentoring en base a la información recogida en el cuestionario previo, los test, la situación académica y anteriores procesos dE mentoring/coaching. Esta ficha se utiliza para documentar anualmente todo el proceso de mentoring
  • Sesión preliminar de 30 minutos con cada alumno para trabajar el compromiso voluntario con el mentoring, clarificar sus expectativas, roles y las reglas del juego

2.-Desarrollo de procesos de mentoring. El modelo se estructura en 8 sesiones de mentoring individuales en el periodo escolar de octubre a junio, a razón de una sesión al mes y de una hora de duración con cada participante. Además, gira en torno a un objetivo individual y personal del mentee, un proyecto personal relacionado con su orientación vocacional que quiere lograr al finalizar el curso. Este punto es esencial para trabajar desde el inicio la orientación al logro y las funciones ejecutivas.

Además, en cada sesión y alrededor del objetivo del proceso, se trabajan 8 metacompetencias que forman parte de la metodología Integral Generative Mentoring, y que la Escuela de Mentoring considera clave para cualquier desempeño personal y profesional exitosos, así como para cualquier proceso de cambio, aprendizaje y desarrollo efectivo. Estas metacompetencias cuyo desarrollo promueve el mentor, son las siguientes:

  1. Autoconocimiento como germen y pilar de la confianza en uno mismo
  2. Formulación de metas auto-concordantes y objetivos con encaje conectadas con nuestro propósito
  3. Empatía contextual para convertir al entorno en un aliado de nuestro aprendizaje y desarrollo
  4. Creatividad como medio para ampliar nuestras perspectivas y posibilidades de acción
  5. Toma de decisiones a través del uso del pensamiento crítico y la creatividad para seleccionar los mejores cursos de acción
  6. Autodominio. Capacidad de autorregularnos para lograr nuestras metas mediante nuestras acciones
  7. Aprendizaje de la experiencia. Creación del hábito diario de la práctica reflexiva para aprender de nuestras acciones, nuestros resultados y sus efectos para mejorar y seguir avanzando
  8. Gestión de las relaciones. Sin buenas relaciones es muy difícil lograr nuestros objetivos y tener éxito en la vida

Dentro del modelo, y la formación a los mentores y mentoras, se facilita los conceptos, claves, habilidades y dinámicas, técnicas y herramientas necesarias para trabajar cada una de estas competencias en las diferentes sesiones de mentoring con el alumnado, de forma adaptada a las edades de los estudiantes.

3.- Actividades complementarias para reforzar los aprendizajes de los procesos de mentoring individuales, que se intercalan a lo largo de estos.

  • Mentoring grupal para conocer de primera mano el mundo profesional
  • Mentoring grupal para familias, con el objetivo de alinear mensajes y ser conscientes de las influencias que pueden condicionar las elecciones de los alumnos
  • Diseño de indicadores de resultados que deben lograr los alumnos en cada curso
  • Mentoring grupal con actividades de refuerzo en base a las necesidades o dificultades que se detectan en los procesos y se repiten en el alumnado

4.-Evaluación anual de los procesos de mentoring. El modelo contempla una evaluación inicial y otra final a nivel de desarrollo de las metacompetencias trabajadas durante el proceso, de cumplimiento del objetivo y de cambios, aprendizajes y evolución experimentada en el alumno.

Igualmente, esta información servirá de base para el inicio del proceso de mentoring en el año siguiente, además de para conocer los resultados del mentoring, las áreas de mejora, la evolución del alumnado, etc.

5.- Actividades de coordinación entre mentores. El modelo contempla que los alumnos participen en un proceso de mentoring anual durante su paso por los cursos de 4º de la ESO, 1º y 2º Bachillerato, es decir, cada alumno/a tendrá 3 procesos de mentoring diferentes y seguidos. Por ello, se recomienda que en cada año el mentor sea diferente para cada alumno y, por tanto, se establecen actividades de coordinación entre el mentor saliente y el entrante a la finalización del proceso de mentoring de cada año.

El resultado

En el programa participaron un total de 38 alumnos de primero y segundo de Bachillerato. Al ser el primer año, el número de sesiones fue de entre 6 y 8 con cada alumno. En las sesiones se trabajaron las 8 metacompetencias definidas en el modelo. Los participantes destacaron la utilidad de las herramientas diseñadas para su desarrollo, especialmente, cómo les habían ayudado a conocerse mejor, ganar confianza, entender el entorno y tomar mejores decisiones.

El CEO del centro, Andrés Rosás, destaca algunos de los beneficios y resultados del proceso:

  • “La implementación ha resultado sencilla al diseñarse el modelo para las necesidades de nuestro centro”
  • “Con las sesiones de mentoring hemos conseguido que los alumnos se centren en su autoconocimiento y se adentren en su interior para analizar y proyectar su vida”
  • “Los alumnos han mejorado en el proceso de toma de decisión sobre la especialidad de bachillerato y/o el grado que van a realizar”
  • “Al contar con herramientas específicas adaptadas para la edad de nuestros estudiantes y al trabajar las 8 metacompetencias, el trabajo con los alumnos en las sesiones resultaba muy satisfactorio y con buenos resultados. Es destacable su compromiso con el programa y su evolución de sesión a sesión”
  • “La formación en la metodología de mentoring nos ha aportado conocimientos específicos y herramientas, pero también nos ha servido para ordenar todo lo que ya veníamos haciendo en materia de orientación vocacional en el centro”
  • “Más del 90% de los alumnos participantes han terminado el proceso muy ilusionados y con ganas de continuar”
  • “Los alumnos han mejorado en aspectos relacionados con la orientación vocacional, pero también hemos constatado que lo han hecho a nivel académico, en autoeficacia, autoestima y en la proyección de su futuro, siendo capaces de contemplar alternativas que antes desconocían”
  • “Para el funcionamiento del modelo este primer año, ha sido clave el acompañamiento de la Escuela de Mentoring durante la puesta en marcha”

Puedes escuchar en nuestro apartado «Las Voces del Mentoring» la entrevista realizada por nuestra mentora acreditada Ana Sanjuan a Andrés Rosas donde comparte lo que ha supuesto para el centro la implementación del mentoring vocacional llevado a cabo por la Escuela de Mentoring.

El programa continua en el curso 2022-2023 para los alumnos de primero y segundo de Bachillerato y se empezará con una sesión de mentoring grupal y una individual para los alumnos de cuarto de la ESO, con el objetivo de ayudarles en la elección del itinerario de Bachillerato que cursarán. Saint Nicholas School dispone de un modelo efectivo de mentoring vocacional y cuenta con todas las herramientas y la experiencia necesarias para hacerlo crecer curso tras curso. 

Autora: Ana Sanjuan

Mentora Acreditada Escuela de Mentoring

La Fundación Princesa de Girona, dentro de su Programa Rescatadores del Talento,  ha contado de nuevo con la Escuela de Mentoring para el diseño y elaboración de los contenidos de la Guía Jóvenes Talento, que formará parte del material de trabajo de los  jóvenes que participan en el Programa con el objetivo de sacar a la luz todo su talento e impulsar el desarrollo de su carrera profesional.

La guía ha sido editada por la Fundación Princesa de Girona en el 2024 en castellano y catalán y serán entregadas a todos los jóvenes que cada año participan en el programa Generación Talento. Se trata de una guía para uso exclusivo de los participantes del programa, dado que ha sido pensada, diseñada y escrita, pensando en sus necesidades y con la idea de ser un soporte para ayudarles durante todo el desarrollo del programa.

En la guía se aborda el concepto de mentoring, las aportaciones de está metodología para el desarrollo del talento, y se aportan pautas para desarrollar un proceso de mentoring para acompañar la transformación del potencial en talento, para optimizar y multiplicar el talento. La guía contienen un capítulo enteramente destinado a herramientas que pueden utilizar los jóvenes para trabajar su autoconocimiento, el diseño de perfil profesional, construir y potenciar su marca personal, el manejo emocional de la entrevista de trabajo, establecimiento de objetivos y diseño de un plan de empleabilidad, y cómo aprovechar al máximo una relación de mentoring para el desarrollo de su potencial y el logro de sus metas.

La guía cuenta con multitud de videos, recursos, recomendaciones, consejos con la idea de que sean una compañera de viaje durante todo el proceso de mentoring para los jóvenes, ampliando la gama de habilidades y recursos para multiplicar su talento.

Se trata de una edición revisada y actualizada, con respecto a la publicada en el 2020, tras varios años de programa. En la revisión y actualización se han tenido en cuenta las sugerencias de los jóvenes a partir de su experiencia de participación en el programa durante todos estos años.

La Fundación Princesa de Girona, dentro de su Programa Generación Talento,  ha contado de nuevo con la Escuela de Mentoring para el diseño y elaboración de los contenidos de la Guía Mentores del Talento, que formará parte del material de trabajo de los Mentores del Programa para acompañar a los Jóvenes en el desarrollo de su carrera y el impulso de su talento y empleabilidad.

La guía ha sido editada por la Fundación Princesa de Girona en el 2024 en castellano y catalán y serán entregadas a todos los mentores que forman parte del programa Generación Talento. Se trata de una guía para uso exclusivo de los participantes del programa, dado que ha sido pensada, diseñada y escrita, pensando en sus necesidades y con la idea de ser un soporte para ayudarles durante todo el desarrollo del programa en su rol como mentores.

En la guía se aborda el concepto de mentoring, las aportaciones de está metodología para el desarrollo del talento, y se aportan pautas para desarrollar un proceso de mentoring para acompañar la transformación del potencial en talento, para optimizar y multiplicar el talento. La guía contienen un capítulo enteramente destinado a herramientas que pueden utilizar los mentores,  para impulsar el desarrollo del talento en campos como el autoconocimiento, diseño de perfil profesional, marca personal, manejo emocional de la entrevista de trabajo, cómo transferir conocimientos y experiencias de una forma efectiva, definición de objetivos profesionales y diseño de un plan de empleabilidad, cómo aprovechar al máximo una relación de mentoring, entre otros temas.

La guía cuenta con multitud de videos, recursos, recomendaciones, consejos con la idea de que sean una compañera de viaje durante todo el proceso de mentoring para los mentores, ampliando la gama de habilidades y recursos en el ejercicio de su rol.

Se trata de una edición revisada y actualizada, con respecto a la publicada en el 2020, tras varios años de programa. En la revisión y actualización se han tenido en cuenta las sugerencias de los mentores, a partir de su experiencia acompañando a los jóvenes durante todos estos años.

Comenzamos la 5º Edición del Programa de Mentoring Deusto Alumni con la Universidad de Deusto, con el objetivo de impulsar la carrera profesional de sus estudiantes y recién licenciados que conforman la red Deusto Alumni.

Hasta Julio 2024 estaremos acompañando, con diversas actividades, a los mentores y mentees de esta 5º edición del programa.

La Universidad de Deusto lleva años apostando por el mentoring para el desarrollo de carrera, y este nuevo programa supone otro nuevo impulso para mejorar el acompañamiento de quienes se inician en el mundo laboral.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En esta 5º edición  trabajaremos sesiones formativas con los mentees, los nuevos mentores y los mentores que ya tiene experiencia de años en el programa.

-27 de Febrero 2024: Formación mentees: Diferencias del mentoring con otras metodologías de desarrollo talento. El rol del mentee, aportaciones y preparación para recibir mentoring: autoconocimiento, formulación de objetivos con encaje, toma de decisiones estratégica.

-28 de Febrero 2024: Formación nuevos mentores: ¿Qué es mentoring? Claves de la metodología Modelo“Integral Generative Mentoring”; La relación y el proceso de mentoring. Las 7 dimensiones del rol de mentor. Estructura de una sesión y una conversación de mentoring

-29 de Febrero 2024: Formación nuevos mentores y mentores anteriores ediciones: Estimular la creatividad del mentee. Agilidad Emocional en el proceso de mentoring.

A lo largo del 2024 continuaremos con la formación de los mentores y la supervisión de sus procesos de mentoring, desarrollando nuevas sesiones durante el mes de Mayo.

Durante todo el programa estaremos acompañaremos a los  mentores para apoyarlos en el desempeño de su rol, así como a la coordinación interna del programa.

Deusto Mentoring Alumni es una relación voluntaria que exige compromiso, donde hay un proceso constructivo entre Mentor/a y mentee, buscando la optimización de su aprendizaje, la confianza y el desarrollo máximo de su potencial humano. La figura del mentor y la mentora, con amplia trayectoria profesional, es clave en el acompañamiento a personas que están comenzando su carrera profesional, de ahí la necesidad de entrenarlos en las habilidades de la inteligencia relacional y conversacional, que forman parte del rol de mentor.

Si quieres conocer más sobre el mentoring en Deusto Alumni no te pierdas los videos grabados durante ediciones anteriores. 

La energía es el combustible que nos pone en marcha, que nos mueve. Parte de ella proviene de nuestras emociones, que son energía que pide movimiento y, por tanto, nos llevan de un lugar a otro, a veces sin ser conscientes de ello. Las emociones dirigen nuestra atención, condicionan la realidad que percibimos y, con ello, nuestras decisiones y nuestras acciones.

Las emociones, que percibimos como negativas, nos ponen a la defensiva, nos bloquean y hacen salir a escena a nuestro ego, porque, desde el punto de vista evolutivo, su función es defendernos, protegernos y garantizar nuestra supervivencia. El problema es que a veces concebimos como amenazas a nuestra supervivencia situaciones que solo son desagradables, no encajan en nuestros esquemas mentales, no sabemos como resolver. Es aquí donde el ego entra en acción, haciendo de escudo, pues es nuestra armadura de protección frente a las amenazas externas, que nos ayuda a resistir y defendernos de los golpes de la vida. Cuando algo que no nos gusta, lo vivimos como una amenaza, se disparan una emocionalidad negativa que secuestra nuestra atención y disminuye nuestra capacidad de empatía y nuestras habilidades sociales, porque el ego toma el control.

Imagínate por un momento en una sala acristalada llena de gente amenamente conversando. De repente, se rompe uno de los cristales de la sala, formando un gran estruendo. ¿A donde se dirige nuestra atención? Hacia el lugar de donde procede el ruido, ¿qué emoción se activa ante el sonido de los cristales rotos y el el caos que todo ello provoca ? El miedo, porque entramos en modo supervivencia, tememos por nuestra vida y toda nuestra atención se concentra en salir ilesos de la situación.

¿Qué probabilidades hay de que nos paremos a analizar serenamente la situación para determinar la realidad exacta del peligro? Muy pocas, si todo a nuestro alrededor es confusión, algún que otro grito, nerviosismo, personas asustadas, confusas e, incluso, heridas. ¿Alguien será capaz de ser empático y pensar en los demás, ayudándolos a salir, a tranquilizarse?

Esa misma agresión y esa misma reacción experimenta nuestro ego cuando se ve atacado, por ejemplo, cuando alguien nos cuestiona, o no nos presta atención. Entramos en modo defensivo, porque el miedo se apodera de nosotros aunque no haya una situación de peligro real para nuestra vida. Nuestro ego se siente amenazado y reacciona ante una emoción negativa como el miedo, la vergüenza, o el enojo.

Al defendernos cerramos puertas, instalamos barreras, nos atrincheramos en nuestra realidad y no dejamos entrar nada del exterior, neutralizamos cualquier entrada externa (ideas, emociones, sensaciones) porque las percibimos como amenazas. Con ello dejamos de escuchar, nos enfrascamos en un diálogo interno, dejamos de contemplar e, incluso, de sentir, perdiéndonos valiosas informaciones, puntos de vista, intercambios y experiencias. Las emociones negativas nos aíslan y limitan.

Las emociones positivas sin embargo nos conectan, nos vinculan a los demás, generan relaciones e intercambios. Son expansivas y creativas. Pensemos en la risa o la sonrisa, que son el efecto de la alegría, y en como atrapan nuestra atención positivamente. Si llegamos a un mostrador para que atiendan nuestra petición,tenemos cuatro personas disponibles, dos de ellas con cara muy seria y otras dos sonriendo, ¿a cuál nos dirigimos? ¿Cuál creemos que nos va a atender mejor?

Barbara Fredrickson lleva muchos años investigando los beneficios de las emociones positivas en las personas, señalando que mejoran nuestra capacidad de aprendizaje, nuestra apertura mental, nuestra resiliencia, nuestro rendimiento y nuestra salud, entre otros muchos efectos.

Si queremos crecer como personas, lograr nuestras metas, ser efectivos ayudando a otros como líderes, educadores, mentores u otros roles, ser felices y tener relaciones enriquecedoras tenemos que aprender a cultivar nuestro propio jardín de emociones positivas. Según Fredrickson, las 10 emociones positivas que debemos cultivar son: alegría, gratitud, serenidad, interés, esperanza, orgullo, diversión, inspiración, asombro y amor. Si quieres conocer más sobre ellas, te invito a leer mi libro «Vine a se feliz, no me distraigas. Bitácora de la Felicidad»

Por ejemplo, la Alegría genera energía y vitalidad, impulsa a la acción, despierta el interés por el juego y la creatividad. La Serenidad nos permite contemplar las situaciones con más perspectiva y ecuanimidad, lo que favorece la toma de decisiones sabias. El Interés activa nuestra atención, pone nuestra mente a funcionar, nos invita a investigar, nos empuja a la exploración y el aprendizaje. Cada emoción positiva nos aporta recursos diferentes, por eso las emociones son nuestras mejores aliadas si hacemos que jueguen a nuestro favor, para ello debemos saber gestionarlas de una forma inteligente.

Cultivar nuestras emociones positivas y gestionarlas satisfactoriamente significa saber inducir conscientemente la emoción que necesitamos en cada momento, saber apartar nuestra atención de las emociones negativas cuando sea necesario, trabajarlas y aprender de ellas. Este aprendizaje emocional será el mejor recurso que tendremos para ayudar a otros a ser más emocionalmente inteligentes.

Si estoy en un estado de euforia, porque he recibido una noticia muy deseada e importante para mi, y tengo que tomar una decisión compleja y relevante, necesitare inducir un estado de serenidad para que aflore mi sabiduría, que la euforia suele bloquear. Para ello, podré utilizar «llaves emocionales«, estrategias y recursos que me permiten inducir distintos estados emocionales. En el caso de querer atraer la serenidad, esas llaves pueden ser caminar 15 minutos al aire libre, ejercicios de respiración profunda, 15 minutos de silencio y desconexión total del mundo exterior o escuchar una música que me serene.

Nuestra energía vital y nuestros resultados dependen de estar conectado con nuestras emociones, de saber reconocerlas al instante, de etiquetarlas, desentrañar la información que nos aportan y aceptarla, de ser conscientes si son las más adecuadas para lo que la situación requiere, de saber hacia que emoción tengo que transitar y cómo hacerlo. Esto es inteligencia emocional, saber generar los estados emocionales necesarios para ejercer nuestros roles en cada momento. Esto es lo que nos convierte en líderes, mentores y personas resonantes y excelentes.

Transitar de una emoción negativa a una positiva no es solo cuestión de actitud o pensamiento positivo, requiere también de mucha reflexión e inteligencia. Entre otras cosas, precisamos saber que emoción positiva en concreto tengo que inducir para contrarrestar la emoción negativa que me tiene secuestrado. Así por ejemplo, si estamos trabajando con un cliente que está preso del miedo y la preocupación, no conseguiremos que salga de ese estado a través de generar alegría y entusiasmo, sino que necesitaremos trabajar con el la confianza y la esperanza.

Haces unas semanas estuve impartiendo un taller para 12 personas en el que, entre otras habilidades, trabajamos la de dar y recibir feedback. Nada más terminar de describir la dinámica que íbamos a desarrollar percibí que dos personas del grupo no se sentían cómodas, una literalmente se replegó en sí misma, cruzando sus brazos delante del cuerpo y apretándolos fuerte y  cambio el color y la expresión de su rostro. Sentí su irá primero, y su miedo después. Deje un espacio para que cada uno expresara su posición hacia la dinámica. La persona que había cruzado los brazos la cuestiono y manifestó abiertamente su resistencia hacia ella, es decir, que no quería hacerla.

Lo primero no insistí, ni trate de convencerla y le dije que podía participar observando, para que se sintiera más tranquila y  rebajar la ansiedad que percibía por su parte ante la dinámica. Comencé por otras personas del grupo que las veía más receptivas, manteniendo en todo momento contacto, a través del lenguaje no verbal, con todos, incluida la persona de los brazos cruzados, para que se sintiera parte de la dinámica, acompañando sus silencios y sus intervenciones, reforzando sus aportaciones para que se fuera sintiendo más segura y apreciada. Poco a poco su actitud fue cambiando, los brazos se desataron, la postura se relajó, fue entrando en la dinámica, y hasta comenzó a sonreír y compartir alguna carcajada.

Es un ejemplo de como ayudar a transitar emocionalmente a otra persona través de la resonancia emocional. Los resultados son tremendamente satisfactorios y gratificantes. Para ello también tenemos que ser conscientes de nuestras emociones y cómo nos hacen reaccionar. Si yo me siento cuestionada y atacada porque alguien no quiere hacer la dinámica que propongo e, incluso, la cuestiona es probable que no hubiera reaccionado como lo hice y se generara en el grupo y la sala una resonancia negativa. Al comportarme con empatía y serenidad la vibración transmitida fue esta y resultó más fácil crear un puente de conexión con la persona que no estaba conectada con la dinámica. Cuando resonamos en la vibración adecuada contribuimos al tránsito emocional de otros, que se abren a experimentar, ver de otra forma las cosas y aprovechar las oportunidades que cada situación nos brinda para seguir creciendo. Resonar emocionalmente de forma efectiva, como mentores, es una forma de ampliar las posibilidades de pensamiento y acción de nuestros clientes. 

El efecto de la resonancia es muy importante en el aprendizaje y desarrollo. La resonancia emocional nos permite conectar con las personas y se abren al aprendizaje, si además, nuestro ejemplo, nuestras preguntas, nuestras experiencias conectan con ellos, les servirán como recurso para guiar su desarrollo cuando no estamos presentes.

La resonancia amplifica y prolonga el impacto de las palabras, las acciones, las sensaciones y los aprendizajes. La resonancia hace que dejes huella positiva en la mente, el corazón y el alma de las personas. Hacen que tus mensajes se mantengan presentes a pesar de la distancia, que tu impronta permanezca viva a pesar del tiempo, que los aprendizajes que hayas podido provocar resuenen una y otra vez, como si estuvieran flotando en el aire. Es un sonido que vibra, que impulsa, que engrandece a las personas. Es un sonido que les penetra tan profundamente que se mantiene vivo dentro de ellas, transformándose e un aprendizaje propio y significativo, y eso es lo que hace que aflore en los momentos vitales y decisivos, convirtiéndolo en uno de sus mejores recursos para el cambio y el logro de metas.

Para ayudar a crecer a otros, a desarrollar todo su potencial y lograr sus metas tenemos que aprender a resonar como líderes, como mentores y como personas. Todos deberíamos preguntarnos si con nuestras palabras y acciones estamos sonando o resonando.

Jaime Rodríguez Parrondo firma el artículo «Autoconocimiento: el mejor aliado del líder», publicado en el Diario El País el 24 de Octubre 2023, resaltando la importancia del autoconocimiento en el liderazgo, especialmente, en momentos de crisis, estrés, presión o desmotivación.

Estar listo para enfrentarse a los desafíos constantes del liderazgo, incluso en momentos de estrés o agotamiento emocional, precisa de entrenamiento para tomar conciencia de lo que está pasando y ponerle solución. Jaime Rodríguez Parrondo.

Nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, es una de las expertas entrevistadas en el artículo, en el que traslada su visión y experiencia en el acompañamiento y desarrollo de líderes, junto a otros  expertos como de Antonio Nuñez Martin, Senior Partner at Parangon Partners, Ludovica Chiesa Ghio, Socia en Barna Consulting Group, David Cabero, General Manager Europe BIC Group, Antonio Peñalver Martínez, Socio Director en People First Consulting y Beatriz Valderrama, presidenta de EMCC Spain.

Para la Escuela de Mentoring, el autoconocimiento es la metacompetencia número uno para desarrollar cualquier otra competencia, entre ellas la de liderarse a uno mismo y a los demás.

Los líderes también atraviesan «horas bajas» en las que su energía y perspectiva se puede ver comprometida. El autoconocimiento, las consciencia, recuperar la brújula y fortalecerse es clave y el coaching y el mentoring pueden contribuir a ello: «les ayuda a identificar puntos ciegos y desarrollar su consciencia externa e inteligencia contextual”.

Los líderes necesitan más que nunca mirarse hacia dentro y hacia fuera con profundidad y a la vez perspectiva. Ser coherentes, empáticos, buenos escuchantes, actuar con integridad y tenerlo todos los días presente.

Hay muchas claves e ideas útiles en este artículo, te invitamos a leerlo completo en el Diario El País, en este enlace. 

 

En la Escuela de Mentoring llevamos años acompañando a líderes en su desarrollo, a través de formación in company y procesos de coaching/mentoring ejecutivo. También te recomendados la lectura del último libro de nuestra Directora Ejecutiva, Maria Luisa de Miguel, citado en el artículo, «La Alquimia de la motivación, como motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito» Ediciones Pirámide 2022.  Se trata de una herramienta básica para cualquier líder, que quiera profundizar en su autoconocimiento motivacional para conocer como influye en su estilo de liderazgo, en las relaciones con sus colaboradores, en sus niveles de estrés, su bienestar y su efectividad en el desempeño de su rol. Te aportará claves para saber como autorregularte motivacionalmente y gestionar tu energía de forma óptima para ponerla al servicio de tu liderazgo y del desarrollo de tus colaboradores.

El mentoring es una de las prácticas más potentes para el desarrollo del talento, el liderazgo y las habilidades que una empresa necesita para ser competitiva. Actualmente es un nuevo perfil profesional muy demandado en el área de la consultoría y también dentro de las organizaciones en el área estratégica, corporativa y de recursos humanos.

El mentoring es una de las metologías más prácticas, rápidas y efectivas para el desarrollo de habilidades directivas. Además, cada vez más la gestión de personas en las organizaciones requiere de personas formadas en un estilo de liderazgo mentor, enfocado a explorar el potencial de sus colaboradores y sacarle el máximo provecho.

La Escuela de Mentoring es pionera en España y Latam en el campo del mentoring, en el que lleva trabajando desde el año 2002 para todo tipo de organizaciones, empresas, entidades públicas y privadas. Es la primera Escuela de Mentoring certificada de España, y trabaja con una metodología propia, Integral Generative Mentoring, que ha sido validada a lo largo de los años. Lo que la diferencia es la integración del I+D+I en el Mentoring: Investigación continua para mejorar el conocimiento sobre esta práctica, aprendizaje a través de la experiencia en el Desarrollo de programas de mentoring, e Innovación surgida de la evaluación de los programas, feedback de los participantes y nuestra red internacional de mentoring. Nuestro Programa de Certificación Internacional en Mentoring, está  acreditado por la Asociación Internacional de Coaching y Mentoring.

 

En el 2019 la Escuela de Mentoring ha sido reconocida en los Premios Excelencia Educativa como la mejor Escuela de Negocios especializada en mentoring, así como por la innovación en sus programas formativos en mentoring.

 

Ahora tienes la oportunidad de certificarte como mentor o mentora profesional y aplicar la metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING, propiedad de la Escuela de Mentoring, a tu trabajo en el ámbito de la consultoría, educación, orientación profesional, gestión del talento, RRHH, dirección de empresas, liderazgo de personas y equipos. El programa de Certificación en Mentoring se desarrollará de forma virtual a lo largo de 10 meses desde el 08/03/2024.

El programa consta de 10 módulos de contenidos teóricos, clases virtuales, ejercicios prácticos y test de autoevaluación, más 45 sesiones prácticas de mentoring supervisadas y un proceso de mentoring con un de nuestros mentores profesionales acreditados.

 

Ser mentor o mentora será un factor de diferenciación y excelencia en un futuro que ya es presente, dentro de múltiples ámbitos: recursos humanos, liderazgo, consultoría, ámbito educativo, orientación laboral, mejora de la empleabilidad, desarrollo del talento, carrera profesional…..

Puedes consultar toda la información (contenidos, requisitos, precios, descuentos, formas de pago y plazos, calendario sesiones virtuales, etc.:) sobre el Programa de Certificación Internacional en Mentoring Virtual 2024 en este enlace: CONSULTAR DOSSIER CERTIFICACION MENTORING VIRTUAL 2024

Iniciamos el 08/03/2024 y el plazo para las inscripciones finaliza el 23/02/2024 y solo hay 14 plazas disponibles. Puedes obtener más información y realizar la inscripción a través de este enlace  o escribiendo a info@escueladementoring.com

 

El mentoring es una de las prácticas más potentes para el desarrollo del talento, el liderazgo y las habilidades que una empresa necesita para ser competitiva. Actualmente es un nuevo perfil profesional muy demandado en el área de la consultoría y también dentro de las organizaciones en el área estratégica, corporativa y de recursos humanos.

El mentoring es una de las metologías más prácticas, rápidas y efectivas para el desarrollo de habilidades directivas. Además, cada vez más la gestión de personas en las organizaciones requiere de personas formadas en un estilo de liderazgo mentor, enfocado a explorar el potencial de sus colaboradores y sacarle el máximo provecho.

La Escuela de Mentoring es pionera en España y Latam en el campo del mentoring, en el que lleva trabajando desde el año 2002 para todo tipo de organizaciones, empresas, entidades públicas y privadas. Es la primera Escuela de Mentoring certificada de España, y trabaja con una metodología propia, Integral Generative Mentoring, que ha sido validada a lo largo de los años. Lo que la diferencia es la integración del I+D+I en el Mentoring: Investigación continua para mejorar el conocimiento sobre esta práctica, aprendizaje a través de la experiencia en el Desarrollo de programas de mentoring, e Innovación surgida de la evaluación de los programas, feedback de los participantes y nuestra red internacional de mentoring. Nuestro Programa de Certificación Internacional en Mentoring, está  acreditado por la Asociación Internacional de Coaching y Mentoring.

 

En el 2019 la Escuela de Mentoring ha sido reconocida en los Premios Excelencia Educativa como la mejor Escuela de Negocios especializada en mentoring, así como por la innovación en sus programas formativos en mentoring.

 

Ahora tienes la oportunidad de certificarte como mentor o mentora profesional y aplicar la metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING, propiedad de la Escuela de Mentoring, a tu trabajo en el ámbito de la consultoría, educación, orientación profesional, gestión del talento, RRHH, dirección de empresas, liderazgo de personas y equipos. El programa de Certificación en Mentoring se desarrollará de forma virtual a lo largo de 10 meses desde el 08/03/2024.

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¿Cuántos pensamientos y acciones, que llevamos a cabo habitualmente, atrapan nuestra atención, nuestro tiempo y nuestra energía? ¿Cuanto nos desvían del logro de nuestras metas?

Todos caemos día a día en nuestras propias trampas mentales, pero ¿sabemos cuales son? En este primer post te descubro las que he ido identificando a lo largo de mis años de experiencia como coach y mentora. Seguro que hay alguna más, aunque si logras liberarte de las 7 que aquí te muestro estarás más cerca de alcanzar tus metas.

-La trampa de la persistencia
-La trampa del exceso
-La trampa de la fijación
-La trampa de «debería haber hecho»
-La trampa de la procrastinación
-La trampa de la multitarea
-La trampa de la actividad

Las trampas mentales son patrones de pensamiento y hábitos de conducta que repetimos inconscientemente día a día, que no  nos reportan ninguna utilidad y nos alejan de nuestros objetivos. Son formas de pensamiento improductivas y absolutas pérdidas de tiempo. Sin embargo, nos resulta díficil deshacernos de ellas porque tienen tres características que las hacen muy resistentes:

– son inconscientes, no nos damos cuenta de que están ahí.

– son aparentemente inocuas, no vemos el perjuicio que nos causan o no nos parece lo suficientemente importante.

– son familiares, llevan mucho tiempo con nosotros y hasta les hemos agarrado cariño y confianza. Se han convertido en un hábito.

Son estas tres características las que explican por que el mentoring es una metodología muy eficaz para combatirlas. Al trabajar la CONSCIENCIA las hacemos visibles, nos damos cuenta de su existencia. Luego tomamos RESPONSABILIDAD sobre ellas y reconocemos el perjuicio que nos causan y su inutilidad, así como el beneficio que nos reporta deshacernos de ellas, activando los recursos necesarios para hacerlo. Y por último, tomamos la determinación de expulsarlas de nuestras vidas y emprendemos las ACCIONES necesarias para ello.

Veamos como descubrir cada una de estas trampas mentales:

1.- La trampa de la persistencia: continuar con una actividad o un proyecto que ha dejado de tener sentido o valor para nosotros.

Ejemplo: nos asociamos con otras personas para llevar a cabo un proyecto que nos ilusiona. Van pasando los meses y debido a la diversidad de opiniones se van incorporando modificaciones al proyecto hasta convertirlo en algo muy distinto al inicial. El proyecto ya no nos ilusiona, ni nos motiva y no tiene nada que ver con nuestros intereses, y aún así, seguimos involucrados e invirtiendo nuestro tiempo en él, aunque dejarlo no nos suponga ningún perjuicio.

Cuando iniciamos el proyecto o la actividad si tenía un valor, pero en el camino dejo de tenerlo. A pesar de ello, seguimos insistiendo, persistiendo por no ver que ya no nos aporta valor o no querer asumirlo. Persistir es una trampa mental porque nos lleva a seguir dando nuestro tiempo y esfuerzo en algo que ha dejado de tener sentido o de contribuir al logro de nuestros intereses y objetivos.

Persistir es muy distinto de perseverar, que implica firmeza en la consecución de los objetivos a pesar de las dificultades y los obstáculos.

Detrás de la persistencia está la creencia limitante de que hay que acabar todo lo que se empieza. También está la idea de que abandonar implica fracasar o perder todo lo invertido (tiempo, dinero, trabajo) hasta la fecha en el proyecto o actividad, cuando la pregunta es ¿y lo que voy a seguir invirtiendo sin ninguna utilidad? ¿Y lo que voy a perder de emplear en actividades más productivas o más conectadas con mi meta?

También nos engañamos pensando únicamente en los perjuicios de abandonar, sin prestar atención a los beneficios. Es nuestra manera de justificar la persistencia.

Lo que te desconecte, te aleje o te desvié de tu meta y tu propósito ha perdido su valor, abandonalo y no dejes que te atrape.

2.-La trampa del exceso: invertir más esfuerzo, dinero o tiempo del necesario en una actividad, cuando esa dosis extra no aporta más rentabilidad, más beneficio, significado o no es necesario para lograr el objetivo. Los medios exceden lo necesario para lograr el fin.

Ejemplo: revisar por cuarta vez un informe que estaba muy bien, dedicar 4 horas a pedir y valorar presupuestos de algo en lo que el ahorro de costes puede ser de 30 euros, hacer el enésimo curso sobre metodologías ágiles para comenzar a implementarlas porque nunca me parece estar lo suficientemente preparado para ello.

Detrás de esta trampa mental está la creencia de que hay que ser perfecto, de ten cuidado que puede fallar algo, faltar algo. También está la necesidad de tener una certeza absoluta para estar seguros de algo, lo cual es una ilusión inalcanzable.

Hay un momento en el que hay que decidir parar, porque sino siempre se podrá hacer algo más, mirar algo mas, comprobar algo mas. Ese momento es cuando el beneficio es menor a la inversión. Si sientes que trabajas mucho y obtienes poco, o no avanzas mucho, a lo mejor estas atrapado por el exceso.

3.-La trampa de la fijación: continuar fijado en el logro de un objetivo o tarea cuando su avance esta detenido en espera de la intervención de un tercero, sobre lo que no tenemos ningún control directo.

Ejemplo: Estamos organizando una reunión en la que vamos a intervenir para las 15 horas y a las 14:15 lo tenemos ya todo listo y terminado. La tarea se completará cuando intervengamos en la reunión, hasta ahora todo lo que dependía de nosotros esta hecho y lo que falta para concluir el trabajo es que se celebré la reunión, que depende de que llegue la hora prevista para la misma y los asistentes, lo que escapa a nuestro control directo.

En estos casos lo que hacemos es volver a repasar todo lo concerniente a la reunión, estar mirando el reloj para que llegue la hora, impacientarnos, anticipar escenarios de la reunión, preocuparnos por lo que pueda suceder, etc. Lo más productivo seria aprovechar esos 45 minutos para pensar en otras cosas, para ir a dar un paseo y despejarnos, dejar nuestra mente errante y aprovechar ese tiempo sin tener que hacer nada para divagar, todo lo cual favorece la creatividad. O simplemente podemos realizar otras tareas pendientes y adelantar trabajo.

La fijación nos puede atrapar durante días y semanas, y nos impide disfrutar del tiempo libre, de aprovecharlo adecuadamente. Es estar pensando en todo lo que tengo que hacer el lunes, cuando hoy todavía es domingo.

Detrás de esta trampa mental están las creencias de que estar ocioso es de vagos, que hay que estar siempre ocupado, que tenemos que tener el control sobre todo lo que nos rodea. La fijación es además una mala gestión de la atención, pues implica no saber cambiar el foco para detectar oportunidades.

Si no tienes control directo sobre lo que tiene que pasar para lograr el objetivo o cumplir tu trabajo, olvídate de ambos y concéntrate solo en lo que depende de ti aquí y ahora.

En este otro artículo puedes seguir descubriendo nuevas trampas y como combatirlas.

 

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

 

¿Te imaginas una lucha entre una pulga y un elefante? A parte de ser una batalla perdida, que no te llevará a ganar ninguna guerra, es una lucha agotadora y desgastante. Sin embargo, todos los días la peleamos, sin ser conscientes de ello, porque vivimos inmersos en un conflicto entre lo que realmente queremos conseguir y lo que nuestras creencias limitantes nos dejan.

Todos conocemos la metáfora del iceberg y la mente: nuestra mente es un como un iceberg, donde lo que realmente controlamos y somos capaces de ver, nuestra mente consciente, es una parte muy ínfima de la totalidad. Debajo de la superficie hay un mundo inabarcable de emociones no expresadas, impulsores de la personalidad, miedos, creencias limitantes, trampas mentales, prejuicios y otras malezas, como diría Sócrates. Ese territorio subterráneo es nuestra mente inconsciente, la que coge el timón de nuestra vida sin avisar, en muchas ocasiones. La responsable de esas decisiones, esas acciones y esos resultados, que a veces no entendemos.

Te invito a pensar en esa zona sumergida del iceberg como si fuera un elefante y la punta, que asoma a la superficie,  una pulga montada sobre el elefante. ¿Te imaginas quien va a decidir hacia donde ir? Por muy fastidiosa e insistente que se ponga la pulga con órdenes, indicaciones, argumentos, contrargumentos, poniendo toda su pasión, energía, pensamiento positivo, y lo que pueda caber en el cuerpecito de una pulga, la fuerza del elefante es difícilmente superable.

Para que te hagas una idea de la magnitud de la lucha, según George Miller, la mente consciente (nuestra pulga) lanza un promedio de 20 a 40 disparos neuronales por segundo (corrientes de información que viajan por nuestro cuerpo para responder a los estímulos exteriores). La mente inconsciente (nuestro elefante) lanza de 20 a 40 millones de disparos por segundo. Con este desequilibrio de artillería las opciones de victoria son muy limitadas.

Las creencias limitantes viven agazapadas en los surcos profundos de nuestra mente inconsciente y se disparan a la velocidad de la luz cada vez que un acontecimiento externo (una palabra, un gesto, una persona, un comentario, un resultado, un comportamiento) las despierta. Porque a pesar de habitar en las profundidades no están dormidas, sino en situación de vigilia permanente. Se ponen en movimiento con cada vibración exterior que las hace resonar.

En la mayor parte de los casos, no sabemos cuando se instalaron allí porque seguro fue hace mucho tiempo (de niños, en la adolescencia, incluso en la adultez temprana), no sabemos como se llaman y no sabemos que las hace despertar. Son limitantes porque están en conflicto con nuestros objetivos, metas y valores conscientes.

Puede ser que un día, cuando tenías 7 años, tu padre te prometió ir a verte jugar en un partido de fútbol muy importante para ti y se perdió tu gran gol porque no pudo ir, ya que le surgió un imprevisto importante en el trabajo. Desde nuestra mente adulta y racional este episodio puede resultar una tontería y lo entendemos perfectamente, pero cuando tenías 7 años tu elefante, que ya era muy grande, lo vivió como una traición, una decepción, un abandono, una desilusión imperdonable de la persona en la que más confiabas. Y tu elefante, con toda su fuerza, decidió que «no se puede confiar en la gente porque tarde o temprano te fallan», y te lo creíste, porque quién es una pulga para contradecir a un elefante.

Y ahora viene lo mejor, hoy con treinta y tantos o más, eres líder de un proyecto en el que dependes de mucha gente para lograr tus objetivos, como todos los líderes, y te cargas de más y más trabajo que tienen que hacer otros. Y todos los días tu pulga se repite voy a delegar más, voy a exigir que cada uno asuma sus responsabilidades, pero tu elefante decide seguir sin delegar y haciendo el trabajo de los demás. Y seguro que tu pulga para justificar ese comportamiento te dice cosas como: «sin mi el equipo esta perdido», «no van a saber hacerlo tan bien y tan rápido como yo» «estoy rodeado de incompetentes», etc, etc, etc.

Sientes que no disfrutas del trabajo porque, además de la sobrecarga laboral, estas en situación de alerta permanente pensando en quién te va a fallar Y sometes a tu equipo a un control tan férreo que anulas su capacidad de pensar, de decidir, de actuar, contagiándoles tu miedo a fallar, que es el miedo de tu elefante. Un día, como no podía ser de otro modo, alguien del equipo no entrega algo a tiempo, el elefante se traga a la pulga y desata toda su furia contra el mundo, la que quedo atrapada el día que marcaste tu histórico gol y tu padre no pudo verlo.

Así nace, se reproduce y actúa una creencia limitante. Así lo explican, muy bien, con la metáfora de la pulga y el elefante, los psicólogos George Pratt y Peter Lambrou en su libro «El Código de la Felicidad». La mente inconsciente funciona principalmente por asociación, prestando atención a la resonancia emocional. Cuando tenemos una experiencia en el presente, nuestra mente inconsciente busca automáticamente experiencias del pasado que le resuenan a lo mismo. ¿Estas empezando a comprender lo que te pasa con algunas personas, tu actitud hacia ellas, tu comportamiento? ¿Qué te resuena dentro cuando estas frente a ellas? ¿Cuanto es realidad presente y cuanto suposición pasada?

La asociación entre la experiencia presente y pasada pocas veces pasa al consciente, por tanto, nuestra acción, nuestra respuesta al presente es elegida de forma inconsciente. Como ya te he contado, nuestro elefante es más rápido y fuerte que nuestra pulga. El problema adicional es que muchas de nuestras experiencias pasadas se alojaron en nuestra mente inconsciente de una forma adulterada, no tal y como realmente fueron, sino tal y como las interpretamos nosotros, con la carga emocional y valorativa que les imprimimos.

Es esa misma emoción y carga valorativa del pasado la que derramamos sin consciencia en la experiencia presente, aunque sean dos situaciones totalmente distintas (no es el mismo tiempo, las mismas personas, el mismo contexto y los mismos hechos). La descarga de ira contra el mundo por el fallo de un miembro del equipo, le ha ganado la batalla a la posibilidad de averiguar que paso realmente para que se produjera el incumplimiento de entrega, que parte de responsabilidad previa tienes tu sobrecargando con controles y desconfianza al equipo, si es un fallo insalvable o no, etc.

Las recetas, que algunos proponen, para estas dinámicas es que cambies tu actitud, que empieces a confiar más en los demás, que utilices el pensamiento positivo, que te repitas todos los días a todas horas «se puede confiar en la gente» «a la gente hay que darles la oportunidad de confiar en ello» «cuando confías la gente trabaja mejor», etc.  Sin embargo, como advierten George Pratt y Peter Lambrou, la fuerza del pensamiento positivo es la fuerza de la pulga luchando contra el elefante, no es suficiente para cambiar las cosas y puede llegar a suponer un ingente consumo de energía.

Entonces ¿qué puede hacer la pulga con el elefante? Te cuento propongo algunas estrategias:

1.- Averigua en que cree tu elefante. Descubre cual es la creencia limitante por la que se guía. De una manera genérica podríamos hablar de 7 tipos de creencias que se repiten en la mayor parte de las personas.

– No estoy a salvo, el mundo es peligroso. Ten cuidado

– No valgo nada o no valgo lo suficiente, no puedo conseguir lo que quiero, los demás son mejores, tengo que esforzarme por ser perfecto.

– Estoy indefenso, las cosas escapan a mi control, no puedo hacer nada, soy una víctima. Necesito que me salven

– No merezco que me quieran, no soy soy lo bastante buena por eso me abandonan

– No puedo confiar en nadie porque siempre me acaban fallando

– Soy malo, hay algo en mi que no funciona, que no está bien. Estropeó las cosas

– Estoy solo, siento que no pertenezco a este mundo, que no me entienden, que soy distinto, que no conecto

Cada uno de nosotros se ve afectado por una o dos, tres como máximo, de las señaladas, y a veces actúan en combinación. Indaga en acontecimientos pasados, aparentemente sin importancia, principalmente en tu infancia, que te resuenen emocionalmente a una de estas creencias.

2.- Intenta comprender a tu elefante: como se sintió, que necesitaba y no tuvo, no le juzgues. Piensa ahora en un pasado más reciente, en situaciones que asocies con las creencias detectadas. Haz una nueva lectura de las mismas, volviendo a empatizar con tu elefante.

Determina claramente que necesita tu elefante, que esta pidiendo a gritos cada vez que aparece la creencia, y pídele a tu pulga, no a la de otros que se lo de. A veces sencillos ejercicios de respiración pueden servirle a la pulga para frenar y calmar al elefante,  darle lo que necesita y lograr que camine en la dirección del objetivo a lograr.

3.- Escribe en un papel cada una de tus creencias limitantes, como te hacen sentir, que no te gusta de ellas, que te impulsan a hacer que no quieres. Léelo y si no quieres que siga formando parte de tu vida estruja ese papel y tíralo a una palera fuera de tu entorno habitual, como acto simbólico y ritual para expulsarlas de tu vida. Aléjate lentamente de la papelera mirando como va quedando atrás junto con tus creencias.

4.- Visualiza como será tu vida si esas creencias limitantes, siéntelo y escucha lo que te dices. Mantén esa imagen viva en tu mente. Asóciala con un símbolo y, si quieres, haz un collage de imágenes con fotografías de revista para recordártela.

5.- Por la noche, cada día, justo antes de dormir, escribe en una hoja o libreta, que tendrás siempre cerca en tu habitación, las nuevas creencias que quieres que formen parte de tu vida, que cuestionan y contradicen las que abandonaste en la papelera.

Por ejemplo, si tu creencia limitante es «soy malo, algo falla en mi». Tu creencia potenciadora puede ser «aporto cosas buenas a muchas personas que conozco».  Acompaña cada nueva creencia potenciadora con ejemplos concretos y claros de esas cosas buenas que aportas. Revisa esta lista todos los días al acostarte y al levantarte durante, al menos, 30 días y luego todas las veces que creas necesario, cuando dudes o te sientas menos fuerte para luchar contra tu elefante.

6.-Cada día pon en práctica una acción que refuerce tu creencia potenciadora y escribe los resultados por la noche para ir incrementando su fuerza y con ello tu confianza y seguridad en ella como nueva guía de conducta.

Estos 6 pasos te pueden ayudar, también realizar todo el trabajo que se plantea en el libro El Código de la Felicidad. Si no te sientes anímica, emocionalmente o psicológicamente fuerte para llevarlo a cabo solo, puedes pedir ayuda para que un coach o mentor te acompañe en el proceso. Remover experiencias y creencias del pasado puede ser muy liberador, si se esta preparado para afrontarlo o gestionarlo, pero también puede abrir grietas de profundo dolor que necesitarán ayuda profesional para cerrarlas.

Lo se porque he vivido este proceso varias veces en mi vida y he acompañado a muchas personas a transitarlo, como coach y mentora, y es duro, muy duro, y doloroso.  Cuando lo realizas a conciencia y en el momento adecuado es liberador, gratificante y estimulante. Te da otra perspectiva de las cosas, te ayuda a crecer y te hace más fuerte y mejor.

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

 

Hay una gran muestra de humildad en escuchar, porque al hacerlo te abres a la vida y la sabiduría del otro, te enfocas en comprenderle, en lugar de inundarle con toda tu sabiduría e ingenio; hay una gran muestra de generosidad en escuchar, porque significa regalar tu atención y tu tiempo de forma ininterrumpida al otro para que lo tome, lo ocupe y se exprese. Por eso la parte más difícil de escuchar es «no hablar con uno mismo», a través del diálogo interno o interrumpiendo continuamente al otro. Nuestra forma de escuchar dice mucho de nuestra humildad, nuestra generosidad y nuestra forma de estar en el mundo.

Se habla mucho de los buenos oradores y comunicadores, pero poco de los «buenos escuchantes».  El liderazgo, por ejemplo, es una función donde la escucha es una competencia crucial, que no se trabaja con la necesaria profundidad. Aprender a escuchar bien puede que sea la mejor fuente de aprendizaje y desarrollo del liderazgo. En 1977, Carl Rogers, el maestro de la escucha empática, pronunció una conferencia en el Instituto Tecnológico de Monterrey sobre lo mucho que le había ayudado en su vida saber escuchar y sentirse escuchado, afirmando que todo lo que sabía sobre las personas, la personalidad y las relaciones interpersonales había sido a través del arte de escuchar y no de la lectura de libros. Casi podría afirmar lo mismo sobre mi práctica como mentora: escuchar de forma empática y profunda ha sido para mí todo un descubrimiento y un regalo. Algo que también comparten todos los líderes a los que he formado como mentores corporativos, puesto que la competencia que más valoran haber aprendido, desarrollado y mejorado es la escucha empática.

Por todo ello creo necesario hablar en este artículo del oficio de un «buen escuchante» y desgranar algunas de las actitudes y comportamientos que lo definen:

1.- Conectados con el propósito y la motivación para escuchar. 

Antes de cada conversación y de cada reunión un «buen escuchante» se recuerda ¿para qué escucha? y se pregunta ¿por qué es importante que escuche a esta persona? ¿qué le puede aportar mi escucha? ¿qué me va a aportar a mí? ¿a qué va a contribuir todo ello? ¿qué debe tener en cuenta en mi forma de escuchar para lograrlo? ¿cómo debo prepararme? 

Oír es un acto biológico, involuntario, inconsciente y pasivo, salvo que por cuestiones físicas tengamos limitado o anulado este sentido o nos tapemos los oídos, todo el tiempo estamos oyendo. Sin embargo, escuchar no es algo tan automático, requiere voluntad, consciencia, intención, interés y motivación. La escucha comienza como un proceso fisiológico, pero enseguida se convierte en psicológico, puesto que nuestras necesidades, deseos, motivaciones, percepciones y experiencias pasadas dirigen y priorizan nuestra atención eligiendo, sin saberlo muchas veces, cuáles, de todos los estímulos recibidos, serán los escuchados.

La escucha no solo requiere atención, sino también una intención consciente con la que podamos conectarnos para no caer en la escucha egocéntrica, cuando durante la conversación nos atrapen nuestros pensamientos, nos perturben nuestros prejuicios, nos asalte el aburrimiento, la impaciencia, el miedo o nos distraigamos con interrupciones, ruidos u otros estímulos.

2.- Conscientes del “estado escuchante”.

Tanto antes, como durante y al finalizar la conversación un «buen escuchante» toma consciencia del estado (emocional, físico, mental) en el que va a escuchar, está escuchando o ha escuchado.  Cuida mucho que sea el adecuado para poder estar presente plenamente, atento, concentrado y relajado. Sabe que si está cansado, estresado o con hambre no está en las mejores condiciones para escuchar, porque su energía se concentrará en la supervivencia y no en la trascendencia que requiere el acto de escuchar a otro. Evita, por tanto, saltar de una conversación a otra sin un tiempo de desconexión y reconexión; estar escuchando sin descanso o en determinadas condiciones que hacen más dificultosa la escucha: ruidos, iluminación, elementos distractores o interrupciones de otras personas.

Tiene muy presente cómo su estado emocional puede jugarle malas pasadas. Si está preocupado por una llamada que acaba de tener, si está de mal humor porque se ha frustrado un plan o si está demasiado eufórico por una nueva noticia puede verse comprometida su calidad de escucha, porque el estado emocional absorberá una gran parte de la energía que debería estar poniendo en escuchar al otro. Lo mismo puede ocurrir cuando en la conversación aparecen el miedo, la contrariedad, la frustración o la culpa ante alguna palabra, gesto o reacción del interlocutor. Sabe pedir una pausa cuando esto ocurre, para serenarse y reemprender la conversación en un estado adecuado para escuchar con consciencia y sin interrupción. 

Se vacía mentalmente de prejuicios, preocupaciones, tareas pendientes y recordatorios varios para no llevarlos a la conversación, así como evita anticipar respuestas pues sabe que con ello está desconectándose de su interlocutor. Tras cada conversación hace examen de conciencia sobre cómo ha escuchado y el tiempo que ha ocupado en la misma. Cuando su discurso ha representado más del 50% de la interacción sabe que ha hablado más que escuchado y, por tanto, no ha sido un «buen escuchante». 

3.- Deja hablar al otro primero.

El «buen escuchante» deja hablar primero a su interlocutor, favorece que se desahogue, especialmente, cuando viene con carga emocional que liberar. Acompaña en la emoción y no solo en las opiniones, datos, hechos o argumentos, usando frases como “entiendo tu frustración” o “siento que esto te preocupa mucho”.

Sabe que hasta que la persona no descarga su emocionalidad, no está en buenas condiciones para pensar, para ver las cosas de otra forma, para escuchar, para generar nuevas soluciones o tomar decisiones. Cuando las personas están emocionalmente inquietas solo pueden prestar atención a sus sentimientos, por eso mientras se produce el desahogo no interrumpe, no da consejos, no opina, solo está presente, acompañando y escuchando.  

4.-Suspende y trasciende los juicios para superar la escucha egocéntrica y poder escuchar en otros niveles más profundos.

Un «buen escuchante» conoce sus creencias, sus valores, sus prejuicios y cómo pueden asaltarle en cualquier momento de la conversación. Está atento a ellos y los suspende, los pone en cuarentena cuando aparecen, elevándose por encima de ellos para poder ver más allá de su mirada y entrar en el mundo del otro, en su forma de mirar la realidad. Por ejemplo, cuando escucha «no tengo porque hacerme cargo de como se sienten en mi equipo, aquí se viene a trabajar y los problemas personales se dejan en casa», aunque pueda no estar de acuerdo con ello y considerar que es una actitud muy poco empática, se eleva por encima de sus juicios y opiniones utilizando como estrategia preguntas como: ¿qué puede estar llevando a estar persona a pensar así? Este tipo de preguntas ayudan a superar la escucha egocéntrica y pasar a la escucha empática, actúan como cortafuegos de los juicios evitando opinar, argumentar en contra, realizar preguntas o intervenciones llevadas por el juicio. Así podrá preguntar ¿cómo te sientes cuando alguien de tu equipo te cuenta sus problemas personales? ¿qué sueles hacer? ¿qué provoca lo que haces?

Si nos quedamos en la escucha egocéntrica nuestro diálogo interior ocupará toda la conversación. Mientras lo mantenemos nos escuchamos a nosotros y no a la persona que nos habla. En su TED Talk, el músico y presentador del podcast «Song Exploder», Hrishikesh Hirway, compara esta situación con «intentar escuchar una canción mientras cantas otra diferente en tu cabeza»: “ no puedes hacerlo, o no puedes hacerlo bien”, “lo mismo que no puedes apreciar completamente lo que alguien más dice si estás pensando en otra cosa”.

5.- Escucha de forma multidimensional.

Escuchar requiere mucho más que usar los oídos, escuchamos con los ojos observando, con la mente contextualizando e interpretando, con el corazón comprendiendo, con el cuerpo acompasándonos con el flujo de energía de la conversación y hasta con el alma conectando con la esencia humana. Cuando escuchamos así podemos elevarnos sobre la escucha egocéntrica y la meramente intelectual para pasar a una escucha emocional y trascendente.  En este nivel de escucha la persona se siente mucho más que entendida, atendida, respetada y confiada, se siente cercana, conectada y hermanada. 

Cuando podemos llegar a escuchar en el nivel transcendente, sin juzgar y sin interrumpir, descubriremos que las personas se abren, se muestran, se expresan mucho más allá de lo que ellas mismas hubieran pensado, porque al ser plenamente escuchadas, ahondan dentro de sí y descubren mucho más de lo que habitualmente encontraban.  Esto les hace contemplar nuevas posibilidades, se expanden. 

6.- Retiene lo relevante

Una cosa es escuchar con atención todo lo que comunica mi interlocutor y otra captarlo y retenerlo todo. Nuestra capacidad en este punto es limitada, por lo tanto conviene usarla bien. Un «buen escuchante» lo sabe y se concentra en retener mentalmente los aspectos más relevantes para comprender el mundo interno del otro, desde donde mira y enfoca las situaciones, cómo se siente, qué es lo verdaderamente importante para el o ella y qué necesita para encontrar una salida, tomar una decisión, cambiar aquello que quiere lograr o desea. 

Presta atención a las ideas que se repiten, enunciadas en forma diferente pero expresando el mismo sentir o significado, a la carga emocional con la que se expresan algunas palabras o contenidos. En ocasiones se lo devuelve a su interlocutor para ver cómo reacciona, pues su lenguaje no verbal y verbal le será muy útil para confirmar si era importante o no para él. 

7.- Interviene sólo para facilitar procesos mentales

Un «buen escuchante» no se limita a simplemente escuchar, la escucha de calidad es «mentalizante», es decir, ayuda al otro a pensar mejor, a reflexionar, a ver las cosas desde diferentes perspectivas, a tener en cuenta su contexto interno, pero también el externo, cómo se siente él y cómo se sienten otras personas y a convertirse en observador de su propio comportamiento y pensamiento. Todo ello con el objetivo de que pueda tener más amplitud, más claridad, más alternativas de pensamiento, tomar decisiones sabias y obtener resultados satisfactorios.

Un «buen escuchante», escucha de forma empática, profunda y reflexiva,para saber cuándo y cómo intervenir facilitando que su interlocutor avance hacia su objetivo:

-Sabe cuándo preguntar y qué tipo de preguntas realizar, predominantemente serán abiertas y al hilo para que el otro pueda seguir profundizando en su pensamiento, autorregularse emocionalmente y explorar caminos en los que no habían pensado anteriormente. 

-Sabe cuándo parafrasear, cuándo resumir y recapitular para ordenar la información compartida, centrar lo relevante y seguir avanzando en la conversación de forma satisfactoria.

Sabe cuándo reconocer y reforzar al otro para hacer que se sienta valioso, hacerle consciente de la importancia de su descubrimiento, de su aportación o de sus ideas.

Sabe cuándo reflejar para transmitir al otro que lo está escuchando con atención y lo comprende, para que sea consciente de lo que ha expresado y lo pueda reelabora o reevaluar, si así lo considera, o bien usarlo para seguir avanzando en el flujo de su reflexión.

Sabe cuándo intervenir para validar si ha escuchado bien, si ha entendido bien, si ha comprendido o si están hablando de lo mismo o en la misma forma.  En muchos casos validará significados con su interlocutor para evitar imponer los suyos. Por ejemplo, cuando alguien le habla de que «algo no es nada motivador» preguntará ¿qué es motivador para ti? ¿qué hace que no sea motivador?

En definitiva, un «buen escuchante» resiste la tentación de intervenir para hablar de su libro, a cada paso en que el otro le cuenta su historia, su situación, cómo se siente o lo que le pasa. Sabe que no se trata de él, sino del otro y se mantiene comprometido con descubrir su libro, en lugar de revelarle el suyo propio. 

El «buen escuchante» está más preocupado por estar presente que por ser brillante. 

 

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

«Cada uno de nosotros tiene una idea, aunque sea vaga, de lo que le gustaría conseguir antes de morirse, lo cerca o lo lejos que nos quedemos de este objetivo se convierte en la medida de la calidad de nuestra vida. Mihaly Csikszentmihalyi

Somos seres intencionales, tenemos una tendencia innata de avanzar hacia un fin. Estamos, incluso, dotados cerebralmente de unas funciones  ejecutivas encargadas de establecer objetivos, planificar, organizar y autorregular la conducta para lograr la consecución de metas. En general, todos compartimos el fin de desarrollar nuestras potencialidades y ser felices, algo que está íntimamente unido. En particular, la manera en la que ello se concreta es diferente y es la que nos toca descubrir, desarrollar y actualizar.

En lo más profundo de nuestra actividad intencional está el propósito, el “para que”, que está conectado con la necesidad de realizar unos valores en nuestra vida. El propósito, que es una formulación general y abstracta, se concreta en metas, éstas en objetivos y éstos en acciones, utilizando los valores y motivaciones como criterio de selección. La conexión y alineación entre propósito, metas a largo plazo, objetivos a corto plazo y acciones para lograrlo es fundamental para disfrutar de una «buena vida», como diría Aristóteles. Cuando esta cadena se rompe, se rompe la vida.

Viktor Frankl decía en su libro, «El hombre en busca de su sentido», que el propósito es la primera fuerza movilizadora de la existencia del hombre. Ahora la ciencia lo corrobora: el sentido de la vida es lo que da significado a nuestra existencia. Un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego ha llegado a la siguiente conclusión: las personas que han conseguido dar un sentido a su vida se sienten más felices y están en mejor estado de salud respecto a las personas que no han encontrado un significado a su existencia. Sin embargo, en toda luz hay una sombra, como señala el citado estudio publicado en el Journal of Clinical Psychiatry: descubrir el propósito, el sentido y significado de la vida nos aporta bienestar a nivel físico, mental y emocional; buscarlo y no encontrarlo nos genera estrés, frustración y ansiedad. Muchos años antes de esta investigación, numerosos estudios han señalado que  la consecución de objetivos que tienen un significado personal aumenta la sensación de bienestar subjetivo de la persona (McGregor y Littler, 1998; Brunstein, 1993; Elliot y Sheldon,1998; Sheldon y Kasser, 1998). Los estudios realizados en torno a la teoría de la autodeterminación de Ryan y Deci demuestran que si una persona logra una meta pero ésta no es auto-concordante los niveles de bienestar no cambian a pesar de la consecución de la misma.

Quizás el error consista en buscar el propósito fuera, en experimentar una y otra vez sin reflexionar, en limitarse a la experiencia exterior y anular la experiencia interior, en ir cambiando de una experiencia a otra para sentir la adrenalina, el placer y el subidón de energía que dan los inicios, que es imposible sostener y cada vez requiere dosis más altas para sentir sus efectos placenteros.. Como relato en mi último libro, «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectada a tu propósito», el propósito es algo muy personal y diferente en cada ser humano, al igual que el potencial. Más que saber cuál es se suele sentir. Se trata de una forma de conocimiento más ligada a la intuición o sabiduría interiorEl propósito no se decide, no se inventa, se descubre, emerge de nuestra esencia biológica en el devenir constante de nuestra interacción con el mundo.

Cuando descubrimos nuestro potencial y nuestros valores, lo unimos, le damos forma y orientación, lo ponemos en práctica y aprendemos de la satisfacción o insatisfacción que experimentamos, reflexionamos sobre si nos hace sentirnos realizados o no, estamos construyendo una vida significativa. Los objetivos que no están alineados con nuestro propósito y valores imprimen una dirección errática y costosa a nuestras acciones, el desarrollo del potencial de forma no alineada con nuestros valores será un camino plagado de conflictos, resistencias, bloqueos, y pérdidas de tiempo.

El camino a seguir para evitar desalinearnos de nuestro propósito es trabajar el autoconocimiento, la consciencia y ponerlo en práctica, experimentar para aprender de la experiencia de vivir, de nuestra propia vida, conectando aquellos que hacemos con el resultado en el mundo que nos rodea, pero también en nuestro mundo más íntimo y personal. Cada acción que llevamos a cabo produce un efecto, una reacción, un movimiento en nuestro interior y en nuestro entorno. Cada uno de esos efectos desata una emoción en nosotros y en los demás. Si estamos atentos a esas emociones que nos acompañan de forma continua, descubriremos que está pasando con nuestro propósito, si lo estamos traicionando o lo estamos realizando. Cuando sentimos  (incluso inconscientemente) que se ha trasgredido un valor personal, o no ha sido satisfecho, se desencadena una respuesta emocional: si siento que no estoy siendo respetado surge la ira, si siento que no soy querido surge la tristeza. La no satisfacción de nuestros valores nos genera desequilibrio y conflicto interior, lo que supone fugas y pérdidas de energía, y reacciones emocionales no adecuadas, que repetidas en el tiempo son un factor que incide de forma negativa en nuestro bienestar.

Nuestra existencia gira en torno a tres etapas en relación con el propósito o sentido de la vida: hasta la treintena, más o menos, buscamos el propósito; de los 30 a los 60 vamos realizando nuestro propósito en la vida a través de nuestros diferentes roles; y a partir e los 60, aproximadamente, toca actualizar ese propósito porque cambian las circunstancias vitales (jubilación, enfermedades, pérdidas de personas próximas..) y con ellas se produce una reorganización de nuestro sistema de valores y necesidades. Seguro que has oido hablar de la crisis de la adolescencia, la crisis de los 40, la crisis de la jubilación. Todas ellas son etapas de tránsito vital importante, en las que nos definimos, construimos y nos cuestionamos nuestra identidad, nuestro lugar en el mundo.

Cada momento en la vida en el que hay una reorganización de roles, necesidades o valores requiere un espacio más profundo para la reflexión, para la conversación con uno mismo, para la formulación de preguntas vitales, puesto que estos cambios impactan en el valor, importancia y prioridad que otorgamos a nuestras metas, objetivos y acciones. No gestionar adecuadamente los tránsitos genera conflictos internos que nos persiguen a lo largo de los años y son la causa de muchos de nuestros bloqueos, frustraciones, desmotivaciones, otras crisis, decisiones desacertadas, insatisfacciones, etc., etc., etc. Con los cambios tan exponenciales que hoy vivimos, esos tránsitos y crisis son mucho más continuos y en etapas más cortas, de ahí que sea tan importante estar conectados a nuestro propósito de forma permanente y gestionar los cambios y tránsitos adecuadamente.

Dado que la persona vive inmersa en un juego de roles en diferentes ámbitos de su vida, nuestra existencia está plagada de diferentes metas, que en una gran mayoría de las ocasiones entran en conflicto, pues responde a necesidades vitales distintas. El árbitro en la elección de unos u otros es el propósito vital, el sistema de valores y la orientación motivacional, lo que conforman nuestra sabiduría interior. En cada momento vital, dicho arbitro otorga prioridad a unas necesidades y valores frente a otras, por tanto, a unos roles, metas y objetivos sobre el resto.

Desarrollar nuestra vida al margen del propósito no genera bienestar y felicidad, supone un mayor esfuerzo, compromete nuestra motivación y puede llegar a desconectarnos de nosotros mismos. Desde muy temprana edad deberíamos poner en práctica este trabajo de alineación, primero guiados por otros más expertos (progenitores, profesores, mentores) y luego por nosotros mismos: decidir en qué actividades extraescolares me implico, decidir con qué grupos de amigos interactuo y con cuales no, decidir que asignaturas estudiar, qué carrera elegir, decidir que relaciones comenzar, mantener o dejar, decidir con quien compartir o no mi vida, decidir las actividades de ocio, decir a qué trabajos optar, escoger o dejar……..teniendo siempre presente el para qué de todo ello. Aprender a alinear nuestras decisiones a nuestro propósito nos permitirá disfrutar de una vida significativa, a pesar de las dificultades, los reveses, los malos momentos, los imprevistos y otras vicisitudes.

 

Una vida significativa se construye con cada decisión que tomamos y con cada acción que emprendemos. Asegurate que cada una de ellas

  • Esté conectada con tu propósito vital
  • Esté alineada con tus capacidades y potencial
  • Te permita realizar tus valores personales
  • Encaje con tu personalidad y estilos motivacionales
  • Te permita llevar una vida satisfactoria de acuerdo a tu  idea de “yo ideal”
  • Sea factible llevarla a cabo teniendo en cuenta las oportunidades y límites del entorno en el que interactuas.

De la misma forma que la auto-organización y auto-regulación celular, que supone la “autopoiesis” en palabras de Maturana, es lo que explica que estemos vimos fisiológicamente hablando, y la falta de ella implica la muerte del organismo; «la falta de autorregulación hacia nuestros propósitos vitales puede implicar una llamémosle “muerte emocional” , espiritual, existencial o energética. Lograr metas alineadas con nuestro “yo ideal” nos mantiene vivos, emocional y espiritualmente hablando.» (De Miguel, 2019).

 

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.