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Ya lo dijo Platón “El arte debe ser la base de la educación.” Y más recientemente Eisner Elliot, en su libro, “Educar la visión artística”, afirma que el arte es una herramienta educativa que puede desarrollar la capacidad general de funcionamiento creativo.

Desarrollo emocional, social y creativo a través del arte

En las conclusiones del proyecto REAP de Harvard (Reviewing Education and the Arts Project), se señala que cuando una asignatura adquiere un sesgo artístico, se aumenta la disposición del alumnado hacia ella, que se traducen en una mayor confianza, una mayor motivación y un mayor esfuerzo, todo lo cual supone una mejora en el rendimiento académico. Lo artístico contribuye al desarrollo emocional, sociocultural y cognoscitivo de las personas, tanto en la edad temprana, como en la juventud y la edad adulta.

Otro aspecto, que revelan las investigaciones, es que la enseñanza del arte no sólo desarrolla capacidades estéticas sino también creativas, intuitivas, imaginativas o expresivas, además de proporcionar un mayor autoconocimiento y otro modo de relacionarnos con el entorno.

El reto actual no es introducir asignaturas o actividades artísticas en la educación, sino contemplar el arte como un eje transversal dentro de la educación, que impregne todo el sistema. No se trata tampoco de convertir a todos en artistas, sino de acercar los lenguajes de las disciplinas artísticas a los alumnos, para explorar y desarrollar nuevos modos de comunicación y expresión, y desarrollar las competencias sociales y emocionales, a través de la sensibilización, la experimentación, la imaginación, y la creatividad.

El nuevo paradigma del Arte Educativo

Estamos hablando de un nuevo paradigma: El Arte Educativo. Una tendencia surgida de la influencia de las ideas de Herbert Read, con su teoría de la “educación por medio del arte”. El método propuesto por Read está dirigido a desarrollar la capacidad de sentir, de experimentar sensaciones y emociones al contemplar obras de arte, de aprender a través del sentir y no solo del saber, de ser capaces de expresar emociones, intuiciones, visiones propias a través de la creación artística, contribuyendo con ello a afianzar la personalidad y el sentido de libertad personal.

El arte atrapa nuestra atención y desconecta nuestro lado racional, debido al uso de las formas, los colores, los ritmos, las melodías, y las disonancias. Esto aviva nuestra imaginación, nuestra capacidad de sentir y percibir y nuestro entusiasmo. Esto invita a la participación, a la exploración a través del juego, a la expresión individual y a la creación.

La actividad creativa se relaciona directamente con la variedad y la riqueza de la experiencia acumulada, por lo que la mejor manera de fomentar la creatividad es ampliando la gama de experiencias de las personas. La intervención de los docentes debería centrarse en brindar a sus alumnos el mayor número de experiencias creativas posibles, para lo cual es necesario que en todas las asignaturas esté presente el arte como método, como herramienta, como recurso y como práctica. Y el arte en todas sus manifestaciones: dibujo, escultura, música, danza, escritura, etc.

El Arte Educativo propone, por tanto, proveer a los alumnos del conocimiento de las técnicas, los recursos, y los materiales artísticos, así como la posibilidad de expresarse y comunicarse a través de ellos. Todo ello llevado a cabo de una manera activa, mediante actividades prácticas creativas, desarrollando su experiencia. Por tanto, el docente debe convertirse en un mediador del aprendizaje de sus alumnos, a través del arte. Esto le va a requerir hacer de puente entre el mundo educativo y el artístico, siendo capaz de usar e interpretar los lenguajes y códigos de diferentes contextos disciplinarios y culturales. El docente pasa a ser un mediador artístico.

La mediación artística exige cambiar el contexto de las relaciones y los roles. Los docentes dejaran de ser meros “transmisores de conocimientos cognitivos” para pasar a ser mediadores artísticos, formándose y experimentando con artistas para conocer toda la experiencia del proceso artístico y creativo. Los artistas tendrán que ir un paso más allá de ser meramente creadores para convertirse en transmisores de sus vivencias hacia los docentes y los alumnos. El artista se convierte así en un mentor artístico para los docentes y éstos en un mediador artístico para sus alumnos.

En el nuevo paradigma del Arte Educativo la actividad artística actúa como mediadora, es decir, el objetivo fundamental no es que las personas que participan aprendan arte, sino que la actividad artística es una herramienta educativa que permite a los educadores desarrollar la inteligencia emocional y social de los alumnos, sus competencias relacionales, sus habilidades expresivas, su autonomía, autoconcepto y autoeficacia, actitudes de tolerancia y convivencia y, por su puesto, el desarrollo de la creatividad. Para ello las actividades programadas por los docentes no pueden ser solamente un mero entretenimiento, de ahí la necesidad de que se formen previamente como mediadores artísticos.

Mediación artística y Sistema del Aula Invertida

El concepto de mediación artística concibe el arte como herramienta mediadora para el desarrollo emocional, social e intelectual y al docente como un mediador o facilitador del desarrollo, en la concepción de Lev Vygotsky, que es la concepción del mentoring que trabajamos en la Escuela de Mentoring. Lo importante en la mediación artística no es el resultado creativo sino el proceso creativo, la experiencia que se vive, los aprendizajes que se adquieren a través de ella, los cambios que se producen y las posibilidades que se abren.

Este modelo requiere diseñar e implantar formas de colaboración concreta entre artistas, docentes, y alumnos, y convertir esas formas de colaboración en métodos didácticos, creando un entorno de aprendizaje atractivo y motivador para las personas involucradas. Para ello se puede complementar con una idea ampliada del Sistema del Aula Invertida (Flipped classroom), término acuñado por Jonathan Bergmann y Aaron Sams, dos profesores de química en Woodland Park Colorado. La idea básica de este sistema es que no solo se aprende en el aula, que el alumno puede adquirir conocimientos muy valiosos fuera del aula sin la instrucción del profesor. El aula debe convertirse en un espacio para compartir los conocimientos de cada uno adquiridos en distintos contextos, y para consolidar el aprendizaje a través del feedback proporcionado por el docente y el resto de los alumnos.

En el modelo que propongo de Aula Invertida, se trata de convertir las instituciones artísticas y culturales (museos, conservatorios, platos de teatro, talleres de artistas, estudios de grabación, etc.) en aulas educativas, y a las escuelas en centros artísticos. De esta forma los alumnos aprenderían conocimientos, técnicas, posibilidades, podrían acceder a recursos y materiales fuera de las aulas en lugares donde se encuentran los artistas y sus obras, interactuar con ellos y conocer de primera mano sus experiencias. Podrían incluso crear sus propias obras acompañados por los artistas y sus docentes. Todo ello sería luego trasladado a la escuela, que se convertiría en un escaparate de las obras creadas y en un espacio de reflexión sobre todo lo aprendido durante el proceso creativo y la vivencia con los artistas.

Mentoring para la mediación artística

Soy consciente de que este modelo no está exento de dificultades, no olvido que se trata de unir dos mundos muy distintos, con normas, lenguajes, y objetivos distintos. Por ello este modelo solo puede tener existo a través del diseño pormenorizado de un Programa de Mentoring para la Mediación Artística. Un programa donde se definirán los objetivos, las normas, los perfiles, los indicadores de resultados, se formara a todas las partes intervinientes para trabajar juntas en post del objetivo común, se diseñaran las actividades más idóneas para lograr los resultados y se realizará una labor de coordinación, apoyo, asesoramiento, seguimiento y evaluación continua para garantizar el éxito del programa.

Este Programa de Mentoring debe adoptar la forma de Mentoring en Red®, que es la metodología propia que lleva desarrollando años la Escuela de Mentoring. Se trata de crear alrededor del programa una comunidad de relaciones a nivel macro y micro entre todas las partes intervinientes y afectadas (entidad organizadora o promotora, comunidad artística, artistas, educadores, docentes, alumnos, escuelas, comunidad educativa, sociedad).

No se trata de convertir a los artistas en docentes, ni a los docentes en artistas, se trata de que ambos sean capaces de experimentar y vivir el mundo de los otros para generar una relación constructiva y de aprendizaje que haga de puente entre ambos mundos y por la que puedan transitar los alumnos de una forma fluida y enriquecedora.

Docentes y artistas serán también aprendices, experimentado todo el proceso emocional, social e intelectivo que implica acceder a un nuevo rol. Este desarrollo se basa en una relación de ayuda en la que el mentor artista transmite su experiencia como tal al docente, para que este pueda comprenderla y vivirla, incluso en primera persona a través de experiencias de dominio y experiencias vicarias. De esta forma el docente se coloca en la posición de mentee, de aprendiz del proceso artístico, empatizando con todo el proceso y con el rol, de forma que estará luego más preparado para poder entablar la relación inversa con su alumno.

El director de orquesta Simon Rattle dijo que “el artista del siglo XXI será también un educador”, bajo el modelo que propongo de Mentoring para la mediación artística en el arte educativo, también el educador del siglo XXI será un artista.

Autora: María Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring