Listado de la etiqueta: gestión tiempo

Continuamos a la caza de los ladrones del tiempo, esos que nos roban nuestra energía, realización y bienestar. Esos personajes misteriosos que aparecen y desaparecen sin darnos cuentan y son una de las principales causas por las que no gestionamos bien el tiempo. En este post te voy a hablar de varios ladrones del tiempo externos: interrupciones, correo electrónico y teléfono. Acompáñame a conocerlos e idear estrategias para mantenerlos a raya.

1.-Las interrupciones

Las interrupciones son esa llamada que atendemos cuando estamos trabajando en otra cosa, ese whatsapp o e-mail que enviamos o respondemos cuanto estamos inmersos en una tarea, ese compañero de trabajo que irrumpe en nuestra oficina para hacernos un comentario o pedirnos algo cuando estamos trabajando en una tarea importante, ese inocente buceado por internet para enviar un tweet, ver que pasa por Facebook o Linkedin.

Cada mínima interrupción supone una perdida de hasta 10 minutos de tiempo: el necesario para volver a concentrarte en la tarea que estabas realizando. Empieza a multiplicar esos 10 minutos por todas las interrupciones que no gestionas bien a lo largo del día, seguro que te encuentras con más de 10 horas a la semana tiradas a la basura.

Las interrupciones rompen nuestro ritmo de trabajo, nos hacen perder la concentración, distraen nuestra atención, nos hacen perder tiempo, retrasan nuestro trabajo, nos consumen energía y nos acaban generando estrés y ansiedad porque, debido a ellas, no logramos cumplir nuestros objetivos.

«No puedes hacer desaparecer las interrupciones de tu vida pero si está bajo tu control y responsabilidad como gestionarlas.»

Algunas estrategias para manejar las interrupciones:

– Comunica tus rutinas: haz saber a tus clientes, colaboradores y personas con las que interactúas tus horarios de trabajo, momentos en los que no puedes atender llamadas, etc. No te voy a asegurar que los respeten pero en tu mano está hacérselos respetar asertivamente. Si les dices a tus clientes que antes de las 10 no estas localizable porque tienes una reunión con tu personal a primera hora todos los días o porque aprovechas la primera hora para hacer gestiones en la calle, cuando te llamen entre las 9 y las 10 no atiendas el teléfono (es tu hora sin llamadas) y luego devuelves la llamada en el tiempo que tiñes establecido para ello en el día y vuelves a comunicar tu rutina para ir creando conciencia.

– Aprende a decir NO asertivamente, especialmente cuando te piden cosas para atender en el acto y estas inmerso en una tarea. «Si no te importa en cuanto termine este trabajo te llamo o te busco y me comentas lo que necesitas para ayudarte.»

– Las horas silenciosas. Establece horas sin llamadas, sin mail, sin disponibilidad para otros. Todos necesitamos uno o varios espacios temporales al día para estar desconectados del exterior y conectados a nuestras metas. Este tiempo es fundamental para planificar agenda, para resolver temas difíciles o cuando necesitamos concentrarnos en una tarea importante. Cuando lo hagas deja espacio también para contestar cuando termines tu hora silenciosa, esto aporta confianza a los demás pues trasladas el mensaje de que siempre respondes en el día o al día siguiente.

– Localiza las interruptores frecuentes. Haz una lista con las 15 interrupciones más comunes y puntúalas de 1 a 10 atendiendo a su impacto y frecuencia. Anticipa su forma de gestionarlas.

– Preparación consciente e intencional antes de empezar una tarea: focalízate en tu objetivo, recuerda que interrupciones te van a acechar y como las vas a combatir. Ponerlo por escrito y tenerlo delante puede ayudarte mucho a no dispersarte.

– Lista de tareas diarias y semanales. Cada interrupción suele ser una demanda de nueva tarea, que a veces nos abalanzamos a atender dejando lo que estamos haciendo. Cuando llegue aíslala, trasladándola a una caja de tareas para revisar en el día o en la semana. Reserva intervalos de 15 minutos entre tareas para revisar estas listas y asignarles a las tareas que hay en ellas su lugar en tu agenda.

Cuando la interrupción es un imprevisto o una situación de crisis también tenemos opciones para saber manejarlas:

a) Aplica la Regla 70/30: Planifica solo el 70% de tu tiempo diario de trabajo y deja el 30% sin planificar, para dar cabida a los imprevistos y crisis que surgen en el día a día y no se pueden aplazar. Si no surge ninguna tendrás tiempo disponible extra para ejecutar tareas que estaban previstas otro día, para hacer esas cosas que nunca tienes tiempo a hacer y te apetece, o esas otras que te estorban y quieres quitarte de encima para no pensar en ellas.

b) Plan de crisis: Ten siempre un esquema de funcionamiento para los imprevistos y las crisis. Cuando surja un imprevisto o una crisis, lo primero céntrate en su origen (de quién viene, como llega y cuales son las causas) , pregunta y obtén información para valorar si realmente es algo URGENTE o MPORTANTE y requiere una respuesta inmediata o se puede aplazar, dale una solución en base a esa valoración (resolver-delegar-agendar). Utiliza la lista de tareas diarias o semanales como paso previo a agendar.

Manéjalas con calma, transmitiendo seguridad y confianza. Reservare un espacio y tiempo (5-10 minutos) a solas para pensar tranquilamente, tomar el control de la situación y no dejarte llevar por el momento.

2.- El teléfono y el correo electrónico

El teléfono y el email son, probablemente, dos de las fuentes de interrupciones más habituales y más constantes en el día a día de cualquier persona. Se nos olvida que ambos son nuestros aliados, no nuestros enemigos, están a nuestro servicio y no nosotros al servicio de ellos. No hay que contestar todas las llamadas y todos los correos electrónicos cuando llegan, debemos recuperar el control y decidir cuando hacerlo, cómo y para qué.

Algunos trucos para gestionar mejor el uso del teléfono:

1.- Utilizar filtros ( secretarias/os, contestadores, llamadas perdidas) para contestarlas en el momento asignado en tu agenda del día.

2.- Agrupa la realización de llamadas en una o dos franjas del día que sea la más adecuada para ti y que no exceda de 1 hora (salvo que tu trabajo consista precisamente en atender y gestionar llamadas) para realizarlas todas a la vez y evitar luego interrupciones.

3.- Establecer horas silenciosas en las que no se atienden ni realizan llamadas que coincidirán con tus horas asignadas para las tareas importantes. Apaga el movil o déjalo en silencio.

4.- Si puedes sustituir la llamada por un e-mail hazlo, te ahorras tiempo y mantendrás el control

5.- Cuando vayas a hacer una llamada, dale un propósito y un fin claro. ¿Qué quiero conseguir con esta llamada? y no te desfocalices del objetivo, evitará que te vayas por las ramas y que una llamada de 15 minutos se convierta en 45. ¿Cuántas de éstas tienes al día?

6.- Establece horarios para que te llamen.

7.- Si te surgen llamadas a realizar relacionadas con la tarea que están haciendo, anotadas y hazlas al finalizar la tarea.

Mantener a raya al correo electrónico:

1º.- Elimina las notificaciones de entradas de correo y no tengas abierta tu bandeja
 de correo. Consúltalo sólo en las franjas horarias asignadas para ello en tu agenda.

2º .- Crea carpetas para su gestión (mails a contestar en el día, en la semana, para leer sin prisa, etc.)

3º.- Establece varios time boxing (cajas del tiempo en tu agenda) al día (en función del número de mails a gestionar) para revisarlos y contestarlos

4º.- Mantén limpia y al día tu bandeja de entrada y apóyate en el sistema de carpetas

La gestión del tiempo, además de consciencia, responsabilidad y acción, es una cuestión de rutinas, estrategias y pequeños trucos. Todos los que aquí comparto contigo son fruto de mi propia experiencia personal, es lo que aplico en mi día a día para poder lograr los objetivos que me propongo. Por eso se que funcionan, además  los he trabajado con otras personas en procesos de Coaching y Mentoring. ¿Te ánimas a probarlos? Espero tus comentarios.

Autora: María Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring.

En otro post te hablaba de las 10 Reglas de Oro en la gestión del tiempo. Una de ellas es identificar y controlar a los ladrones de nuestro tiempo. Si eres de los que te quejas de que no tienes tiempo suficiente, de que los demás te quitan el tiempo. Si vives con la sensación de no llegar a tiempo, de no poder con todo lo que tienes que hacer, si no puedes desconectar de tu trabajo o si trabajas más de 8 horas diarias y sientes que los resultados no son acordes al esfuerzo es bastante probable que estés bajo el influjo de uno o varios ladrones del tiempo.

Son estímulos, internos y externos, que secuestran nuestro tiempo porque atrapan nuestra atención, nos sacan de la tarea que estamos realizando para lograr nuestros objetivos y nos llevan por un laberinto inacabable de acciones inconscientes, que no son prioritarias ni importantes, más bien, muchas veces, intrascendentes y nos alejan de nuestra meta. Los ladrones del tiempo  secuestran el vuelo que nos llevaba a nuestra meta, cogen el mando del piloto automático y nos dejan sin control sobre nuestras acciones y nuestro tiempo.

Hay muchos ladrones del tiempo, algunos de ellos son internos, tiene su origen dentro de nosotros (cronófobos internos) y otros son externos, se originan fuera de nosotros (cronófobos externos), aunque la actitud que tenemos hacia ellos es algo que siempre está en nuestro interior. Comparto lo que para mi son los 9 más importantes y que nos acechan hoy en día:

A/ CRONÓFOBOS INTERNOS
– Tráfico mental
– Indisciplina que dar lugar a la improvisación
– No saber decir que NO

B/ CRONÓFOBOS EXTERNOS
– Interrupciones
– Llamadas, mails
– Desorden
– Redes sociales, internet
–  Viajes, desplazamientos y esperas
– Reuniones innecesarias, incontroladas, improductivas

Nuestra misión diaria es controlarlos  y para ello tendremos que realizar 3 acciones:

1.- Identificar: ¿Qué ladrón o ladrones me asaltan con más frecuencia, de dónde vienen, cuándo aparecen, cómo aparecen?

Realiza un registro durante 15-21 días para identificar que ladrones se repiten más en tu vida, dando respuesta a las preguntas anteriores.

2.- Comprender: Tomar consciencia de cómo me afectan esos ladrones que he identificado, en qué me influyen y por qué.

Por ejemplo, si mi ladrón es el tráfico mental me puede estar afectando al sueño o a la concentración. Puede ser que descubra que pierdo más de 10 horas a la semana rumiando recordatorios en mi cabeza que me distraen de hacer las tareas importantes. Y puede que me de cuenta, por primera vez, que mi tráfico mental se debe a una sensación de inseguridad, a una necesidad de control excesiva o a un sentimiento de culpabilización constante.

3.- Contener: Establecer un programa de contención para prevenirlos y ahuyentarlos.

Los ladrones del tiempo en cifras

                                                                               Los ladrones del tiempo en cifras. Fuente Pinterest.

Hace ya más de 12 años tube un proceso de mentoring con una persona que trabajaba en una consultoría y quería mejorar su gestión del tiempo. Uno de sus principales ladrones era su diálogo interior cada vez que cometía un fallo o error, por insignificante que fuera. Llego a darse cuenta que le consumía más de 15 horas a la semana. Cuando le pregunté ¿Qué podrías hacer, que no estas haciendo y deseas, si tuvieras esas 15 horas para ti en lugar de perderlas en tu diálogo interior culpabilizador? Se hizo un silencio, rompió a llorar y tras el desahogo comenzó a decir todas las cosas que quería hacer y no podía debido a las 15 horas de trabajo semanal extra que hacía para compensar la pérdida de tiempo que le ocasionaba su tráfico mental y le impedía cumplir con su trabajo a tiempo. Por ello, en este post quiero centrarme en los ladrones del tiempo internos y en las estrategias a utilizar para atraparlos y mantenerlos bajo control.

1.- Tráfico Mental

¿Te encuentras a menudo en tu cabeza cosas como éstas?:“ Tengo que hacer…..”, “Tengo que acordarme de …..”, “Mañana tengo que….” “Que no se me olvide que….” ¿Qué era lo que tenía que recordar para mañana?

¿De repente te asaltan dudas sobre si se te ha olvidado algo importante, o recuerdas súbitamente que tenias que hacer algo y se te ha olvidado? ¿Estas en casa o en tus ratos de ocio y descanso recordando cosas que tienes que hacer del trabajo, o viceversa?

Si este es tu caso estás bajo la influencia del tráfico mental, ese rum, rum que se aloja en nuestras cabezas y no nos deja en todo el día.  El tráfico mental supone un esfuerzo mental permanente para recordar tareas, citas, obligaciones, etc., que ocupa nuestra actividad cerebral y, por tanto, nuestro tiempo. Consumen una energía cerebral que podríamos liberar para otras tareas más importantes y estimulantes, si lo que necesitamos recordar está registrado en un soporte externo y tenemos una dinámica de gestión del tiempo que incluya un sistema de registro integrado (calendario de citas, lista de tareas, contactos, archivó información/documentación).

Todo lo que sacamos de nuestra cabeza a un soporte de registro externo disminuye nuestro nivel de tráfico mental, libera espacio en nuestra mente, libera tiempo y nos aporta una mayor seguridad y sensación de control. ¡No recuerdes, registra! Evitarás el tráfico mental.

2.- La indisciplina

¿Cada uno de tus días es una improvisación constante? ¿Cambias con frecuencia lo que tenías programado hacer? ¿Te encuentras saltando de una tarea a otra?

La gestión del tiempo es un hábito y exige disciplina. Funcionar con una serie de rutinas periódicas, que nos liberan la mente de pensar que hacer en cada momento o recordar lo que tenía que hacer, nos permite vivir con la sensación de ser soberanos de nuestro tiempo. Las rutinas periódicas que considero claves para evitar la indisciplina son:

– Prioriza: Primero siempre lo importante, es decir, las actividades y tareas de nivel 1 Que son las que nos acercan a nuestra meta.

– Identificar y agendar las tareas clave, que son las relacionadas con los 3-4 objetivos a lograr en el día, no quieras abarcar más porque no es posible. Gran parte del malestar con nuestra gestión del tiempo deriva de un exceso de expectativas y una visión no realista del tiempo que lleva hacer cada cosa.

-Sitúa esas tareas en momentos del día donde vas a poder dar lo mejor de ti.

-No permitas que ninguna otra tarea, actividad o interrupción la relegue, dificulte o entorpezca.

-Acométela con una actitud positiva, con concentración y deleite.

– Identificar las Tareas Repetitivas (Devolver llamadas, Chequear el Email, leer documentos, trabajo administrativo, archivo de documentos,).

Son esas actividades que hacemos y repetimos sistemáticamente todos los días porque forman parte de nuestra actividad y son necesarias. Reflexiona sobre cuáles son las tuyas, cómo se repiten (diariamente, semanalmente, cuánto tiempo en total ocupan) y asignales un tiempo diario y acotado en tu agenda para realizarlas todas a la vez.

– Sitúalas en momentos del día donde nunca estorben a las tareas importantes, y donde no necesitas estar al 100% concentrado
– Evita que se conviertan en una distracción o una interrupción, lo que supone hacerlas cuando te apetece, te cuadre, te aburres, etc.
– Asignales un tiempo al día o a la semana, que sea el estrictamente necesario y te permita mantenerlas a raya y cumplir con ellas.

Por ejemplo, establece que de lunes a viernes vas a chequear el mail y contestar correos solo 3 veces al día durante media hora: a primera hora del día, a la mitad de mi jornada y al final de la jornada.

– Crea y ten a mano una lista de tareas pendientes diaria y semanal

Vete anotando en esa lista las que vayan surgiendo en el día a día, y al final de la jornada revisa la lista y organiza cuando vas a realizar cada una en los próximos días según su importancia o urgencia.

– Reflexión antes de acción:

– Planifica el día antes: Dedica unos 15 minutos al final del día para revisar lo que ha quedado sin hacer, la lista de tareas pendientes, para determinar cuales serán las que tienes que realizar al día siguiente y agendalas, dales su lugar en tu día, en tu vida, en tu tiempo.

– Revisa la agenda al empezar el día: Al comenzar cada joranda vuelve a revisar rápidamente la lista de tareas que hiciste el día anterior. Dos o tres minutos bastarán para cerciorarte que el “mapa” está bien trazado y que es momento de ponerse en marcha.

5.- No procrastinarEn este post puedes encontrar 7 estrategias para acabar con la procrastinación.

6.- No saber decir NO, la trampa de la actividad. 

Nos pasamos buena parte del día atendiendo a demandas de otros que no son realmente importantes, postergando tareas que, pese a ser importantes, no nos apetece realizar, viviendo en base a imprevistos o “apagando fuegos”. Diciendo SI por miedo a lo que dirán si decimos No, o sintiéndonos culpables por decir NO o por «No hacer», «No responder»…

La trampa de la actividad antepone la ejecución al objetivo, “el hacer» al «para qué hacer”. La actividad es necesaria, pero será valiosa o inútil según sea su contribución a logro de nuestros objetivos o las cosas que realmente nos importan en la vida.

Para no caer en esta trampa tienes 3 caminos que recorrer:

  • Párate a reflexionar y pregúntate ¿Por qué digo SI cuando quiero decir NO? y ¿Cómo me siento cuando digo NO?
  • Bucea en tu interior para localizar cuales son los Impulsores de tu personalidad, porque en ellos encontrarás muchas de las respuestas a las preguntas anteriores y, además, te darán pistas de como empezar a cambiar.
  • Trabaja tu asertividad para aprender a decir NO sin experimentar malestar. En este post tienes varios consejos para hacerlo.

Recuerda que siempre que le estás diciendo a algo que SI a la par le estás diciendo a algo que NO, aquello que no podrás hacer porque ya has comprometido tu tiempo con la tarea a la que has dicho SI.  Piensa en que es más importante, a dónde te lleva cada cosa y en quién te convierte.

Te deseo suerte en tu primera misión de atrapar a tus ladrones del tiempo internos. Me encantará saber cómo te manejas con ellos, tus resultados, logros y dificultades.

Autora: María Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring.

 

 

“Sin la soberanía sobre nuestro propio tiempo resulta casi imposible ser autónomos en nuestras vidas” Daniel H. Pink.

La autonomía es una de las características de las personas autorrealizadas, según Maslow, y la autorrealización personal es el camino hacia la felicidad, la satisfacción y el bienestar personal. La relación que mantenemos con el tiempo es una de las causas de nuestra infelicidad. Son muchas las personas que viven con una sensación de apremio constante, de falta de tiempo, de estar perdiendo el tiempo o de no emplearlo bien, una sensación de que el tiempo va más rápido que nosotros y qué no podemos darle alcance.

Deberíamos preguntarnos si la sociedad actual, con esta especie de obsesión por la velocidad y la cantidad, por el hacer y el estar, por tener más, llegar a más, hacer más, nos está robando sin darnos cuenta nuestra soberanía personal, porque no está robando el control sobre nuestro tiempo. La percepción de control es una parte importante de nuestra felicidad.

El tiempo es uno de los cuatro pilares de la autonomía según Daniel H. Pink, para mí es el pilar de la soberanía personal, sobre el que se asienta todo lo demás. Si un dominio sobre la gestión de nuestro tiempo no podemos hablar de liderazgo, pues este comienza por liderar el tiempo.

En mis años de experiencia como mentora he podido comprobar que las dificultades que experimentan muchas personas, las sensaciones que tienen de que algo no funciona, de que les falta algo, de que hay algo más, del deseo por mejorar, de la necesidad de cambio, esconden detrás una sensación de estar perdiendo o malgastando el tiempo. Una sensación de no saber qué están haciendo realmente con él, una sensación de que se les está escapando la vida, que al final no es más que una suma de momentos temporales realmente vividos y disfrutados con plena consciencia.

Si tienes la sensación de que el tiempo no te produce beneficios, lo estás gastando, no lo estás invirtiendo. A veces podemos emplear nuestro tiempo en algo que no nos gusta tanto, o que si pudiéramos elegir no lo haríamos, pero sabemos que ese tiempo es necesario para lograr aquello que queremos. Esto es invertir el tiempo, lo contrario implica gastarlo o malgastarlo, porque el tiempo siempre se gasta y no regresa, no se puede recuperar el tiempo perdido.

Malgastar el tiempo, en lugar de invertirlo, no nos hace crecer, no nos produce satisfacción, realización, sentido.  Si gastas tu energía te consumes, si gastas tu tiempo también. Tanto el tiempo como la energía son dos recursos vitales muy importantes, que hay que saber administrar, gestionar e invertir muy bien para obtener beneficios que nos hagan renovarnos y crecer. Disfrutar de eso que llamamos un «espíritu joven» implica invertir bien el tiempo y no malgastarlo, porque al invertirlo nos renovamos y eso aporta vitalidad a nuestra vida.  

Si quieres saber si estás invirtiendo tu tiempo o malgastándolo, pregúntate en qué lo empleas y para qué, qué estas obteniendo con ello, quién se beneficia realmente del empleo de tu tiempo (tú, otra persona que tu quieres o alguien que ni siquiera sabes o se lo merece), que estás perdiendo con cómo empleas tu tiempo. Respóndete por escrito, plásmalo de forma gráfica, que no haya posibilidad de escape o de autoengaño y míralo, contémplalo porque descubrirás quien has estado siendo.

 

Pregúntate cómo usas tu tiempo y te dirá quién estás siendo.
Pregúntate en que quieres invertirlo y te dirá quién quieres ser”

 

Si realmente quieres invertir tu tiempo, el beneficio del mismo tiene que revertir en algo que a ti te produzca satisfacción, valor, significado. Puedes estar invirtiéndolo en otra persona y que ello te llene de sentido y felicidad. Puede que el tiempo que empleas revierta en los demás y también te haga crecer y experimentar bienestar.

Piensa quien es el beneficiario de tu tiempo. Si hay alguien más que tu que se beneficia de tu tiempo, pregúntate que te da y como revierte en ti ese tiempo preciado que compartes. Si no hay reversión personal, hay desequilibro, vigila si es puntual o es una constante. Si es esto último, párate, y denuncia: te estás dejando robar el tiempoAverigua quién es tu ladrón.

Antes de decir  Si a algo y comprometer tu tiempo para hacerlo pregúntate  ¿a qué estás diciendo NO?» 

Valora si es más importante a lo que dices SI, que a lo que también estás diciendo NO. Reflexiona sobre si el tiempo que empleas es para complacer a alguien, para responder a las expectativas de alguien, para llegar a donde alguien te dijo que tenías que llegar, para ser algo que te dijeron que tenías que ser. Si detrás de la respuesta hay muchos otros y pocos TU, si hay muchos tengo procedentes de voces ajenas y muy pocos quiero, desacelera, frena y si es preciso para el motor. Resetea el GPS porque a lo mejor te está llevando por el camino equivocado. La dirección de destino la pones tú, la velocidad la decides tú, las paradas las haces tú, y las rutas las eliges tú. Tú eres el líder de tu vida, por tanto tu decides lo que haces con tu tiempo.

En cada día de tu vida tiene que haber un tiempo propio, ese que no dedicas a tu actividad laboral y profesional, ni a los demás, un tiempo que es sólo para ti. Y tiene que haber una rentabilidad personal de tu tiempo total, tienes que poder ver claramente al final de cada día el beneficio personal que has logrado con el empleo de tu tiempo. Si eso no es así te costará mucho levantarte por la mañana, te costará reunir la energía para afrontar el día, sentirás que acabas agotado y que no recibes nada o no has logrado nada. Estarás perdiendo tu soberanía personal, el derecho a decidir por ti mismo y a dirigir tu vida, el derecho a vivir según tus criterios y el respeto a tu territorio.

Si necesitas ayuda para recuperar tu soberanía personal el mentoring te puede ayudar a crear consciencia sobre cómo usas el tiempo, en qué, para qué y para quién, para que luego decidas que es lo que quieres conseguir, que necesitarías y quieres cambiar, cómo vas a hacerlo y cuando. Al final del proceso de mentoring, si te has comprometido y te has implicado, sentirás que vuelves a ser el dueño de tu tiempo, que lo controlas y no se te escapa, y que lo inviertes satisfactoriamente para ti. Adquiriras unos hábitos saludables en la gestión de tu tiempo. y ejercerás el liderazgo sobre tu tiempo.

 

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring.

Estamos viviendo tiempos convulsos, llenos de incertidumbre y miedo. Toda la situación derivada de la enfermedad del coronavirus  (COVID-19) está elevando los niveles de estrés y disminuyendo la capacidad de resistencia de las personas. El temor y la ansiedad respecto a la enfermedad pueden resultar abrumadores, el distanciamiento social puede hacer que las personas se sientan aisladas y solas y surgen emociones de tristeza, aburrimiento, las restricciones en cuanto a movilidad y encuentros generan rabia, impotencia.

El virus no solo ha amenazado nuestra salud física, sino que también ha causado estragos en el bienestar emocional y mental de las personas en todo el mundo. Los sentimientos de ansiedad, impotencia y dolor están aumentando a medida que las personas se enfrentan a un futuro cada vez más incierto, y casi todos han sido afectados por la pérdida. Es importante que cuidemos de nuestra vida, de nuestro bienestar y de nuestra estabilidad emocional. Es tiempo de recuperar nuestro poder y nuestra energía y de fortalecernos Para ello te propongo practicar cada día 9 actitudes empoderantes:

1.- Hazte presente en todo momento: expresa tu voz en cada palabra, en cada gesto, en cada acción. Una voz que nace de un encuentro profundo con uno mismo, del autoconocimiento, la comprensión y la aceptación de quien eres y qué quieres, de la formulación de un propósito que se convierte en tu brújula para cada día. 

Se consciente de cómo estas actuando, cómo estás comunicando, como estás impactando, de qué haces y para qué lo haces y cómo está alineado con tus valores y con tu propósito. Para estar presente debes aprender del pasado, proyectarte al futuro y vivir en el presente. Cuando experimentas debes estar plenamente consciente del momento, con todos tus sentidos y atención en ese instante, con tus emociones y tus pensamientos en el aquí y ahora. La mente debe viajar al pasado después de experimentar y antes de hacerlo para aprender, y al futuro antes de actuar para visualizar, para inspirarse, para planificar y anticipar. Mientras actuamos debemos estar en el presente.

Cuando actúas desde ahí adquieres poder personal y los demás lo perciben, confían en ti, te respetan, te buscan porque les das seguridad y confianza y esto retroalimenta tu energía.

2.-Ejerce de soberano sobre tu tiempo: pregúntate cada día a que quieres dedicar tu tiempo y concentra tu atención en ello, evitando las distracciones. La regla de los 3 objetivos diarios es un arma poderosa a la vez que sencilla. Escribe al inicio del día 3 objetivos (insisto 3, ni uno más ni uno menos) que quieres lograr ese día, porque son importantes para ti, te ayudan a cumplir con tu propósito vital, te acercan a tus metas y te hacen sentir bien. Reserva el tiempo que necesites en tu agenda para ello y protégelo de cualquier ladrón. Sumérgete en las tareas que te ayuden a cumplir esos objetivos hasta lograrlos. El resto del tiempo dedícalo a otros compromisos, tareas, descanso, o lo que consideres. Si cumples con esta regla todos los días sentirás que llevas el control de tu vida y que es una vida con sentido. Si necesitas aligerar agenda y priorizar te recomiendo la herramienta matriz de Eisenhower.

Se consciente de como estás repartiendo tu tiempo y sobre todo con quién, si vives atrapado en el impulsor complace, ten cuidado de rodearte de personas que huelen tu necesidad y deseo de complacer porque acabaras presa de sus demandas, posponiendo una y otra vez tus necesidades y objetivos, claudicando de ser el soberano de tu tiempo.

3.-Conviértete en creyente, creyente de ti mismo, cultiva la fe en tus posibilidades, tus sueños, tus recursos. No te hablo de una fe a ciegas sino de una fe a ciertas. Una fe basada en tu historia personal, en tus logros, en tus fortalezas. La herramienta diario de logros te puede ser de gran utilidad para apuntalar tu confianza e incrementar tu fe, sobre todo en los momentos de duda.  Las dudas no solo nos impiden hacer, nos impiden ser, pues cada vez que dudamos dejamos de ser aquello a lo que aspiramos, limitamos nuestra grandeza. 

Cuando dudes pregúntate ¿qué has hecho ya en tu vida que no sabías o creías que podías hacer? ¿cuáles son tus fortalezas personales y cómo te han ayudado a lograr otros retos? ¿por qué merece la pena seguir creyendo que si es posible? ¿cómo puedes ampliar tus opciones para lograrlo?

4.-Actúa, Actúa y Actúa: no esperes a que te autoricen a empezar, a encontrar el momento perfecto, a que alguien venga a salvarte. Tomar el control de nuestra vida es decidir y actuar. Si quieres ser feliz, si quieres demostrar tu talento, si quieres aprender, cualquier cosa que deseos sentir, experimentar o lograr en la vida requerirá acción. El primer paso es el más difícil y solemos posponerlo y posponerlo y, con ello, estamos posponiendo nuestra vida, nuestra felicidad, nuestra realización. Para activar tu motivación visualiza la recompensa y para apuntalar tu voluntad exterioriza el compromiso, estas son dos de las 7 estrategias para acabar con la procrastinación que puedes utilizar para comenzar a ponerte en marcha.

5.- Mantén tus compromisos: vigila los momentos de bajón, de frustración, de desmotivación, impaciencia, desesperación o estrés, son oasis donde brota la infidelidad a nuestra causa, a nosotros mismos, a la palabra dada y a los compromisos adquiridos. Cuando nos obsesionamos por tener, por llegar, es fácil caer en la tentación de recurrir a atajos, a lo fácil, a lo divertido y olvidarnos de lo importante, lo que nos hacer ser quien somos, lo que nos distingue y lo que nos lleva a cumplir con nuestro propósito y  a vivir en nuestros valores. 

Cuando faltamos a nuestros compromisos quebramos la confianza en nosotros mismos y la que los demás depositan en nosotros. Sin confianza el mundo se torna oscuro, receloso, sospechoso. Antes de decir si, asegúrate de que si quieres hacerlo, si puedes hacerlo y si merece la pena hacerlo. Pregúntate ¿en quién me convierte esto que voy a hacer?

6.-Pon amor en todo lo que haces pues lo hará crecer: amar es entregarse, entregarse a una causa, a una misión, a una vocación, a un trabajo, a una actividad, a una relación. Entregarte es darte por completo, poner todo lo que eres, toda tu pasión, tu consciencia, tu atención, tu mimo, tu tiempo, tu energía en lo que haces.  Cuando esto ocurre creas cosas únicas, momentos únicos que encierran todo el valor de lo que eres y aportas. El amor desata una energía creadora y expansiva que nos eleva, nos hace crecer y florecer como personas y todo lo que no rodea se nutre e ello.

7.- Piensa en grande:No te pongas límites y piensa en grande.No te digo que no existan límites o que no seas consciente de ellos, simplemente que te los crees, que no te auto-limites. Pensar en grande te ayudará a superarlos, a ampliarlos, a bordearlos, o a diseñar nuevos caminos cuando esos límites sean infranqueables.El mayor límite que tenemos es la estrechez de miras y de pensamiento y, a veces, llevamos tanto tiempo viviendo con ellos que nos hemos vuelto miopes. Descarga tu mochila de todo lo que te pesa y limita, aligera tus cargas, conéctate con lo que te emociona y te eleva, se muy selectivo con tu atención y busca referentes, ejemplos y modelos de personas que te inspiren. Todo ello te ayudará a que tu energía esté al 100% y a alcanzar la excelencia personal.

8.-Descansa: vivir con pasión, con entrega, con presencia, consciencia, grandeza y comprometidos también consume energía, por eso es importante saber parar, desconectar y recuperarla. La vida no es un frenesí continuo, es un fluir elegante y equilibrado entre actividad y descanso. Descansar es una actividad productiva, significativa y enriquecedora que debemos practicar de forma activa y consciente para recuperar nuestra estabilidad emocional y nuestra paz mental. El descanso, la desconexión es especialmente importante en los tránsitos de una tarea a otra, de una actividad a otra, de un rol a otro, de una etapa a otra de nuestras vidas.

Te encomiendo la lectura del libro “Descansa” de Alex Soojung-Kim Pang que, través de diferentes historias de personajes relevantes, experiencias personales y estudios científicos, nos propone diversas actividades para fomentar el descanso activo en nuestras vidas: caminar, paradas, dormir, ejercicio, juego, periodos sabáticos, vida sosegada, siesta.

9.- Celebra el final de cada día: Cuando completamos un día lleno de acciones conectadas con nuestros objetivos y metas nos llenamos de energía, de orgullo, de satisfacción, experimentamos una sensación de poder y control sobre nuestra vida. Para ello es necesario dedicar un tiempo al final del día a hacer examen de conciencia, a revisar lo que hemos hecho y como nos hemos sentido con ello. ¿Hemos logrados nuestros 3 objetivos? Revísalos y táchalos, celébralo, date algún premio cada día por cumplir con tus propios compromisos. ¿Quién he sido hoy? ¿Qué he logrado? ¿Cómo me siento? ¿Qué he aprendido? ¿Qué he experimentado? ¿Qué tengo que agradecer? Puedes aprovechar para escribir unas pequeñas reflexiones juntos a tus 3 objetivos cumplidos, con ello cerraras el ciclo de tu experiencia. Cerrar ciclos es importante para adquirir consciencia de nuestro progreso y evolución, para experimentar satisfacción con el pasado y esperanza sobre el futuro. Además, las reflexiones nos proporcionan un feedback excelente de cómo estamos viviendo nuestra vida, si nos sentimos bien o no con lo que hacemos, si estamos avanzando en el sentido que nos habíamos marcado. Si las cosas no han ido bien, la reflexión nos ayudará a extraer aprendizajes y significados, que nos harán más fuertes y sabios para comenzar mañana de nuevo.

Si has perdido tu energía, tu fe, tu confianza, tu esperanza, si te sientes agotado, triste, desmotivado, frustrado y necesitas recuperarte en Aquavitacoaching podemos acompañarte para que puedas vibrar con la vida de nuevo.

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring

Autora libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional» Ediciones Pirámide 2019