UNIFEM y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas han elaborado los 7 principios para lograr el empoderamiento de las mujeres, que se recojen en un documento aprobado por dichos organismos. El empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos de la actividad económica, según dicho documento. resulta fundamental para:

-Crear economías fuertes;

-Establecer sociedades más estables y justas;

-Alcanzar los objetivos de desarrollo, sostenibilidad y derechos humanos acordados internacionalmente;

-Mejorar la calidad de vida de las mujeres, de los hombres, de las familias y de las comunidades;

-Promover las prácticas y objetivos empresariales.

Los Principios para el empoderamiento de la mujer son una guía para las empresas y las organizaciones privadas que quieran implantar prácticas tendentes a promover la igualdad de género en el trabajo, el mercado y la comunidad

El Mentoring puede es una práctica práctica que contribuye al logro del empoderamiento de las mujeres. El Mentoring propicia el desarrollo de la persona desde su propio autoconocimiento, permitiéndole conocer sus fortalezas y debilidades, posibilitando el cuestionamiento de creencias, valores, estereotipos, roles, y el desarrollo de habilidades contando con el reforzamiento de un/a mentor/a que le sirve de guía y modelo. Los/as mentores favorecen el incremento de la autoeficacia a través del aprendizaje social, aprendiendo de otros que ya han pasado por los mismos problemas y situaciones.

En el Mentoring se le da autonomía y poder a la mentorada (empresaria, directiva, trabajadora, profesional) pues es quien decide sobre su desarrollo, sus objetivos, sus metas. El/la mentor/a les apoya, guía en base a sus necesidades y se adapta a sus estilos de aprendizaje, tienen un papel mediador y facilitador.

El Mentoring es pues una estrategia que favorece la transformación y el cambio a través del fortalecimiento de la autonomía de la mentorada y el aumento de sus oportunidades, que son los pilares del empoderamiento. Siguiendo a Kaaber (1997), podemos afirmar que el mentoring interviene en los tres niveles que la autora señala para lograr el empoderamiento:

1) el “empoderamiento desde dentro” permitiendo un trabajo de deconstrucción y autoconocimiento

2) “el poder con” mediante el apoyo de los/as iguales, poniendo el énfasis en las redes, la conexión, el aprendizaje a través de otros/as y la potencialidad de la acción colectiva

3) “el poder para” pues se basa en compartir recursos por parte de los/as mentores/as que están en una posición más privilegiada, a favor de otros/as para quienes son valiosos.

El Mentoring puede ser una de las prácticas a incorporar en el ámbito empresarial para lograr cumplir los 7 principios que plantea las Naciones Unidas para lograr el empoderamiento de las mujeres. Sin este empoderamiento dificilmente podemos hablar de igualdad efectiva entre hombres y mujeres, que no solo es un derecho fundamental, sino un principio clave de responsabilidad social empresarial.

Puede asimismo identificarse como una práctica innovadora, que estaría dentro de los objetivos marcados a nivel europeo y que se plasman en el Libro Verde de la Responsabilidad Social empresarial, presentado por la Comisión de las Comunidades Europeas en julio de 2001. En dicho documentos se establece la necesidad de fomentar el desarrollo de prácticas innovadoras en materia de responsbilidad social empresarial, haciendo especial incapie en aquellas dirigidas a la gestión de los recursos humanos aplicando el principio de igualdad de oportunidades.

La desigualdad para las mujeres es especialmente preocupantes en la toma de decisiones en las empresas del sector privado, en su menor participación en todos los niveles de la jerarquía de dirección y de toma de decisiones. a escala europea. Este es uno de los ámbitos donde se puede implantar el mentoring. Sin duda para cualquier mujer será clave contar con una mentora o mentor fuertemente posicionado a nivel empresarial y con experiencia en toma de decisiones y puestos de poder, que la guie en el acceso a la cumbre. Esa mentora o mentor, la ayudará a explorar sus posiblidades, sacar el mayor partido a sus fortalezas, desarrollar habilidades que son clave en los puestos de poder. Le servirá como modelo de comportamiento y como catalizador/a de relaciones. Sus consejos basados en la propia experiencia, el conocimiento de las reglas del juego, que son casi siempre invisibles, son un recurso muy valioso para quienes carecen de ellos.

Los/as mentores/as son una figura que puede contribuir a lograr el empoderamiento de la mujer en el mundo empresarial, interviniendo en los tres niveles del emponderamiento ya apuntados.

 

«Quienes quisieran codificar los significados de las palabras librarían una batalla perdida, porque las palabras, como las ideas y las cosas que están destinadas a significar, tienen historia.» (Joan W.Scott, 1990:23)

El mentoring ha estado unido históricamente a la figura de Mentor, personaje de “La Odisea” de Homero. Mentor es el amigo a quien Ulises designa para preparar a su hijo Telémaco como su sucesor en el reino de Itaca. Telémaco es un joven inexperto que tiene que enfrentarse a una nueva situación: aprender a ser rey. Para ello, necesita de los consejos de alguien más experimentado que le ayude a reflexionar en los momentos de duda y dificultad. Esa persona es Mentor, término que se utiliza, tanto en nuestra lengua como en la anglosajona, para designar a un hombre sabio, sensato, un guía y consejero prudente. Del inglés surge el concepto de mentoring, como la acción de enseñar, instruir, aconsejar y guiar a otra persona.

El término, sin embargo, tiene una historia mucho más rica y antigua, pues la práctica ya existía en otras culturas desde la antigüedad. Se trata de una práctica consistente en ayudar a otra persona en su desarrollo. La ayuda se presta a través de los consejos, de la experiencia y de las preguntas, alentando la confianza en las propias capacidades para buscar las respuestas en nosotros mismos. Paradójicamente, en “La Odisea”, quien realmente desempeña estas funciones es Atenea (diosa de la sabiduría). Ella es la que hace las preguntas y da los consejos, si bien para ello coge prestado el cuerpo y la voz de Mentor. Por tanto, quien intelectualmente lleva a cabo la práctica es una figura femenina y, sin embargo, el término desde antiguo se asocia a hombres, invisibilizando el papel de las mujeres. Si revisamos las definiciones del concepto en los diccionarios de diferentes idiomas comprobaremos que el en ellos se habla siempre de hombre sabio, a pesar de que el símbolo histórico de la sabiduría está asociado a un rostro de mujer, la Diosa Atenea. Así se masculiniza el concepto, prescindiendo de quien realiza realmente la práctica que ahí detrás de él (dar consejos, hacer preguntas, retar) y de quien representa el máximo escalafón del saber y el conocimiento: la sabiduría.

Como dice Norman Cohen, a lo largo de la historia la imagen del mentor, “como modelo representativo del guía sesudo y experimentado que ayuda a avanzar por el camino profesional, siempre ha tenido rostro de hombre, no de mujer”. Y esto se refleja en la literatura sobre mentoring, pues los ejemplos de mentores/as que aparecen en la misma siempre están asociados a varones en posiciones de poder.

El robo del protagonismo femenino en el mentoring es constante a lo largo del tiempo. Así es significativo que, estando vinculada su historia al aprendizaje a través de la experiencia de otros/as, las referencias literarias lo relacionan siempre con el aprendizaje de los oficios, que alcanzo su máximo esplendor con la aparición de los gremios en la Edad Media. Sin embargo, nunca se cita la figura de las matronas que representan este tipo de aprendizaje y que además han existido en todos los pueblos y a lo largo de toda la historia. Cómo ha señalado Teresa Ortiz, una experta en este tema, el oficio de matrona es un oficio de mujeres fundado en un conocimiento de base empírica, cuya forma de transmisión era a través de un sistema de tutelaje de las matronas más experimentadas a las noveles. La asistencia al parto fue una profesión monopolizada por las matronas hasta el  siglo XVIII, momento en el que comenzaron las luchas por parte de los cirujanos para hacerse con este espacio, mediante el “control de la transmisión del saber sobre el parto” y la construcción de un corpus de conocimiento en el que se dio visibilidad e importancia al de base teórica bajo autoridad masculina, frente al práctico que continuo en manos de las mujeres.

La tensión entre estas dos formas históricas de conocimiento, a través de la experiencia y la intuición (MYTHOS) o a través de la adquisición de información codificada utilizando la deducción (LOGOS), es la tensión del poder femenino y masculino. En todos los momentos históricos en los que una práctica, un saber de base experiencial se codifica en cuerpos escritos o se institucionaliza aparece el control masculino del conocimiento y la desvalorización del saber femenino.

Otra prueba de ello son los “salones” que surgieron en el siglo XVII en Europa, especialmente en Francia y, que eran un dominio de mujeres. Los salones franceses son otro ejemplo de aprendizaje a través de las personas y de desarrollo intelectual basado en el intercambio de ideas, utilizando la conversación. En ellos, las mujeres (en su mayor parte pertenecientes a la alta sociedad) comienza a tener una función educadora y surge la idea del aprendizaje en grupo a través de charlas pedagógicas. Los salones representan un espacio nuevo, porque por primera vez confluyen en él hombres y mujeres en pie de igualdad para generar diálogos constructivos sobre cuestiones literarias, científicas, sociales y políticas. Los salones son un ejemplo de mentoring que incorpora además del aprendizaje a través de la experiencia, el aprendizaje basado en el  diálogo y el desarrollo en sociedad a través de modelos. Las saloniers (Madame de Longueville, Marquesa de Sablé, Madame de Sévigné, Madame de la Fayete), como se conocía a las anfitrionas de estos salones, eran verdaderas mentoras de hombres y mujeres, que apoyaban el desarrollo intelectual y social de las personas que tenían potencial en los campos literario, científico y político, actuando como educadoras y como mecenas de unos y otras. La importancia de los salones fue tal que, han sido calificados como espacios de aprendizaje social, escuelas de sociabilidad e instituciones de auto educación informal para las mujeres. Su proliferación, su influencia, su poder informal y, sobre todo su visibilidad exterior, llego a ser tan grande que con ello comenzó su éxito y su fin. Los ilustrados que acudían a ellos (Montesquieu, Hume, Moliere, Voltaire, entre otros) luego en el ámbito público criticaban a las saloniers y las ridiculizaban, así lograron acabar con ellos tras la Revolución Francesa. De nuevo la historia se repite y el poder formal, representado por códigos, normas e instituciones, acaba con el poder informal basado en la capacidad de influencia.

El mentoring por tanto pertenece a la historia de la humanidad.[1] El progreso humano se ha basado en el aprendizaje a través de la transmisión de la experiencia de otros/as y a través de la imitación de comportamientos de personas que han actuado como modelos, lo que conocemos como proceso de socialización. En este tipo de aprendizaje de carácter informal las mujeres hemos tenido un gran protagonismo que, sin embargo siempre ha sido ocultado, hasta el punto de que hoy en día el mentoring se asocia a varones y al mundo de la empresa, cuando es una práctica muy antigua y que ha estado presente en muy distintos ámbitos. Son ejemplos de mentoring tanto el aprendizaje de  conocimientos técnicos y destrezas representado por las matronas y los gremios, como los modelos educativos de desarrollo intelectual y personal de la antigua Grecia o el tutoring ingles. En su vertiente más social, los salones franceses son el referente de las acciones de promoción y mecenazgo que también forma parte del mentoring, así como de la facilitación de los procesos de socialización. Con ello se favorece la introducción en organizaciones o ámbitos nuevos, facilitando el acceso a las personas que pueden influir en nuestro desarrollo y generando un círculo de relaciones valiosas.

Es a partir de los años 70 cuando el concepto da el salto al mundo de la empresa en EEUU y comienza a proliferar la literatura sobre el mentoring que apoya sus beneficios en el ámbito empresarial. La empresa es un mundo dominado por varones y esto ha contribuido a que de nuevo el mentoring siga asociándose más con los hombres que con las mujeres. Las mujeres tienen más dificultades para encontrar mentores/as pues, por una parte, en una organización hay más probabilidades de que existan más varones que mujeres y, por otra, las mayores expectativas de triunfo que existen sobre los hombres suponen un freno en la elección de mentoradas por parte de éstos. Esto es reflejo de lo que señala Norman Cohen: “la influencia de los estereotipos socialmente imperantes lleva a la formación de parejas de mentoring del mismo sexo” y a la vez un obstáculo más para la igualdad.

Por suerte esta tendencia está cambiando, y el lento pero continuo acceso de las mujeres a la empresa y a puestos de dirección y liderazgo está haciendo proliferar la existencia de mentoras y de relaciones de mentoring de distinto sexo.  El gran hándicap está en que estas relaciones no sean sólo mentor/mentorada, sino también mentora/mentorado, mentor/mentorado y mentora/mentorada. Asimismo, debemos huir de realizar clasificaciones y categorizaciones de mentoring según se desarrolle con hombres o con mujeres. Ya se escuchan voces que señalan que el tipo de mentoring que reciben las mujeres es más de apoyo y tutelaje y el que reciben los hombres de promoción y esponsorización. Esto solo sirve para dividir y para seguir generando desigualdad y supone un desconocimiento sobre la realidad del concepto.

El mentoring es mentoring, una práctica de aprendizaje informal dirigida a desarrollar el potencial de las personas. Está asociado al desarrollo de la carrera profesional, es decir, al desarrollo de roles y a la introducción en ámbitos nuevos, que es una de las dimensiones del aprendizaje de cualquier rol profesional. Tiene una bases científicas claras (psicopedagógicas y sociológicas) que explican sus resultados. En todo proceso de mentoring hay un desarrollo emocional, intelectual y social del mentorado/a, la mayor atención a una u otra dimensión dependerá de las necesidades el mentorado/o y de sus circunstancias, pero en todos los casos será mentoring. Si realmente queremos hablar de gestión del talento tendremos que comenzar por desarrollar el potencial que es el germen del talento y éste, salvo que haya pruebas científicas no sesgadas que demuestren lo contrario, está en las personas, sean hombres o mujeres.

Lo que si demuestra la historia es que este tipo de prácticas de aprendizaje informal, basadas en el diálogo, la experiencia (conocimiento a través del MYTHOS) han estado muy vinculadas a las mujeres. Por ello, debemos reivindicar nuestra autoridad en la materia y no dejar que de nuevo seamos invisibilizadas o que este tipo de saber sea desvalorizado.

La separación entre conocimiento informal (mythos) y conocimiento formal (logos) es contraproducente, la suma de ambos, su integración y complementariedad es lo que logra un conocimiento de mayor calidad, la sabiduría. Este es el tipo de conocimiento que requieren los tiempos actuales, cambiantes y complejos y, es el tipo de conocimiento que está en el origen y resultados del mentoring.

[1] antes de Homero existen referencias que se remonta a  5000 años en África donde “se proporcionaban guías para mostrar a la juventud <el camino>” (Ray Carr,1999:6).

 

Fue allá por el 2002 cuando escuche por primera vez la palabra Mentoring. Recuerdo que fue en un encuentro fugaz, en el transcurso de la reunión inicial de un Proyecto Europeo en el que participaba, y cuyo objetivo era acelerar el crecimiento de las empresas lideradas por mujeres.

En esa primer reunión se desgranaron las acciones a desarrollar en el proyecto y entre ellas estaba el Mentoring. Algo se movió en mi que me hizo preguntar por el significado de esa palabra, que me llamó tanto la atencion y sonaba también a mis oídos. La única respuesta que obtuve fue que se trataba de que empresarias con más experiencia ayudaran a otras que empezaban, aconsejándolas y transmitiéndoles sus conocimientos y experiencia.

Nadie tenia muy claro de que iba el tema y cómo llevarlo a cabo, pero algo debió tocar en mi esa palabra, el Mentoring, que me falto tiempo para decir: “no os preocupéis yo me encargo de investigar y de diseñar todas las acciones sobre mentoring”.
Nada más comenzar a investigar me di cuenta de cuánto tenía que ver el Mentoring con mi vida y con los valores que la rigen.

El Mentoring es el desarrollo del potencial a través de la guía de otra persona más experimentada, que actúa como ment@r. Y para poder llegar a desarrollar el potencial de otra persona, la primera condición es creer en él. Creer que existe en todas las personas y que con las oportunidades adecuadas, el apoyo necesario, y muchas dosis de esfuerzo se puede llegar a desarrollar.
Yo misma soy el resultado de muchas personas que desde mis primeros pasos creyeron en mí y me enseñaron a creer en mi. Y esto creo yo es el mayor regalo que se le puede dar a una persona: la fe en su potencial, en su valía. Porque solo desde la fe y la confianza en uno mismo nos podemos construir y desarrollar como personas, crear negocios prósperos y sociedades sostenibles.

Desde el momento en que un ment@r inicia la relación con su mentee, le está diciendo CREO EN TI, CONFIO EN TU TALENTO, lo veo y veo sus posibilidades, y por eso estoy aquí, para guiarte, para apoyarte, para retarte y para ayudarte.

Estoy aquí para compartir contigo todo lo que se y he aprendido de mi experiencia, para que con todo ello construyas la tuya propia. No comparto porque crea que sé más que tu, o que soy mejor que tu. Comparto porque se, que en la unión de lo que tú sabes, lo que tu tienes y lo que tu eres, con lo que yo se, yo tengo y yo soy estamos dando vida a un nuevo proyecto, a una nueva trayectoria personal y profesional. Compartir es crear.

Mi experiencia es valiosa, porque como todas las experiencias sirven para descubrir aprendizajes que pueden ser transmitidos a otros para estimular y acelerar su cecimiento. Yo te guiaré a través de mi experiencia, pero tendré siempre presente tus necesidades, tus motivaciones, tus objetivos y tus fortalezas.

Intentaré comprender tu mundo, cómo piensas, como te sientes y como te afectan las distintas situaciones a las que te iras enfrentando. Todo ello desde la máxima consideración y respeto que te mereces como persona y con el único objetivo de prestarte la mejor ayuda para ti.

Todo lo que te diga será corroborado por mis actos, te mostare como se pueden hacer las cosas con mi ejemplo, porque el ejemplo tiene mucha mas fuerza que cualquier consejo que te pueda dar y es lo que aporta credibilidad a las palabras.

Compartiré contigo mi tiempo, mis recursos y energía porque aprecio en ti el afán por mejorar que yo siempre he tenido.

Reconozco y valoro lo que eres, lo que haces y tu propósito de superarte. Juntos nos centraremos en hacer crecer tus fortalezas y tu potencial, y en hacer brillar todo aquello que haces muy bien.

Sobre todos estos valores, fe, confianza, generosidad, consideración, respeto, ejemplo, coherencia y aprecio, es sobre los que se construye la relación de mentoring y el rol del ment@r.

Muchas veces me preguntan que es lo que hacen un ment@r? Y la mejor respuesta para mi es que un Ment@r descubre y aprecia en su mentee todas sus posibilidades de mejora, desarrollo y crecimiento. Observa, escucha y pregunta para descubrir esas posibilidades y sobre ello, sobre la materia que ya existe, el potencial del mentee, trabajar para transformándolo en talento, en esa pieza única y diferente que es la mejor versión de cada uno de nosotros.

Porque transformar es trabajar sobre lo que ya existe para llevarlo a su máximo nivel de desarrollo y crecimiento.
« En cada bloque de mármol veo una estatua tan clara como si se pusiera delante de mí, en forma y acabado de actitud y acción. Sólo tengo que labrar fuera de las paredes rugosas que aprisionan la aparición preciosa para revelar a los otros ojos como los veo con los míos. » Michelangelo Buonarroti

Para lograr esto el Mentor debe tener una mirada apreciativa, que busque lo positivo, que aprecie la diferencia, que vea más allá, y debe preguntar para despejar todo lo que sobra y está impidiedo que el potencial de su mentee brille y pueda visibilizarse.

El mentoring es transformar el potencial en talento. Es descubrir ese potencial y ayudar al mentee a que desde el construya la visión de lo que quiere lograr. El mentoring es acompañar y guiar al mentee, a traves de la experiencia, las preguntas y la reflexión, desde donde esta ahora hasta donde quiere llegar. Es ayudarle a lograr sus objetivos, aprendiendo del camino, para que una vez terminado el proceso de mentoring, el mentee pueda caminar y volar solo con paso firme y vuelo alto.
En cada mentor hay alguien que un día sintió que el único propósito de sus acciones era el de inspirar a otros a soñar más, a aprender más, a hacer más y a ser mejores. Y esto es mucho más que simplemente transmitir experiencias.

Cada pregunta que formulamos provoca un movimiento que precede al cambio. Las preguntas movilizan el pensamiento en búsqueda de respuestas que generan un antes y un después, creando una nueva realidad.
John C. Maxwell, señala que las preguntas son la herramienta clave para nuestro crecimiento personal, para el desarrollo de ideas, y para la gestión de equipos. Hacer buenas preguntas tiene un poder transformador que todos deberíamos practicar, sea cual sea el rol que ejerzamos, pues al preguntar estamos provocando procesos que son muy valiosos para el desarrollo y crecimiento de las personas y las organizaciones:

1.-APERTURA MENTAL: Las preguntas son las llaves que abren las distintas puertas que hay en nuestra mente, y tras esas puertas existen nuevas ideas, opciones y posibilidades que nos permitirán ampliar nuestra perspectiva, nuestra visión y tomar mejores decisiones.
Sin apertura mental no hay ni cambio, ni avance. Cuestionar nuestros puntos de vista nos permite explorara, indagar, curiosear y todo ello libera el potencial.
¿De qué otra forma podría ser abordada esta situación que describes?

2.-CONOCIMIENTO:Las preguntas nos permiten incrementar nuestro conocimiento, ampliarlo y diversificarlo al unirlo con el conocimiento que los demás nos transmiten al preguntarles. Nuestro saber crece y se hace más sólido cuando se nutre de las aportaciones, sugerencias y puntos de vista de los demás.
El conocimiento se construye en la interacción social. Según las tesis de Piaget y otros constructivistas, cada uno de nosotros formamos nuestros conocimientos a partir de los conocimientos que ya poseemos, poniéndolos a prueba y contrastándolos con la realidad, en la que interactúamos, y de la que una pieza fundamental son los demás.
¿Qué opinas tu al respecto? ¿Cómo lo ves tu?

3.- CONEXIÓN y RELACIONES: Las preguntas tienden puentes hacia los demás, ayudándonos a conectar con sus emociones, sus deseos, sus sensaciones, sus estados de ánimos, sus necesidades. Al preguntar estamos demostrando interés por el otro, esto nos acerca. Con las preguntas provocaremos que se impliquen en la conversación y a través de las conversaciones se generan relaciones, que pueden ser importantes alianzas en el futuro.
Al interesarnos por las necesidades del otro, por sus deseos, por lo que es importante para él, estamos provocando en el una sensación de aprecio y valoración, dándole un espacio importante en nuestro mundo. Al preguntar, implícitamente estamos valorando el conocimiento de la otra persona y poniéndolo al mismo nivel que el nuestro.
¿Qué te parece? ¿Cómo te hace sentir? ¿Qué harías tu?

4.- ATENCIÓN: Las preguntas amplian nuestros horizontes, pues al preguntar podemos desplazar el foco de atención. Pensemos por ejemplo en una situación que todavía nos duele, nos molesta o nos preocupa. Ahora hazte las siguientes preguntas acerca de ella:
En primer lugar prueba con : ¿Cuál es el problema? ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Por qué no lo has resuelto aún?
Después intentalo con: ¿Que es lo que quieres lograr? ¿Qué vas a hacer para conseguirlo? ¿Cuándo lo vas a hacer?
Las primeras preguntas te enfocan en el pasado y en el problema, las segundas en el futuro y en la solución. Tu eliges donde enfocarte.

5.- CAMBIO: En el mismo instante que formulo una pregunta estoy provocando un proceso de cambio.Imaginemos una situación que nos ha producido mucha indignación y rabia. Si en ese momento nos preguntamos ¿Por qué me ha pasado esto a mí? ¿Qué he hecho para que me pase esto? Me mantengo en la situación, no salgo de ella, mis emociones negativas se reviven. Sin embargo si me planteo ¿Qué me ha enseñado esto? ¿Qué puedo aprender de ello? Estoy generando ya un cambio emocional, pues con estas preguntas rebajo el nivel de rabia e indignación, inicio un proceso de reflexión que modifica el de ofuscación propio de la rabia e indignación. Comienzo a ver otras posibilidades en la situación, a mirar de otra forma, se inicia el cambio.

6.- APRENDIZAJE:Con las preguntas aprendemos a como pensar y a reflexionar, construyendo nuestro propio aprendizaje. Si nos limitamos a recibir conocimiento de otros (libros, charlas, formación, internet, etc) sin hacernos preguntas, sin cuestionarlos, estaremos reproduciendo conocimiento ajeno y no generando nuestro propio saber. Preguntar nos da la libertad de crear nuestros propias visiones, teorías, puntos de vista, saberes.
¿Qué me esta diciendo todo esto?, ¿Cómo me puede servir en el futuro?

7.-CONCIENCIA: Las preguntas nos ayudan a tomar conciencia, a ver lo que no vemos o a ver de forma diferente a la que vemos. La conciencia nos permite adquirir un conocimiento más profundo de nosotros mismos y de cómo influyen los estados de ánimo en nuestra percepción. Elevar el nivel de conciencia nos hace conocer mejor nuestros recursos, saber cómo, cuándo y dónde emplearlos y adecuar nuestro comportamiento de mejor forma a cada situación.
¿Cuál es el propósito de lo que has hecho? ¿Qué sientes ante esta situación?

8.- CREATIVIDAD: Las preguntas encienden la chispa que hace brotar la creatividad, visualizando nuevas oportunidades, nuevas perspectivas, nuevos cursos de acción. La formulación de hipótesis, proceso mental fundamental en la creatividad, siempre va precedida de una pregunta en busca de lo que falta, de lo que podría ser.
¿Qué se te ocurre para solucionarlo? ¿Cuales son las opciones existentes?

9.-RESPONSABILIDAD: Preguntar para que el otro encuentre su propia respuesta, su propia manera de hacer las cosas, fomenta su responsabilidad para ser el dueño de sus actos y de su destino. Según Whitmore, al asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos y acciones incrementamos nuestro nivel de compromiso respecto a ellos .
¿Cómo lo harías tu? ¿Cómo lo solucionarías tu?

10.-PROACTIVIDAD: Las preguntas al depositar en el otro la responsabilidad de pensar y de decidir, invitan a actuar, fomentan la proactividad.

¿Qué vas a hacer? ¿Cuándo lo vas a hacer?

Preguntar es una habilidad que se desarrolla con la práctica continua, hasta que se convierte en hábito. Todos debemos integrar las preguntas en nuestro día a día, empezando por preguntarnos a nosotros mismos para tener la seguridad de estar caminando en la direccion elegida y haciendolo en la forma adecuada para logra nuestras metas.

Te propongo para ello un pequeño hábito de reflexión y cuestionamiento diario, que te convertirá en el líder de tu vida y te servirá para liderar a otros. Para cada decisión y cada acción que tomes, hazte antes estas 7 preguntas, y luego decide y actúa. Si ya lo has hecho y algo no va, no estas satisfecho, no te sientes bien, para y hazte estas 7 preguntas, y luego decide si sigues por el mismo camino o cambias de rumbo:

1.- ¿Que dice de mi lo que estoy haciendo o voy a hacer?
2.- ¿Qué sentido tiene para mi?
2.- ¿Me acerca o me aleja de mi meta?
3.- ¿Cómo afecta a los que me rodean?
4.-¿Es lo mejor que podía hacer hoy, con los recursos de que dispongo?
5.- ¿Que gano y que pierdo? ¿Me compensa?
6.- ¿Estoy añadiendo valor a mi entorno?
7.- ¿Me permite ser soberano de mi tiempo?

Los buenos líderes primero preguntan, luego escuchan, aprenden, y después lideran. Los líderes transforman a través de preguntas provocadoras de cambios. Si quieres ser un mejor líder y mejorar tu habilidad de preguntar, te invito a leer mi libro sobre El Arte de Preguntar, descubriras un mundo lleno de posibilidades.

 

Hace apenas unos días ha caído en mis manos este excelente artículo sobre un caso real de Mentoring dentro de una compañía americana, escrito por los máximos responsables de la misma, y publicado en la Harvard Business Review este mes de Diciembre.
David F. Melcher, CEO and president, y A. John Procopio, senior vice president and the chief human resources officer, nos relatan los resultados del Programa de Mentoring llevado a cabo en su empresa, EXELIS, dedicada al sector aeroespacial y de defensa, que factura 5,5 billones de dólares.

El programa de Mentoring en esta organización se diseñó con el objetivo de que los miembros del Consejo de Administracion ejercieran como mentores de los ejecutivos de alto nivel de la compañía, que podrían ser los líderes de la misma en el futuro, al objeto de desarrollar sus habilidades de liderazgo.

El perfil de mentor que ha utilizado esta compañía tiene las competencias y características que defendemos desde la Escuela de Mentoring , pues no se trata de un mentor que simplemente aconseja, sino que también utiliza competencias y técnicas de coaching, forma y transmite conocimientos, y relaciona y patrocina a sus mentees. Contempla por tanto las tres dimensiones que es necesario desarrollar en cualquier rol profesional, la emocional, la intelectual y la social.

El programa contó con la participación como mentees de 10 empleados y tuvo una duracIón de uno a dos años. Desde el principio se consideró vital realizar una buena selección de las parejas mentor-mentee, pues es una de las claves del éxito de un programa de Mentoring. Asimismo la compañía elaboro una guía interna con una metodología propia para desarrollar el programa.

Los beneficios del programa para los mentees fueron muy bien valorados por estos y por la compañía, destacando el incremento de la confianza, una mayor asunción de retos, el incremento del aprendizaje de su rol de una forma más rápida y práctica, el aumento de contactos profesionales, la adquisición de mayor experiencia a través de la observación del modelo que representaba su mentor. Destacaron especialmente el aprendizaje y desarrollo de estrategias personales en gestión del tiempo, muy útiles para desempeñarse con éxito como líderes en el futuro.

Uno de los participantes, vicepresidente senior y presidente de la división de Sistemas de Información de la compañía, señala que ha aprendido lo que realmente tiene que hacer un CEO y como tiene que interactuar, relacionarse y comunicarse con el Consejo de Administracion.

Sin embargo, lo que más sorprendió a la compañía fueron los beneficios que los propios mentores reportaron, especialmente en cuanto al incremento y mejora de las habilidades para capacitar a otras personas y desarrollar su potencial. A ello hay que añadir algo que a veces no se valora suficientemente en este tipo de programas: el incremento del nivel de satisfacción personal de los mentores, que es un recurso y activo valiosísimo en una organización. Hace unas semanas publicaba un post sobre la necesidad de incrementar el nivel de engagement en las organizaciones para obtener resultados excelentes, y citaba el Mentoring como una de las prácticas que favorecen el incremento del nivel de compromiso y satisfacción de las personas que forman parte de una compañía.

Los mentores consideran muy satisfactoria su participación en el programa, no sólo por la mejora de sus competencias, sino también por haber contribuido a lograr una diferencia, un cambio y mejora en la vida de su mentee. También porque vieron ampliadas sus propias redes de contactos profesionales, y por la adquisición de nuevos conocimientos técnicos a través de sus mentees. Algunos señalan que el programa de Mentoring les ha servido para conocer más de cerca la empresa y que esto le ha servido para ser más eficaz como consejero de la misma.

Una vez más se cumple mi visión de que el Mentoring tiene un efecto multiplicador, pues no sólo genera beneficios para los mentees y los mentores, sino también para la compañía. Lo he visto en todos los programas de Mentoring que he dirigido y coordinado, y en los que he podido revisar a través de mi labor como miembro del Consejo Editorial de la Internacional Journal European Mentoring & Coaching Council: el Mentoring produce beneficios para los mentees, para los mentores, para la organización, y para la sociedad en su conjunto.

En el caso de la compañía de la que habla el artículo de la HBR, la propia empresa cita las siguientes mejoras obtenidas a través del programa de mentoring:

-Mejora del rendimiento individual: Los mentees han demostrado un mayor compromiso, lealtad y productividad.
-Mejora capacitación organizacional: El resto de ejecutivos de la compañía han comenzado a ejercer como mentores, en base al ejemplo de los que participaron en el programa de mentoring, y han tomado como mentees a otras personas dentro de la organización para mentorizarlos.
-Mejora la gobernanza: Las relaciones entre los distintos grupos de interes a nivel interno de la compañia mejoran, hay un conocimiento más claro y directo del talento y las capacidades de liderazgo de las personas que trabajan en la organizacion, lo cual facilita la identificación de futuros líderes que pueda necesitar la organizacion.
–Mayor conocimiento y mejora de la supervisión: Los miembros del Consejo tienen una mejor comprensión del negocio, lo que facilita y enriquece las reuniones del consejo y mejora la gestion de la compañia.
–Incremento del nivel de confianza: El programa de mentoring ha aumentado el nivel de confianza entre los miembros del Consejo y los altos ejecutivos o lideres de alto nivel de la compañía, pues ambas partes han aprendido a comunicarse de una forma más cercana y franca.

Contar con un Mentor o Mentora es algo que ni las organizaciones, ni las personas pueden dejar al azar. Los beneficios que reporta el mentoring a todos los niveles son demasiado importantes para el desarrollo de organizaciones y personas. Con el diseño de programas formales de mentoring se logran cuatro procesos que hoy en día son claves en las organizaciones:

– Acelerar el proceso de desarrollo del potencial y por tanto obtener talento para la organización de una forma más rápida.
– Capitalizar el saber acumulado en las personas que están en la organización y facilitar por tanto la transmisión del conocimiento dentro de la misma.
– Generar vínculos y relaciones valiosas entre las personas que conforman la organización, creando un sentimiento de comunidad que favorece la mejora del rendimiento, la productividad y el compromiso organizacional.
– Facilitar y acelerar los procesos de cambio y tránsito que constantemente se dan dentro de las empresas, tanto a nivel organizacional como individual, permitiendo una mayor y más rápida adaptación a nuevos retos y demandas.

Son muchos los artículos que últimamente me encuentro sobre Reverse Mentoring o Mentoring Inversa. No se sí es por la necesidad de novedad que esta sociedad tiene, por el peso que las nuevas tecnologías tienen en nuestra vida o por la llegada de la generación Millennials.

En todo caso el Reverse Mentoring cuestiona la creencia de que si eres senior, tienes mucho que enseñar, y si eres junior, mucho que aprender, y cambia aparentemente las reglas del juego, pasando a ser mentores los empleados más jóvenes de las compañías, y mentees quienes acumulan más edad. La Revista Real State Maket & Lifestyle lo señala como una de las 20 tendencias internacionales en el espacio de trabajo.

La razon de esta nueva tendencia es la necesidad de las organizaciones de introducir a sus directivos senior en las nuevas tecnologías, las redes sociales, las últimas tendencias laborales, y el desarrollo de la creatividad. No es de extrañar que esta nueva práctica este implantandose con mas fuerza en el sector tecnológico y el de la publicidad.

Sin ir más lejos hace apenas unas semanas asistí a un acto en el que nombraban socio de honor a César Cernuda, Presidente de Microsoft para Asia Pacífico, en el que el mismo revelaba que había propuesto a su empresa implantar Reverse Mentoring.

Son muchas las empresas que ya han utilizado esta práctica, tal y como revela el artículo aparecido en el New York Times en el 2011, “Reverse Mentoring Cracks Workplace”: General Electric, HP, Cisco Systems. Los beneficios que reportan no son sólo la actualización de ideas y conocimientos para los séniors, sino que los mentores más jóvenes incrementan su nivel de compromiso con la compañía al percibir que contribuyen a su mejora, y su nivel de motivación, al sentir que se les escucha y que sus saber es valioso.

Ya en el 2005, R. Wayne Mondy,Robert M. Noé, en su libro sobre la Administración de los Recursos Humanos citaban entre las prácticas de capacitación y desarrollo el Reverse Mentoring, otorgándole una gran capacidad de transformación y gestión del cambio organizacional

En España, hace unos pocos días, Eva Lévy señalaba en un artículo que el Reverse Mentoring propicia un intercambio de conocimientos técnicos, profesionales y humanos muy enriquecedor para todos. Destacando que no es una cuestión solo de aprender habilidades técnicas de los mas jóvenes, sino de tomar conciencia de una manera nueva de abordar el futuro y las relaciones que ha introducido la tecnología, las redes sociales e internet.

La Farmaceutica Novartis integra los programas de Reverse Mentoring en sus políticas de Responsabilidad Social. Su “Programa Athena” es una iniciativa que tiene como objetivo integrar las diversas generaciones que conviven en la empresa para promover equipos de alto rendimiento. A cada miembro del Comité de Dirección de la compañía se le asignan dos jóvenes mentores pertenecientes a la Generación Y para trabajar sobre la forma de hacer negocios, las motivaciones personales y profesionales, los estilos de vida, la identificación con los valores de Novartis y el estilo de liderazgo de los directivos.

Los beneficios de esta práctica, como los de cualquier proceso de mentoring, son muchos como loseñalan los propios implicados. El Director de RRHH de ING Direct participo como mentee en un Reverse mentoring y destaco: “Te abre los ojos, descubres que hay cosas que creías saber pero estabas equivocado. Te da nuevos puntos de vista y te planteas constantemente nuevos retos”.

El Reverse Mentoring tambien ayuda a que la empresa esté más atenta a las tendencias del mercado, a lo que las nuevas generaciones demandan, a como llegar a ellas y como comunicarse con ellas. Para los empleados más jóvenes, el asumir el rol de mentor frente a alguien más mayor, supone todo un ejercicio de desarrollo de responsabilidad y empatía, que redundara en su aprendizaje, preparación y madurez laboral y personal.

Para los séniors supone un cambio de aires, más frescura, el poder estar con gente más joven te rejuvenece. El conocer los problemas, las motivaciones y expectativas de una generación más joven, ver como encaran la vida, les permite ampliar su perspectiva. Y esa perspectiva nueva más la que ellos tienen por su experiencia es una combinación muy potente para ellos y para la organización.

Pero no todo son beneficios, las iniciativas de Reverse Mentoring encuentran a menudo un escollo importante: las personas con mas edad y experiencia, y en especial en altos puestos, no siempre estan dispuestas a aprender de los mas jóvenes, no se fían de sus iniciativas y presentan gran resistencia hacia lo nuevo. Con ello se pierden una oportunidad muy importante de aprender de otra forma y otras cosas.

Quizás el Reverse Mentoring no suponga ningún cambio en las condiciones habituales de cualquier mentoring, sino simplemente una consecuencia de los cambios sociales. El Mentoring es el aprendizaje a través de la experiencia, y experiencia no es sinónimo de mas edad.

Aunque siempre se ha considerado que a más edad, más experiencia, esto no tiene por que ser así. Los tiempos actuales nos dan prueba de ello con niños, adolescentes y treinteañeros que tienen más experiencia y habilidad en el uso de dispositivos y aplicaciones tecnológicos, redes sociales, e internet, que se convierten en los maestros e instructores de sus mayores.

En mi experiencia como mentora puedo contar que una de mis primeros procesos fue de Reverse Mentoring. Con 34 años fui mentora de la propietaria y directora de una Residencia geriátrica de 52 años. La explicación, yo tenía 10 años de experiencia ya como empresaria y directiva, y ella llevaba apenas año y medio con su empresa y quería desarrollar diversas habilidades directivas y reforzar su rol como empresaria.

La clave en el mentoring no es la diferencia de edad, sino la diferencia de experiencia, y el valor que esta tiene para el aprendizaje del mentee.

Apostar por el talento, es un acto de fe. Esta es la esencia del Mentoring.

El Mentoring y el desarrollo de la inteligencia emocional

Desde que la inteligencia emocional se instaló en nuestras vidas, empezamos a entender situaciones, quizás hasta entonces inexplicables. Desde el ingeniero graduado cum laudem que no ha sido capaz de encontrar trabajo, y que se halla inmerso en una profunda depresión, hasta aquella chica de la segunda fila que nunca destacó por nada y sacaba tan malas notas y, que hoy, es una de las directivas de mayor éxito del país. También se abre una luz de esperanza para todas aquellas personas que nunca destacaron como brillantes estudiantes, o que parecían no tener un sitio en este mundo.

La esperanza se llama persona, y se encuentra en ella misma, en su potencial, en su deseo de querer hacer y de aprender. Daniel Goleman nos dice que el desarrollo de la inteligencia emocional no está determinado genéticamente, constituye un proceso de aprendizaje continuo que nos permite ir aprendiendo de nuestras experiencias.

Por ello, habilidades y actitudes tan importantes como, la motivación, la empatía, el autocontrol, la adaptabilidad, la innovación, el compromiso, la iniciativa, el optimismo, la comunicación, la resolución, la colaboración y la cooperación, pueden ser desarrolladas por todos, solo hace falta que las descubramos. A veces necesitamos de alguien que nos ayude a descubrirlas, ponerlas en valor y desarrollarlas.

Ese alguien es un mentor, esa persona que facilita el autoconocimiento, el aprendizaje experiencial y el crecimiento personal de otras personas. El mentoring se centra en la persona, en el despliegue de su propio potencial, respetando sus necesidades y su forma de aprender, teniendo en cuenta sus motivaciones de crecimiento y sus objetivos de aprendizaje y cambio.
Aprendizaje y Desarrollo del talento

El mentoring es una suma de saberes, de saber ser, de saber saber y de saber hacer, porque es una suma de personas. El mentoring es una relación de ayuda en la que el Mentor guía y apoya al Mentee en su proceso de desarrollo. Una relación en la que ambos suman capacidades y aprendizajes, pues hay una transferencia de experiencias y saberes entre ambos.

Se trata de una poderosa metodología de trabajo, que prepara a las personas para responder adecuadamente a las diversas y complejas situaciones, que se le pueden presentar en su vida profesional y personal. Y estar preparado para la vida es una responsabilidad personal y social, pues como dijo Platón, todo ciudadano tiene la obligación de desarrollar su potencial y de participar en la construcción de la ciudad. No se puede construir una sociedad sana y resiliente si las personas no saben superar situaciones difíciles, resolver conflictos satisfactoriamente, y resolver óptimamente los problemas que se les presentan.

Si todos nos involucramos en aprender, y en ayudar a aprender a otros, estamos construyendo una sociedad mejor, con individuos más preparados, más capacitados y más solidarios. Este es el verdadero propósito del mentoring, apostar por el talento de las personas, por su desarrollo, con el objeto de que pueda interactuar con su entorno aportando su experiencia para mejorarlo, que puedan hacer frente a los problemas que se dan a lo largo de la vida, que puedan anticiparse incluso a ellos, que puedan desarrollar su potencial para aportar al mundo lo mejor que tienen, y que puedan mejorar su calidad de vida y la de los demás.

Fe y confianza para ayudar a crecer

Apostar por las personas implica creer en ellas, creer que en ellas está todo lo necesario para lograr lo que se proponen. De ahí que un mentor interprete muchas veces el papel de Pigmalión, porque tiene que hacer sentir a su mentee que cree en él, que cree en su capacidad para lograr los retos que se ha marcado, que cree en que puede hacer realidad sus sueños.

Un mentor alienta, apoya y reta, desde la “consideración empática y positiva” hacia su mentee. Un mentor te ayuda a ver que solo tú eres el autor y actor de tu propio aprendizaje, y el que tiene las soluciones a los problemas. Cuando el mentor cree en el mentee y se lo sabe transmitir, está haciendo brotar en él la semilla de la confianza en sí mismo.

Cuando abrimos la puerta de la confianza, la persona comienza a liberar su potencial y a tomar las riendas de su desarrollo, empieza a desplegar capacidades que estaban dormidas u ocultas. Pasa de ser un mero espectador de su propia vida, a asumir el papel protagonista de la construcción de su historia personal. Empieza a caminar por la vida dejando su huella personal, su legado.

Todo proceso de mentoring comienza, por tanto, con un acto de fe, ese momento en que otra persona con más experiencia cree en ti, te hace ver tu potencial y todo lo que podrías hacer con él, y te hace sentir su valor. A veces necesitamos que alguien vea en nosotros, y que nos ayude a ver, porque estamos tan llenos de esa maleza de la que hablaba Sócrates, que no podemos llegar hasta la luz o nos da miedo atravesar un camino que no sabemos a donde nos va a llevar.

Debemos por ello estar atentos a las oportunidades que la vida nos brinda, poniendo en nuestro camino a una de esas personas que nos dan crédito sin interés, que nos hacen creer en nosotros mismos y que nos ayudan a desplegar toda nuestra energía, ilusión y fortaleza para alcanzar lo que queremos y a descubrir que es lo que de verdad da sentido a nuestra vida. Ese capital que invierten en nosotros está formado por su ilusión, su tiempo, su experiencia y energía y, su retribución es la recompensa de vernos crecer y prosperar.

Esta es la verdadera esencia de un mentor, una persona que cree en las personas y que invierte en ellas, porque seguramente alguna vez en su vida alguien creyó e invirtió en él sin pedirle nada a cambio. A veces estos inversores en personas aparecen de forma casual y nos tiende la mano de una forma puntual, otras pasan a formar parte de nuestra vida de una forma más estable. Otros, no son tan afortunados y nunca han contado con estos inversores.

Los gobiernos se preocupan mucho por crear las condiciones necesarias que atraigan el capital financiero a sus territorios, buscan inversiones en inmuebles, negocios, etc., creo que va siendo hora de crear las condiciones necesarias para que haya más inversores en personas, y más personas en las que invertir, y unas buenas condiciones para hacerlo. El mentoring debe ser una política de inversión de toda organización y toda sociedad que de verdad quiera apostar por las personas y su talento.

Una de las grandezas del mentoring es que el verdadero reconocimiento como mentor o mentora solo te lo puede dar la persona que te considera como tal. Esa persona que te ha dado su credibilidad porque tú has depositado tu confianza en ella.

Aunque he tenido más de 60 procesos de mentoring a lo largo de estos 13 años, no puedo decir que he sido la mentora de las personas que han pasado por los programas o procesos de mentoring en los que he participado. Todo lo más que podría decir es que he utilizado el mentoring en mi forma de trabajar con ellas, que el mentoring es mi forma de relacionarme con las personas en las que descubro un potencial o un deseo de mejorar.

El mentoring es para mi una forma de ser, de estar y de hacer.

No hay una disciplina científica que nos haga mentores, ni siquiera hay una formación que nos haga mentores. En los programas de formación de mentores y mentoras que dirijo e imparto, en realidad no formamos mentores, preparamos a personas que desean ejercer este rol para que lo hagan lo mejor posible, para que entiendan en que consiste ese papel, para que conozcan las herramientas que pueden facilitarles ese desempeño. Pero antes que la formación está la actitud necesaria para ser un buen mentor o mentora, y saber ganarse la credibilidad del mentee.

¿Y cómo son esas personas en las que otorgamos nuestra credibilidad? Pues son personas como las que describen Juan Mateo y Juan Manuel Lillo en su libro “Liderar en tiempos difíciles”: personas que dan alas, que donan sinergias, que emanan compromiso, que inoculan responsabilidad recíproca, que regalan confianza, que esparcen credibilidad, que gozan de enorme capacidad de arrastre, que irradian pulsión, que contagian disponibilidad, y que vierten un arraigado sentido del deber.

Algunos quizás os preguntéis, ¿dónde existen personas con esas cualidades? ¿cómo voy a arriesgarme a confiar mi desarrollo profesional en alguién que quizás no va a cumplir todas estas expectativas? No se trata de buscar seres perfectos, simplemente hay que observar el comportamiento de quienes nos rodean, y fijarnos en esas personas que nos ofrecen credibilidad, que nos transmiten confianza, de las que podemos aprender y con las que podemos crecer. Y eso lo sabes en el momento en el que estas cerca de una de ellas, transmiten una vibración especial, resuenan.

¿De cuantas personas podríamos decir que siempre están a la altura de las circunstancias, que sabemos que podemos contar con ellas, que no nos van a fallar? Este es el tipo de personas que nos dan seguridad, en las que creemos y confiamos. Son esas personas que desde que las conocemos mantienen una línea de comportamiento ante las mismas situaciones, y por eso sabemos lo que podemos esperar de ellas.

Y lo sabemos porque nos lo ha demostrado con sus actos una y otra vez, porque cuando dijeron que lo harían lo hicieron, porque si se comprometen lo cumplen, porque no buscan excusas para no hacerlo, porque cuando cometen un error nos lo hacen saber, se disculpan y no buscan el perdón. Son esas personas que cuando no pueden o no quieren plegarse a nuestras necesidades o peticiones nos dicen que no, en vez de decirnos que sí para quedar bien y luego no hacerlo.

Son esas personas de las que a veces huimos o evitamos, cuando sabemos en nuestro fuero interno que no estamos haciendo las cosas bien, que vamos por mal camino y no queremos reconocerlo, que nos estamos engañando, porque sabemos lo que nos va a decir y que tiene razón. O son las primeras a las que acudimos porque sabemos que nos va a ayudar a clarificarnos, a conectar con nuestros verdaderos propósitos, que nos va a hacer cuestionarnos, y no nos va a dar la razón para tenernos contentos.

Son esas personas que no nos dicen lo que queremos oir, si no lo que realmente piensan y observan, aunque eso nos disguste e incluso nos genere rechazo. Son esas personas para las que no todo está bien, no todo vale, y no todo es fantástico y maravilloso, porque son personas realistas y con criterio propio. Este son el tipo de persona que nos dan confianza y a las que nosotros damos nuestra credibilidad.

Una relación de mentoring puede iniciarse de distintas formas:

– de forma espontánea, el mentor ve unas cualidades a desarrollar en una persona por las que merece la pena invertir su tiempo, energía y esfuerzo, y de forma voluntaria e informal decide ayudarle a desarrollarlas. Este fue mi caso, tuve la gran fortuna de que una de las personas que para mi reunía las mayores cualidades de liderazgo y mentoring que yo he visto hasta la fecha, me acogiera para guiarme, potenciarme, impulsarme y mucho más. Esa persona fue mi mentora, Kike Gomez Haces.

– el mentee indentifica a una persona como su posible mentor, porque le parece una persona digna de confianza, con experiencia, honesta y con capacidad para ayudarle, y o bien la contrata como tal o se pega a ella como una lapa para absorver toda la experiencia que pueda, los aprendizajes, reflexiones, consejos, etc. Que también confieso fue un poco mi caso, “lo de pegárse como una lapa.”

– dentro de un programa de mentoring formal en una organización, en el que previamente se eligen unos mentores y unos mentees, se forman las parejas que se estima mejor pueden funcionar para el desarrollo del potencial del mentee.

En cualquiera de los casos, esa relación que se inicia no tendrá futuro si el mentor no se gana la confianza de su mentee, y si éste no cree en él, o si a lo largo de la relación el mentee detecta incoherencias en el comportamiento de su mentor, que lo que le dice o aconseja no lo aplica a sus propios comportamientos, no da ejemplo.

Si todo fuera tan fácil como ser empáticos, comunicarse bien, tener experiencia, ser asertivo, o transmitir conocimientos, muchas personas podrían ser mentores, bastaría con estudiarse el papel, ser buen conversador, dar consejos y listo.

Pero no, hay que dar ejemplo, hay que ser coherente, lo que digo es lo que hago, hay que contar experiencias propias en las que se ha pasado por situaciones similares a los que atraviesa el mentee, en las que se han tenido problemas iguales a los que plantea el mentee, y de las que se ha aprendido, y es ese aprendizaje de la vivencia pasada lo que se transmite al mentee. En el mentoring no hay teorias es práctica pura, dosis de realidad personal sin aditamentos.

Un mentor tiene que tener la valentía de reconocer todas las veces en que no lo ha hecho bien, en las que se ha equivocado, en las que ha tenido que luchar contra sus miedos, resistencias y bloqueos. Y tiene que contarlo con pelos y señales, sin adornos, sin rodeos, de forma clara y directa. Como han sido eso fracasos, esas situaciones difíciles, como los supero, que aprendió de todo ello. Y eso ni se improvisa, ni se inventa, ni se puede tener aprendido, no son unas cuantas letras escritas en un papel que nos hemos estudiado y que podemos recitar como si fuera una obra de teatro.

Las historias del mentor son historias de vida, de su vida, la que él ha construido segundo a segundo a base de consciencia, responsabilidad, acción y reflexión. Esa vida que esta impresa en nuestra memoria, y que es una fuente de intuición y sabiduría.

Un proceso de mentoring puede llegar a ser agotador, se invierte mucha energía por parte del mentor, pues en cada sesión está vaciándose constantemente de experiencias, de vivencias propias para ayudar a su mentee. Más allá de las sesiones, está continuamente pensando en la mejor forma de ayudarlo, lo tiene presente siempre y está atento a cualquier oportunidad o recurso que le pueda ser útil, a cambios en su vida que le puedan afectar en su proceso de desarrollo.

La sensación tras cada sesión de mentoring es de agotamiento, de vacío, y sin embargo te sientes vivo y renovado. El mentoring viene a ser algo así como un trasplante de corazón de un cuerpo a otro, supone el vaciado de una vida para llenar otra. Cuando tú transmites y compartes con el mentee tu experiencia sientes que te vacias, pero al ver que eso llena la vida de otra persona y que le ayuda a crecer y expandirse, la sensación que tienes es de inmensa satisfacción y plenitud, y tus energías se renuevan.

Este aprendizaje a través del ejemplo y de la experiencia es intenso e intensivo. Para el mentor produce una gran satisfacción, sentido de contribución y transcendencia, y para el mentee supone lograr sus metas de una forma más óptima y más rápida. El mentee realiza el tránsito, ese pequeño viaje desde donde está hacia donde quiere ir, en menos tiempo y con mayores garantías de éxito, que si lo hiciera solo.

Guiar a través del ejemplo tiene un efecto transformador muy importante. Es más fácil que alguién se movilice si ve moverse a otros, el ejemplo es algo muy contagioso. Si estamos perdidos en un bosque y alguién de nuestro grupo dice hay que bajar por esa cascada , pues al final está el camino que nos lleva al terreno seguro, aunque no veamos otra alternativa mejor, seguro que nadie se lanza a bajar la cascada. Ahora bien, si el que ha sugerido la idea es una persona en la que confiamos y nos ofrece credibilidad, y se desliza de forma decida por ella, el resto le seguiremos seguro.

Por eso, si un mentor va a ser nuestro guía, querremos que sea un guía experimentado, que nos lleve por caminos que el ha recorrido ya, que cuando nos apunte que quizas la dirección que hemos escogido no sea la más acertada nos de argumentos y ejemplos. Querremos verle en acción, y comprobar que lo que nos cuenta, lo que nos dice y lo que nos aconseja, es lo que el hace, si no va a ser difícil que confiemos nuestro desarrollo en él.

Una relación de Mentoring es algo tan personal e importante en la vida de una persona, que difícilmente puede estar construida en algo que no sea la CREDIBILIDAD, LA CONFIANZA, LA COHERENCIA, LA HONESTIDAD Y EL EJEMPLO.
¿Y tu has tenido algún mentor o mentor en tu vida? Cuéntame quién es o fue, cómo era, qué ha significado para ti.

La semana pasada tuve la suerte de clausurar un programa de Mentoring para el desarrollo directivo en un grupo multinacional con sede en Madrid. Las conclusiones que arroja el informe de evaluación, que elabore, no pueden ser más satisfactorias.

 

 

 

 

 

 

 

Pero los resultados cuantitativos no son nunca lo más importante en un programa de mentoring, al menos para mi. Hay que ir mucho más allá en la evaluación, por eso yo utilizo muchas y diversas fuentes cualitativas de obtención de información, y así es como se puede comprender la gran potencialidad del mentoring y sus beneficios.

Y así también es como te encuentras con regalos maravillosos que te dan los y las participantes en los programas, y como descubres nuevos aportes del mentoring a las organizaciones, en los que antes no habías ni pensado.

Y esto es lo que me encontré yo una vez más al realizar la evaluación de este último programa en el que he participado. La frase más repetida por mentoras y mentees es que el programa había sido para ellas “un lujo y un regalo”.

Lo que yo les quise transmitir en la jornada de clausura del programa es que para mi también había sido un lujo y un regalo participar en él, y que si le pudiera dar forma a ese lujosos regalo sería el de un collar de perlas: auténticas, únicas y con ese brillo y sonido especial que sólo tienen las cosas que se cultivan con mucho mimo y cariño, que es el que han puesto ellas en el desarrollo de este programa, en cada sesión de mentoring y en cada encuentro de trabajo grupal.

Cada una de las participantes es una perla, como lo han sido también sus palabras y frases llenas de sabiduría, entusiasmo, ilusión y pasión que nos han ido aportando a lo largo del programa. Comparto alguna de esas perlas:
“Como mentora he adquirido consciencia de la importancia de dedicar
tiempo a la gente de la organización. Es la inversión más rentable personal y profesionalmente que se puede hacer”

Otra mentora señala que “el programa ha sido una oportunidad excelente para enviar un mensaje muy poderoso a toda la organización, de como debe ser la forma de liderar y dirigir a las personas”

Estas y otras muchas perlas de frases han quedado grabadas en mi memoria y han hecho que una vez más haya vuelto a renacer mi pasión por el mentoring, gracias a la pasión e implicación que he percibido de las participantes.

Lo que yo he vivido y visto, que coincide con lo que mentoras y mentes verbalizan en sus cuestionarios de evaluación, es que todas han crecido juntas como personas y profesionales, gracias a la generosidad por compartir conocimiento y experiencia de las mentoras, y a la humildad para aprender y mejorar de las mentees. Juntas han creado una relación de apoyo, ayuda y crecimiento que sin duda será ejemplo para otras personas de la organización en el futuro.

Este es el tipo de relaciones que son valiosas para las organizaciones, y no deberíamos olvidar que una organización es un sistema de relaciones que se crea en base a las conversaciones que se generan entre las personas que las conforman.

Tanto mentoras como mentees consideran, que tras el programa de Mentoring, la compañía cuenta con profesionales más seguras, decididas, con más perspectiva, con más capacidad de análisis y más habilidad para resolver problemas. Con personas más positivas, más motivadas, más comprometidas y más preparadas para asumir nuevos retos profesionales.

Y todo ello se plasma magníficamente en una frase, pronunciada por una de las mentees, que se ha convertido en el lema de esta experiencia y en la bandera con la que encaran el futuro. Un lema que sin duda encierra toda la esencia de lo que proporciona el Mentoring a las personas y las organizaciones.
“Creer que se puede = CONFIANZA, querer que se pueda= VOLUNTAD y COMPROMISO, quitarse los miedos sacarlos pa fuera = OPTIMISMO, pintarse la cara color ESPERANZA, tentar al futuro con el corazón”

Un corazón que se ha hecho más fuerte y más lleno de energía, gracias al desarrollo de numerosas competencias emocionales que han experimentado a lo largo del programa: autoconocimiento, autorregulación, confianza en sí mismas, motivación, empatía, liderazgo, gestión de equipos, por citar algunas.

Pero sobre todo, y esto es lo que para mi ha sido todo un descubrimiento, todas han desarrollado una fortaleza, que en estos tiempos de cambio, incertidumbre, prisa y presiones, se revela como fundamental: LA RESILIENCIA. Esa capacidad de resistir, de no dejarse vencer, de crecerse ante las dificultades, de sobreponerse y adaptarse a los cambios con serenidad y entereza. Esa capacidad de seguir adelante a pesar de los obstáculos y reveses que nos da la vida.

Yo he visto nacer y crecer esa resiliencia en las participantes del programa a lo largo del mismo, y he sentido como con ello crecía su amor propio. He visto como la relación de Mentoring que se ha creado entre cada mentora y mentee ha sido la fuente de inspiración y el soporte de esa resiliencia, y como han adquirido la consciencia de la importancia de crear este tipo de relaciones en la organización para contribuir a que sea una organización más resiliente con personas más resilientes.

Las personas, como las perlas, a veces solo necesitamos de alguien externo a nosotros que activé nuestros mejores recursos naturales para mostrar al mundo toda nuestro brillo y grandeza. Esa es la grandeza del Mentoring: crear perlas de una belleza y pureza tal, que las convierte en gemas fuertes y resistentes a cualquier adversidad.

El Mentoring genera beneficios mucho mas allá del mentee o la organización. Una de las grandes potencialidades del mentoring es que permite obtener beneficios en cuatro niveles distintos: mentee, mentor, organización y sociedad.

La sociedad en su conjunto se beneficia de la existencia de programas y procesos de mentoring, porque con ellos se está construyendo una cultura basada en la colaboración, en compartir, en el diálogo constructivo, en la diversidad de conocimientos, en la conexión intergeneracional y en la preparación de lideres sociales para el futuro.

Por primera vez en la historia nos encontramos con organizaciones en las que conviven personas de varias generaciones distintas, que tienen perfiles y necesidades muy diversas, lo que implica que requieren enfoques de gestión del talento muy diferentes. El mejor instrumento para conciliar estas diferencias generacionales es el diálogo intergeneracional, que es una de las bases del mentoring.

Este diálogo intergeneracional produce a su vez una regeneración del conocimiento y permite capitalizar y transferir conocimientos muy valiosos de unas generaciones a otras, que sino se perderían. En el Mentoring la conversación es el instrumento del aprendizaje entre personas de distinta edad, y ya no se trata solo del mentor senior frente al mentee novel. Los cambios económicos y sociológicos nos han traído una nueva modalidad de mentoring: el Reverse Mentoring, que está aportando nuevos beneficios.

Los beneficios del Reverse Mentoring no son sólo la actualización de ideas y conocimientos para los séniors, pues los mentores más jóvenes están adquiriendo con esta práctica valores sociales tan importantes como el compromiso con los demás y el sentido de aportación y contribución a otros. Estas desarrollando un sentido de participación cívica y de responsabilidad social.

Además, teniendo en cuenta los contextos de complejidad y cambio acelerado en los que nos movemos actualmente, la sociedad debe generar estrategias que favorezcan la transmisión cultural, que es el mecanismo que hace posible una adaptación rápida, constante y sostenible a los cambios. Una de esas estrategias es el mentoring, dado que es uno de los exponentes más claros de la transmisión cultural, entendida en palabras de Michael Tomasello, como “proceso evolutivo que permite a los organismos individuales ahorrar tiempo y esfuerzo, así como evitar riesgos, aprovechando los conocimientos y habilidades prexistentes de otros miembros de su especie”.

El mentoring también favorece el desarrollo de la generatividad impidiendo el estancamiento evolutivo de las personas en su edad adulta (a partir 40 años) y favoreciendo el acceso a mayores niveles de autodesarrollo. Según Erickson la tarea psicosocial más importante de la generatividad es establecer y guiar a la siguiente generación a través de los propios actos. El Mentoring según McAdams, Hart y Maruna, satisface una necesidad muy importante de esta etapa vital: “la necesidad de ser necesitado” que experimentan las personas adultas.

Las prácticas de mentoring contribuyen tambien al envejecimiento activo de la población, que en palabras de la OMS es el” proceso en que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. El envejecimiento activo permite que las personas realicen su potencial de bienestar físico, social y se centra en las personas mayores y en la importancia de dar una imagen pública positiva de este colectivo”.

La proporción de personas mayores está creciendo en todo el mundo más rápidamente que cualquier otro grupo de edad, produciéndose un envejecimiento acelerado de la población. Esto plantea un reto social al que hay que atender con propuestas que permitan favorece el envejecimiento activo y contribuir a crear y transmitir una imagen más positiva de las personas mayores, incrementando su rol activo en la sociedad, valorizando este rol y facilitando que su valor redunde en otras generaciones. Según el sociólogo, Premio Principe de Asturias, Anthony Giddens, el consejero senior es una de los roles asociados a la vejez más positivos que se dan en la sociedad británica, que no solo contribuyen a una mejora de la identidad personal, sino también a la identidad social y cultural de un país.

El mentoring contribuye a favorecer las oportunidades de desarrollo de las personas adultas, entendiendo la etapa vital de la adultez-vejez como un ciclo más de crecimiento personal en el que se “añade vida a los años y no solamente años a la vida”. Una etapa de la vida en la que se da con mayor profusión, según Sternberg, la sabiduría, el último peldaño de la escalera de aprendizaje, que puede ser aprovechada para favorecer esta cualidad del juicio en las personas más jóvenes.

Acelerar el proceso de convertirse en sabio, es una manera de ampliar las reservas de talento disponible para ejercer puestos de liderazgo que se caractericen por un juicio equilibrado y equitativo, un sentido de responsabilidad personal y social, grades dosis de autodominio personal, una visión a largo plazo, autenticidad, integridad, coherencia, humildad, ejemplo y un deseo intrínseco de contribuir a crear nuevos lideres. La sociedad actual necesita más que nunca este tipo de liderazgo.

Siempre he creído que el mentoring es mucho más que una práctica, una herramienta o una metodología, porque siempre he creído, y muchas veces también soñado, que la sociedad debe fomentar una cultura de mentoring. Una cultura en la que estén presentes los valores que son la base del mentoring: fe en las personas, confianza, generosidad, consideración, respeto, dialogo, ejemplo, coherencia y aprecio.

En todo proceso de mentoring el mentee vive una experiencia, antes de iniciar el proceso, durante el mismo y despues de terminar el proceso.

Una experiencia en la que se desatan emociones positivas y negativas, se generan reflexiones, se producen dudas, bloqueos, se activan estados motivacionales por encima de lo habitual, se generan pensamientos. Esta experiencia pasa por distintos niveles de intensidad que afectan al mentee, a la relación, al proceso, y a los resultados.

Para que un proceso de mentoring sea una experiencia plenamente satisfactoria, gratificante y beneficiosa para el mentee, no basta con llevar a cabo todas las acciones y fases según la metodología, realizar las sesiones, las tareas, etc, es imprescindible que el mentor, y quienes diseñan e implantan los programas de mentoring, tengan en cuenta las necesidades emocionales, y de otro tipo, que pueda experimentar el mentee en el proceso. Diseñar un programa de mentoring requiere de empatía al máximo nivel, ponerse en el lugar del mentee, imaginar como puede vivir él todo el proceso en cada una de sus fases, cómo lo siente, qué experimenta, qué pasa por su cabeza. Requiere anticiparse a esas necesidades y saber darles respuesta inmediata cuando surjan.

En el diseño de un programa de mentoring, y en la planificación de un proceso de mentoring, hay que incluir la experiencia del mentee. Pensemos por un momento en lo que pasa por su cabeza cuando sabe que ha sido elegido por su organización para participar en el programa de mentoring: qué expectativas se desatan, qué miedos, qué preguntas, ¿por qué a mi? ¿qué significa que me hayan elegido? ¿qué se espera de mi? ¿quien será mi mentor/a? ¿me entenderé con él o ella? ¿cuánto tiempo me va a requerir? ¿podré asumirlo?.

No es la primera vez que me toca intervenir en un programa de mentoring diseñado por la propia organización, en el que me encuentro que los mentees no saben por qué han sido elegidos, ni cual es el objetivo de su participación en el programa, no saben cuanto va a durar, o qué se espera de ellos. Todo ello da lugar a que inicien el programa llenos de dudas, volcándolas en las primeras sesiones, desaprovechando las mismas en preguntas a sus mentores/as que podrían estar previamente despejadas, y colocándo a los mentores en un rol que no les corresponde.

Si al diseñar el programa nos ponemos en la piel del mentee utilizando, por ejemplo, la herramienta del Mapa de la Empatía del mentee, podemos obtener una información valiosísima para implementar en el diseño del programa acciones dirigidas a despejar todas estas inquietudes previas del mentee:

-Incertidumbre que genera el desconocimiento de la experiencia por ser algo totalmente nuevo, que no se sabe en qué consiste, cual es el papel a desempeñar, lo que se va a obtener

-Miedo a las posibles consecuencias derivadas de que no funcione la relación con el mentor, o el proceso, y cómo le pueden afectar
Ansiedad por el tiempo que puede acarrear la participación en el programa, conflicto con otros roles profesionales, familiares o personales.

El mapa de la empatía es también una herramienta muy útil para la formacion de mentores/as pues les permite acometer su rol centrándose totalmente en las necesidades y perspectivas del mentee.

Un proceso de mentoring tiene como último objetivo crear valor para el mentee, que suponga un antes y un despues en su vida y en su carrera, que se produzca un aprendizaje significativo, y que todo ello redunde en la organización a la que pertenece. La creación de valor no se puede medir solo con indicadores numéricos, el mentoring requiere una evaluación cuantitativa y cualitativa, porque al final hay un gran componente emocional en la experiencia. Para una organización el éxito de un programa de mentoring se mide en gran medida por el grado de sastisfacción de los mentees que participan en el, satisfacción con el proceso, con sus resultados, con su mentor/a y con la organización. Esta satisfacción tiene un gran impacto en el nivel de engagement del mentee a futuro con su compañía, y produce un efecto contagio al resto de compañeros.

En la evaluación de un programa de mentoring tiene un papel muy importante la valoración de la experiencia del mentee, de ahí la importancia de diseñar los programas de mentoring y los procesos de mentoring como una gran experiencia para el mentee. Contemplarlo como todo el proceso de planificar, realizar y recordar un viaje o una aventura. El mapa de la experiencia del mentee es otra herramienta utilizada en el Design Thinking que trabajo en el mentoring, para diseñar los programas desde el punto de vista de su destinatario final y desarrollar la empatía de los mentores. Esta herramienta muestra detalladamente los procesos internos y externos que experimenta el mentee antes del proceso, durante el mismo, en su finalización y posteriormente.

El mapa del ciclo de la experiencia del mentee nos sirve para:

-Entender y rediseñar el programa y el proceso desde el punto de vista del mentee: Comprender donde se siente frustrado, perdido, desmotivado, bloqueado, lo que nos permitirá idear de antemano estrategias para contrarrestar esas sensaciones negativas que pueden dar al traste con el proceso y/o el programa.

-Diseñar los indicadores del éxito del proceso: Ver cómo el mentee vive el proceso, a qué le da importancia y a qué no, qué valora y qué no, qué le hace sentirse frustrado y qué no, en qué está dispuesto a emplear más tiempo y en qué no, qué le motiva más, etc, nos da una información muy útil para saber que aspectos del proceso son indicadores de éxito y cuales no.

-Comprender las fases que atraviesa la relación mentor/mentee para dotar a los mentores de los recursos y herramientas más efectivos para superarlas con éxito. En un proceso de mentoring hay un estado de motivación inicial para participar, seguido de una implicacion del mentee en las primeras sesiones y tareas. Pasadas las 6 primeras sesiones aproximadamente, suele producirse un punto de inflexión, en el que la relacion y el proceso entran en riesgo y determina que avance o se estanque. Si se logra superar ese punto, el resultado es un plus de compromiso y esfuerzo adicional por el mentee par finalizar el proceso y lograr su objetivo.

Si la experiencia en su conjunto es buena y significativa para el mentee, se producirá un efecto resonante, cuya consecuencia más habitual es que el mentee comparte su experiencia con otros (igual que lo hacemos con los viajes), así el mentee se convierte en embajador del mentoring dentro de su organización y en un futuro mentor/a.

Hacer plena la experiencia del mentee multiplica los efectos del Mentoring: los mantiene a largo plazo, se transmiten a otra personas de la organización, consolida una cultura de Mentoring.

La Directora de la Escuela de Mentoring, María Luisa de Miguel Corrales, impartió el pasado 4 de Diciembre una charla sobre desarrollo del talento para los alumnos de primer año de carrera de la Facultad de Ingenieros Industriales de Gijon.

El contenido de la charla versó sobre el desarrollo de habilidades emocionales y sociales como factor de éxito profesional, cómo descubrir el potencial y convertirlo en talento, cómo saber diferenciarse profesionalmente a través de tu presentación y tu cv, la importancia de comunicar nuestras fortalezas y logros en la busqueda de empleo, cómo convertir los sueños en objetivos y establecer un plan de desarrollo profesional desde los comienzos de la carrera universitaria.

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