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Si has llegado a este artículo seguramente estás esperando una respuesta a la pregunta ¿Qué es una vida plena? Ya te adelanto que no es una respuesta fácil, pues llevar una vida plena no es algo que se sabe, es algo que se siente.  Además, que sea más o menos plena depende del número de momentos a lo largo del día, la semana, el mes, el año y los años en que lo sientes.

No hay un ideal universal de vida plena, cada persona define qué es lo que le hace sentirse pleno, que es mucho más que sentirse bien. No tiene que ver con el placer sino con una sensación más profunda y más duradera. Se puede sentir plenitud incluso en los momentos más difíciles de tu vida, créeme, yo lo he vivido y lo cuento en uno de los capítulos de mi libro «Vine a ser Felíz, no me distraigas. Bitácora de la Felicidad».

La plenitud se relaciona con sentir, en el aquí y ahora, que estás exactamente donde quieres estar, haciendo lo que quieres hacer, o lo que sientes que es importante hacer para lograr aquello que para ti tiene sentido y significado. Sentir que estas en el camino que has elegido con total consciencia, libertad y responsabilidad y, además, que estas caminando como tu quieres caminar, no como otros lo han decidido por ti o para ti, como otros te recomiendan o aconsejan, como otros aprueban, o como otros opinan. Y en ese camino están las personas que has elegido que te acompañen, las personas con las que quieres caminar.

Quizás tener una vida plena, sea algo parecido a lo que hace unas semanas Marta Tamargo, me apuntaba como comentario a mi post sobre la “vida nómade”, como «tener una vida de autor”.

En mi trabajo como Coach y Mentora, tengo la oportunidad de acompañar a muchas personas en ese camino, algo que va muchos más allá de lograr sus metas y objetivos, y que tiene más que ver con aprender a tener una vida plena. Para mí una vida plena es contribuir a que toda persona, que lo desee, pueda escribir, dirigir y escenificar el guión de su vida. Ese es mi  propósito vital y mi misión, y desde luego comienza por mi misma, como escribo en el aparatado «mi historia» en mi blog: yo he elegido vivir “by my way”, a mi manera, con una vida de autor, eso sí, aceptando de antemano las consecuencias de esta elección, entre ellas que a muchas personas no les guste mi guión.

Si tu también quieres una “vida de autor”, te invito a comenzar a practicar una serie de hábitos que te ayudarán a lograrlo. ¡¡¡Si, hábitos!!!, acciones continuadas en el tiempo, ejercidas con consciencia, que requieren repetición, constancia, esfuerzo y férreo control de nuestra voluntad. Llevar una vida plena, no es tener una vida cómoda, exenta de dificultades, de riesgos, de sinsabores. A partir de aquí,  abstenerse de seguir leyendo los “adictos a la perfección”, los del “y si….”, los del “es que…”“los alérgicos al esfuerzo”, los de “la culpa es siempre de los demás”, o “no me entienden”, o “los que tienen muchas y muy buenas intenciones pero que nunca llegan a convertirse en acciones”“los que se comprometen y no cumplen y viven excusándose y disculpándose” , y otras enfermedades varias, pues aquí no van a encontrar la medicina que buscan.

Hábitos

Un proceso de coaching o mentoring es un aprendizaje consciente e inteligente de hábitos, precedido del desaprendizaje de otros tantos que nos están perjudicando. En eso consiste llevar una vida plena, en incorporar a la misma una serie de conductas que nos ayudan a hacer realidad esa vida que queremos. Como dice José Antonio Marina, “los hábitos son un mecanismo de la inteligencia para ampliar su eficiencia”. Hoy me gustaría compartir contigo cuales son los 9 hábitos que puedas comenzar a practicar e iniciar el camino hacia una vida plena.

1.- Practicar la introspección o exploración interior.

¿Quién soy verdaderamente? No quien quiero ser porque lo son otros o como quieren que sea, ¿quién siento que soy?, ¿cómo es realmente el ser que habita dentro de mi?, ¿qué voz está deseando salir desde dentro de mi para ser escuchada?. ¿Qué necesita mi ser? No mi ego. Todo esto tiene que ver con nuestros valores personales (no los socialmente impuestos), con nuestras verdaderas motivaciones (nuestro perfil motivacional), nuestro temperamento (esa tendencia a ser que no ha venido dada), y con nuestro potencial, esa capacidad de ser y de llegar a ser que todos queremos aportar al mundo, y que sea reconocida como valiosa.

2.- Establecer metas y objetivos con encaje

¿Qué es lo que el ser que me habita quiere hacer en la vida? ¿Qué le apasiona? ¿Qué le hace vibrar? ¿Qué hace encender su ira cuando no ve en el mundo aquello que quiere contemplar? ¿Por qué quiero luchar? ¿Para qué quiero hacerlo? Detrás de estas preguntas se esconde la respuesta a nuestro propósito vital, aquello que es verdaderamente importante y significativo para nuestra vida y para nuestro ser. Vivir cada día en nuestro propósito supone tener el hábito de fijar objetivos que encaje con él. Aquí te dejo una herramienta que te puede servir para fijarlos.  Lograr nuestros objetivos y en la forma que encaja con nosotros es la fuente de satisfacción que día a día construye una vida plena.

3.- Amaestrar nuestra atención y nuestra voluntad

Una vez hemos conectado con nuestro verdadero ser, con nuestro propósito y con nuestro objetivo, no debemos distraernos, ni apartar el foco de él. Las tentaciones, distracciones, dudas y nuevas oportunidades serán constantes. El maremagnum de informaciones y estímulos a los que estamos sometidos hace peligrar constantemente nuestra atención y nuestra voluntad.

Escucha y observa, pero mantén vivas en tu cabeza siempre estas preguntas: esto nuevo que me llega ¿me acerca o me aleja de mi objetivo? Esto que me proponen, que me dicen, ¿me mantiene en mi camino o me aparta de é? Esto que voy a hacer ¿encaja con quien soy? No desperdicies tu energía en temas, acciones, oportunidades, personas, relaciones, o proyectos, que te aparten de tu propósito.

4.- Apostar por nuestro potencial y ponerlo en valor

Olvídate de hacerlo todo tú, de querer hacerlo todo bien, de ser perfecto, de demostrar que puedes con todo. Concéntrate en hacer aquello en lo que realmente eres bueno, poténcialo y llévalo al máximo nivel. Lo demás, busca en quien delegarlo, busca quien te complemente, o gestiónalo hasta el nivel necesario para que no te genere problemas.

El tiempo que dedicas a ser perfecto, infalible e imprescindible lo estas quitando de ser realmente único y hacerlo ver. Comienza por preguntarte ¿en qué eres bueno? ¿Donde eso aporta valor? Y dirige tus esfuerzos a ese campo de juego, no te empeñes en querer jugar en todos sitios, todos tenemos nuestro lugar, la clave de la plenitud en la vida es encontrarlo. Como dice Ken Robinson, «vivir en nuestro elemento»

5.- Practicar el arte del equilibrio

Somos un conjunto de necesidades que están luchando de forma constante por imponerse unas a otras. Necesitamos estar solos y tener nuestro margen de independencia y libertad, pero también necesitamos sentirnos queridos, acompañados, y comprendidos por otros. Tenemos diferentes roles que demandas diferentes comportamientos. Hay diferentes facetas en nuestra vida que requieren ser atendidas. El punto de equilibrio entre nuestros distintos roles, áreas de la vida y necesidades varía, pero somos nosotros el que lo establecemos y luego tenemos que mantenerlo. Sin equilibrio la vida se resquebraja.

¿En qué punto de mi vida estoy en este momento? ¿Dónde quiero que esté mi punto de equilibrio? ¿Cómo voy a lograrlo? Al final se trata de un tema de asignación de tiempos y, por tanto, de establecimiento de prioridades. Decide tu orden de prioridades y el tiempo que le asignas para hacer realidad tu punto de equilibrio. Esta herramienta te puede ayudar a reflexionar sobre donde quieres situar tu punto de equilibrio.

6.-Mantener una buena ecología emocional y relacional

Nadie es emocionalmente autosuficiente, todos necesitamos rodearnos de un círculo de relaciones que nos proporcionen un afecto sano, que nos aporten y en las que aportemos. La mayor parte de nuestra energía se genera o destruye en las relaciones con los demás. Las relaciones que construimos deben estar basadas en una generosidad inteligente, yo te doy lo que tengo que te aporta y valoras, y tu me das lo que tienes que me aporta y valoro. Si no hay enriquecimiento y crecimiento mutuo en una relación no es sana, porque sería una relación desequilibrada. Si yo soy el medio para que tu consigas tus deseos o satisfagas tus necesidades, sin tener en cuenta las mías, no es una relación ecológica, y nuestra emocionalidad se verá resentida. No se trata de dar lo mismo, precisamente las relaciones existen porque nos aportamos mutuamente cosas diferentes, pero en ese intercambio tiene que haber un equilibrio y un beneficio mutuo, sino nuestra ecología emocional se pone en riesgo.

Practica la limpieza emocional y relacional de forma habitual. Aléjate de las relaciones que son ficticias, interesadas, insanas y que no te hacen crecer. Las reconocerás por las emociones que se despiertan de forma continua cada vez que estas con esa persona. Con quién te relaciones también dice quien eres. 

7.- Practicar la autonomía de elección y la libertad de expresión

No dejes que elijan por ti, que decidan por ti, ni con buena ni con mala intención. No dejes que te solucionen tus problemas, ni que te ayuden cuando no lo pides. Tu eres quien está al mando de tu vida, quien realmente sabe lo que necesitas. Eres responsable de tu vida, eso implica elegir y asumir las consecuencias de la elección. Di NO cuando quieras decir NO, di SI cuando quieras decir SI, no calles cuando no estas de acuerdo, no permitas cuando no quieras permitir. Elegir sabiamente es elegir de acuerdo a lo que nuestro ser necesita,  a lo que nos ayuda a lograr nuestro propósito en la vida y a alcanzar los objetivos que nos marcamos. Este tipo de elección sabia solo la puedes hacer tu, no hay nadie más capacitado para ello. Cuando decides en base a lo que otros quieren, piensan, u opinan o para agradarles o satisfacerles, estás renunciando a ti.

No te calles, expresa lo que sientes, lo que quieres, lo que necesitas y lo que opinas. Es la única forma de llevar la vida que queremos. Eso sí con empatía, respeto y asertividad, pero no te calles, no ahogues tu voz, porque con ello estas ahogando tu ser. Estoy convencida de que la mayor parte de dolores físicos y enfermedades tienen mucho que ver con acallar nuestra voz. “El cuerpo grita lo que la boca calla”.

Si estas enfadado/a, decepcionado/a, molesto/a…. exprésalo con razones y asumiendo que es tu enfado, tu decepción y tu molestia. No esperes que te lo solucionen otros, ni incluso que lo compartan, pero tu exprésalo.

8.- Actuar con consciencia y responsabilidad

Sin acción no hay cambio, ni logros, ni  plenitud. La mayor parte de las frustraciones e insatisfacciones derivan de vivir en las intenciones, quejas y deseos, en vez de hacerlos realidad o cambiarlos a través de la acción. Actúa en base a decisiones sabiamente elegidas, se consciente de lo que eliges, para qué y por qué, sé consciente de lo que haces y de sus efectos, resultados o las consecuencias que genera. Asume con responsabilidad todo ello porque están derivados de tus elecciones y acciones y, al final, eso es lo que somos y la vida que tenemos. Somos el resultado de nuestras elecciones y de nuestras acciones.

Concéntrate en hacer aquello que depende de ti y que está bajo tu control directo.  Los demás no entran en tu área de influencia, pretender que hagan algo para lograr lo que nosotros queremos implica esperar sentado a que las cosas pasen cuando las decidan o hagan otros. Y ya se sabe que «el que espera, desespera». Pon el foco en lo que puedes hacer y hazlo, y olvídate de lo que no puedes, salvo que lo puedas cambiar y, entonces, ya sabes: actúa, cámbialo.

No pierdas de vista esta secuencia: objetivo-elección alternativas-decisión-acción-reflexión y, vuelta a empezar. Si te saltas algún paso o la interrumpes te impide llevar una vida plena.

9.- Parar y contemplar

Parar para coger aliento, para oxigenarnos, para contemplar cómo estamos, cómo nos sentimos, por donde vamos. Si vamos bien o vamos mal, si nos estamos apartando del camino o si hay algo que no está encajando. Parar para practicar la introspección, para conectar con nuestro propósito, para escuchar nuestra voz, para elegir sabiamente, para expresarnos asertivamente, para focalizarnos, para equilibrarnos.

No te abalances de un mail a otro, de una llamada a otra, de una reunión a otra, de una tarea a otra. Para, maneja los tránsitos, concédete un tiempo para observarte, para ser consciente, para elegir bien el próximo paso, por muy pequeño e insignificante que este te parezca.

Para varias veces al día, para varias veces a la semana, al mes y al año. Las paradas serán de menos o más larga duración, según la intensidad de la velocidad de la que vienes, del nivel de desorden en el que te encuentras y de la magnitud del próximo paso a dar. Para y obsérvate en el pasado inmediato, en el presente y en el futuro. ¿Esto que he hecho es lo mejor que podría haber hecho? ¿Cómo estoy aquí y ahora? ¿Esto qué voy a hacer es lo mejor que podría hacer ahora? ¿Cómo encaja y contribuye todo ello con mi ser y con mi propósito?

 

 

Parar te conecta a la vida, no hacerlo te permitirá existir pero no vivir.  Si quieres recorrer el camino de la vida plena, estaré encantada de ayudarte. Puedes comenzar por adentrarte en la lectura de mi último libro «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». Ediciones Pirámide 2022.

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

 

El próximo 22 de Marzo, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, impartirá una webinar sobre «El Mentoring como estrategia para multiplicar el talento en las organizaciones», dentro del ciclo de seminarios que Future for Work Institute organiza para sus miembros.

Estamos en la era del aprendizaje, lo que implica que «para sobrevivir, las personas, las empresas, y la sociedad necesitan aprender a la misma velocidad con que cambia el entorno; y para progresar deben hacerlo a más velocidad que el entorno». OCDE

El mentoring optimiza y agiliza los procesos de aprendizaje, cambio y desarrollo de las personas en las organizaciones, por eso es una herramienta clave para multiplicar el talento.

Quienes tienen a su cargo la gestión de equipos y personas deben saber potenciar la dimensión desarrollativa del liderazgo, aquella que está enfocada a impulsar la “learning agility” de sus colaboradores para que puedan adaptarse con más facilidad, fluidez y efectividad a los cambios y seguir creciendo y aportando todo su talento a la organización.

Dirigir personas no es lo mismo que desarrollarlas, esto último requiere de habilidades diferenciales que son las que la metodología del mentoring ayuda a desplegar.

Este seminario ofrecerá las claves sobre cómo el mentoring contribuye a multiplicar el talento en las organizaciones y se trata de un evento de acceso privado para miembros de FFWi.

Estamos muy contentos de volver a colaborar con Future for Work Institute en una de sus actividades. En Febrero del 2023, Mª Luisa de Miguel, participo en el episodio nº 155 de los podcast de FFWi hablando sobre los beneficios del mentoring. En esta ocasión fue entrevistada por Jordi Serrano y Rafa Díaz y conversaron sobre las diferentes dimensiones del rol del mentor, la diferencia entre coach y mentor, la historia del mentoring y su evolución hasta nuestros días, los beneficios del mentoring en las organizaciones y el impacto que tendrán en el mentoring tecnologías como la inteligencia artificial, el metaverso, ChatGPT, etc.

 

Ayer tuve el placer de realizar el discurso inaugural de la V Edición del Congreso Internacional de Mentoring «Bilbao Mentoring Conference» organizado por Bilbao Ekintza y de compartir con los asistentes la capacidad del mentoring para propiciar la revolución reflexiva que nuestra sociedad necesita.

Humberto Maturana nos recordó, poco antes de morir, a través de su libro “Revolución Reflexiva”, que la gran herramienta que tenemos los seres humanos es la reflexión: ¿cómo estamos haciendo lo que estamos haciendo? ¿qué resultados estamos obteniendo? ¿me acercan o me alejan de la persona que quiero ser, del logro de mis objetivos, del mundo que quiero crear?

A través de la reflexión sobre la experiencia, aprendemos a ser mejores personas, mejores profesionales, mejores líderes y mejores ciudadanos, porque el aprendizaje es la herramienta que mejora nuestra inteligencia y esta la que nos ayuda a tomar buenas decisiones y obtener buenos resultados. Por eso la principal labor de un mentor es escuchar y preguntar para provocar la reflexión en su mentee. Por eso el mentoring es una metodología que transforma conversaciones en decisiones, decisiones en acciones y acciones en resultados.

Y esto no deberíamos olvidarlo nunca, porque cuándo inundamos la conversación de mentoring con nuestros conocimientos, ideas, nuestra experiencia y nuestros consejos no estimulamos la inteligencia del mentee, no posibilitamos que se expanda, no le ayudamos a crecer personal y profesionalmente. La misión de un mentor no es deslumbrar con su inteligencia, sino alumbrar la de su mentee y eso solo es posible estimulando la capacidad de pensar por sí mismo, de encontrar sus propias respuestas.

Las conversaciones que abren espacios para la reflexión son aquellas que invitan a las personas a preguntarse sobre el propósito de sus acciones, sobre su causa y su fin y sobre las consecuencias de las mismas. Son conversaciones que potencian el factor PHR de las personas: PENSAR-HACER-REFLEXIONAR:

-Pensar: ¿Qué quiero lograr? ¿Cómo es la mejor manera de conseguirlo? ¿Qué voy a hacer al respecto?

-Hacer: Actuar con conocimiento de causa o propósito, en base a las respuestas dadas a las preguntas precedentes.

-Reflexionar: ¿Qué he logrado, qué he aportado, que he aprendido? ¿Cuál ha sido el impacto en otros o el entorno? ¿Qué puedo hacer mejor en el futuro?

Conversaciones que fomentan un “hacer reflexivo” frente a uno impulsivo e inconsciente. El primero nos hace experimentar nuestra humanidad, pues al igual que la razón de ser de un perro es ladrar, la de un ser humano es reflexionar, comprender, entender, pensar. El hacer impulsivo nos convierte en máquinas, robots o animales, nos desposee de nuestra libertad de elegir con conocimiento de causa y de nuestra responsabilidad por haberlo hecho, en definitiva, nos priva de ser personas.

El encuentro entre mentor y mentee debe dar espacio para esas conversaciones reflexivas, que no solo permiten mejorar la calidad de su pensamiento, decisiones, acciones y resultados del mentee, sino que también contribuyen a la actualización del talento del mentor, a la regeneración de su conocimiento con nuevas perspectivas. Además, son un gran ejemplo de colaboración y cooperación, de cómo lograr metas a través del compartir y no del competir. Una forma de vida que nos abre a la experiencia de aprender continuamente los unos de los otros, escuchándonos y reflexionando juntos para encontrar mejores respuestas a los retos personales y sociales que se nos presentan.

En el gesto de compartir una conversación, dice Remedios Zafra, hay una belleza que excede la del pensar, es la belleza de contagiarse de la sabiduría del otro, de contribuir a la inteligencia colectiva.

Estamos en una era de cambios profundos y retos complejos, en la que no va a ser suficiente nuestra capacidad de adaptación, será necesaria una revolución y, citando de nuevo a Maturana, sus únicas armas serán la reflexión y la conversación.

Por eso creo que los mentores y mentoras, los creyentes en el mentoring, los que lo practicamos día a día con convicción y responsabilidad, somos los mejores abanderados de esta revolución reflexiva que nuestra sociedad necesita.

Porque como dijo Platón, “El que piensa bellamente es una bella y excelente persona”, si ayudamos a otros a reflexionar y pensar bellamente estaremos contribuyendo a la excelencia personal, organizacional y social.

Bilbao Mentoring Conference es parte de este movimiento, un lugar para inspirar e impulsar la revolución reflexiva a través del mentoring.

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

Esta entrevista a Inaki Gabilondo, publicada en el Diario La Nueva España el 13 de Noviembre, es, en sí misma, todo un oráculo de sabiduría y aprendizaje y, además, una masterclass de mentoring.

He extraído de la misma algunas respuestas, que Iñaki Gabilondo comparte con su entrevistador, que considero tienen mucho que ven con lo que es la práctica del mentoring y lo que deben, y no deben, hacer los mentores y mentoras si realmente quiere potenciar el aprendizaje y el desarrollo de sus mentees.

1.- «Nadie consigue hacerse entender si previamente no ha entendido», lo que revela la importancia de la reflexión para tener claridad y orden mental y luego poder transmitir lo que realmente queremos y hacer más fácil el camino para entendernos y lograrlo.

Realmente el mentoring es una conversación reflexiva ,que guía el mentor para facilitar el pensamiento de su mentee. Una conversación que pretende ser un modelo de la conversación interna que nos ayuda a entendernos mejor, entender mejor a los demás, las situaciones, las experiencias y el mundo en general. Todo ello con el único fin de tomar mejores decisiones para lograr nuestras metas y realizarnos personal y profesionalmente.

2.-«Los historiadores tienen la ventaja de que observan la coyuntura con perspectiva, mientras los periodistas estamos inmersos en la coyuntura. Los historiadores tienen distancia y perspectiva y eso les da una gran dimensión a sus análisis.»

Esta respuesta revela la importancia de tomar distancia de nuestra propia experiencia y perspectiva, algo que nos cuesta mucho, por eso el mentoring funciona tan bien para facilitar los procesos de aprendizaje, cambio y desarrollo: porque en frente tenemos a otra persona que nos ayuda a tomar esa distancia, que nos hace de caja de resonancia, que nos ayuda a ver las cosas desde diferentes puntos de vista, a través de preguntas que nos hace reflexionar, de historias que nos ayudan a ver otras opciones. Todo ello contribuye a que profundicemos en el análisis de nuestras experiencias y podamos ver en ellas más matices, más sutilezas, más detalles, para convertirlas en una fuente de aprendizaje.

Cuando estamos inmersos en el día a día es difícil levantar la vista y tomar perspectiva. Para tomar buenas decisiones es importante estar en la plaza pero también en el balcón, salirnos de la vorágine del hacer y el bullicio de la plazo y subir al balcón a reflexionar, a ver las cosas desde otra ángulo, con más perspectiva y visión. Cada sesión de mentoring debe ser una oportunidad para que el mentee suba al balcón de su vida y la contemple desde allí, para luego bajar a la plaza y actuar con más consciencia y reflexividad.

3.- «La gente no habla si no se siente escuchada. Ese periodista que lanza una pregunta, tú empiezas a responder y él enseguida se pone a ver su guion para ver cuál es la siguiente pregunta que tiene que hacer… es alguien que no escucha.»

En la metodología Integral Generative Mentoring hablamos de las preguntas al hilo, al hilo de las respuestas del mentee, que le van ayudando a degranar su pensamiento, a contemplarlo con más amplitud y profundidad, a clarificarlo. Por eso no hay guiones de preguntas, el mentoring es una conversación abierta a la experiencia, a lo que el mentee trae y dice en el aquí y ahora. Las sesiones de mentoring no se planifican, se acude a ellas con apertura, acogiendo lo que el mentee dice, escuchándolo con interés y profundidad para poder hacer preguntas de calidad que mejora su pensamiento, aprendizaje y toma de decisiones.

Para hacer preguntas al hilo es necesario escuchar con calidad y no estar pensando en la pregunta magistral que voy a hacer. Si hacemos preguntas desconectadas de las respuestas del mentee, este, en su inconsciente, detecta que no está siendo escuchado y no siente el deseo de seguir compartiendo. Cuándo esto ocurre no solo se interrumpe el flujo de una conversación, sino también el flujo del pensamiento.

4.- Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas.

Es importante acudir y estar en la sesión de mentoring sin prejuicios, sin etiquetas, sin creer que sabemos lo que va a pasar, o cómo va a venir el mentee o lo que nos va a preguntar, de lo contrario perdemos la oportunidad de dejarnos sorprender, de dejarnos guiar por él, de que sea el quien realmente decida de qué hablar, que se muestre, que nos vaya revelando distintas partes de sí. Si no estamos dispuestos a cambiar las preguntas, a hacer preguntas al hilo, estaremos limitando el desarrollo de nuestros mentees.

Además, esto es lo que nos permite realizar preguntas provocadoras y generativas, que son aquellas para las que el mentee no tiene respuesta inmediata, porque no la sabe, la tiene que buscar, que crear, y al hacerlo está aprendiendo, actualizando su inteligencia, renovando su conocimiento sobre sí mismo y sobre el mundo.

5- «Todos los que he entrevistado sabían más que yo. Si tú has escrito un libro y vamos a hablar sobre él, es que sabes más que yo, ¿no? Bueno, pues mi obligación es leerme el libro, todo el libro, y luego hacerte preguntas. Eso se llama respeto.»

Un mentor tiene que estar convencido de que la persona que tiene enfrente es la mayor experta en sí misma. Que realmente sabe lo que quiere, sabe cómo conseguirlo, solo necesita que le hagan las preguntas adecuadas para que esa sabiduría salga a la luz y pueda usarla para tomar las decisiones adecuadas.

Nuestra obligación es escuchar, con suma atención e interés, el libro que todo ser humano tiene dentro, para hacer surgir de él su hilo argumental, su propósito, los personajes principales, los retos y los obstáculos, trabajando con todo ello para que la persona narre su mejor novela.

El mayor error que podemos cometer es creer que sabemos más que nuestro mentee, que sabemos lo que quiere, necesita o le conviene. Por eso el mentor que habla más que escucha y pregunta es un mentor que no respeta la sabiduría de su mentee.

Es el cliente quién sabe qué es lo que le afecta, hacia dónde dirigirse, cuáles son sus problemas fundamentales y cuáles sus experiencias olvidadas. A menos que yo necesite demostrar mi inteligencia y mis conocimientos, lo mejor es confiar en la dirección que el cliente mismo imprime al proceso.” Carl Rogers

6.- ¿Qué significa para usted que un presidente no esté dispuesto a responder preguntas? A sus preguntas, en este caso. «A mí me parece fatal. Pero eso no tiene que ver conmigo, tiene que ver con nuestros oyentes. O sea: Aznar no me despreció a mí. Aznar despreció a nuestros oyentes.»

Un mentor debe saber poner las cosas en contexto, ir más allá de lo aparente y sobre todo no tomarse las cosas a título personal. Sostener con humildad y empatía muchas respuestas de su mentee, que no espera, no le agradan, le incomodan o le hacen sentir mal. Hace poco menos de un mes, en una de las conferencias que impartí sobre mentoring, una de las asistentes me pregunto ¿ y que haces si tu mentee el primer día te dice que no cree que pueda aprender nada de ti? Le contesté «sostener la respuesta», acogerla y preguntarte ¿qué puede haber llevado a esta persona a creer que no puede aprender nada de mí? ¿realmente está hablando de mí o está hablando del aprendizaje en general o de malas experiencias anteriores con procesos similares de aprendizaje?

Estar centrado en tu rol, en la función que ejerces, en el «para que» de la misma, tener presente ¿a quién sirves? ayuda mucho a despersonalizar, contextualizar y ver las cosas desde otro ángulo, aquel que permite ser más empático y asertivo.

7.- ¿Cree que la opinión ha contaminado al periodismo? «Tal vez la sobredosis de opinión. Porque para un medio hacer opinión es más barato que hacer información. Tal vez por eso hoy el universo de los opinadores se ha extendido.»

Hace ya algún tiempo publique dos artículos sobre la equivocada idea de considerar el mentoring una mera transmisión de experiencia y de conocimientos. En uno, hablaba de la necesidad de hacer más preguntas y dar menos consejos y, en otro, de que una visión del mentoring y el aprendizaje basada en la transmisión de conocimientos es anacrónica y limitante.

Realmente opinar, decirle a otra persona lo que tiene que hacer, indicarle cómo lo harías tú, o cómo lo hiciste, es más fácil que escuchar con atención y profundidad para realizar las preguntas que le ayudan a obtener sus propias respuestas. Por eso, los mentores opinadores, expertos y consejeros proliferan por todas partes; por eso muchos buscan cursos rápidos, fáciles y sencillos en los que, con pocas horas y poco esfuerzo, obtener un diploma que los certifica como mentores; por eso pocos están dispuestos a pasar por un proceso de transformación en el que dejar de deslumbrar para aprender a alumbrar.

Sin embargo darle a otro las respuestas, por muy buenas que sean y muy basadas en la experiencia que estén, no amplia su inteligencia, la deja como está; no fomenta la autonomía sino la dependencia; no contribuye a regenerar el conocimiento, sino que lo mantiene donde esta.

Un mentor debe ser curioso, estar abierto a la experiencia de aprender en todo lugar, en todo momento y de toda persona. Para aprender hay que preguntar y reflexionar, conectar lo nuevo con lo antiguo, lo mío con lo tuyo. Hoy a mi Iñaki Gabilondo me ha dado todo una lección de mentoring a través del oficio del periodismo y su visión del mismo.

 

Autora: Mª Luisa de Miguel
Directora Escuela de Mentoring

Una vida plena, es una vida conversada. La inteligencia conversacional nos aporta plenitud y felicidad.

Conversar es mucho más que hablar, mucho más que contar y compartir información. Conversar es crear posibilidades, es transformar realidades, es construir sueños, es conectar mundos. Todo en la vida sucede a través de conversaciones, con otros o con nosotros mismos. De nuestras conversaciones se derivan nuestros estados de ánimo, nuestras actitudes, nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestras acciones y nuestros resultados.

En su libro Inteligencia Conversacional, Judith E. Glaser señala que las conversaciones ocurren en tres niveles:

Nivel I, conversaciones de intercambio de información, preguntas y respuestas, transacciones informativas sin más transcendencia. Son conversaciones rutinarias.

Nivel II, conversaciones en las que se comparten puntos de vista y suelen centrarse en tratar de convencer al otro de nuestros argumentos y posiciones. Las conversaciones de los egos.

Nivel III, conversaciones presididas por la presencia en el aquí y ahora, la escucha global y profunda, la consideración empatica, la confianza  y la esencia comunicativa. Conversaciones con un objetivo y un deseo común de ayudar, comprender, transcender y construir en común.

Con una conversación, de las que Judith E. Glaser llama «conversaciones elevadas«, podemos despertar en el otro emociones positivas, hacerle descubrir recursos internos insospechados, generar un insight, desbloquear una creencia limitante, generar cursos de acción hasta ahora invisibles, lograr aprendizajes significativos, resonar. En definitiva con las conversaciones de nivel III podemos crear y transformar, podemos ser alquimistas conversacionales.

Este es el tipo de conversaciones que se desarrollan en el Mentoring , conversaciones con sentido, enfocadas a un objetivo y un propósito. Conversaciones que se transforman en decisiones, que luego pasan a ser acciones, y dan lugar a resultados excelentes. Conversaciones que transforman nuestras relaciones y nuestro entorno. Una conversación inteligente, como las que se desarrollan en las sesiones de Mentoring, contribuye a:

1.- Cambiar nuestro cerebro: Las conversaciones estimulan la producción de hormonas, neurotransmisores y conexiones nerviosas. Todo ello influye en nuestros estados de ánimo, nuestra atención, percepción, perspectiva, capacidad de análisis, creatividad. Estos factores son decisivos en las decisiones que tomamos, las acciones que emprendemos y los resultados que obtenemos.

2.- Fortalecer nuestras relaciones: Las conversaciones nos acercan o alejan de las personas, enriquecen o destruyen una relación. Las relaciones son las amores fuentes de oportunidades que tenemos para lograr nuestras metas.

3.-Interpretar la realidad: Saber interpretar la realidad, saber verla desde distintas perspectivas, saber que esta influyendo para que prestemos más atención a una parte u otra de la realidad (hacia donde miramos, que escuchamos y que no, que no queremos ver, que atrapa nuestros sentidos). La realidad a la que atendemos es en la que actuamos y de ello dependen también nuestros resultados y el logro de los objetivos. Con las conversaciones dirigimos y nos dirigen hacia realidades distintas.

Si por algo sé cuando un proceso de Mentoring avanza, cuando esta siendo efectivo, y cuando está logrando cambios en el cliente, es por el nivel de conversación que vamos teniendo. A lo largo del proceso el cliente va experimentando un cambio en su conversación, en la forma de expresarse, de comunicarse, en el uso de su lenguaje.

Nuestro cerebro está diseñado para lograr conversaciones de Nivel III, por tanto todos podemos generar este tipo de conversaciones, sólo hace falta intención, propósito, voluntad, entrenamiento, práctica y perseverancia. Podemos aprender a conversar inteligentemente. El mayor obstáculo para lograrlo es nuestro ego, la inconsciencia y la falta de autorregulación y autocontrol emocional. Son las emociones negativas como el miedo, la desconfianza, o el resentimiento, las que bloquean nuestra capacidad de mantener conversaciones elevadas.

La Inteligencia Conversacional es la capacidad de detectar qué tipo de conversaciones nos llevan a conectar con nuestras emociones negativas (miedo, desconfianza, culpa, ira, etc) o con respuestas instintivas (lucha, defensa, huida), y qué conversaciones nos elevan y generan una actividad cerebral de alto nivel, así como emociones positivas como la confianza o el interés, que hacen aflorar habilidades como la intuición, la creatividad, el pensamiento estratégico, y la sabiduría.

Este tipo de inteligencia nos ayudara a alejarnos de conversaciones improductivas, tóxicas, dañinas y desgastantes. Además la inteligencia conversacional nos servirá para buscar y acercarnos a conversaciones de alto nivel, a crear y entablar este tipo de conversaciones, e incluso a transformar una conversación de bajo nivel en una conversación elevada.

Conversaciones elevadas

Conversaciones elevadas

Cómo crear conversaciones elevadas y aumentar nuestra Inteligencia Conversacional

1.- Eleva tu nivel de consciencia y autorregulación emocional

Esto implica detectar al instante cuando se produce lo que Daniel Goleman y otros científicos denominan «secuestro de la amígdala”, es decir, el bloqueo de nuestra capacidad de raciocinio debido a una intensidad emocional que no percibimos o no sabemos gestionar. Es muy frecuente que ocurra si nos sentimos amenazados o atacados en nuestro ego, identidad, valores, etc, por un comentario, un gesto, una persona, una situación, o determinado tipo de conversaciones.

Si somos conscientes de nuestras reacciones en una conversación (no intervenir, dar siempre la razón al otro, interrumpir constantemente, diálogo interior, el «y tu mas» o «yo mas») seremos conscientes de nuestro estado emocional de desconfianza, miedo, amenaza. A partir de aquí podremos poner en marcha estrategias para transformarlo en un estado de confianza y apertura:

  • respirar más profunda y acompasadamente, tomándonos un tiempo para situarnos en la conversación antes de intervenir
  • aceptar lo que nos esta pasando, no negarlo o resistirnos a ello, asumir la necesidad insatisfecha que nos esta haciendo reaccionar negativamente
  • interrumpir la espiral de pensamientos que nos mantienen en ese estado. Para ello distraer la atención llevándola a otro sitio más placentero ( un recuerdo bonito, un aspecto positivo de nuestro interlocutor, algún elemento del entorno que nos despierte una emoción positiva) puede ser un recurso útil.

2.- Ten presente siempre la influencia que ejercen en nuestras conversaciones estos 5 puntos ciegos, que señala Judith E. Glaser en su libro, que todos conocemos pero de los que no somos conscientes cuando nos apresan.

1. No asumas que los otros comparten tu punto de vista.

2. No permitas que la desconfianza o el temor distorsionen tu percepción de la realidad.

3. No permitas que el miedo destruya tu empatía.

4. No asumas que recuerdas exactamente lo que otros dicen, lo que nuestro cerebro se queda suele ser nuestra interpretación de lo que los demás dicen. No nos quedamos con sus palabras sino con nuestra interpretación de ellas.

5. El significado no reside en quién habla, reside en quién escucha.

Como reza uno de los principios de la Programación Neurolinguistica «el mapa no es el territorio». La inteligencia conversacional nos ayuda a ser conscientes de cuál es nuestro mapa, descubrir el mapa de los demás, y estrechar las brechas entre ambos.

3.- Ten muy claro el objetivo y propósito de la conversación, hazselo saber a la otra parte y que ella comparta contigo su objetivo.

Las conversaciones inteligentes tienen un objetivo, y deben focalizarse en él. Quizás lo más difícil en una conversación es no desviarse del propósito y tener la habilidad de reenfocarse en él cuando nos dispersamos. En Mentoring no conversamos simplemente, conversamos con un objetivo claro y definido en cada sesión y conectado con el objetivo del proceso. No te distraigas, ten siempre presente para qué comunicas, para qué conversas.

Cuando pierdas el enfoque en la conversación utiliza la técnica de las 3R de la que habla Judith E. Glaser, y que es una de mis herramientas clave en las sesiones de Mentoring y Coaching: Replantea, Reenfoca y Reorienta la conversación hacia el objetivo, a partir de las palabras de tu interlocutor.

  • Replantea los mensajes negativos de forma positiva
  • Reenfoca la conversación hacia el objetivo, enlaza lo que ha dicho tu interlocutor con el objetivo de la conversación
  • Reorienta hacia el futuro, la acción, la responsabilidad personal, cuando la conversación se quede bloqueada en el pasado, las emociones negativas, la queja o en los demás que no están en esa conversación.

4.- Utiliza como guía conductor en tus conversaciones la Pirámide de Necesidades de Maslow.

  • Comienza por generar un clima de seguridad para tus interlocutores, esto despertará la confianza que es la clave de las conversaciones elevadas.
  •  Haz que se sientan incluidos en la conversación, aceptados, genera un vínculo de pertenencia con ellos. Crea un clima de intimidad y hermandad. Cuando nos sentimos rechazados surge el temor y se incrementan los niveles de cortisol, lo que nos hace adoptar un comportamiento defensivo. Sentirnos incluidos reduce los niveles de cortisol, e incrementa los de oxitocina, que promueven la vinculación emocional.
  • Reconoce las aportaciones, perspectivas, y logros de tu interlocutor. Hazle sentir que las valoras, dales su importancia, su papel y lugar en la conversación, y en la realidad que estáis construyendo con ella. Genera un clima de estima, aprecio y reconocimiento. Empodera a tu interlocutor. La apreciación activa más conexiones neuronales en nuestro cerebro, esto amplia nuestra visión , nuestra capacidad de escucha y nuestras perspectivas. Con la apreciación y el reconocimiento empieza a surgir la inteligencia colectiva, la colaboración y la innovación.
  • Reta, estimula la creatividad de tu interlocutor, lanza preguntas, hipótesis, juega, recréate, estas ya en el máximo nivel, ese lugar donde dos o más personas que conversan se sienten autorrealizas. Demuestrale a tu interlocutor que confías plenamente en el, que le aceptas incondicionalmente, que con él lo que podéis lograr es más grande que solo. Dale libertad para ser plenamente él y la conversación fluirá libre y creativamente. Empezaran a surgir visiones de futuro compartidas, oportunidades de colaboración, conexiones de ideas que dan a luz una aún mejor, se elevan las aspiraciones.

Una conversación inteligente es un proceso, lo mismo que el Mentoring, no quieras poner el carro delante de los bueyes e iniciar la conversación en un nivel de la pirámide más alto del que corresponde. No te saltes ningún paso, y no pases al siguiente sin tener la seguridad de que esta completado el nivel que requiere la conversación. Cuando forzamos los procesos, los aceleramos o nos saltamos pasos destruimos conversaciones, relaciones y personas. Saber conducir un proceso comunicativo es inteligencia conversacional en acción, es Mentoring en estado puro.

“A veces descubre que tiene una persona audaz en su interior y, sin embargo, cuando habla, lo que dice es menos potente de lo que esperaba”. Judith E. Glaser

Si sientes que te ocurre esto, es el momento de mejorar tu Inteligencia Conversacional. A través de Mentoring  puedes lograrlo. ¿Te ánimas a experimentar la alquimia conversacional? Si quieres saber más sobre ella te invitamos a la lectura de este otro artículo publicado en Capital Humano. 

“En nuestro banco tenemos personas trabajando como robots. Mañana tendremos robots comportándose como personas», esta frase de John Cryan, CEO de Deutsche Bank revela la existencia de un mundo al revés. La revolución que ha supuesto la irrupción de las nuevas tecnologías, la era de la digitalización, la internetlizacion, la robótica, el big data, y su corte de algoritmos, nos ha cogido a contrapié. La reacción humana antes estos cambios tan disruptivos suele ser la clásica de paralización, huida o ataque.

Hay personas y empresas que todavía están paralizadas, que no se han adaptado a los cambios, que no saben qué hacer, por donde empezar. Otras huyen, como si fuera posible escapar a la marea de este cambio, se esconden, se agazapan en sus trincheras de lo tradicional, rehuyendo el uso de las nuevas tecnologías que han invadido su controlado mundo. Otros optan por el ataque, la visión apocalíptica, el empeño por demostrar que los humanos somos superiores, ocupándose de tareas que harían y hacen mucho mejor las máquinas, sin darse cuenta que, no sólo tienen la batalla perdida, sino que el desgaste de la lucha los dejara fuera de juego.

La antigua frase «Si caminas sólo irás rápido, si caminas acompañado llegarás más lejos» ha cobrado plena actualidad en palabras de  Erik Brynjolfsson, coautor del libro The Race Against Machine, cuando afirma que aprendiendo a correr con las máquinas llegaremos más lejos que corriendo contra ellas.

El futuro no pasa por competir con las máquinas, con la tecnología, con la revolución digital, el futuro para por la Inteligencia Híbrida (artificial +  humana), uniendo lo mejor de los dos mundos. Quizás no hemos sabido ver que la irrupción de los robots sea la oportunidad perfecta para ser más humanos, para dejar de trabajar como máquinas y comenzar a trabajar como personas. Quizás estamos ante el mayor reto del liderazgo y el trabajo en equipo, el mayor reto de la gestión de la diversidad.

¿Alguién había pensado que tendría que liderar y gestionar equipos compuestos por máquinas y personas?, ¿alguien habia pensado en tener que gestionar organizaciones en las que, a la diversidad de sexos, generaciones, culturas, se una la diversidad maquinas-humanos? El gran reto del talento será ¿cómo hacerse humanamente imprescindible en la era de la robótica? La respuesta la dió hace meses Silvia Leal en una de sus conferencias.

[box type=»warning»] «Cuanto más humanos seamos más difíciles de sustituir.” @slealm[/box]

Las empresas inteligentes serán las que sean capaces de hacer frente a todos estos retos, combinando a la perfección las aportaciones de la tecnología y las aportaciones del talento humano. Desarrollar la Inteligencia Híbrida es el futuro de las organizaciones, y todo ello pasa, por impulsar la diferenciación estratégica, la formulación de preguntas, el desarrollo de la intuición, el aprendizaje a través de modelos de experiencia, la conversación, la reflexión, la interacción y la creatividad.

 

1.- Diferenciación estratégica: Las máquinas tienen capacidad de análisis y de predicción al igual que las personas, la clave está en asignar a cada uno la parte de tarea en las que es más estratégico. Las máquinas se pueden ocupar de aquello que hacen mejor: análisis predictivos y modelos de pronóstico basados en algoritmos, big data, y uso de la inteligencia artificial. Las personas se ocuparán de aquello que las máquinas no puede hacer, como la creatividad, el uso de reglas heurísticas, la imaginación, las dinámicas grupales para intercambios de ideas, la observación participante para extraer las señales débiles del cambio. Y cómo estos otros muchos ejemplos, la estrategia ganadora será la diferenciación y asignación de tareas según la mayor aportación de valor.

2.- Las máquinas saben dar respuestas, las personas saben hacer preguntas: esta diferencia, que puede parecer simple, es altamente diferenciadora. Una máquina con todo su software de análisis datos, estadística, predicción, etc puede resolver problemas estructurados, que se repiten. Una persona está más capacitada para los problemas complejos, aquellos en los que no hay información estable, son totalmente nuevos y aglutinan multitud de variables y factores no conectados y estructurados, y ello es así porque las personas pueden  imaginar, puede anticipar el futuro y con ello plantearse preguntas para ir generando hipótesis y respuestas, para anticipar cambios y crear las condiciones y herramientas necesarias para adaptarse a ellos.

3.- Las personas utilizan la intuición para simplificar la complejidad mediante el mecanismo cognitivo de la búsqueda de patrones, su interpretación, creación de significado y soluciones rápidas que integran la diversidad, la complejidad y la globalidad. La inteligencia artificial, las máquinas y los robots no pueden intuir, y para la toma de determinadas decisiones, como las estratégicas, las que impliquen valores, cuestiones éticas, entre otras, la intuición es una herramienta imprescindible.

4.- El aprendizaje a través de la experiencia, típicamente humano, favorece el desarrollo de modelos basados en expertos que son clave para el desarrollo de habilidades e inteligencia contextual, mucho más efectiva y rápida en la adaptación al cambio, la transmisión cultural, el aprendizaje organizacional, la gestión del conocimiento tácito y experiencial, entre otros.

5.- Las personas median en el aprendizaje de otras a través de su capacidad narrativa porque es más emocional y se fija mejor en la memoria a largo plazo. Además, la comunicación, la conversación, las historias conectan nuestros mundos, y generan nuevas conexiones neuronales que regeneran el conocimiento. La transmisión del conocimiento tácito (basado en la experiencia), la transmisión cultural, el relevo generacional, no sería posible sin los relatos, las historias, y las experiencias compartidas que permiten la comunicación e interacción humanas.

6.- Reflexión + Análisis: los humanos somos capaces de analizar y de reflexionar, las máquinas solo de analizar. Si bien, en nuestra capacidad de análisis estamos limitados por el número de variables que podemos analizar y la rapidez de dicho análisis. Los algoritmos y el big data superarán nuestra capacidad de análisis pero nunca podrán competir con nuestra capacidad de reflexión. La reflexión nos permitirá aprender de la experiencia, comprender lo que está pasando, extraer conclusiones, se basa en la asimilación del todo y sus relaciones, de identificar las conexiones y darles significado. El análisis descompone en partes, y de forma lineal va examinando cada una de ellas para luego unirlas de nuevo, tiende a la búsqueda de soluciones y respuestas. Se analizan datos, hechos, lo cual pueden hacer las máquinas, se reflexiona sobre conceptos más abstractos o globalidades más complejas. Un buen trabajo en equipo robots-humanos dejará a los primeros el análisis y a las personas la reflexión. De esta simbiosis surgirán productos y servicios con mayor valor añadido.

5- Automatización + Interacción: Los robots serán idóneos para realizar todas aquellas tareas que sean repetitivas, rutinarias, que consistan en procesos de ejecución lineal, con factores predecibles y estructurados. Sin embargo, cuanto intervienen personas y son necesarias las relaciones y la comunicación, en tareas como la atención, la resolución de conflictos, la educación, la negociación, el desarrollo y aprendizaje, las habilidades interpersonales que requieren todas ellas son propiedad exclusiva de las personas. Es más, liberar a las personas de todas estas tareas automáticas y rutinarias, les permitirá liberar una ingente cantidad de tiempo y energía para dedicársela a estar con las personas, prestarles toda la atención, practicar una escucha global y profunda, realizar preguntas provocadoras, conversar, compartir ideas y generar innovación, entre otras.

6.- Creatividad e imaginación: ambas son cualidades humanas dificilmente sustituibles por las máquinas. Ambas son los recursos más poderosos de los que dispondrán las organizaciones para anticipar el futuro y darle respuestas antes de que nos arrastre, anticipar los cambios que van a suponer la entrada de los robots en las empresas y crear soluciones para que dichos cambios sean lo más ecológicos posibles y permitan una armónica convivencia robots-humanos. De momento las máquinas no tienen el don de la inspiración, la abstracción la asociación libre, la espiritualidad, que sí tienen las personas, aprovechémoslos y dotemos a las organizaciones de los cimientos necesarios para crear una arquitectura de la creatividad. 

Los robots, las máquinas, los algoritmos nos va a permitir dedicar todo nuestro tiempo a las actividades y tareas que nos hacen más humanos: pensar, imaginar, crear, idear, reflexionar, dialogar, conversar, comunicar, interactuar, relacionarnos, negociar, intercambiar conocimientos, ideas, experiencias, investigar, descubrir, cuestionar, intuir, estar con las personas y disfrutar de los momentos que la vida nos regala. Desarrollar la Inteligencia Híbrida en las organizaciones será la oportunidad para humanizar el talento, para que las personas centren sus esfuerzos en las actividades que nos diferencian y son esencialmente humanas y que, por tanto, nos hacen sentir más realizados y felices.

 

El mundo que yo veo en el futuro me gusta, y me gusta más ser parte del cambio que lo traerá, porque a través del mentoring estoy contribuyendo a hacer que el talento sea cada vez más humano.

 

¿Te apuntas a la revolución de la humanización del talento? Te espero en Escuela de Mentoring para acompañarte.