7 prácticas para crear una cultura de innovación en las organizaciones

Que la innovación es una cuestión de supervivencia organizacional nadie lo pone en duda, que realmente estemos fomentando en las organizaciones una cultura y un clima donde la innovación pueda brotar, crecer y dar frutos, quizás sea ya más discutible.

Antes de la pandemia tuve el placer de impartir un programa sobre innovación y visión estratégica para las organizaciones en Peru, donde abordaremos claves para ser una organización innovadora, herramientas, procesos, habilidades, y trabajaremos sobre casos reales de los propios participantes.

Hoy quiero ahondar más en las raíces, en los cimientos, en las dinámicas que deben darse en una organización para que realmente sea innovadora. En este post doy 7 claves para crear y fomentar una cultura de la innovación en tu organización:

1.- Crear entornos laborales psicológicamente seguros, donde las personas no tengan miedo de hablar, de expresar, de opinar, de cuestionar. Donde no tengan miedo a arriesgar porque el error no está penalizado. Entornos donde las personas conversan, comparten ideas, informaciones, sin miedo a represalias, a que les juzguen, a que sean aprovechadas en su contra o a su costa. Si las personas no están seguras de que lo que van a decir va a ser bien recibido, no va a ser usado en su contra, o no va a ser penalizado, y que no corren riesgos, hablan, comparten, intercambian y eso es el germen de la innovación.

Como señala Amy Edmondson “cuando la gente es reacia a compartir sus sugerencias o ideas de mejora, las organizaciones pierden valiosas oportunidades para la innovación”

2.- Practicar la humildad y la mentalidad de principiante en todas las capas de la organización: todos deben estar abiertos a aprender de todos y, para ello, es necesario olvidarnos de actuar como gurús y expertos, dejar atrás las respuestas categóricas, los discursos grandilocuentes, y practicar más la escucha y la formulación de preguntas con humildad. Escuchar de forma plena, profunda y reflexiva nos ayuda a descubrir matices, detalles, visiones no contempladas. Si a ello le añadimos preguntas que ahonden, agudicen, cuestionen, el aprendizaje se multiplica y enriquece. Si preguntamos con el genuino deseo de saber lo que otro sabe, piensa, opina o ve, estaremos contribuyendo a despertar la voz de la innovación.

Cuando alguien llame a tu puerta escucha con todo el interés y la apertura que te sean posibles. No pienses en demostrar que tu idea o tu visión es la correcta, o todo lo que sabes. No escuches para ver donde puedes encontrar el error o la equivocación de tu interlocutor.

3.– Crear un fuerte sentido de identidad alineado a la meta a lograr: las personas necesitan saber que su trabajos, sus ideas contribuyen a algo mayor que ellas. Para ello deben tener claro cuál es el propósito de la organización, cuál es su meta, que tiene que realizar cada uno para contribuir a ella, y reconocerles sus aportaciones vinculándolas a dicha meta. Los líderes de equipo deben recordar de forma constante cuál es la meta, cual es el reto al que se enfrenta el equipo y que supone lograrlo para la organización.

4.- Huir de las mascaras del todopoderoso, el infalible, el que todo lo sabe, el hipercompetente, y el perfecto. Valorar los ejercicios de vulnerabilidad: pedir ayuda, reconocer que no se sabe, que no se tiene la solución o la respuesta, aceptar y reconocer los errores. Cuando los que están más arriba en la cadena de mando se quitan las mascaras dan permiso e invitan de forma tácita a que otros lo hagan.

5.- Practicar la ciudadanía organizativa: si todos nos vemos y comportamos como miembros de una comunidad basada en la ayuda mutua, será más fácil compartir, tener confianza, mostrarse vulnerable, preguntar, sentirse seguro. Con incorporar a tu día a día estas preguntas, ya estarás dando el primer paso:

-¿Cuál es problema o reto al que te estas enfrentando?

-¿Qué puedo hacer para ayudarte?

-¿Qué te preocupa?

Reserva momentos para mirar a tu alrededor, ver que pasa, como se sienten las personas que te rodean. Interésate por lo que hacen, lo que piensan, las dificultades a las que se enfrentan. Muéstrate cercano, vulnerable, interesado y disponible.

6.– Incorporar la diversidad y la inclusión como pilares de la organización. Tener talento diverso no garantiza la innovación, las diferencias deben sentirse seguras para manifestarse, para expresarse, y deben poder tener la oportunidad de encontrarse. Que en la organización existan distintos colectivos, con distintos sexos, edades, valores, orientación sexual, cultura, no significa que se sientan parte de ella, y que aporten sus diferentes visiones. La inclusión hay que ejercerla día a día y en todos lo lugares de la organización.

7.- Practicar un liderazgo inspirador que incite la innovación, preparando un escenario de seguridad psicológica, con metas, valores, principios y reglas claras, invitando a participar a todos, acogiendo de forma positivas las aportaciones y retroalimentando continuamente.

 

Basado en las ideas de Amy Edmondson, autora de Fearless Organization: Creating Psychological Safety in the workplace for Learning, Innovation and Growth

Si tu organización quiere ir a otro nivel, destacar, diferenciarse, progresar, comienza a implantar y fomentar estas 7 prácticas. Si necesitas acompañamiento en el proceso en la Escuela de Mentoring te llevamos al siguiente nivel.

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