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El propósito es el motor de nuestra vida, nuestro fundamento último, la razón profunda y significante por la que hacemos las cosas. No solo nos mueve a actuar, con una energía creadora y contagiosa, sino que también aporta sentido a nuestros actos y a nuestro alrededor. El propósito es el «para que«, lo que da sentido a tu vida, lo que te realiza y produce satisfacción cuando lo ves materializado en acciones y resultados.

El propósito es la razón por la que estas dispuesto a luchar, a enfrentarte a todo, a dejar atrás todo. Conecta con tus valores personales irrenunciables y con tus fortalezas esenciales. Te llena, te inspira, te hace mas fuerte, una fortaleza que está basada en la convicción y el compromiso con algo en lo que crees porque es importante y merece la pena ser realizado.

Vivimos una vida en la que el «yo» está demasiado presente, el liderazgo muchas veces es más una forma de alimentar el ego, que otra cosa. Vivimos tan encerrados en él, que nos olvidamos de mirar a nuestro alrededor, de tomar conciencia del impacto que producimos con nuestras palabras y nuestros comportamientos. Sin embargo, el liderazgo es una función al servicio de la colectividad, movilizamos personas, alineamos acciones para lograr cosas en común, que son buenas para todos, y no solo para el líder.

Como dice Pablo D’Ors «Cuando el propósito es el Yo, no es posible una transformación colectiva», de ahí la importancia, que como personas, y como líderes, conectemos con un propósito vital, que siempre tiene un carácter transcendente, porque no es solamente un «para que», sino también un «para quien». Además, debemos buscar como unir propósitos, causas comunes y liderar para ellas y no para nuestro propio beneficio y gloria.

El verdadero liderazgo no se sostiene sin un propósito. Sin él acaba generando mucho dolor a su alrededor, mucha desunión, además de que el propósito es un activador del desarrollo de nuestras  capacidades y habilidades, nos hace ser mejores, aportar más valor al mundo.

Si estás liderando a un grupo de personas, un proyecto o tu propia vida es importante que de vez en cuando pares para tomar consciencia y reflexionar sobre el propósito de tu liderazgo.  Estos 5 pasos te pueden ayudar a focalizar el autentico norte del liderazgo:

1. Adquirir Conciencia Propia

¿Cuál es tu historia? Escríbela, dejando salir todo sin censuras. No se trata de pensar, se trata de dejar salir lo que hay en tu mente inconsciente sin pasarlo por el filtro y el juicio de la mente consciente. ¿Qué es tuyo en esa historia y que has tomado prestado y te roza?

A partir de ella descubre tus fortalezas y tus necesidades de desarrollo, esas potencialidades aún no realizadas y que seguramente llevas tiempo posponiendo, pero te están gritando con fuerza salir.

Para adquirir una verdadera conciencia te recomiendo la lectura y ejercicios del libro «Una mente liberada» de Steven C. Hayes, eso sí, prepárate para un viaje al centro de la tierra, a las profundidades de tu ser.

2. Descubrir Valores

¿Cuales son tus valores más profundos?

¿Qué principios guían tu vida?

3.  Hacer aflorar la Motivación 

¿Qué te motiva a ti, más allá de lo que imponen las modas, la sociedad?

¿Cómo puedes equilibrar tus motivaciones internas con las demandas y expectativas de tu entorno?

4.  Alianzas

¿Quienes son las personas en las que puedes confiar para guiarte y apoyarte en tu camino?

¿Cuál es tu tribu?

5. Vida integrada

¿Cómo puedes integrar todas las áreas de tu vida (personal, familiar, profesional, social…) y sentirte realizado?

Cuando finalices este ejercicio, vuelve sobre tus respuestas: lee tu historia tranquilamente,  deteniéndote en lo que te sorprenda, en lo que sientas que te llena y en lo que te hiere, en ambos lugares encontrarás aprendizajes. Relaciona todo ello con tus valores, principios,  motivaciones,  alianzas y con la vida que quieres, según lo que has escrito en el resto de los pasos.

Trata de conectar los puntos en común que encierran tus respuestas. Es en esa unión de los puntos, donde se revelan los insights, aparece el propósito y la forma de hacerlo realidad. 

 

Una vida feliz es una vida bien narrada, como diría Séneca, para lo cual necesita contar con un buen argumento que, como explico en mi último libro «La Alquimia de la Motivación», nos lo proporciona el propósito personal. Nuestra existencia es una novela que escribimos día a día con cada decisión que tomamos. Algunas de ellas son sencillas e intrascendentes; otras más difíciles y complejas. Pero todas suman a la hora de construir una vida.

Necesitamos conectar nuestras historias, nuestras etapas, nuestras acciones en torno a un propósito para disfrutar de una buena vida y crearla a nuestro alrededor.

 

Con este propósito, que es el que me mueve en la vida, hemos desarrollado junto a Sergio Luna, el programa «Liderar con consciencia. Vivir con consciencia», que llevaremos a cabo por primera vez en Bilbao el 8, 9 y 10 de Noviembre. Si quieres ser parte de este movimiento te invitamos a participar. Puedes inscribirte hasta el 17/10/24 aquí. Vivir esta experiencia te permitirá ser:

1.Más CONSCIENTE DE LO QUE eres

2.Más CONSCIENTE DE COMO eres

3. Más CONSCIENTE DE LO QUE necesitas

4.Más CONSCIENTE DE LO QUE quieres

5.Más CONSCIENTE DE DÓNDE estamos

6.Más CONSCIENTE DE LO QUE es

7.Más CONSCIENTE DE LO QUE necesitan los otros

8.Más CONSCIENTE DE DÓNDE estás

9.Más CONSCIENTE DE LO QUE ESTÁ bien

 

Autora: María Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring

¿Es legítimo el crecimiento a toda costa? ¿Dónde están los límites? ¿Puede el bienestar económico acabar con el bienestar personal y social?

Despidos masivos despiadados, horas extras sin límites, cambios delirantes continuos, corrupción, privilegios, abusos, desigualdades, ¿hasta donde va a soportar el ser humano? Necesitamos una revolución humanista que ponga en el centro de verdad a las personas, a sus necesidades vitales, a vivir de una forma más ecológica y sostenible. Necesitamos poner el valor los valores, ponerlos en el centro de cada una de nuestras acciones y decisiones. 

Es hora de que cada uno de nosotros nos armemos de coraje y nos convirtamos en activistas del cambio, en activistas de un nuevo modelo de generar negocio, riqueza, bienestar, progreso y desarrollo. Las organizaciones con valor necesitan personas con valor, talento con valor, personas que sepan decir «basta ya», cuestionar, confrontar, no dejar pasar, proponer otras miradas, otras formas de hacer, para generar esperanza, para transmitir el mensaje «si es posible», «si se pueden cambiar cosas», «si hay otros caminos», aunque sea difícil,  para lograr resultados sin deshumanizar el talento. Para ello, tenemos que empezar por dejar de medir el valor de una persona,  de un profesional o de una organización únicamente por los números: números de like, números de seguidores, número de empleados, números de facturación, números de la cuenta bancaria, números de coches, etc. Y comenzar a medir el valor por cada día que logramos vivir de acuerdo a nuestros valores, sin traicionarlos, sin romper la confianza del otro, sin defraudar nuestra propia confianza, por cada día que impactamos positivamente en alguien, por cada día que contribuimos al bien común, por cada día que realmente nos vamos satisfechos y plenos a la cama.

La primera auditoria que una empresa debería realizar a su colaboradores es una auditoría de valores, y cada uno de nosotros deberíamos revisarla cada día que permanecemos en ella, sea como empleados, directivos/as, colaboradores externos, clientes, proveedores, etc. Te propongo una guía de 9 preguntas para que las practiques en tu día a día, tanto si eres directivo/a de la organización, empleado o colaborador, cada ver que te proponen algo, cada vez que tomas una decisión o la tienes que ejecutar:

Enfrentar las sombras

1.- Establecer los límites ¿A que no estás dispuesto? ¿Qué no podrías dejar pasar? ¿Cuales son los límites de tu dignidad? ¿Cuáles son los valores que no podrías trasgredir? ¿Con qué no podría vivir?

2.- Estar atento a las señales ¿Cómo me hace sentir esta situación? ¿Qué está pasando en mi cuerpo? ¿Qué señales de rechazo estoy experimentando en él? ¿Qué mensajes me está enviando mi conciencia?

3.- Poner en valor ¿Qué valores están siendo transgredidos? ¿Qué significan para mi? ¿Cómo me afectan? ¿Qué consecuencias puede tener desatenderlos? ¿Y no hacerlo?

4.-Empatizar ¿Quiénes se van a ver afectados por esta decisión o situación? ¿Como les repercute? ¿Qué puedo hacer para evitarlo o minimizarlo?

5.- Elevarse ¿Cómo valorarían y abordarían esta situación mis referentes, las personas que me inspiran, que me importan? ¿Qué dirían de mi decisión?

6.- Ampliar la mirada ¿Existen otras posibilidades u opciones para contemplar o abordar la situación? ¿Qué me impide verlas, abordarlas, tenerlas en cuenta?

7.- Actuar con consistencia ¿Cuáles son las opciones más acordes con mis valores, los valores del resto de afectados y los de la organización? ¿Si no es posible alinearlos que voy a hacer? ¿Como lo voy a justificar?

8.- La prueba del algodón ¿Si tus decisiones o acciones fueran públicas seguirías defendiéndolas, te sentirías orgulloso de ellas? ¿Si se conocieran por todos tus verdaderas razones para tomarlas que imagen darías, que dirían de ti? ¿Cómo lo encajarías?

9.- Practicar la flexibilidad ¿Que podría hacer que cambiara de opinión o decisión? ¿Cómo encajaría con mis valores y los del resto de los afectados? ¿Qué provocaría el cambio? ¿Cómo me sentiría con ello?

No hacernos estas preguntas nos convierte en adictos al hacer sin pensar, al ejecutar sin más, al seguir sin mirar atrás. Cada día se trata de hacer más, de ser más, de tener más, de acumular más, de lograr más, y más, y más. Nos estamos volviendo dependientes del «más sin límites» y con ello estamos perdiendo más que ganando. Acumulamos proyectos, relaciones, logros, publicaciones, seguidores, pero perdemos vida y humanidad. Por experiencia personal, compartida con algunos otros que me voy encontrando en el camino, creo que el gran aprendizaje de este siglo será aprender a vivir con menos, a soltar, a desapegarnos, a dejar, para tener más horas de vida realmente vivida, saboreada y disfrutada.

Hace ya varios años Richard Easterlin realizó diversas investigaciones sobre la relación entre el incremento de la riqueza y la felicidad, dando lugar a lo que se conoce como la «paradoja de Easterlin» según la cual, a largo plazo más riqueza no supone un incremento en nuestra satisfacción vital y felicidad. Ahora bien, a corto plazo si existe esa correlación y de esto es de lo que se aprovecha el sistema, de mantenernos apegados a la satisfacción inmediata, al sumar una adquisición más, una medalla más, un reconocimiento más, un placer más. Absortos en el más a corto plazo, no levantamos la vista para contemplar a donde nos lleva todo eso y un día más acaba siendo un día menos de verdadera satisfacción.

Una organización y una persona con valor es la que se hace preguntas antes de tomar cualquier decisión, por mínima que parezca (incluso contestar una llamada o un mail), es la que crea un espacio para reflexionar antes de actuar. Hacernos preguntas requiere valor pero también aporta mucho. Las preguntas son el cortafuegos que impide invadir nuestra vida del virus del «más y más», «de no pasa nada que luego lo soluciono o lo compenso»«del si no lo hago yo, lo hará otro», del «el sistema funciona así, sino te quedas fuera» y otras muchas excusas para justificar lo injustificable. Las preguntas nos permiten parar para mirar más a fondo, más allá y no comprometer nuestro futuro por el seudo placer del presente.

En los últimos 5 años he trabajado con muy diferentes organizaciones en programas de mentoringprogramas de liderazgo y gestión de equiposprogramas de gestión del cambioprogramas de desarrollo del talento, motivación, y lo que me encuentro son ambientes cargados de pesimismo, frustración, desmotivación y desesperanza. En la raíz de todo ello está una pérdida de valores, una falta de preguntas. Cuándo te detienes a reflexionar y te formulas buenas preguntas el gran descubrimiento es que sin ella no hay buenas respuestas, no hay vida buena.  

Hace poco publicaba en Diario Responsable un artículo sobre «Los excesos generan déficits», un exceso de hacer sin pensar, sin preguntas, sin reflexión, genera muchos déficits en nuestra vida. En las organizaciones los excesos de productividad, de cambios, de innovaciones están generando déficits de sentido y de compromiso.

Si quieres recuperar todo tu valor, como persona o como organización, en la Escuela de Mentoring te podemos ayudar, somos «Rescatadores de Valor y Esperanza».

La felicidad no es algo que sucede, no depende de los acontecimientos externos, es una condición vital que cada persona debe preparar, cultivar y defender individualmente» Mihály Csiksgentmihalyi.

Cuando somos felices nos sentimos bien con nuestra vida, nos sentimos plenos, involucrados, satisfechos, disfrutando, sin pensar en el pasado o el futuro, sin dedicar tiempo a lo que tengo o no tengo, a lo que me falta o no me falta, con energía. Fluimos con la vida, con las experiencias diarias que nos regala. Captamos el sentido de la vida y apreciamos el sentido de nuestra vida.

Como cada año he tenido la oportunidad de acompañar a muchas personas a lograr sus objetivos a través de procesos de mentoring. Unas llegan con un objetivo profesional bien definido, otras buscan saber qué les pasa, buscan algo que les falta y no saben qué es, qué nombre ponerle. Por el camino van definiendo su objetivo y dando los pasos para lograrlo, pero lo más importante de todo es que termina el proceso aprendiendo a fluir con su vida.

Todos estos años dedicada al mentoring y a acompañar a personas para que logren sus metas, me han enseñado que el objetivo último es siempre el mismo, aunque una gran mayoría lo ha olvidado. El objetivo es vivir la vida que queremos y como queremos. Es hacer realidad nuestro mundo ideal en el mundo real. Y es curioso que, en todos los procesos que he acompañado, se repita siempre al finalizarlos el mismo mensaje, con distintas palabras pero igual significado: «es que ahora hago las cosas a mi manera» «ahora siento que mi vida me pertenece» «he aprendido a llevar la vida que me hace feliz y es más fácil de lo que pensaba»…….

Muchos de ellos se sorprenden cuando al inicio del proceso, una vez nos vamos conociendo y comparten conmigo sus inquietudes y objetivos, les hago siempre la misma pregunta ¿Cómo quieres que sea tu vida? ¿Qué cosas quieres en tu vida y cuales no? ¿Qué cosas te gustan, con que disfrutas, que no quieres hacer, que te desgasta? Soy consciente que son preguntas que dejan en blanco a muchas personas, desconcierta e, incluso, bloquean, así que les invito a realizar un trabajo de retrospección vital, y les pido que realicen una autobiografía por etapas desde los 0 años hasta la actualidad, describiendo en cada una de ellas «Qué hacían» ¿Con qué soñaban? ¿Qué era verdaderamente importante para ellos?

Muchos regresan a la siguiente sesión un poco escépticos, comentándome que han escrito poco, que no le encuentran sentido a lo que han recordado, que no ven nada especial. Yo les dejo, les pido que me cuenten lo que han escrito, voy cogiendo notas e identificando en el relato las 3 fuentes de poder que nos hacen fluir en la vida: valores, anhelos y las mejores experiencias
 

Se trata de una herramienta basada en la indagación apreciativa que identifica patrones de flujo vital, que han estado presentes en diferentes momentos de nuestra historia personal,  que son la fuente de energía y poder que necesitamos para crear y diseñar la vida que nos hace felices. A través de las preguntas les hago tomar consciencia de los patrones que se repiten, tanto los que les hacen fluir como los que no, en las distintas etapas de su vida. De esta forma, se dan cuenta de que sí han disfrutado de momentos de flujo y felicidad en su vida y así descubren cuáles son los ingredientes necesarios para poder volver a experimentarlos. Ahora solo queda diseñar el plan de acción para ir incorporándolos poco a poco en el presente e ir desalojando de su vida otros, que no  les aportan y les restan energía y vitalidad.

La claridad con la que suelen marchar tras esta sesión es algo que merece la pena experimentar. Es una vivencia emocional tan fuerte que queda grabada en la memoria, y aunque en el día a día cueste romper con los patrones ya adquiridos, la fuerza de esta imagen y esta experiencia es tan potente, que se convierte en una fuente de fortaleza, energía y motivación para afrontar con éxito todo el proceso de transformación.

Todos tenemos sueños y deseos sin realizar (anhelos), que nos mueven y nos inspiran.Todos tenemos unos valores que nos guían en la vida y hacen que esta tenga sentido y todos vivimos experiencias diariamente, que nos sirven para aprender qué nos hace felices y qué no. El juego de estos 3 poderes es nuestra fuerza vital, la clave está en llenar nuestra vida de experiencias que integren nuestros valores, nuestros sueños y nuestras fuentes de satisfacción.

A veces el entorno, la sociedad, los objetivos, la prisa, la presión, el dolor o las malas experiencias nos van alejando de nuestros valores y nuestros sueños, hasta el punto de que los perdemos de vista y dejamos de sentirlos, pero están ahí y duelen cuando no pueden ser realizados. En este estado de cosas, cuando le preguntas a una persona por sus sueños y valores muchas veces no sabe contestarte ,porque se ha desconectado de ellos, otras no quieren hacerlo porque le duele pensar en ellos y les frustra no haberlos hecho realidad. Por ello, utilizo esta herramienta de la autobiografía, pues a través de la narración de sus experiencias vitales tengo la oportunidad de indagar sobre sus valores y sus sueños y ayudarles a identificar en que experiencias estuvieron presentes y en cuales no.

De esta forma no hay que diseñar acciones nuevas, hacer cambios drásticos, plantearse objetivos superdefinidos, solo hace falta recordar con que experiencias hemos fluido en el pasado, que ingredientes tenían y prepararse para cocinarlas en el presente con los mismos ingredientes. Trabajamos siguiendo el enfoque apreciativo sobre lo que ya ha funcionado para hacerlo crecer. Esta perspectiva aporta mucha seguridad y confianza a la persona, además de grandes dosis de esperanza, optimismo y motivación.

A partir de aquí todo el proceso se centra en mejorar la calidad de las experiencias diarias, haciendo que en ellas estén presentes los sueños y valores identificados en la autobiografía. Nuestras experiencias dependen de la manera en la que utilizamos nuestra atención, y esta está dirigida por nuestros valores y nuestros sueños. Una vez tenemos estos bien definidos y focalizados, la misión se centra en entrenar y mantener a raya nuestra atención, y no permitir que se distraiga, manteniendo viva la imagen de la vida que queremos construir. Cualquier acción, decisión, proyecto, relación, situación, experiencia, etc., que no integre los valores y sueños identificados y los ingredientes que  generan experiencias de flujo, debe quedar fuera de nuestra atención y de nuestra vida.

A medida que vamos incorporando a ella los  ingredientes de nuestras mejores experiencias vamos experimentando mayor disfrute, mayor sentido. Así renovamos nuestra motivación para seguir incorporando nuevas conquistas y, poco a poco, sin darnos cuenta, estamos creando la vida que queremos y comenzamos a fluir con ella.

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

Ultimamente muchas personas acuden a mi como mentora para encontrar su pasión, su vocación, el trabajo que les emocione, les entusiasme, les apasione. No sé si es por tanto mensaje «descubre tu pasión» ,» haz lo que amas y no trabajarás ningún día de tu vida»…. , por la crisis de la mediana edad, o por que este mundo va tan de prisa que es fácil desorientarse.

La cuestión es que a veces esa búsqueda puede resultar bastante frustrante y no siempre podemos dedicarnos a lo que nos apasiona, por mucho que algunos te aseguren que son su «curso de milagros» lo vas a lograr. Quizás sea más fácil  desarrollar tu pasión en ámbitos diferentes del trabajo y tener un trabajo que te permita disfrutar de tu pasión. No sólo hay un camino en la vida, suele haber varias alternativas para lograr lo que se quiere y, a veces, el truco está en saber combinarlas, alinearlas o hacerlas confluir para llevar la vida que quieres o que te permite ser feliz, que al final es lo que cuenta.

Yo creo que lo más importante realmente es vivir una vida alineada con tus valores. Y dentro de esa vida, sin lugar a dudas el trabajo ocupa un lugar importante, con lo que quizás la pregunta sea más bien ¿en qué medida mi trabajo está alineado con mis valores? porque si no es así y, año tras año, continuas en él, sufrirás un desgaste tan grande, una pérdida de energía tan constante y un vacío de sentido tan fuerte, que al final estarás totalmente desmotivado e insatisfecho, sin fuerzas, sin ganas, exhausto emocional y mentalmente y sin capacidad de disfrute.

Suele ser en esos momentos de ya no poder más, de ir al trabajo como si fueras a hacer «trabajos forzosos», en los que ya nada te emociona, te sorprende o te interesa en los que, de repente, surge la necesidad de encontrar la pasión, cuando lo que de verdad debes buscar o reconectar con los valores que te hacen ser la persona que quieres. Esos que has ido olvidando, relegando, cediendo, bordeando, día tras día sin darte cuenta, y que te han llevado a desistir de existir, a desistir de ser en plenitud.

Si estás pasando un momento así en tu vida, te voy a recomendar, justo creo todo lo contrario a lo que se suele leer en el universo internauta: olvídate de la palabra cambio y, mucho más aún, de los cambios rápidos, bruscos, disruptivos o grandilocuentes, porque lo que necesitas no es un cambio, no es encontrar otra cosa, otro trabajo u otra vida, para huir de la que tienes y cambiarla por otra. Lo que necesitas es realizar una auditoria y actualización de tus valores, solo desde aquí lograras una transformación verdaderamente significativa que te aporte bienestar y satisfacción duradera y plena.

Vivir una vida plena es vivir una vida en consonancia con tus valores, pues son la fuente de nuestra voluntad motivada, y, por tanto, de nuestra energía, nuestra fe, nuestra confianza y nuestro entusiasmo. La clave es conocer cuales son en cada momento y alinearlos con nuestros objetivos personales, profesionales o sociales. Así como examinar si nuestro entorno y los sistemas en los que vivimos (familia, amistades, empresa, etc.) son coherentes, o no, con ellos y nos permiten vivirlos.

valores

Si este post ha despertado tu curiosidad, te ha inquietado, te ha hecho pensar, replantearte cosas, te ha estremecido, enmudecido, o te ha hecho escapar alguna lágrima, en definitiva, si ha tocado algo en ti, quizás te interesa responder a estos 7 bloques de preguntas, que te ayudaran a saber si tu trabajo, tu vida o tus relaciones te están permitiendo vivir según tus valores:

1.- ¿Estoy siendo la persona que realmente soy o verdaderamente quiero ser? ¿Lo que hago en mi vida, mi trabajo, mi entorno me permite aportar mi potencial, mi talento, mis fortalezas? ¿Me he convertido en alguien que no me gusta, no reconozco?

2.- ¿Siento que he logrado o estoy logrando lo que realmente quiero en la vida? ¿Tiene sentido para mí lo que hago, la vida que llevo? ¿Qué estoy aportando a mi entorno?

3.- ¿Mis relaciones personales, familiares me están permitiendo vivir según mis valores? ¿Tengo el tipo de relaciones que realmente encajan conmigo, me hacen crecer y florecer? ¿Están limitando mi crecimiento, mis aspiraciones o mis sueños? ¿Están llevándome a ser una persona que no soy o con la que no estoy gusto?

4.- ¿En mi día a día mis decisiones me hacen sentir satisfecho y pleno? ¿El trabajo que desarrollo me genera conflictos con frecuencia o fluyo en él? ¿Siento resistencias, desajustes, sin sentidos en mi trabajo?

5.- ¿Qué hay en mi trabajo o en mi vida que me da energía o me emociona? ¿Cuándo lo experimento? ¿Qué experimento cuales son mis emociones?

6.- ¿Que he aprendido en este año en mi trabajo o en mi vida? ¿Qué aprendizajes me permite mi trabajo o la vida que llevo? ¿Qué experiencias de aprendizaje he tenido y cómo han impactado en mi vida en estos años?

7.- ¿Qué momentos de diversión y disfrute he experimentado en el último mes en mi trabajo, mi vida, mi entorno?

Si las respuestas han movido algo más en ti, quizás sea el momento de replantearte cosas y empezar a trabajar en tus valores, en como incorporarlos a tu vida, a tu día a día, o cómo diseñarla para vivirla conforme a ellos. A veces no se trata de cambiar de vida, sino de cambiar la forma en que la vivimos. 

El valor de vivir en tus valores en un camino de transformación hacia la plenitud. ¿Quieres sentirlo? ¿Quieres vivirlo? En la Escuela de Mentoring podemos acompañarte para lograrlo.

Cada vez son más las voces que, desde diferentes ámbitos, nos hablan de la importancia del propósito personal como guía en nuestra vida, como base de nuestra realización y nuestra felicidad.

En la Escuela de Mentoring consideramos que el propósito es la fuente de nuestra motivación, el criterio último de nuestras decisiones, un ingrediente clave para el funcionamiento humano óptimo, un pilar de nuestra resiliencia, y el eje vertebrador de cualquier proceso de aprendizaje, cambio y desarrollo.

Queremos compartir contigo  una herramienta que hemos desarrollado en la Escuela de Mentoring con el objetivo de que descubras y conectes con tu propósito personal.

La herramienta se llama el “Oráculo del Propósito Personal” porque una vez la pongas en práctica encontraras en ella las respuestas a muchas de las preguntas e inquietudes que probablemente hoy te estes planteando, porque cada vez que la vuelvas a mirar te enviará poderosos mensajes para encarar el presente y el futuro, porque te llenará de fuerza y energía positiva, porque te hará sentir más acompañado que nunca y más parte del todo y te servirá de fuente de inspiración.

Te aportamos un modelo que puedes realizar en diferentes formatos.Te invitamos a que des rienda suelta a tu creatividad en cuanto al lugar en donde hacerlo, el material, soporte para realizarlo o el formato. Busca la forma más cómoda e inspiradora para ti. Puedes realizarlo solo o con otras personas si te resulta más fácil e inspirador. Puedes usar palabras, dibujos, imágenes, fotos y todo tipo de materiales que se te ocurran. La clave está en el objetivo de la herramienta: crear un oráculo para descubrir y conectarte a tu propósito personal, a través de tus referentes, tus fuentes de inspiración, tus héroes o heroínas. 

En el modelo hemos creado espacio para 7 nombres de personas, pero se trata de tu oráculo así que incluye a todas las que quieras. Para cada una de ellas piensa en que valores te transmiten, cuales son las fortalezas que admiras de ellas, qué acciones realizaron que recuerdas como significativas, cuales eran sus mantras (esas frases que parecían lemas de vida, principios por los que se guiaban y que resuenan en ti para guiarte también), que aprendiste de ellos y ellas, qué aprendizajes te dejaron. Y lo más importante cuál fue su legado para ti, qué hicieron o hacen que tu quieres continuar aportando al mundo.

Cuando termines de realizar todo el trabajo, que te invitamos a que lo conviertas en una experiencia gratificante, lúdica y de aprendizaje, contémplalo desde la distancia y formúlale preguntas al resultado, extrae reflexiones de la información, en todo ello se encuentran las claves para descubrir tu propósito. Deja que el oráculo te lo susurre. En la herramienta que te puedes descargar aquí te dejamos una guía de como hacerlo. Descargar Herramienta

Nos encantaría que nos enviaras fotos del resultado y nos dejaras tus comentarios sobre la experiencia. Puedes hacerlo a través de la web y de info@escueladementoring.com. Nos encantaría compartirlo para lanzar propósitos inspiradores de los que todos podamos nutrirnos.

En este artículo comparto mi experiencia como emprendedora que han marcado mi práctica como Mentora y todo lo que he aprendido en este camino.

En mi etapa como emprendedora, contratamos un consultor para ayudar en nuestro crecimiento y preparar estratégicamente el futuro de la empresa. Pusimos mucha ilusión, tiempo, esfuerzo y dinero es esa apuesta.

Buscamos, preguntamos a colegas, entrevistamos a varios y finalmente contratamos a un grupo de consultores que pensamos que nos ayudarían a avanzar y gestionar el proyecto.

Recuerdo que tras la primera sesión de trabajo, nos dijo entre risas: en un año estaréis hartos de nosotros, arrepentidos de contratarnos…. jajajajaja!!!!

Y pensé: nos hemos equivocado (realmente, pensé otro verbo pero por respeto me lo reservo) Seguimos trabajando con la misma ilusión, confiados y siguiendo a pies juntillas las indicaciones que nos daban; tras seis meses, nos dimos cuenta que no funcionaba y acabamos con el proceso. Tengo un recuerdo muy agridulce respecto a esa experiencia; por un lado fue un un reto para la empresa y para el equipo humano volver a avanzar «solos» por otro lado aprendí lo que NO necesitaba ni quería y sobretodo a enfrentar mis dudas, miedos o afirmaciones desde un lugar muy distinto.

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Cuando decidí ser Mentora, mi experiencia con el consultor me hizo reflexionar en cómo aproximar mi práctica con mis mentees.

Aquel consultor del pasado nunca le importó nuestra historia, nuestros valores, qué nos había llevado hasta ese momento, quienes éramos, a donde queríamos llegar, qué nos movía… sólo nos decía QUE hacer sin importar de donde nacían nuestras inquietudes, de dónde partía la necesidad de crecer, nuestra visión de la empresa. Ahora, tengo la sensación que se movían en unos parámetros muy diferentes a los nuestros. Fracasamos las dos partes, nosotros aprendimos muchísimo y seguimos adelante.

El poder del Mentoring de generar conversaciones para avanzar en la toma de decisiones, mejora la visión estratégica, genera contexto y estructura, facilita que el mentee sea el que llegue, asimile y avance en los retos de los proyectos, siempre desde los valores del emprendedor, a su ritmo y con un respeto a su TODO.

Para mi el mentee y su proyecto van de la mano, y así lo entiendo y me aproximo a mis clientes. Como Mentora entiendo sus dudas, creencias, inquietudes, potencial porque yo lo he sentido como ellos y a través del Mentoring les impulso a ser su mejor versión. Siempre desde su experiencia, momento y con un respeto enorme a sus valores, a la pasión que le ha llevado hasta ese momento. Acompañando sin dirigir.

Acompañar sin dirigir. Está máxima es fundamental para mi, acompaño a mis mentees con mi experiencia y conocimientos. Con mi visión estratégica, les genero nuevos escenarios y los recorremos juntos. Mi percepción de la parte personal, estado de animo, etapa vital, me impulsa a darles confianza, posibilidades, fuerza para seguir adelante y entender.

Me siento feliz de poder compartir mi vivencia y lo que ha significado para mi. Por eso, aprovecho y le doy las gracias a ese Consultor por lo que aprendí durante esos meses pero sobretodo por lo la fuerza interna que despertó en mí y que me hizo mejor persona, emprendedora y ahora mentora.

Autora: Mayte Varela

Mentora Acreditada de la Escuela de Mentoring