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Aitor Gazteluiturri Santiago es uno de nuestros mentores acreditados y ha sido alumno desde el año 2015 en la formación que, anualmente, imparte la Escuela de Mentoring para los mentores del programa Bilbao Ekintza. Adicionalmente ha realizado el Curso Virtual para Mentores y el Training de Formadores interno de la Escuela. Actualmente colabora como formador, mentor y consultor en diversos programas de mentoring desarrollados por la Escuela.

Aitor Gazteluiturri es Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad del País Vasco, Master en Economía Social por la Universidad de Barcelona, Diplomado en Coaching Ontológico por NewField y Practitioner en Programación Neurolingüística. Pertenece al club de evaluadores de gestión avanzada de la Fundación Vasca por la Calidad (EUSKALIT). Ejerce como mentor voluntario en programas para Bilbao Ekintza y Beaz Bizkaia, además de como mentor profesional en la Escuela de Mentoring.

Posee más de 25 años de experiencia en puestos de dirección en entidades en el ámbito del tercer sector y de la economía social. Actualmente es el Gerente de la Asociación Goiztiri, ubicada en el País Vasco y centrada en la transformación social, promoviendo iniciativas orientadas a erradicar la exclusión.

Para Aitor el modelo de aprendizaje, cambio y desarrollo que promueve la Escuela de Mentoring a través de su metodología es el que más cree en el cambio de las personas a través de su toma de conciencia. 

Para la Escuela de Mentoring es un honor contar con alumnos como Aitor Gazteluiturri Santiago que no solo ha pasado a formar parte de nuestra Red Internacional de Mentores Acreditados, sino que colabora con nosotros en la difusión de nuestra metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING y en su aplicación en diferentes programas, proyectos, formaciones y en sus procesos de mentoring individuales.  Estamos muy contentos y agradecidos de que forme parte de «Las Voces del Mentoring».

 

Anna Conte, directora de la Plataforma «Mujer Emprendedora»  entrevista a nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, sobre su último libro «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito» Ediciones Pirámide 2022.

En la entrevista conversan sobre el proceso motivacional, cuáles son las claves de la alquimia de la motivación, como están vinculados el propósito personal y la felicidad, como un protagonismo excesivo de la motivación extrínseca, el culto a placer, el deseo y la necesidad de recompensa inmediata nos está haciendo infelices y como la solución pasa por saber motivar la voluntad para que sea fuerte y pueda inhibir los impulsos y hacernos más conscientes de nuestras elecciones.

Lo que defiendo en el libro es que el hilo conductor de nuestra felicidad es el propósito. Séneca decía que “La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada.” Para ello necesitamos contar con un buen argumento, que nos lo proporciona el propósito. Además, será preciso que no perdamos el hilo argumental al escribir cada página y cada historia de nuestra obra personal. Lo que se traduce en que nuestras acciones estén conectadas a dicho propósito.

La voluntad nos ayuda a no perder ese hilo, a no desviarnos de la trama que queremos contar. Lo hace con determinación porque está motivada en el propósito, que es el punto de apoyo para mover todos los recursos, internos y externos que requiere una vida feliz. Dentro de esos recursos, es muy importante utilizar nuestra capacidad reflexiva para aprender de la experiencia y nuestro pensamiento crítico para poner en cuarentena todos los estímulos e información que nos llega y no dejarnos arrastrar por los impulsos, ejerciendo sobre ellos nuestra voluntad.

El mejor algoritmo de nuestra felicidad es el propósito.

Si quieres disfrutar de la entrevista completa puedes verla en este enlace a la plataforma «Mujer Emprendedora».

 

 

 

Y para seguir profundizando sobre la motivación te recomendamos la lectura del libro «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». 

 

¿Qué sería de la vida sin encuentros? ¿Qué sentido tendría? ¿A donde nos llevaría? Siempre he creído que el resultado de mi vida es la sucesión de una serie de encuentros. Encuentros con personas, encuentros con situaciones, encuentros con ideas, encuentros con preguntas, encuentros con el silencio. En definitiva encuentros.

Y los encuentros hay que ir a buscarlos, propiciarlos, dejar que te busquen, que te atraigan, que te sorprendan, que te acurruquen. Otras veces, solo hay que dejar que te encuentren, que te sorprenda y aprovecharlos e, incluso, algunas otras que simplemente pasen y se terminen. Elegir bien los encuentros es parte del resultado de nuestra vida y de nuestra felicidad. Los buenos encuentros hay que saber reconocerlo y cultivarlos, mimarlos, disfrutarlos y deleitarse en ellos. Son los encuentros los que nos hacen crecer como personas, avanzar, virar el rumbo, permanecer. Son los encuentros los que dan plenitud a nuestra vida, si sabemos aprovecharlos bien y extraer de ellos todo el sentido y significado que tienen para nuestra vida. 

Una vida rica y plena está llena de encuentros, encuentros que nos conecta con nosotros, con los otros, con el mundo, y con la vida. Encuentros que nos transforman. Por eso me gusta compartir esos encuentros que me inspiran, me llenan de aprendizajes, me expanden , me conectanpara mostrar las oportunidades, aprendizajes y transformaciones que generan los encuentros.

Cuando digo que mi vida es el resultado de una sucesión de encuentros es porque con cada uno de ellos llega algo nuevo que  buscaba o se va algo que ya no cabía en ella, muchas veces sin ni siquiera saberlo antes. Porque con cada encuentro he conocido a alguien que ha traído grandes cosas a mi vida, porque de cada encuentro se ha creado otro, enriquenciendo mi vida de experiencias, de vivencias, y de sabiduría.

La vida son encuentros, son momentos en los que las almas de las personas se tocan, y engendran nuevas ilusiones, nuevas posibilidades, nuevos caminos. Encontrarse es crear, es despertar, es renacer. En cada encuentro ponemos una parte de nuestra esencia, y recibimos parte de la de otros. De cada encuentro volvemos con algo nuevo, con una nueva fuerza y energía. En cada encuentro estamos germinando la semilla del cambio y la transformación. Con cada encuentro abrimos espacios, nos regalamos tiempo, y hacemos fluir conversaciones para construir juntos algo nuevo, el mundo que queremos. Un mundo nacido de encuentros que transforman la realidad.

Dentro de los encuentros, siempre reservo un lugar especial para los encuentros conmigo misma, que son tan importantes, enriquecedores y transformadores, como los que mantenemos con otros. Siempre aprovecho varias épocas del año para realizar una especie de retiro social y profesional, para dedicarme más a reflexionar, meditar, hacer limpieza en mi vida, reordenar, renovar. Es el tiempo en el que hago auto-mentoring, en el que me escucho, me ayudo, me pregunto con más intensidad. Y todo ello porque creo firmemente que para ayudar a otros hay que saber ayudarse a si mismo, que para escuchar con profundidad a otros, hay que saber hacerlo con uno mismo, que las mejores preguntas que hacemos a otros para ayudarles a crecer, son las que vienen susurradas por las que nos hemos hecho a nosotros mismos. Crear encuentros transformadores para otros a través del mentoring requiere saber crear esos mismo encuentros para uno mismo.

Este último año ha sido intenso, lleno de encuentros transformadores, de nuevas personas que llegan a mi vida, nuevos proyectos, nuevos retos, nuevos horizontes. El 2022 terminó con uno de los que más me gusta, porque participé en su gestación allá por el año 2016 y porque hacia 2 años que no disfrutaba debido a la pandemia:  V Edición de Bilbao Mentoring Conference 

 

En el 2023 se avecinan nuevos e interesantes encuentros, que esperamos contarte desde nuestra web en la Escuela de Mentoring. Todo ellos dirigidos a continuar con la idea de propiciar una Revolución Reflexiva a través del mentoring, tal y como compartí en la inauguración de Bilbao Mentoring Conference 2022.

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring.

 

Continuamos nuestra colaboración  con Sintetia, el portal de divulgación para mentes inquietas, con un artículo en su sección de Economía bajo el título “Entrena tu voluntad: el antivirus de la impulsividad».

 

El cambio constante nos genera incertidumbre, la cual nos hace sentirnos inseguros, como esta sensación nos desagrada la queremos evitar a toda costa. La forma de hacerlo es experimentando el placer de la gratificación instantánea, por eso nos hemos vuelto impacientes ante la presencia de cualquier malestar y, en paralelo, impulsados a eliminarlo y enganchados a todo aquello que lo sofoque.

Como cada vez necesitamos consumir más para estar bien y satisfechos, trabajamos más para poder obtener el dinero con el que comprarlos e, incluso, nos endeudamos para hacerlo.Si no tomamos el control mediante el ejercicio de nuestra voluntad, lo ejercerán otros sobre nosotros: los que se enriquecen a costa de nuestra impaciencia, impulsividad y adicción a la satisfacción inmediata.

La voluntad motivada en el propósito es el árbitro de nuestra vida, ordena el juego de necesidades y deseos. Permite elegir cuáles atender y cómo en cada momento. Se basa en las metas en curso, en lugar de abalanzarse sin pensar ante cualquier promesa de placer inmediato y fácil que se nos presente. Para elegir hace falta un criterio sólido. Este lo proporciona el propósito personal, traducido en metas y objetivos que ayudan a realizarlo. La voluntad se motiva, se fundamenta en una causa que da sentido a todo: el propósito. Por eso cuando elige lo hace con conocimiento de causa y no de forma impulsiva y sin sentido.

Te invitamos a leer el artículo completo publicado en el mes de Enero en Sintetia. Deseamos que lo disfrutes y estaremos encantados de contar con tus comentarios.

 

 

 

 

 

Si te interesa ahondar en cómo fortalecer tu voluntad y vivir una vida más conectada a tu propósito te recomiendo mi último libro «La Alquimia de la Motivación: como motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». Ediciones Pirámide 2022.

 

¿Sientes que te falta energía al acabar el día? ¿No entiendes por qué trabajas tantas horas y no tienes los resultados deseados? ¿Te sientes a veces confuso, alborotado, sin claridad de ideas, con dificultades de memoria o concentración? ¿Te cuesta recordar conversaciones recientes? ¿Sufres de mal entendidos?

Lo más probable es que estés siendo prisionero diario de tu diálogo interno y que no seas consciente de cuanto tiempo y energía te roba y cuanto te limita en la consecución de tus objetivos.

Hace aproximadamente un año impartiendo una formación en mentoring, una de las asistentes se lamentaba de que le costaba aprender más que a los demás y que le llevaba mucho tiempo leer los contenidos del curso, de lo cual concluía que era torpe, lenta y poco inteligente. Allí mismo le rebatí esa creencia, utilizando una de las herramientas más poderosas del mentoring: las preguntas.

Después de varias preguntas dirigidas a que adquiriera consciencia de como era todo el proceso que seguía cuando se ponía a leer, qué pasaba, qué escuchaba, llego a la conclusión de que realmente más del 50% del tiempo que pasaba delante de los contenidos del curso no lo empleaba en leerlos sino en generar un arduo debate con ella misma. Debate que no la llevaba a ninguna conclusión y que era una absoluta pérdida de tiempo y de energía, pues su contenido versaba sobre «no me va a dar tiempo a leerlo todo», «no voy a poder terminar el curso a tiempo», «seguro que mis compañeros ya lo tienen todo leído y se lo saben», «soy demasiado lenta», «me cuesta mucho estudiar», «siempre tardo más que los demás», y un largo etc. de similares características.

Lógicamente con este tipo de diálogo, además de tener ocupada la mente de forma inútil, estamos gastando energía y tiempo. Y lo que es peor, estamos generando un estado de ánimo negativo y una mala imagen de nosotros mismos, que nos va a llevar a quedarnos parados y no pasar a la acción.

¿Recuerdas la última conversación que has tenido? Cierra los ojos, respira e intenta recordar si estabas escuchando al que tenias enfrente o te estabas escuchando a ti mismo.

En muchas conversaciones de dos, realmente hay tres, cuatro o más  hablando. Cuando alguien nos habla a veces no escuchamos plenamente lo que nos dice, porque a la primera palabra, a la primera frase, se desata nuestro dialogo interior en el que está implicado todo un elenco de personajes que actúan en nuestra cabeza, que nos recuerdan cosas, y nos dicen lo que viene en su papel. Por eso cuando conversamos realmente no estamos escuchando al otro, practicamos una escucha egocéntrica donde nos escuchamos a nosotros mismos y a toda nuestra pandilla, formada por nuestros padres, la monja o fraile del colegio, el profesor/a del instituto, nuestros hermanos, la abuela, aquel compañero/a que nos sacaba de quicio, un novio o novia que nos marco, el jefa o jefa y muchos más. Y claro con toda esta verbena no hay quién se aclaré.  Además de no escuchar al que nos habla, es difícil distinguir entre tantas voces nuestra propia voz, por eso cuando respondemos o reaccionamos, quien lo está  haciendo realmente es un miembro de nuestra pandilla. Luego viene lo de «no me entiendes», «yo no dije eso», «no se porque te lo tomas así», «no se porque he actuado de esa forma», «me siento atacado», etc, etc, etc.

Si no quieres que tus conversaciones y encuentros se transformen en debates televisivos, donde todos hablan a la vez, y desde no se sabe donde, aprende a acallar tu dialogo interior, empieza a identificar cómo es de grande tu pandilla, quiénes la forman, qué papel juegan y para qué los necesitas realmente. Ponla en orden, a lo mejor alguno ya no tiene que estar en la pandilla, o no debe  tener tanto que decir, reparte tú los papeles y los diálogos. Tu eres el director y el guionista de tu vida, tu creas los personajes, repartes los diálogos y diriges las intervenciones.

El diálogo interior nos priva de consciencia y por tanto de la capacidad de aprendizaje, de acción y de disfrute, además de ser la causa de la falta de energía, de tiempo y de buenos resultados. Por tanto, empieza a indagar sobre el modo en que te hablas a ti mismo, y piensa si eres consciente de cuantas horas al día estas atrapado en tu diálogo interno. Si realmente quieres gestionar satisfactoriamente tu diálogo interno este es el camino:

1.-Registro: Saber realmente cuánto tiempo al día nos ocupa.

Hasta que no tengas la prueba evidente del tiempo exacto que pierdes con tus diálogos internos, no encontrarás la motivación suficiente para empezar a deshacerte de ellos. Seguirás creyendo que es algo que te pasa a veces y poco tiempo, cuando a lo mejor en total te come 2 y 4 horas al día. ¿Cómo averiguarlo? Llevando un registro durante al menos 2 semanas para tener una buena referencia temporal.

Lleva contigo una libreta apunta la fecha de cada día y vete registrando debajo de ella cada ve que aparezca el diálogo, la hora a la que empieza  y la que termina y el total de los minutos. Al final de cada día suma el total minutos, pásalos a horas, y haz lo mismo al final de la semana.

Y ahora, piensa en todas esas cosas que quieres y te apetece hacer, y que no realizas por falta d tiempo. Y piensa que podrías hacer con todo ese tiempo que durante la semana ocupa tu diálogo interior.

Como es posible que se te olvide o te de pereza lo de registrar, ponte cada 2 horas una alarma en el móvil. Cuando la oigas detente y toma conciencia de qué estás pensando en ese momento, y si ha habido algún diálogo interno hasta ese momento del día, cuánto ha podido durar, y regístralo.

2.- Consciencia: Saber quién habla y de qué nos habla, cuáles son los pensamientos que se repiten y a dónde nos llevan.

En la libreta que ya has empezado a usar, empieza a registrar ahora cada día durante 15 días, el contenido de tus diálogos, utilizado el modelo ABC de Albert Ellis:  Acontecimiento-Pensamientos-Consecuencias

– Acontecimiento: Escribe qué pasa, cuál es la situación o el acontecimiento que desata el diálogo interior, qué lo desencadeno.

– Pensamientos: Registra cuales son lo pensamientos que se desencadenan, que te dices a ti mismo. Si te suena a algo o alguien del pasado o del presente.  Si son tuyos o de quién son.

– Consecuencias: Escribe como te sientes tras ese diálogo, qué emociones experimentas, y qué actitud y comportamiento desarrollas.

Con este ejercicio podrás comprobar que situaciones se repiten cuando aparece tu diálogo interior, que pensamientos son los que están más presentes y que acaba pasando la mayor parte de las veces. Con todo esto podrás empezar a tomar medidas para liberarte de tu diálogo interior.

3.- Cuestionamiento: Pon en duda esos pensamientos que registras, cuestiónalos, desafiálos como si fueran de otro  ¿y si las cosas no fueran realmente como creo? ¿Qué pasaría si fueran de otra forma? ¿De qué otra forma pueden ser? ¿Cómo me sentiría si fueran de esa otra forma?

Si esto no es suficiente, y generas un diálogo pesimista puedes probar a usar la técnica del rebatimiento que plantea Martin Seligmam en su método ACCRR.

Si eres de los que vives en un diálogo interior que genera un mundo de fantasía, aunque las sensaciones puedan ser positivas es probable que tus resultados no sean satisfactorios y no logres tus metas. En este caso te puede venir bien trabajar la técnica de Walt Disney.

En todos los casos hazlo por escrito porque liberas más material inconsciente, y porque te haces más responsable de tus pensamientos, elecciones y decisiones.

4.-Externalizar las voces: Si quieres ser más contundente, pídele a una persona de mucha confianza que te lance esos pensamientos y creencias que se repiten y tienes registrados. Dile que haga de ti, que exagere. Y tú discútela todas esas ideas, pensamientos. Aporta argumentos en contra, evidencias, pruebas, ironiza, no tengas piedad.

Acaba con tu diálogo interior y terminara el combate

Acaba con tu diálogo interior y terminara el combate

«Las creencias que se discuten a conciencia tienen menos probabilidades de volver cuando una situación igual se presenté» Martín Seligman.

5.- Anclaje: Si tienes que actuar ya, y no tienes tiempo para realizar el proceso de cuestionamiento, utiliza un anclaje para detener tus pensamientos nada más aparezcan. Puede ser la imagen de un semáforo en rojo, o de un fuego, una señal de stop, decir una palabra como «basta», «fuera», «vete», «stop», o darte un pequeño golpe en la cabeza, la pierna, la mano, toques con un boli, chasquear los dedos, agarrar un objeto. Elige lo que mejor te funcione, será tu señal de «detente diálogo».

Para qué funcione tienes que practicar primero el anclaje para que luego salga instantáneamente.

-Busca una idea que te preocupe y que desata tu diálogo interior, y dale rienda suelta.

-Concéntrate en tus pensamientos rumiantes y siente como te molestan, te agotan, te ofuscan.

-Ahora elige la imagen, palabra o gesto que vas a usar como anclaje y úsalo, ponlo en práctica para detener tu diálogo hasta que lo consigas. Repite el proceso al menos 3 veces para dejar bien fijado el anclaje.

6.- Distracción: Otra estrategia, cuando no puedes cuestionar los pensamientos en el momento que aparecen, es distraer tu mente, dirigir la atención a otro sitio. Aquí te pueden ayudar varias opciones: fijar la vista en un objeto y concentrarte en él, tararear una canción, o escuchar una canción, escribir los pensamientos en una hoja y guárdala para discutirlos más tarde.

Concentrarte en tu respiración también puede ser una buena técnica de distracción. Intenta irte a un lugar tranquilo, cierra los ojos y toma lentamente el aire por la nariz, reténlo y luego expúlsalo aún más lentamente por la boca. Focalízate en la manera en que se mueve tu cuerpo con cada inspiración y expiración. Esfuérzate por hacer que cada inspiración y expiración sean siempre más largas. Con unos 10 minutos tendrás suficiente para despejar tu mente y recuperar la tranquilidad.

7.- Medidas preventivas: Todas las mañanas, nada más despertar escribe 3 páginas matutinas de pura inconsciencia ( no llevan más de 15 minutos) para liberar pensamientos que sino te asaltarán a lo largo del día.  Haz una hora de ejercicio diario, el que sea, vale caminar, libera la mente.  Al final del día termina con una meditación, Busca un momento para estar en paz contigo mismo, para tener silencio interior.  Puedes usar alguna meditación guiada para que te resulté más fácil.

Cuéntanos si estas estrategias te sirven para lidiar con tipo diálogo interior, comparte tus comentarios con nosotros.

 

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva Escuela de Mentoring

«El mapa no es el territorio» de Alfred Korzibsky, puede que sea una de las frases más repetidas en Programación Neurolingüística (PNL), pero no por repetida deja de tener una transcendencia enorme en nuestras vidas. Entender nuestras relaciones en términos de mapas de la realidad nos ayuda a tomar distancia, a no personalizar, a no convertir las relaciones y las conversaciones en una lucha de egos, a ampliar nuestras perspectivas y a engradecer nuestra comprensión. Comprender el mapa del cliente es la mejor brújula en el proceso de mentoring.

Ya lo apunto Ludwig von Bertalanffy en los años 50 en su Teoría General de Sistemas: la realidad es un todo muy grande que mi mente no es capaz de percibir en toda su extensión, lo que percibo de la misma es una parte de ella, esa parte a la que presto mi atención, y mi atención está dirigida por mis mapas mentales (programaciones). «Del gran pastel de la realidad, cada organismo vivo corta solo una rebanada» Jacob von Vexkuel. Esto explica porque a veces no puedo entender que otros no ven lo que yo veo, o no lo ven como yo lo veo. Nuestro mapa, o cómo percibidos y qué percibimos de la realidad, condiciona lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos.

Veamos un pequeño ejemplo. Dos personas que van paseando por la calle se encuentran con la siguiente escena: una agresión física entre dos personas, en la que una de ellas, por su condición física se está llevando la peor parte y apenas puede defenderse. Uno de los observadores, sale corriendo de la escena alejándose lo más posible de ella sin mirar atrás; el otro, entra a separar a los contendientes. Si prescindimos de valoraciones, sobre que es más correcto o no, más defendible o no, y nos preguntamos cual es el mapa que hay detrás de cada comportamiento podemos encontrarnos con dos diferentes: el mapa del que huye probablemente solo contempla una realidad que identifica como «peligro» y por eso sale corriendo; en el caso del que entra a separar a los implicados en la pelea, la realidad que puede estar viendo es «injusticia» y por eso entra a separarlos. El hecho es el mismo, dos personas pegándose en la calle siendo una la que lleva la mayor parte de los golpes, lo que se ve desde afuera es diferente, uno solo ve peligro y actuar en consecuencia, y el otro solo ve injusticia y actúa en consecuencia.

Los mapas no son mejores o peores en si mismos, sino en función de los resultados que producen para su poseedor. Si esos resultados están alineados con sus objetivos, metas y propósitos, y le llevan a tener una vida satisfactoria y plena, el mapa del cliente es adecuado, efectivo u óptimo. Ahora bien, si el mapa conduce a resultados no satisfactorios, o nos impide lograr nuestras metas, será necesario cambiarlo, y eso requiere primero ser consciente del mismo y comprenderlo para luego transformarlo. Esto es lo que hacemos en un proceso de mentoring, trabajar el cambio desde el mapa del cliente (su modelo de ver el mundo), comprendiéndolo y aceptándolo, y ayudándole a tomar conciencia de su mapa y de las posibles limitaciones que puede estar generándole, buscando una apertura de opciones a nuevos mapas que repercuta en la obtención de mejores resultados.

Comprender el mapa del otro es un ejercicio de empatía que redundará en la calidad de nuestras conversaciones y relaciones. Comprender nuestro mapa nos ayudará a comprender otros mapas y a ser capaces de crear alternativas de entendimiento. La PNL nos permite ver cómo hemos configurado nuestros pensamientos y nuestras emociones (cual es nuestro mapa) y cómo nos comunicamos con nosotros mismos y con los demás. Para comprender el mapa del otro o el propio , hay que estar atentos al lenguaje, a cómo nos expresamos, es aquí donde la PNL nos aporta las herramientas para descifrar los mapas personales y poder comunicarnos efectivamente con ellos.

La PNL nos enseña que ante todo suceso externo que experimentamos, nuestro sistema de percepción filtra parte de esa experiencia real a través de omisiones, generalizaciones y distorsiones. Lo que decidimos omitir, generalizar o distorsionar de la realidad viene condicionado por nuestros valores, creencias, expectativas y metaprogramas. Todos ellos son los conductores de nuestra atención. Con la información filtrada creamos una representación interna del acontecimiento externo, que se transforma en pensamientos y emociones, con ellos decidimos y actuamos. Distintos mapas de la misma realidad generan decisiones y acciones distintas, y por tanto resultados distintos.

La frase de Albert Einstein, «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo», quizás se salta un paso, «Si buscas resultados distintos, cambia el mapa». Porque para llevar a cabo acciones distintas no basta con saber qué acciones realizar, hay fuerzas que nos arrastran a seguir haciendo lo mismo, o a no poder perseverar en nuestros nuevos comportamientos. Esas fuerzas confluyen en nuestro mapa del mundo, por eso el cambio duradero requiere el cambio mental previo (el cambio de mapa), para luego pasar al cambio en la acción.

Si quieres resultados distintos, cambia el mapa

Quiero compartir contigo algunos ejemplos que he vivido en procesos de mentoring con mis clientes, en los que he he utilizado la PNL para hacer ver al cliente desde que mapa estaba actuando y a qué resultados le estaba llevando, así como a ayudarle a contemplar la realidad desde otros mapas que le permitían explorar otras alternativas de acción más satisfactorias para el logro de sus metas.

1.-Mapa construido en base a la omisión de parte de la realidad: Todos omitimos una parte de la información sobre las experiencias que vivimos y sobre la realidad que percibimos. Omitimos aquella información a la que no prestamos atención, porque no está dentro de nuestro mapa o porque no encaja en nuestro mapa. Por ejemplo, los optimistas tienden a omitir lo negativo y los pesimistas lo positivo. Omitir nos priva de datos que pueden resultar fundamentales para una comprensión más global de la situación, y por tanto, de tomar las decisiones correctas.

Hace ya casi 2 años o más, tuve un cliente con un mapa que omitía cualquier resultado negativo o no acorde a sus expectativas. Un optimista elevado a la enésima potencia. No lograba sus objetivos porque debido a que omitía los resultados no deseados, se fijaba constantemente expectativas muy altas, no basadas en la realidad (omisión de indicadores negativos o críticos) y cuando no los alcanzaba, se fijaba otros nuevos. Después de varios intentos, la frustración llamo a la puerta. Mi trabajo como mentora paso primero por comprender cual era el mapa del cliente, qué omitía y por qué, para luego desde la consideración empática hacérselo ver con evidencias y trabajar herramientas para que pudiera utilizar otros mapas, como por ejemplo la técnica desarrollada por Walt Disney para trabajar la creatividad y conocida como Imaginería, que yo utilizo también para los cambios de mapa.

2.-Mapa construido en base a la distorsión de la realidad: Consiste en realizar cambios en la realidad percibida, en la experiencia vivida. Normalmente lo hacemos para atribuir a factores externos nuestros resultados, imputar responsabilidades fuera de nosotros. Ejemplos como «Me hizo enfadar» cuando realmente quién se enfada soy yo, o «Me tiene manía» cuando realmente solo no estaba de acuerdo con lo que planteaste, etc.

Un cliente acude a mi para trabajar conflictos en sus relaciones laborales que le estaban impidiendo integrase en su nuevo puesto directivo, del todo pasamos a través de un mapa de relaciones a identificar en cuales había conflictos, o quería mejorar por no ser satisfactorias. Después de realizar el mapa de relaciones, con los resultados le pido realizar una rueda diagnóstico para valorar el nivel de satisfacción de 1 a 10 con las relaciones identificadas en el mapa. A partir de aquí, y en base al resultado de la rueda decide trabajar la relación con su superior jerárquico que es la que más le está limitando en hacerse con su nuevo puesto en la empresa. Y aquí es donde surge la distorsión: «Mi jefe me está dificultando la adaptación». Pregunta por mi parte, como mentora ¿En que médica está dificultándote tu adaptación? ¿Podrías ponerme un ejemplo de una situación concreta? Respuesta cliente: Me describe una situación en la que acude a su jefe para exponerle una serie de cambios que quiere realizar en una de las áreas de trabajo y le pide su opinión y su permiso para llevarlos a cabo (esto es una decisión de su competencia no de la de su jefe) y su jefe le contesta literalmente «procede como quieras, esto forma parte de tu trabajo y tengo plena confianza en lo que decidas». Para mi cliente esta contestación supone que su jefe no le escucha, no le toma en consideración, no le da su opinión y por tanto no sabe si lo está haciendo bien o mal, y un largo etc., de interpretaciones. Seguimos con las preguntas  ¿Que es lo que te ha dicho exactamente tu jefe? analizando cada predicado. ¿Que te está transmitiendo con sus palabras? ¿Quién tiene que tomar la decisión que has consultado a tu jefe? Yo, ¿A quién le estas pidiendo que la tome? A mi jefe ¿Que estás haciendo al pedírselo a tu jefe? Trasladar la responsabilidad, cargar a mi jefe con trabajo que me corresponde a mi….. A partir de aquí realizamos un ejercicio de cambio de posición perceptiva, para analizar la situación desde su mapa, el de su jefe, el de un observador externo y el de la relación. Resultado, compromiso de tomar autónomamente 10 decisiones concretas en los próximos 15 días, realizar un reporte a su jefe meramente informativo y preguntarle si es así como quiere que organicen su trabajo y relación, si necesita algo más o algo menos.

3.- Mapa construido en base a la generalización: Nuestra mente convierte la información concreta en general y la transfiere a situaciones similares. Por ejemplo, «Todo me sale mal» cuando realmente en el último mes de 8 actividades, solo 1 o 2 salieron mal, o «Nadie en mi equipo me respeta» cuando quizás sólo sean 2 personas del equipo frente a la gran mayoría que si le respeta. De esta forma perdemos el foco en lo que realmente es, y nuestras energías para el cambio se multiplican interviniendo sobre el todo cuando en realidad solo hay que intervenir sobre una parte en concreto.

En un proceso de mentoring, mi cliente quería dejar su trabajo porque ya no estaba satisfecho con él, porque según él «todo lo que hacía no le gustaba», le invité a que realizará un listado de todas las tareas que específicamente desarrollaba en su trabajo. Una vez realizadas le pedí que valorará de 1 a 10 su grado de satisfacción con cada una de ellas, siendo 1 nada de satisfacción y 10 máxima satisfacción. La conclusión fue que del total tareas desarrolladas en su trabajo, sólo 1 de ellas estaba por debajo del 5 de nivel de satisfacción. Es decir, lo que realmente no le gustaba al cliente era realizar una tarea en concreto de las 10-12 que suponían la totalidad de su trabajo. Por tanto, el foco paso de ser cambiar de trabajo porque no le gustaba lo que hacía, a cambiar una de las tareas a realizar, o bien ver la forma en que podía hacerse de forma más satisfactoria, delegarse, o eliminarse.

El mentoring te ayuda a lograr tus objetivos, a través de lograr cambios a nivel de pensamiento, emoción y acción, porque transforma conversaciones en decisiones, decisiones en acciones y acciones en resultados. Las conversaciones en el mentoring son transformadoras porque ayudan al cliente a integrar todo lo que falta en su interpretación de la experiencia, la realidad, y las situaciones. Eso es lo que hacemos en mentoring a través de las preguntas, permitiendo enriquecer la experiencia y el pensamiento sacando a la luz las eliminaciones, las distorsiones y las generalizaciones que hay en nuestra forma de expresar y comunicar nuestras experiencias y percepción de la realidad. Esto es elevar la consciencia, permitir al cliente en la traer aquello que está faltando en su relato, aquello que omite, que ha distorsionado o ha generalizado.

Cambia el mapa y cambiaran los resultados. ¿Te animas?

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring

Dentro de la sección, que la Escuela de Mentoring, tiene en la Revista ORH ,en el mes de Marzo, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel escribe un artículo sobre Liderazgo bajo el título «8 preguntas para reformular el liderazgo.»

En el mismo se plantea la necesidad de desmitificar el liderazgo, lo cual no significa quitarle importancia, porque en paralelo reivindica llevarlo más allá, exigirle más. Se trata de un rol en el que la capacidad de influir es inevitable, y esto tiene impactos y consecuencias importantes en el entorno en el que se ejerce y en las personas que forman parte de él. De ahí que liderar implique una gran responsabilidad, personal y social, lo que requiere ser conscientes en todo momento de en qué queremos influir, en quién, para qué, cómo lo estamos haciendo y qué está ocurriendo con ello. Liderar debe ser un ejercicio de consciencia permanente, de autoobservación y observación del entorno, de prestar atención a lo que estamos transmitiendo con nuestra presencia, nuestro discurso, nuestros gestos y la estética de nuestro liderazgo.

En esta línea de exigencia y responsabilidad, cabe plantearse si no deberíamos cuestionarnos la forma en que estamos construyendo, concibiendo, comunicando y desarrollando el liderazgo. Es muy posible que esta excesiva insistencia en convertirlo en una especie de don provisto de unas características específicas, que algunos se han encargado de definir e institucionalizar, haya contribuido a deshumanizarlo hasta convertir al líder en un personaje de novela u obra de teatro, olvidándonos de que el papel lo representa y lo representará siempre una persona, que antes de preocuparse por ser líder debe hacerlo por realizar su plena humanidad y esta no es posible sin tener en cuenta la de los demás. Por todo ello, la autora invita al lector  a reflexionar entorno a 8 preguntas cuyas respuestas pueden llevarnos a reformular el liderazgo:

1.-¿PARA QUIÉN LIDERAMOS?

2.¿DÓNDE PONEMOS EL FOCO DEL LIDERAZGO?

3.¿PARA QUÉ LIDERAMOS?

4.¿LIDERAR DIRIGIENDO O LIDERAR ACOMPAÑANDO?

5.¿Y SI DEJAMOS DE PONERLE APELLIDOS AL LIDERAZGO?

6.-¿LIDERAZGO DE SALÓN O LIDERAZGO ENCARNADO?

7.-¿FORMAR EN COMPETENCIAS O TAMBIÉN FORMAR EN VALORES?

8.-¿LIDERAZGO DE MASAS O LIDERAZGO SELECTIVO?

Si quieres leer el artículo completo y descubrir algunas de las posibles respuestas a estos interrogantes, puedes consultarlo en el número publicado en el nº 176 de la Revista ORH Marzo 2022.  Te invitamos a suscribirte a la misma a través de este enlace y disfrutar de una amplia gama de contenido experto para la gestión del talento.