Hay muchas formas de hacer mentoring, seguramente muchas de ellas aportan mucha utilidad al mentee, satisfacción, agradecimiento, pero lograr que e𝗹 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼𝗿𝗶𝗻𝗴 sea 𝘀𝗶𝗴𝗻𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼, que marque un antes y un después en la vida del mentee, que su impacto se extienda en el tiempo, que las conversaciones con el mentor resuenen en su mente y le sirvan de guía años después, hace falta mucho más que conocimientos, técnicas y herramientas.

El mentoring significativo 𝗲𝘀 𝗺𝗮𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝘂𝗲𝘀𝘁𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲 𝘀𝗮𝗽𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮.

1.- N𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 𝗱𝗼𝗺𝗶𝗻𝗮𝗿 𝘁𝗲́𝗰𝗻𝗶𝗰𝗮𝘀 y herramientas, o de tener mucha experiencia o conocimiento.

2.- 𝗡𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 𝘁𝗲𝗻𝗲𝗿 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗽𝗹𝗮𝗻𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝗱𝗮 con lo que vas a hacer de antemano, sino de acudir abierto a la experiencia y estar plenamente presente.

3.-𝗡𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗱𝗮𝗰𝘁𝗮𝗿 𝘂𝗻 𝗮𝗰𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝘀𝗶𝗼́𝗻, sino de mirar a los ojos del cliente y no al papel en el que escribes. Si le escuchas con atención e interés lo relevante no se te va a despistar.

4.-𝗡𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗿 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼, 𝘀𝗶𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗰𝘂𝗰𝗵𝗮𝗿 𝗺𝗮́𝘀 y 𝗰𝗼𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗼𝗷𝗼𝘀 : cuando cambia el tono de voz, cuando hace una pausa o se queda en silencio, cuando aparta la mirada.

5.-𝗡𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗱𝘂𝗰𝘁𝗶𝘃𝗶𝗱𝗮𝗱 𝘆 𝗿𝗲𝘀𝘂𝗹𝘁𝗮𝗱𝗼𝘀, 𝘀𝗶𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝘇𝗮𝗷𝗲𝘀 𝘀𝗶𝗴𝗻𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼𝘀. El primero, conectar con un objetivo que sea auto-concordante. Hasta que esto no ocurre, cualquier acción va a caer en saco roto.

6.-𝗡𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗮𝗿 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝗹𝗮 𝗲𝘅𝗽𝗲𝗿𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗲𝘅𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗰𝗹𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲 (hechos, situaciones, comportamientos) 𝘀𝗶𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝗲𝘅𝗽𝗹𝗼𝗿𝗮𝗿, 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶𝗲́𝗻, 𝘀𝘂 𝗲𝘅𝗽𝗲𝗿𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮: cómo le afecta la situación, cómo se ha sentido con determinado comportamiento.

7.-𝗡𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗼 𝗽𝗼𝘀𝗶𝘁𝗶𝘃𝗼, el objetivo del mentoring no es hacer sentir bien al cliente, sino ayudarle a que piense, decida, mire y vea mejor.

8.-𝗡𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗲𝗿𝘀𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗮𝗻 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝘀𝘂𝗽𝗲𝗿𝗳𝗶𝗰𝗶𝗲, 𝘀𝗶𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝗯𝘂𝗰𝗲𝗮𝗿 𝗲𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀. Indaga sobre los significados que hay detrás de sus afirmaciones y las creencias que influyen en sus acciones. “¿𝘘𝘶𝘦́ 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘳 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘪𝘤𝘦𝘴…. ?”

9.-𝗡𝗼 𝘃𝗮 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗱𝗲 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗿 𝘆 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗿: ¿𝘘𝘶𝘦́ 𝘷𝘢𝘴 𝘢 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘭𝘢 𝑝𝘳𝘰́𝘹𝘪𝘮𝘢 𝘴𝘦𝘴𝘪𝘰́𝘯? no puede faltar al final de una sesión. 𝗘𝗹 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼𝗿𝗶𝗻𝗴 𝗲𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗲𝗿𝘀𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗹𝗮 𝗮𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻.

10.-𝗦𝗼𝗯𝗿𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝘃𝗮 𝗱𝗲 «𝗶𝗻𝘁𝗲𝗹𝗶𝗴𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹»: 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀 𝗽𝗮𝘀𝗮 𝘆 𝗻𝗼𝘀 𝗶𝗺𝗽𝗶𝗱𝗲 𝗮𝘃𝗮𝗻𝘇𝗮𝗿 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝘂𝗲𝘀𝘁𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 «𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻». ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘮𝘦 𝘳𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘭 𝘵𝘪𝘦𝘮𝑝𝘰? ¿𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘮𝘦 𝘳𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘳 𝘯𝘰? ¿𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘮𝘦 𝘳𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝑝𝘦𝘥𝘪𝘳 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢? Preguntas que son clave para desenredar muchos nudos vitales.

Cuando el mentoring produce aprendizaje significativos estamos desarrollando la sabiduría del mentee, que es el escalón más elevado de la escalera del aprendizaje, según Norman Longworth, uno de los mayores expertos mundiales en Lifelong Learning, Robert Sternberg, uno de los psicólogos más reputados en temas de inteligencia  y Howard Gardner, el padre de las inteligencias múltiples.

 

𝗘𝗹 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝘇𝗮𝗷𝗲 𝗹𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗲𝘀, 𝗮 𝗹𝗮 𝗹𝗮𝗿𝗴𝗮, 𝗺𝗮́𝘀 𝗲𝗳𝗶𝗰𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗿𝗮́𝗽𝗶𝗱𝗼 porque cuando 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗲𝘀 𝗽𝗼𝗰𝗼 𝗮 𝗽𝗼𝗰𝗼 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝘂𝗻 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼 tema se va consolidando en la memoria y se convierte en un conocimiento duradero.

𝗟𝗮 idea y mensaje, que nos vende, sobre la importancia de la brevedad de las píldoras formativas  porque si no no funcionan, q𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲𝗿 𝗰𝗼𝗿𝘁𝗼, 𝗲𝗻𝗰𝗮𝗽𝘀𝘂𝗹𝗮𝗱𝗼 𝘆 𝗱𝗶𝘃𝗲𝗿𝘁𝗶𝗱𝗼 (videos de 3 minutos, píldoras formativas de 6, infografía resumen y otros atajos) 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗰𝗮𝗽𝘁𝗮𝗿 𝗹𝗮 𝗮𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗺𝗮𝘆𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗲𝗿𝗿𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝘇𝗮𝗷𝗲. Para lo único que sirve esta estrategia es para captar atención y consumir contenido rápido, pero eso no es aprendizaje.

Aprender requiere tiempo, esfuerzo, obstáculos, incluso, conflictos, entre lo que se y lo nuevo que se me presenta, entre como estoy acostumbrado a hacer las cosas y como es necesario y adecuado que las haga ahora. 𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮𝘀 𝗵𝗮𝘆 𝗺𝗮́𝘀 «𝗶𝗹𝘂𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝘇𝗮𝗷𝗲» 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝘇𝗮𝗷𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗼 𝘆 𝗱𝘂𝗿𝗮𝗱𝗲𝗿𝗼 porque acumular año tras años cursos cortos e impactantes no es aprender. No se trata de hacer cursos y cursos sobre distintos temas, sino de volver al mismo varias veces durante un tiempo, de diversas maneras, intercalando teoría y práctica.

Aprender requiere hacer reflexionar, pensar, cuestionarse, por eso para el aprendizaje 𝗱𝘂𝗿𝗮𝗱𝗲𝗿𝗼 𝘀on tan importantes las «𝗽𝗿𝗲𝗴𝘂𝗻𝘁𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻𝗲𝗰𝘁𝗶𝘃𝗮𝘀», que consisten en vincular algo que está pasando o se está aprendiendo ahora con un aprendizaje previo o vincular dos aprendizajes muy diferentes o campos de aplicación diferentes. Son preguntas que no tienen respuesta rápida, porque hay que crearla, hay que conectar saberes, profundizar. Hay que sostener la frustración de no tener la respuesta y la impaciencia de no recibirla.

𝗣𝗮𝗿𝗮 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗲𝘀 𝗶𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝗰𝗶𝗻𝗱𝗶𝗯𝗹𝗲 𝗴𝗲𝗻𝗲𝗿𝗮𝗿 «𝗱𝗶𝗳𝗶𝗰𝘂𝗹𝘁𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝘀𝗲𝗮𝗯𝗹𝗲𝘀», según los psicólogos cognitivos Robert Bjork, Elizabeth Bjork y Nate Kornell. Se trata de obstáculos que hacen que el aprendizaje sea más desafiante pero que optimizan la retención a largo plazo y la transferencia de ese conocimiento a nuevas situaciones. Quien se ha formado con la Escuela de Mentoring conoce bien esta estrategia porque nuestra metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING está pensada para fomentar el aprendizaje profundo, significativo y duradero, lo que implica que el proceso de formación de mentor debe vivir esas «dificultades deseables».

𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘰𝘣𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘢𝑝𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪𝘻𝘢𝘫𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦𝘢 𝘥𝘶𝘳𝘢𝘥𝘦𝘳𝘰 𝘺 𝘧𝘭𝘦𝘹𝘪𝘣𝘭𝘦, 𝘲𝘶𝘦 𝑝𝘶𝘦𝘥𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘢𝑝𝘭𝘪𝘤𝘢𝘥𝘰 𝘢𝘮𝑝𝘭𝘪𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘳𝘢́𝑝𝘪𝘥𝘰 𝘺 𝘧𝘢́𝘤𝘪𝘭 𝘴𝘰𝘯, 𝑝𝘳𝘦𝘤𝘪𝘴𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘭 𝑝𝘳𝘰𝘣𝘭𝘦𝘮𝘢. David Epstein.

 

𝗔𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗶𝗺𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗱𝗲𝘀𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼, por eso el mentoring se cocina a fuego lento y es tan efectivo. Cuando las empresas quieren que los procesos de mentoring sean cortos, 3 a 6 sesiones, en 4 meses o menos, nuestra respuesta siempre es la misma: eso no es mentoring. El mentoring es un proceso práctico-reflexivo, que necesita ciclos de experimentación-reflexión largos, para ir interiorizando y consolidando los cambios y elevar el nivel de desarrollo del talento de la persona.

El mentoring agiliza el aprendizaje, pero eso no significa que la manera de hacerlo sea rápida, sino que se invierte en un proceso que dura un año, en el que se desarrolla la learning agility de la persona para que sea un aprendiz ágil en el futuro y esté en las mejores condiciones para autodirigir su desarrollo y mantener actualizado su talento de manera efectiva y permanente.

 

 

 

Si quieres conocer como potenciamos el aprendizaje profundo a través del mentoring, te recomendamos la lectura del libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional», de nuestra Directora Ejecutiva, María Luisa de Miguel, donde se describe nuestra metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING.

Desde Marzo 2023 hasta Abril 2025 estuvimos acompañando a la empresa Arcos Dorados (propietaria de la franquicia maestra de la cadena de restaurantes McDonald’s en 20 países de América Latina y el Caribe) en el diseño e implantación de un modelo de  Mentoring Corporativo en sus distintas divisiones en América Latina y el Caribe.

Para ello hemos venido trabajando, durante 2 años, con 12 integrantes del equipo de People & Culture en 7 países de la compañía, en un proceso de dos fases con el objetivo de incorporar en sus diferentes divisiones distintos programas de mentoring para el desarrollo del talento y el liderazgo basados en una misma metodología, alineados con su cultura corporativa, a la vez que adaptados a las diferentes necesidades de los colaboradores que trabajan en los diferentes países en los que opera.

Contexto de intervención

En el 2023 Arcos Dorados comienza un proceso de transformación cultural buscando, entre otros objetivos, que el liderazgo pase a centrarse en el diálogo y las conversaciones como instrumento para impulsar los cambios necesarios para afrontar los diversos retos y desafíos que tiene la organización. 

Dentro de este desafío la compañía quiere potenciar una cultura de mentalidad de crecimiento entre sus colaboradores, dándoles mayor autonomía para contar en todo momento con un talento ágil, que sepa adaptarse a las circunstancias cambiantes del entorno.

El reto

Alineado con ese cambio cultural, ARCOS DORADOS deseaba definir que un modelo de mentoring corporativo a aplicar en sus diferentes divisiones geográficas y países para facilitar en los mismos la implementación de programa de mentoring corporativos, que sirvan como instrumento para acompañar los cambios a acometer y desarrollar el talento necesario para lograr ejecutarlos con éxito.

Además, deseaban incorporar el mentoring como práctica de desarrollo dentro de la compañía en los diferentes países en los que opera.

La solución.

Para ello se propuso formar a un grupo de 12 personas pertenecientes a los equipos de People & Culture de las divisiones de Brasil, NOLAD, SLAD, además del Corporativo como «Mentoring Managers» en una primera fase y como «Mentores Corporativos» en una segunda fase, a fin de que pudieran diseñar, implementar, desarrollar, coordinar y evaluar sus propios programas de mentoring, con diferentes objetivos y colectivos de mentees, así como formar y supervisar a los mentores corporativos participantes en los mismos.

La Escuela de Mentoring se encargó de definir, diseñar y ejecutar todo el proceso formativo en base a las necesidades de la organización, así como de instrumentar un programa de mentoring piloto, en el que las 12 personas del equipo de People & Culture ejercieron como mentores, realizando practicas de mentoring reales supervisadas con colaboradores de las cuatro divisiones involucradas.

La solución propuesta se ejecutó en varias fases, que a continuación se detallan:

Fase 1.- Diseño del modelo de mentoring corporativo:

Durante los meses de Marzo a Mayo del 2023 se llevó a cabo el diseño del modelo de mentoring corporativo para Arcos Dorados, con la definición de todas las acciones a llevar a cabo para poder ser implantado de forma efectiva en la compañía.

Fase 2.- Formación como mentoring managers y diseño de programas de mentoring corporativo

De Junio a Septiembre del 2023 hemos abordado la dimensión macro del mentoring. Para ello el equipo de People & Culture se ha formado como «Mentoring Managers»: cómo diseñar e implementar un programa de mentoring corporativo, selección y formación de mentores y mentees, realización del matching,  seguimiento y supervisión del desarrollo de los procesos, competencias y desempeño del rol de coordinadores internos del programa o mentoring manager, así como evaluación de resultados e impacto del programa de mentoring.

En paralelo a la formación los participantes han ido diseñado un programa de mentoring corporativo para cada una de sus divisiones, con un objetivo específico, indicadores de resultados, perfiles de los participantes, formas de selección y matching, cronograma, evaluación y todos los aspectos relacionados con el mismo, a fin de implantarlo en sus respectivos territorios, una vez terminado todo el proceso formativo.

Con la formación los participantes reciben el «Manual de Diseño e Implantación de Programas de Mentoring Corporativo» y todos los modelos de documentos de apoyo a un programa de mentoring corporativo elaborados bajo la metodología Integral Generative Mentoring.

Fase 3.- Lanzamiento de un programa de mentoring corporativo piloto

En los meses de Septiembre a Noviembre del 2023 se definió el programa piloto a llevar a cabo con colaboradores de la compañía, pertenecientes al área de People & Culture en diferentes países, en su condición de mentees, y los 12 directivos y directivas de People & Culture, formados como mentoring manager en la fase 2 y como mentores corporativos en la fase 4 para ejercer como tales con dichos mentees.

A lo largo de los meses de Diciembre 2023 a Marzo 2024 se llevaron a cabo las acciones relacionadas con la implantación de dicho programa (selección de los mentees y matching) para poder iniciar los procesos de mentoring en Abril 2024.

Fase 4.-Formación como mentores y supervisión de su rol dentro del programa piloto:

La formación y supervisión de los 12 mentores participantes en el programa piloto (previamente formados como mentoring manager) se llevó a cabo desde Noviembre del 2023 hasta Febrero del 2025.

La formación constó de un total de 21 horas distribuidas en un total de 7 sesiones, 6 de formación y 3 de supervisión, distribuidas a lo largo de todo el periodo en la siguiente forma:

-Formación previa al inicio de los procesos de mentoring: 18 horas, 6 sesiones de Noviembre 2023 a Febrero 2024

-Sesiones de supervisión grupal de mentores: 9 horas, 3 sesiones, en Junio y Octubre 2024 y Febrero 2025.

Desde Abril  hasta Diciembre 2024 se llevaron a cabo 12 procesos de mentoring de 7 sesiones cada uno por parte de los mentores formados y en paralelo al desarrollo de los mismos las sesiones de supervisión.

Los mentores fueron acompañados en todo momento por la Escuela de Mentoring para resolver cualquier incidencia o duda que se pueda presentar.

El objetivo de esta formación fue adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para desempeñar el rol de “Mentor Corporativo” como paso previo necesario para ser “mentor de mentores”, que es una de las funciones de un “mentoring manager” y poder así formar, supervisar y acompañar a los mentores corporativos de los diferentes programas de mentoring implementados por Arcos Dorados en sus diferentes países. 

Fase 5.- Elaboración del informe de resultados para presentar al corporativo: tras las sesión de cierre del programa con todos los participantes en Febrero 2025, se llevó a cabo el informe de evaluación de resultados para su entrega en reunión del corporativo a nivel global.

Los resultados

Definición de un modelo de “mentoring corporativo” para A𝗿𝗰𝗼𝘀 D𝗼𝗿𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗮𝗹𝗶𝗻𝗲𝗮𝗱𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝘀𝘂 𝗰𝘂𝗹𝘁𝘂𝗿𝗮 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗳í𝗼𝘀, que se utilizará como base para la implementación de todos los programas de mentoring corporativo a desarrollar por la compañía en sus diferentes países. 

-12 personas del equipo People & Culture formadas como Mentoring Managers

-12 personas equipo People & Culture formados como Mentores Corporativos

-4 Programas de Mentoring Corporativo diseñados con objetivos diferentes y para implementar en cada una de las 4 divisiones geográficas en las que está estructurada la compañía.

12 procesos de mentoring individual ejecutados con personal de alto potencial del área de People & Culture, para el desarrollo de su talento en 7 países diferentes

1 Programa de Mentoring Corporativo en fase de implementación en la División de Brasil con 60 parejas para el desarrollo del talento de alto potencial.

La valoración de la formación y la experiencia de los 12 participantes ha sido muy buena. A continuación recogemos algunos de los testimonios más significativos:

“Ha sido un 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝘇𝗮𝗷𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗼, en el que me he visto retada, he disfrutado y he tenido que superar diferentes desafíos”

“𝙇𝙖 𝙨𝙖𝙩𝙞𝙨𝙛𝙖𝙘𝙘𝙞𝙤́𝙣 𝙢𝙖́𝙨 𝙜𝙧𝙖𝙣𝙙𝙚 𝙙𝙚 𝙪𝙣 𝙥𝙧𝙤𝙛𝙚𝙨𝙞𝙤𝙣𝙖𝙡 𝙙𝙚𝙡 𝙖́𝙧𝙚𝙖 𝙙𝙚 𝙩𝙖𝙡𝙚𝙣𝙩𝙤 𝙚𝙨 𝙖𝙘𝙤𝙢𝙥𝙖ñ𝙖𝙧 𝙖 𝙡𝙖𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖𝙨 𝙚𝙣 𝙨𝙪 𝙙𝙚𝙨𝙖𝙧𝙧𝙤𝙡𝙡𝙤 𝙮 𝙫𝙚𝙧𝙡𝙖𝙨 𝙘𝙧𝙚𝙘𝙚𝙧, el mentoring es la metodología idea para hacerlo y experimentarlo”

«Ejercer como mentor aporta un alto grado de 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 que redunda en el resto de roles que ejercemos.”

“Las sesiones de supervisión grupales me han hecho ver la importancia de aprender juntos, compartiendo experiencias y reflexiones. ”

Sin duda otra experiencia enriquecedora y significativa para todos los que formamos parte del equipo de la Escuela de Mentoring, que nos ha permitido acompañar a una gran compañía en el abordaje de sus desafíos a través del mentoring.

Ha sido un placer trabajar para compañías como Arcos Dorados que apuestan por potenciar el talento de sus colaboradores y lo ejemplifican a través del compromiso de sus equipos de People & Culture, que se implican de forma activa en una formación en mentoring de dos años , no solo desde el punto de vista teórico sino también práctico, asumiendo retos y desafíos en el ejercicio de sus roles habituales.

«𝗝𝘂𝗻𝘁𝗼𝘀 𝗵𝗮𝗰𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗰𝗿𝗲𝗰𝗲𝗿 𝗲𝗹 𝘁𝗮𝗹𝗲𝗻𝘁𝗼».

 

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva Escuela de Mentoring

A lo largo de los meses de Enero a Julio del 2025, dentro del Plan de Intervención Especial para Jóvenes en Valencia, promovido y liderado por la Fundación Princesa de Girona, hemos diseñado e implementado un modelo de mentoring vocacional en 10 centros educativos de poblaciones afectadas por la DANA. El objetivo a lograr por parte de la Fundación con este programa era  acompañar a los jóvenes afectados por la DANA en su desarrollo académico y vocacional, fortaleciendo su 𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝗮𝗹 𝗽𝘀𝗶𝗰𝗼𝗹𝗼́𝗴𝗶𝗰𝗼  𝗲 impulsando en ellos 𝘂𝗻𝗮 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗰𝗿𝗲𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗲𝘀 permitiera seguir avanzando 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗱𝗶𝗿𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝘀𝘂𝘀 𝗮𝘀𝗽𝗶𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝘃𝗼𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀

Contexto de intervención

El patronato de la Fundación, tras los sucesos acaecidos a finales de Octubre en Valencia como consecuencia de la DANA, pone en marcha un Plan Especial de Intervención para apoyar a los jóvenes afectados y mejorar su situación, aprovechando la experiencia de las empresas del patronato, su red de expertos y el know how acumulado a través de sus diversos programas, entre ellos los programas de mentoring, que desde el 2017 vienen siendo desarrollados en colaboración con la Escuela de Mentoring.

Tras un proceso de escucha en el territorio llevado a cabo en Diciembre, se decide intervenir a través del mentoring para trabajar el bienestar de los jóvenes y su desarrollo vocacional, en la franja de edad de los 16 a 18 años.  El objetivo último es que los jóvenes se sientan apoyados y acompañados en su desarrollo, compensar las posibles dificultades académicas experimentadas como consecuencia de los efectos de la  DANA, mantener su motivación para seguir invirtiendo en su futuro académico y profesional y ayudarles a tomar decisiones acerca de los itinerarios formativos a cursar, que sean más adecuados para desarrollar en el futuro la profesión o trabajo que desean.

Para ello se seleccionaron, en colaboración con las instituciones educativas de la Generalitat Valenciana, y diversos agentes locales, 10 centros educativos, de diferentes poblaciones afectadas por la DANA: IES 25. abril de  Alfafar, IES de #Sedavi, IES Joanot Martorell de #Valencia, Colegio San Antonio de Padua I de #Catarroja, IES Andreu Alfaro de Paiporta, Colegio Maristas Nuestra señora de la Salud de #Algemesí, IES Alameda e IES Miguel Ballesteros de Utiel  IES Salvador Gadea de Aldaia e IES de Albal.

La orientación vocacional a través de mentores de empresa aporta un plus al acompañar al estudiante propiciando un proceso madurativo permanente, a través del cual consigue obtener y procesar información correcta sobre si mismo y de su entorno, dentro de planteamientos intencionales de toma de decisiones razonadas; integrar la constelación de factores que configuran su trayectoria vital; afianzar su autoconcepto a través de experiencias vitales; desplegar las habilidades y actitudes precisas, para conseguir integrar sus decisiones académicas dentro de un proyecto de vida global. Con todo ello se trata de potenciar los procesos de aprendizaje, cambio y desarrollo del estudiante, como persona y como estudiante teniendo en cuenta  su proyección social y profesional.

El objetivo fundamental del mentoring dirigido a  la orientación vocacional es potenciar el desarrollo de las competencias necesarias para identificar, elegir y/o reconducir alternativas personales, académicas y profesionales de acuerdo con su potencial y proyecto vital, contrastadas con las ofrecidas por los entornos formativos, laborales y sociales. 

El reto

Diseñar un Modelo de Mentoring Educativo enfocado en la Orientación Vocacional que cubriera las necesidades y objetivos expuestos, que tuviera en cuenta la situación de los centros educativos y el alumnado en las poblaciones afectadas por la DANA y que incluyera la participación de mentores de las empresas que colaboran con la Fundación.

Dicho modelo debía facilitar al alumnado las herramientas para que puedan afrontar de forma satisfactoria su proceso formativo, así como la toma de decisiones relacionadas con su transición académica y la vida sociolaboral activa futura de una manera autónoma y responsable, además de permitirles realizarse como personas en sociedad de una forma sana y satisfactoria.

La solución. 

Se artículo un «voluntariado corporativo educativo» con la participación de 12 empresas: BMW GroupPowerCoEnagás BBVA Ferrovial Zurich Insurance ACCIONA ATREVIA Russula Bankinter Banco Sabadell HP, cada una de las cuales aportaba entre 5 y 10 mentores, que participaron en las acciones de mentoring individual y grupal, diseñadas por la Escuela de Mentoring. En paralelo se llevaron a cabo las siguientes acciones por parte de la Escuela de Mentoring.

  • Diseño de un modelo de mentoring vocacional basado en el desarrollo de las 8 metacompetencias clave para el logro de metas, que combina el mentoring grupal e individual, y ha tenido en cuenta las necesidades de jóvenes de 16 a 18 años que han vivido una experiencia traumática.
  • Formación en la metodología de mentoring vocacional, grupal e individual,  a los mentores de empresa participantes en el programa.
  • Facilitación, junto a los mentores de empresa, de las sesiones de mentoring grupal presenciales en los 10 centros educativos seleccionados.
  • Elaboración de la «Guía Mentoring Vocacional» basada en 8 metacompetencias, que sirvió de guía a los mentores en el desarrollo de sus procesos de mentoring individual con los jóvenes.
  • Acompañamiento y supervisión de los procesos de mentoring llevados a cabo por los mentores y mentoras con los alumnos y alumnas de cada centro.
  • Desarrollo de 2 Comunidades de Aprendizaje con los mentores participantes en el programa y para compartir experiencias y mejorar el desarrollo de los procesos de mentoring.
  • Acompañamiento durante todo el programa a la Fundación, las empresas, los mentores y los centros educativos participantes en el mismo.
  • Sesión de cierre y conclusiones con los mentores y las empresas para fijar aprendizajes, áreas de mejora e identificación de buenas prácticas a transferir dentro del ecosistema educativo.

El trabajo se ejecutó desde Enero hasta Julio del 2025:

Fase 1.- Actividades previas: 

Durante los meses de enero y febrero se realizó el diseño del modelo y la formación en la metodología de la Escuela de Mentoring que se completó con sesiones en Marzo, Abril, Mayo y Junio.

También se elaboró la Guía de Mentoring Vocacional y se llevo a cabo la información a los centros, así como la inscripción de los participantes.

Fase 2: Mentoring Grupal

En Marzo y Abril se realizaron las 30 sesiones de mentoring grupal presenciales en los 10 centros educativos  con 120 mentores y 500 jóvenes.  Su objetivo se centró en 𝗳𝗼𝗿𝘁𝗮𝗹𝗲𝗰𝗲𝗿 𝗲𝗹 𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝗮𝗹 𝗽𝘀𝗶𝗰𝗼𝗹𝗼́𝗴𝗶𝗰𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗷𝗼́𝘃𝗲𝗻𝗲𝘀 𝗲 𝗶𝗺𝗽𝘂𝗹𝘀𝗮𝗿 𝘂𝗻𝗮 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗰𝗿𝗲𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗲𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗺𝗶𝘁𝗮 𝗮𝘃𝗮𝗻𝘇𝗮𝗿 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗱𝗶𝗿𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝘀𝘂𝘀 𝗮𝘀𝗽𝗶𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝘃𝗼𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀.

✅ Fortalecer sus creencias de autoeficacia
✅ Activar su motivación
✅ Crear una visión de futuro clara y esperanzadora
✅ Ayudarles a identificar sus fortalezas y aplicarlas en su entorno inmediato como herramienta de aprendizaje y desarrollo para el futuro.
✅ Desarrollar una mentalidad resiliente
✅ Estimular su creatividad y su proactividad

Fase 3.- Mentoring vocacional individual basado en metacompetencias.

Tras las sesiones de mentoring grupal, a finales de Abril, se iniciaron 110 procesos de mentoring individual, que se llevaron a cabo hasta Julio, para trabajar las 8 metacompetencias incluidas en la «Guía de Mentoring Vocacional» citada.

El modelo se estructura en 6 sesiones de mentoring individuales de Abril a Julio, a razón de una sesión cada quince días, aproximadamente,  de una hora de duración con cada uno de los 110 alumnos y alumnas, seleccionados,  en los 10 centros educativos.  Además, gira en torno a un objetivo individual y personal del mentee, un proyecto personal relacionado con su orientación vocacional que quiere lograr al finalizar el curso. Este punto es esencial para trabajar desde el inicio la orientación al logro y las funciones ejecutivas.

 

 

Además, en cada sesión y alrededor del objetivo del proceso, se trabajan 8 metacompetencias que forman parte de la metodología Integral Generative Mentoring, y que la Escuela de Mentoring considera clave para cualquier desempeño personal y profesional exitosos, así como para cualquier proceso de cambio, aprendizaje y desarrollo efectivo. Estas metacompetencias cuyo desarrollo promueve el mentor, son las siguientes:

 

 

 

  1. Autoconocimiento como germen y pilar de la confianza en uno mismo
  2. Formulación de metas auto-concordantes y objetivos con encaje conectadas con nuestro propósito
  3. Empatía contextual para convertir al entorno en un aliado de nuestro aprendizaje y desarrollo
  4. Creatividad como medio para ampliar nuestras perspectivas y posibilidades de acción
  5. Toma de decisiones a través del uso del pensamiento crítico y la creatividad para seleccionar los mejores cursos de acción
  6. Autodominio. Capacidad de autorregularnos para lograr nuestras metas mediante nuestras acciones
  7. Aprendizaje de la experiencia. Creación del hábito diario de la práctica reflexiva para aprender de nuestras acciones, nuestros resultados y sus efectos para mejorar y seguir avanzando
  8. Gestión de las relaciones. Sin buenas relaciones es muy difícil lograr nuestros objetivos y tener éxito en la vida

Dentro del modelo, que se incluye en la «Guía Mentoring Vocacional» y se explica a los mentores en su formación, se facilitan los conceptos, claves, habilidades y dinámicas, técnicas y herramientas necesarias para trabajar cada una de estas competencias en las diferentes sesiones de mentoring con el alumnado, de forma adaptada a las edades de los estudiantes.

 Actividades complementarias para reforzar el impacto del mentoring a lo largo de los procesos individuales se han llevado a cabo diversas acciones con los mentores y los centros educativos.

El resultado

En el programa participaron más de 500 alumnos de primero y segundo de Bachillerato, principalmente, de los 10 centros educativos en  las 30 sesiones de mentoring grupal. Los jovenes agradecieron tener 𝘂𝗻 𝗲𝘀𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝘀𝗰𝘂𝗰𝗵𝗮𝗱𝗼𝘀, 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗲𝘅𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮𝗿 𝘆 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗶𝗿 𝗹𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝘃𝗶𝘃𝗶𝗱𝗮𝘀 𝗱𝘂𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲 𝘆 𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗹𝗮 𝗗𝗔𝗡𝗔 𝘆 𝗽𝗼𝗱𝗲𝗿 𝗰𝗮𝗻𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗿𝗹𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮 𝗽𝗼𝘀𝗶𝘁𝗶𝘃𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗶𝗿𝘁𝗶𝗲́𝗻𝗱𝗼𝗹𝗮𝘀 𝗲𝗻 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝘇𝗮𝗷𝗲𝘀 𝘃𝗮𝗹𝗶𝗼𝘀𝗼𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘀𝘂 𝗳𝘂𝘁𝘂𝗿𝗼.

En el mentoring individual han participado más de 90 alumnos y alumnas. En total se han llevado a cabo 552 horas de mentoría vocacional 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗮𝗿 el 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗿𝗿𝗼𝗹𝗹𝗼 𝘃𝗼𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 de los jóvenes, que les han aportado 𝗰𝗹𝗮𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱, 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱, 𝗺𝗼𝘁𝗶𝘃𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘆 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗶𝗮𝗻𝘇𝗮 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝘁𝗼 𝗮 𝘀𝘂 𝗳𝘂𝘁𝘂𝗿𝗼.

Se han formado a 110 mentores de 12 empresas en la metodología del mentoring vocacional creada para el programa.

La publicación de la «𝗚𝘂í𝗮 𝗱𝗲 𝗠𝗲𝗻𝘁𝗼𝗿𝗶𝗻𝗴 𝗩𝗼𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹», basado en el 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗿𝗿𝗼𝗹𝗹𝗼 de 𝟴 𝗺𝗲𝘁𝗮𝗰𝗼𝗺𝗽𝗲𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 ya se está utilizando por parte de la Fundación en otros programas de mentoring vocacional y se preve transferir su know how a futuros proyectos.

Creación de un 𝗺𝗼𝗱𝗲𝗹𝗼 𝗱𝗲 𝘃𝗼𝗹𝘂𝗻𝘁𝗮𝗿𝗶𝗮𝗱𝗼 corporativo 𝗲𝗱𝘂𝗰𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼, a través del mentoring, que atiende una necesidad vital para los jóvenes, no cubierta por el sistema educativo: la orientación vocacional desde una visión práctica y pegada a la realidad, que aportan los mentores de las empresas de Fundación Princesa de Girona.

Un modelo que puede ser transferido y aplicado en otros centros educativos de toda España, creando puentes entre educación y empresa, que son necesarios para conectar dos realidades y mundos diferentes, que necesitan dialogar, escucharse, comprenderse y unir fuerzas para que los profesionales del futuro, los jóvenes alumnos del presente, puedan desarrollarse plenamente, realizar su vocación y aportar todo el valor de su talento a la sociedad.

«Muévete X Valencia» ha sido un proyecto apasionante para la Escuela de Mentoring, en el que hemos vivido la realización de nuestro propósito y la esencia de la filosofía de nuestra metodología Integral Generative Mentoring: Juntos hacemos crecer el talento. Además, hemos tenido el inmenso orgullo de presentar los resultados de este programa a SS.AA.RR. la Princesa de Asturias y de Girona y la Infanta Sofía el pasado 24 de Julio en Sant Martí Vells, en Girona. 

 

La impecabilidad personal alude al uso correcto de la energía personal para dar lo mejor de nosotros mismos en cada uno de los roles que desempeñamos, entre ellos el de mentor o mentora. Es el arte de lograr el equilibrio entre las distintas fuerzas energéticas que gobiernan nuestra vida.

Ser impecable personalmente implica saber qué dejar atrás, qué  transformar, qué matener y qué recuperar para que nuestra energía fluya de forma que contribuya al logro de nuestros objetivos. La impecabilidad personal pasa por reconciliar e integrar nuestros  hemisferios derecho e izquierdo, nuestra razón y nuestra emoción, nuestro cuerpo y nuestro espíritu, y nuestro yo con el de los otros, para contribuir a la fuerza del nosotros.

Pueblos y culturas como la Maya, la Azteca, los Incas, o los Toltecas eran expertos en lo que se conoce como tecnología del manejo energético. La sabiduría de estos grupos nos ha dejado un legado importante sobre el conocimiento y manejo de la energía personal, que es una pieza clave para que los seres humanos evolucionen de manera integral y tengan una vida plena.

Vivimos en un mundo en el que el equilibrio energético es la pieza fundamental para nuestra supervivencia y para nuestra felicidad. De él dependen nuestro bienestar emocional, psíquico, corporal, nuestra salud, nuestras relaciones y el cuidado del entorno que nos rodea.

Todos estamos sujetos a un constante fluir e intercambio de energías internas y externas. Cada uno de nosotros posee una energía interior que entra en contacto con las energías de los demás.  Es en esos intercambios energéticos donde muchas veces se producen los conflictos, las contaminaciones, los bloqueos y las pérdidas de energía.

Aprender a gestionar esa energía es tan importante, o más, que saber como gestionar nuestras emociones. Ese aprendizaje consiste en ser conscientes de cuándo malgastamos nuestra energía, cuándo  transmitimos energías negativas o positivas, cuándo recibimos unas u otras, cuando estamos atrapados en una relación o ambiente negativo energéticamente, cuándo una relación nos recarga de energía, o todo lo contrario, cuándo estamos faltos o sobrecargados de energía, así como aprender a recuperarla, recargarla, transformarla o descargarla. Nuestro energía disminuye, tanto por utilizarla en exceso, como por no utilizarla adecuadamente.

Lograr el balance energético es lograr la impecabilidad personal, ese preciso equilibrio de fuerzas internas y externas, de necesidades propias y ajenas, de dar y recibir, de saber y sentir, de soledad y compañía…. Un equilibrio que sólo se consigue dedicando tiempos y espacios para la renovación energética. Tiempos y espacios de autoconocimiento, de experimentación y reflexión, de conexión con las fuentes de nuestra energía y desconexión de los ladrones energéticos. Tiempos y espacios que podemos incorporar como un hábito en nuestra vida diaria en forma de rituales energéticos.

Nuestra energía vital proviene de cuatro fuentes: física, emocional, mental y espiritual. Nuestro rituales de energía deben contemplar la renovación de nuestra energía en estas cuatro dimensiones, sólo si están balanceadas podemos extraer todo nuestro potencial. Aprender a usar la energía dentro de cada uno de esas cuatro dimensiones es la clave para conseguir nuestros objetivos.

Los rituales energéticos son rutinas muy concretas y sencillas que nos permiten mantener nuestro caudal de energía equilibrado. Son comportamientos que apenas consumen energía. Estoy hablando de escuchar música todos los días nada más levantarse, darse baños de sol, pasear junto al mar, meditar, sentarse en un parque, desconectarse de la información y el ruido cada cierto tiempo, entre otros. Aprender a deshacernos de energías negativas, limpiarnos y renovarnos, saber que nos recarga la energía y buscarlo, nos ayudara a tener un bienestar y equilibrio vital, que nos aportará felicidad.

 

Como seres humanos, contamos con una cantidad limitada de energía, que malgastamos y nos dejamos robar por los ladrones energéticos que acechan nuestro día a día. Y digo, «nos dejamos robar» porque somos nosotros quienes decidimos si o no ante su presencia, quienes les dejamos tomar las riendas, y quienes nos abandonamos en sus brazos como si no pudiéramos hacerles frente. Y luego no vale el «es que me dio pena», «es que si no lo hago..», «es que me tiene manía» y otros «es que» que no hacen más que reforzar a esos ladrones energéticos. Un mentor debe tener muy presentes estos 12 ladrones energéticos, en su vida y en la sesiones de mentoring, tanto de su parte, como cuando aparecen del lado del mentee y gestionarlos desde la impecabilidad personal.

1.- Enfadarnos al tomarnos las cosas de forma personal.

2.- Actuar guiados por  «tengo que» extrínseco (el que dirán, la costumbre, los convencionalismos, las críticas, influencias, culpas, etc. ) en vez de por  el «quiero» o un «tengo que» intrínseco, fruto de la convicción personal y la voluntad interior.

3.- Nuestro diálogo interior  desgastante e improductivo.

4.- Cuando nuestro ego le gana la partida a nuestra esencia y toma el mando de la situación, tomamos decisiones para satisfacerlo en contra de nuestra esencia.

5.- Cuando realizamos acciones que nos alejan de nuestras metas.

6. Las quejas incesantes que emitimos y que escuchamos.

7.- Los chismes y rumores.

8.-El tráfico mental, ese «rum rum» incesante de recordatorios de tareas que tenemos que hacer, que se alojan en nuestra mente y repasamos y mantenemos presentes para  no olvidarlas, sin darnos cuenta de que ocupan espacio mental, consumen energía y perdemos el tiempo mientras las pensamos y no las ejecutamos o alojamos en un repositorio externo.

9.-La indecisión permanente, que hace que se instalen en nuestra mente las dudas permanentes, los «y si…» que no encuentran fin, las mil y una hipótesis de situaciones que se pueden dar y usamos como excusa para no decidir.  Permanecer en la inacción consume energía porque la acción revitaliza y moviliza la energía.

10. Los vampiros emocionales, esas personas negativas que nos chupan  nuestra energía. Son esas víctimas a quién siempre ayudar, a quién siempre salvar, que manejan nuestros sentimientos de culpa, de pena, que suelen aprovecharse de nuestras debilidades. Al final dedicamos nuestro tiempo a sus problemas olvidándonos de los nuestros y eso va desgastando nuestra energía, generando emociones de ira, tristeza e, incluso, asco.

11.- Cuando actuamos buscando la aprobación o aceptación de los demás y dejamos de ser nosotros mismos.

12.- Cuando nos juzgamos y rechazamos por no responder al ideal de perfección que nos marcaron.

Romper con estas inercias es clave para ser impecable personalmente, para desarrollar todo nuestro potencial, realizar nuestro propósito y para ser un mentor o mentora excelente. El primer paso es ser impecable con nuestras palabras, las que nos decimos y las que trasladamos a los demás. A través de las palabras comienza a fluir la energía o se bloquea, puedes experimentarlo, simplemente, viendo la diferencia que se produce dentro de ti, y cómo se expresa fuera, cuando te dices  «puedo hacerlo» frente a «no puedo hacerlo».

Practicar una generosidad inteligente es otra de las estrategias de la impecabilidad personal. Cuando das demasiado a los demás te quedas vacío, cuando te dedicas a dar a quién no te da, o no te aporta nada, te acabas frustrando e irritando. Ambos comportamientos te sobrecargan de energía negativa y te desequilibran. La impecabilidad personal implica un equilibrio entre el dar y recibir, rodeándote de personas que practican este mismo hábito.

Enfoca y gestiona bien tu pasión. Si concentras toda tu energía en lograr cosas que sólo satisfacen a tu ego, tu afán por figurar, por demostrar tu valía, por conservar tu estatus o para ser aceptado o pertenecer a un grupo, tu pasión se convertirá en obsesiva y será la principal vía de escape de tu energía. La impecabilidad personal esta ligada al concepto de pasión armónica del que habla Robert Vallerand, una pasión que aúna emoción y convicción.

No te abandones en los brazos de un optimismo sin medida porque te hará consumir cada vez más energía para poder ver la realidad de un color distinto al que es, para justificar tus fracasos y volverlo a intentar, probablemente cometiendo los mismos errores. Vivir de espaldas a la realidad consume tanta energía como verla siempre de color negro. La impecabilidad personal esta aliada siempre con el optimismo realista, un optimismo que es flexible y sabe cuando dar espacio al pesimismo y cuando dejarlo atrás.

La impecabilidad personal implica poner lo mejor de sí mismo en cada acto, en cada acción, y esto solo es posible con un equilibrio de cuerpo, emoción, mente y espíritu. Con un vivir congruente entre lo que somos, lo que sentimos, lo que pensamos y lo que expresamos. Solo cuando existe este equilibrio nuestra energía vibra positivamente y podemos resonar positivamente produciendo un efecto contagio en los demás y en el ambiente.

Hay otros muchos comportamientos que puedes practicar para lograr la impecabilidad personal: presencia sutil, cálida fortaleza, libertad responsable, madurez divertida, racionalidad emocionada…. Todos ellos te llevarán a vivir en armonía y plenitud.

Cuando armonizamos bien nuestra energía aumenta nuestro bienestar y nuestra satisfacción y damos lo mejor de nosotros al mundo. Somos más felices y logramos mejores resultados tanto en la vida profesional como en la personal y contribuimos poderosamente  a la mejora de nuestro entorno.

Para un mentor es imprescindible gestionar la energía y tener una presencia plena y equilibrada en sus sesiones de mentoring.

 

Autora: María Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring.

A través de otros llegamos a ser nosotros mismos. Vigotsky

 

Las relaciones humanas son fundamentales para desarrollo de la persona, la construcción de una sana identidad, el bienestar psicológico y las buenas sociedades. El humanismo de esta era tiene que ser relacional, tenemos que recuperar la resonancia en nuestras relaciones para mejorar el bienestar personal, el de los otros y de la sociedad en general.

El «Humanismo Relacional» promueve el diálogo, el encuentro comunicativo abierto, empático e inclusivo, las experiencias compartidas y un conocimiento y comprensión del mundo construido a través de las interacciones y las conversaciones. Por ello desde la Escuela de Mentoring proponemos desarrollar la Inteligencia Relacional, que es uno de los pilares de nuestra metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING.

La realización personal no es individual, sino compartida. Casi todo 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀 𝗽𝗮𝘀𝗮 𝘆 𝗻𝗼𝘀 𝗶𝗺𝗽𝗶𝗱𝗲 𝗮𝘃𝗮𝗻𝘇𝗮𝗿 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮 𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝘂𝗲𝘀𝘁𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 «𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻». ¿𝘊𝘰́𝘮𝘰 𝘮𝘦 𝘳𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘭 𝘵𝘪𝘦𝘮𝑝𝘰? ¿𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘮𝘦 𝘳𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘳 𝘯𝘰? ¿𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘮𝘦 𝘳𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝑝𝘦𝘥𝘪𝘳 𝘢𝘺𝘶𝘥𝘢. Entender las relaciones, requiere este tipo de preguntas, que nos ayudan a desenredar muchos nudos vitales.

Mirarnos desde el punto de vista relacional nos amplía el campo de visión, nos hace ser más empáticos y profundizar más en nuestro autoconocimiento, así como el conocimiento de los demás, el mundo y todo lo que nos rodea. Para ampliar esa mirada proponemos trabajar sobre 7 dimensiones relacionales:

1.- Relación con uno mismo, porque como decía San Ignacio de Loyola, lo exterior sigue a lo interior. El mundo que nos rodea es un reflejo de como nos comportamos, de como interactuamos con él, lo que está muy vinculado a nuestros procesos internos (emociones, motivaciones, pensamientos, creencias…) y, especialmente, a la relación que mantenemos con nuestro yo, a cómo nos hablamos.

Por ejemplo, generamos confianza en los demás, si confiamos en nosotros. Cuando dudamos de nuestra valía, de nuestra competencia y de nuestras ideas, lo transmitimos y no provocamos confianza en el otro.

El diálogo interno que mantenemos con nosotros mismos se refleja en nuestra forma de vincularnos con los demás.

2.- Relación con los otros, distinguiendo quienes son esos «otros» y en qué contexto y rol mantenemos relaciones con ellos, porque la finalidad de las relaciones no es igual en la familia, que en la empresa, por muchos que algunos se empeñen en decir que una empresa es una familia. El propósito de una familia es el apoyo y cuidado mutuo, el de una empresa es lograr unos objetivos que contribuyen a la generación de un beneficio. El propósito de la relación y el contexto condiciona las expectativas, los límites y los comportamientos.

No es lo mismo una relación de pareja, que una de amistad. No es lo mismo una relación con el jefe, que con el compañero de trabajo.

3.-Relación con el mundo, es decir, con la naturaleza, el entorno y otros seres vivos. Si no somos capaces de cuidar de nuestros espacios verdes, de la limpieza de nuestras calles, de respetar las estatuas en una plaza, de dar cobijo a un animal herido, ¿qué tipo de humanidad estamos demostrando?

4.- Relación con las cosas, por ejemplo, con la comida, con la tecnología, con los objetos materiales. ¿Es una relación dependiente o autónoma? ¿consciente o inconsciente?

5.-Relación con nuestro micromundo, con el entorno inmediato, que está compuesto de todo lo anterior, personas, naturaleza, otros seres vivos, cosas, dinámicas. Es curioso observar como hay personas que no tienen el mismo tipo de relación con lo cercano que con lo lejano. Hay personas que son capaces de involucrase en llevar comida a los afectados por la DANA, o ayuda humanitaria a los implicados en la guerra de Ucrania, pero no mueven un dedo por quien está sufriendo a su lado, o ni siquiera lo ven. ¿Qué dice eso de nosotros?

6.- Relación con lo transcendente, es decir,  con aquello que va más allá de nuestra experiencia cotidiana, de lo que podemos observar a simple vista, de lo que podemos tocar. Para unos puede ser Dios, el más allá, la otra vida, la energía del universo. Puede ser lo religioso o lo espiritual.

Implica buscar un sentido, propósito y significado en todo aquello que ocurre, más allá de la experiencia concreta, observable y medible. Preguntarse por el para qué (la finalidad), y no solo por el por qué (las causas).

La conexión con lo transcendente nos ayuda a superar el individualismo.

7.- Relación con lo desconocido, que para mi condiciona muchas actitudes ante la vida. Por ejemplo, un mentor que tiene una buena relación con lo desconocido acude a las sesiones de mentoring con apertura, abierto a la experiencia, fluye en la conversación con el mentee. Uno que no se relaciona bien con lo desconocido quiere tener toda la sesión previamente planificada y estructurada y la lleva a cabo según su plan, con independencia de cómo llega, qué quiere, qué necesita o plantea el mentee.

Si lo desconocido nos atrae nos posicionamos ante ello con curiosidad, si nos genera rechazo nos posicionamos desde el miedo y el control.

Para cultivar y cuidar todas estas relaciones es importante tener en cuenta 7 pautas que forman parte de la Inteligencia Relacional y qué podríamos resumir como saber qué hacer y qué decir, cómo hacerlo o decirlo y cuándo hacerlo o decirlo:

1.- Propósito el para qué de la relación, el para qué de cara interacción, que determina mi forma de relacionarme, mi actitud ante cada relación y, por tanto, mi comportamiento. Por ejemplo, la tecnología es para mi un fin o un medio. ¿Para qué uso el móvil? ¿Para distraerme o para que me facilite ciertas cosas?

Cuando hablamos de relaciones entre personas, es importante, no solo tener en cuenta nuestro propósito en la relación, sino el de la otra parte. No todas las relaciones tienen el mismo propósito, en unos casos puede ser la amistad, en otros el entretenimiento mutuo, la cooperación para lograr un fin determinado.

Una vez claro el propósito es necesario cada relación, y cada interacción, debe tener un cómo comportarse en ella, que estará determinado por cómo somos nosotros, cómo es el otro y qué queremos lograr juntos, es decir, el propósito: para qué tenemos esa relación o interacción dentro de la misma. Todos tenemos una manera personalizada de relacionarnos, de interactuar con el otro: algunos tienen tendencia a dar, sin que les pidan e, incluso, sin medida; otros exigen o piden de manera sistemática; los hay que, simplemente, esperan a que el otro adivine lo que quieren o haga algo; unos preguntan muchos, otros no preguntan nada; Los estilos pueden ser infinitos, pero no solo se trata del nuestro, sino también del del otro. Para elegir el «como» comportarnos en una relación, pueden ayudarnos estas pautas:

2.- Patrón – Todas las personas responden de manera diferente ante una misma situación y esto tienen mucho que ver con nuestras tendencias de comportamiento, que suelen revelar patrones:

-relacionales,  personas más orientadas al sujeto, que dan preferencia al autodesarrollo o la conservación del yo, o personas más orientadas al ambiente, que dan preferencia a la vinculación con los otros, con el entorno y todo lo que hay en él, según las teorías de Nuttin.

-motivacionales, personas que tienen una tendencia de aproximación (más activas y proactivas) o de evitación (más reactivas o evitativas)

-ante los conflictos, personas que buscan la armonía en las relaciones y pueden evitar los conflictos, o que no la buscan y son más confrontacionales. Personas que tienen tendencia a ceder o a dominar.

Identificar nuestros patrones y los de los otros es muy importante para crear relaciones sanas, en las que tendremos que buscar el equilibrio.

3.-Límites: dado que somos diferentes, tenemos patrones distintos, propósitos diferentes, en las relaciones hay cosas que son negociables, en las que podemos ceder, transigir, adaptarnos, pero otras que no, porque supondrían traicionarnos a nosotros mismos, dañarnos, desatender nuestras necesidades, hacer irrealizables nuestros valores.

Si vivimos transigiendo y adaptándonos para tener buenas relaciones con los otros, podemos acabar teniendo una mala relación con nosotros mismos y esto repercutirá negativamente en el resto de las relaciones. Saber poner límites de forma asertiva y respetuosa es fundamental para la ecología relacional.

4.-Comunicación afectiva y efectiva: una buena relación, depende de una buen comunicación y esta debe contemplar de forma equilibrada los aspectos emocionales y los relacionales, debe ser una comunicación afectiva (nos sentimos bien mutuamente, nos cuidamos, atendemos necesidades de ambas partes, hay espacio para lo emocional) y, al mismo tiempo, es efectiva (logramos algo en esa comunicación, se hace realidad el propósito de la interacción).

5.-Generosidad inteligente: en las relaciones es importante cuidar el equilibro entre dar y recibir, no se trata de ser calculador y medir cada cosa que se da y se recibe, sino de saber cuando toca dar y cuándo toca recibir y, sobre todo, cuánto dar. Cuando das demasiado te quedas vacío, cuando te dedicas a dar a quién no te da o no te aporta nada la insatisfacción aparece y la relación se resiente. Cuando no das nada la relación deja de tener sentido.  Saber dar y recibir es un arte a cultivar para tener buenas relaciones, en el que ayuda mucho tener presente el principio «yo estoy bien, tu estas bien» del análisis transaccional, pues ayuda a evitar las posiciones de salvador (dan desde una posición de «yo estoy bien, tu estás mal») y víctima (están esperando siempre recibir instalados en el «yo estoy mal, tu estás bien» y me tienes que dar).

6.- Punto de encuentro: lo más importante en una relación, no es el Yo o el Tu, sino el punto de encuentro. Ese lugar en que podemos encontrar la conexión y el vínculo. Expresiones como “Sí, pero no…” o “No, pero si…”, «Quizás», «No se como lo ves tu» «¿Qué opinas al respecto?» invitan a encontrar ese lugar común desde el que podemos construir buenas relaciones.

7.- Inteligencia Temporal: adicionalmente al «cómo», el «cuándo» también es importante para una buena ecología emocional. Cada relación que tenemos, a los demás les ocurre lo mismo, tiene su propio ritmo, frecuencia e intensidad. Además, van a atravesando momentos diferentes y cambios a lo largo del tiempo. Es importante no forzar los ritmos, las frecuencias y las intensidades.

Como diría Aristóteles, cualquiera puede enfadarse, pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, no está al alcance de todos. La inteligencia temporal tienen mucho que ver con este grado exacto, momento oportuno, propósito justo y modo correcto de proceder en cada relación y cada interacción.

Para elegir bien ese «Qué», «Cómo» y «Cuando», la Inteligencia Conversacional se revela imprescindible, porque las dos habilidades más importantes para crear buenas relaciones son la escucha y las preguntas.

-Ser un «Buen Escuchante» favorece un entorno relacional positivo, gratificante, enriquecedor y significativo.  Además, al escuchar aprendemos lo que el otro nos transmite, ampliamos nuestra inteligencia con nuevas perspectivas o ideas, fortalecemos los vínculos porque el otro se siente reconocido al ser escuchado y es primordial para realizar preguntas de calidad, que son las que enriquecen las conversaciones y las llevan a otro nivel. Para ser un buen escuchante y realizar preguntas de calidad hace falta una escucha empática, profunda y reflexiva. 

-Indagar apreciativamente, realizando preguntas que nos ayuden a conectar con el otro, a profundizar más en su manera de ver el mundo y, por tanto, comprenderle mejor, identificar lo que es importante para él, porque es ahí donde podemos encontrar el punto de encuentro. Para hacer este tipo de preguntas tenemos que estar muy presentes en la conversación, escuchar con las orejas y con los ojos, olvidarnos del ego y centrarnos en la relación.

La relación de mentoring es un centro de conexión de fortalezas humanas.

En la relación de mentoring aprendes a desarrollar la inteligencia relacional, a conectar lo mejor de dos mundos, de dos personas. Es la mejor escuela para el «Humanismo Relacional».

Autora: María Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva Escuela de Mentoring.

Las palabras son caminos para la palabra que somos.» Pablo D’Ors.

En las conversaciones nos descubrimos, nos construimos, nos desarrollamos, nos conectamos a otros, nos expandimos con ellos y gracias a ellos. En las conversaciones revelamos la persona que estamos siendo y la que queremos ser. Es a través de la palabra, y de las conversaciones, como nos hacemos humanos. Con cada una de las palabras que pronunciamos, que escuchamos y que pensamos estamos trazando un camino, una vida.

Cada conversación es una posibilidad de encuentro con nosotros mismos, con el otro, con el mundo y con la vida. Es en ese espacio de intercambio de palabras donde se gestan las grandes cosas de la vida: la consciencia, el autoconocimiento, las nuevas ideas, las nuevas posibilidades, las oportunidades, la expansión de nuestra mente, el amor, el cuidado, la conexión, las emociones, la empatía….

Todo lo que somos, lo que podemos ser, lo que podemos hacer se construye dialogando, porque se alumbra, como diría Sócrates, en la conversación.

Las dos mayores habilidades de un mentor son la Inteligencia Relacional y la Inteligencia Conversacional, porque en una conversación inteligente aprendemos a comprendernos, a comprender a otros y a comprender el mundo que nos rodea. Cuando los mentores propician este tipo de conversaciones, sus mentees alumbran toda la verdad que llevan dentro, abren las compuertas de su mente, expanden su inteligencia y encuentran su camino para lograr lo que quieren, siendo como son, en el mundo que viven.

Proporcionar una conversación inteligente, no es cuestión de mucho conocimiento y experiencia, es más un tema de actitud, de presencia, de escucha, de empatía y de mucha inteligencia relacional y conversacional. Las conversaciones inteligentes son diálogos significativos, que marcan un antes y un después en la vida de una persona, no tanto por el resultado de la conversación, sino por el aprendizaje que generan.

Pensamos a través de palabras, esas palabras dirigen nuestras acciones, por tanto, impactan en nuestros resultados y en la calidad de la vida que tenemos. Cuantas más conversaciones inteligentes tengamos, con los demás y con nosotros mismos, mejor será la calidad de nuestra vida.

Las conversaciones inteligentes son creadoras, de ellas surgen algo nuevo, que es creado o co-creado entre quienes dialogan, que es genuino, propio y personal. Se va gestando, poco a poco, mientras se van entrelazando preguntas, palabras y escucha, como una coreografía. Pero para crear hace falta sentirse seguro e inspirado y ese es el espacio que crea un mentor en cada sesión, un espacio de seguridad psicológica y de inspiración creativa. 

Para creer en nosotros mismos necesitamos que alguien haya creído antes. Un mentor es un creyente, cree, firmemente, en el potencial creador de su mentee, en su inteligencia, en su capacidad de encontrar y producir sus propias respuestas. Por eso evita deslumbrar con su inteligencia y se centra en alumbrar la inteligencia de su mentee, estimular su creatividad, amplíar su mente, retarle.  Sabe que el talento no brota siempre por sí solo, a veces hay que despertarlo, activarlo y ofrecerle las oportunidades adecuadas para desarrollarlo.

Cuando creemos en nuestro mentee le damos la fuerza para ser lo que es, para mostrarse como es, para pensar por sí mismo, para creer en sus ideas y expresarlas, para ponerlas en práctica. La aceptación incondicional positiva y la autenticidad, como diría Carl Rogers, son las mejores aportaciones de un mentor para transmitir a su mentee que cree en él.

-Aceptación incondicional positiva: aceptar que el otro es otro, que no soy yo, que no es como yo, que no ve el mundo como yo, que no piensa como yo, que no valora las mismas cosas que yo y respetar que lo sean. Acompañarle desde su visión y lugar en el mundo, sin querer imponer la mía.

-Autenticidad: cuando el mentor se muestra como es, es genuino y auténtico está invitando a su mentee a que lo sea también, a través de su propio ejemplo. Solo una persona que se acepta a sí misma y se aprecia, puede aceptar y apreciar a otros, especialmente, cuando son diferentes a él. La relación que tenemos con los demás es proporcional a la que tenemos con nosotros mismos.

Un mentor no es un ángel salvador, es un ser humano, un igual, un hermano que ha aprendido a relacionarse y dialogar con sí mismo, y con los demás, de forma inteligente y comparte ese aprendizaje con otros para que puedan aprovecharlo y ponerlo al servicio del logro de sus aspiraciones, la realización de su potencial y la sana convivencia y el bienestar propio y colectivo.

Dentro de la colaboración con la Revista Especial Directivos, a través de la Asociación Española de Ejecutiv@s y Consejer@s, de la que nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, es socia desde hace años.  Mª Luisa de Miguel publica un artículo bajo el título «Líderes que aprenden, organizaciones que crecen», publicado en la sección de Management, Nº 1889, Junio. 2025, Aranzadi-LA LEY.

En el artículo, Mª Luisa de Miguel nos invita a reflexionar sobre como transitar desde un liderazgo natural a un liderazgo  intencional a través de un proceso de aprendizaje contextualizado y guiado por un mentor que ayude a desarrollar la meta-visión del líder, promoviendo un liderazgo profundo y efectivo que se adapta al cambiante entorno organizacional.

En cada conversación el mentor crea para el líder un contexto de pensamiento que le permite mirar dónde no mira, ver dónde no ve y plantearse ideas y comportamientos que antes evitaba o desconocía. De esta forma favorece que el líder pueda abordar los retos de otra forma y que pueda funcionar óptimamente en el nuevo escenario. Un contexto de pensamiento que es, a la vez, desafiante y seguro, en el que puede ser escuchado, repensar, contrastar y practicar, convirtiéndose en un aula de aprendizaje estimulante y gratificante. El mentor es un facilitador del pensamiento, un socio pensante, que utiliza una estructura de conversación que posibilita ese puente mental que necesita el líder para afrontar con éxito las nuevas responsabilidades.

 

En el artículo se abordan tres aspectos fundamentales del desarrollo del liderazgo, que forman parte del modelo que lleva a cabo la Escuela de Mentoring :

➡️ Ayudar al líder a transitar desde el liderazgo natural al intencional

➡️ Desarrollo contextualizado del liderazgo, con especial énfasis en el trabajo de situaciones reales que afectan personal y emocionalmente al líder

➡️ Acompañamiento al líder a través de un mentor que le ayuda a desarrollar la meta-visión.

 

«Una conversación con una persona sabia es mejor que diez años de estudio».

Henry Wadsworth Longfellow.

Te invitamos a leer el artículo completo en este enlace.

La cultura contemporánea es como una escuela y el curriculum a aprender es el complejo juego de responsabilidades y expectativas que debemos atender”. Robert Kegan

Desplegar este currículum es crucial en los líderes, dada su función de movilizar las acciones de otros para lograr un objetivo común. De ahí que la formación de líderes sea una inversión estratégica para las organizaciones, porque si los líderes no evolucionan, las organizaciones tampoco: se estancan, dejan de aportar valor, se desconectan del entorno, del mercado y de sus clientes, internos y externos.

Del liderazgo natural al liderazgo intencional.

Un líder que aprende transita desde un liderazgo natural hacia un liderazgo intencional. El primero implica comportarse conforme al propio estilo, que no siempre es consciente, ni el más adecuado para sus equipos y para la organización. En el liderazgo intencional el líder conoce los diferentes modos de liderar, es consciente de cuáles son sus estilos naturales y cuáles no y qué fortalezas, debilidades, ventajas e inconvenientes tiene cada uno; se da cuenta de que estilos no aplica y por qué no lo hace; percibe y comprende cuando su estilo natural no es el más adecuado; y aprende a distinguir cuándo y con quien es más apropiado cada estilo , así como a desplegar aquellos que le son menos naturales cuando la situación o las persona lo requieren.

De esta forma amplía el repertorio de su liderazgo, nutriéndolo con diferentes formas de hacer que utiliza situacionalmente, es decir, elige de forma consciente cual es la más adecuada en cada momento y para cada persona, teniendo en cuenta el objetivo a lograr. Esta es la única manera de ejercer un liderazgo consciente, intencional y responsable. Los líderes que no se forman permanecen en la inconsciencia, la impulsividad y la irresponsabilidad.

En el camino de la naturalidad a la intencionalidad el líder debe aprender a escuchar más a sus colaboradores y ser consciente de que también necesita ser escuchado para mejorar como líder. Contar con una “oreja amiga”, externa a la organización, que le atiende y le entiende, ayuda a compensar esa sensación de soledad, que suele ir asociada a las posiciones de liderazgo, además de ampliar su visión.

Cuando un líder es escuchado a un nivel que va más allá de lo intelectual, de la operativa y gestión del día a día y se adentra en lo emocional y lo trascendente, eleva su nivel de autoconocimiento y consciencia, además de contar con una visión externa que le permite comprender mejor a otros, ampliar su perspectiva, identificar puntos ciegos, expandir sus posibilidades. Es imposible que un líder impulse un cambio si no se conoce a sí mismo y la mejor forma de hacerlo es escuchándose a través de una mirada ajena.

El liderazgo intencional requiere saber manejar la complejidad de la conciencia, como dice Kegan, integrando el pensamiento y el sentimiento, especialmente, los que se generan al interactuar con otras personas o cuando se producen cambios que chocan con sus hábitos, tendencias naturales, creencias, significados y visión sobre el mundo. Esto requiere una evolución mental para realizar con eficacia el tránsito del viejo mundo al nuevo mundo. Solo así podrá servir de puente a sus colaboradores para hacer ese mismo tránsito con seguridad psicológica y motivación.

El desarrollo del liderazgo debe ser contextual

La formación de líderes debe ser contextual, debe estar alineada con la cultura, estrategia y los objetivos de la organización. Por eso, es importante huir de las soluciones paquetizadas y estandarizadas y apostar por programas diseñados a la carta, en base a las necesidades de la organización, las características de los participantes y el objetivo a lograr con ellas.

Más que “casos de estudio”, creados en el laboratorio, es importante utilizar casos reales de la propia organización para trabajarlos en el aula a través de role-playing. También emplear el método del “caso caliente”, situaciones que se producen entre los participantes, durante la formación, y son aprovechadas como recurso pedagógico por el facilitador. Esto hace que los participantes puedan vivir una experiencia más inmersiva, más próxima a lo real, dónde formación, aprendizaje y trabajo se fusionan.

Si en un programa de desarrollo de liderazgo para un comité de dirección, cada vez que el facilitador pregunta sobre un tema para escuchar el posicionamiento de los participantes, nadie responder hasta que no lo hace el Director/a General, ahí hay un “recurso pedagógico” muy valioso para trabajar el liderazgo. El facilitador debe verlo, hacerlo emerger y usarlo como taller de prácticas.

La contexAtualidad requiere comenzar por “el estado del arte” de los participantes respecto al tema a abordar. Por ejemplo, si vamos a trabajar sobre la asertividad, comencemos por preguntar a los participantes ¿qué es para ellos la asertividad? ¿Cuál es el nivel de asertividad en la organización o en sus equipos? ¿Cuáles son sus dificultades con la asertividad? De esta forma podemos detectar “el viejo mundo” del líder, donde se encuentran las resistencias, potencialidades y motivaciones para gestionar el cambio al “nuevo mundo”: la nueva forma de comunicarse con asertividad.

El contexto cambia y el líder debe saber cambiar con él, por eso es tan importante que la práctica reflexiva forme parte de la formación de un líder, trabajando en el aula con experiencias personales concretas de cada participante para desarrollar su capacidad reflexiva, su pensamiento crítico, su consciencia, el autoconocimiento, la inteligencia cultural, la inteligencia contextual y la metacognición.

Mentoring, un contexto enriquecido de pensamiento para el desarrollo del liderazgo

Un líder, como cualquier persona, solo puede operar en el mundo que ve. Un mundo que está condicionado por sus ideas, experiencias, valores, creencias y educación. Para que pueda actuar, de forma exitosa, en un mundo que es distinto al que ve y que choca con sus certezas y creencias, porque exige cosas diferentes, hay que ayudarle a ver y comprender el nuevo mundo. Este proceso es arduo y doloroso porque abandonar el viejo mundo es, como dice Robert Kegan, abandonar “la fe de la familia” (un conjunto de lealtades primordiales y valiosas para la persona), lo cual provoca un sentimiento de traición y de pérdida de identidad.

El psicólogo estadounidense considera que para este viaje es clave contar con el acompañamiento de una persona que entienda y pueda identificarse con las vivencias del líder, porque ya ha pasado por ahí. Ese papel lo juegan los mentores, con experiencia, real y práctica, en liderazgo, que han vivido situaciones similares a las del líder que acompañan y pueden servirle de puente para transitar del viejo al nuevo mundo.

El mentor proporciona una meta-visión que ayuda al líder a observar lo que está ocurriendo (visión) en su forma de ejercer el liderazgo desde otro lugar, que no es el del día a día y el de su propia visión, sino desde una posición más allá (meta). A esa meta-visión se accede a través de las preguntas del mentor, que ayudan al líder a tomar consciencia de como se está comportando, cómo se está relacionando y qué repercusiones está teniendo todo ello sobre él, sobre sus colaboradores, en la organización, sobre su salud, en la calidad del trabajo y en su ecosistema de relaciones. También le permiten identificar puntos ciegos, servidumbres, comportamientos automatizados disfuncionales e impactos emocionales perjudiciales, así como a explorar nuevas posibilidades de acción, cuando las habituales no le están funcionando bien.

En cada conversación el mentor crea para el líder un contexto de pensamiento que le permite mirar dónde no mira, ver dónde no ve y plantearse ideas y comportamientos que antes evitaba o desconocía. De esta forma favorece que el líder pueda abordar los retos de otra forma y que pueda funcionar óptimamente en el nuevo escenario. Un contexto de pensamiento que es, a la vez, desafiante y seguro, en el que puede ser escuchado, repensar, contrastar y practicar, convirtiéndose en un aula de aprendizaje estimulante y gratificante. El mentor es un facilitador del pensamiento, un socio pensante, que utiliza una estructura de conversación que posibilita ese puente mental que necesita el líder para afrontar con éxito las nuevas responsabilidades.

Una conversación con una persona sabia es mejor que diez años de estudio.” Henry Wadsworth Longfellow.

La diversidad por sí sola no impacta de forma positiva en una organización. Si queremos que las personas se sientan comprometidas con la organización, aporten su talento y contribuyan con él a la inteligencia colectiva es necesario propiciar  un sentimiento de pertenencia y singularidad, es decir, que sientan que son parte de la organización, que cuentan con ellas y, a la vez, son respetadas y apreciadas en su individualidad y características diferenciales y únicas.

Lograr este matching perfecto entre singularidad y pertenencia requiere desarrollar «habilidades inclusivas»: sensibilidad social, empatía, diálogo, participación, flexibilidad y pensamiento integrador. Todas ellas forman parte de nuestra metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING y se ponen a prueba en la relación de mentoring, acompañando al mentee, a una persona diferente a ti. La relación de mentoring es la escuela perfecta para aprender a ser inclusivos.

 

1.- Sensibilidad social

Mirar fuera de uno, apreciar y atender adecuadamente las diferencias, preocuparse por cómo son y cómo están los demás, especialmente cuando son distintos a nosotros, para crear relaciones mutuamente beneficiosas y evitar los privilegios y la exclusión. Tener consideración por los demás, entender como se pueden sentir ante determinadas situaciones y no verlas solo desde nuestra perspectiva, especialmente, cuando es privilegiada. 

Cuando tenemos miedo a las diferencias por el temor a perder nuestra posición privilegiada, dejamos de tener consideración hacia el otro y se abre la puerta a la exclusión. 

La diferencia de edad entre mentor y mentee, sobre todo cuando alguien de más de 40 años acompaña, por ejemplo, a un adolescente, es toda una prueba de sensibilidad social. Los mentores suelen partir de la perspectiva de considerar el mentoring un regalo y un lujo para el joven, lo que muchas veces les lleva a un exceso de expectativas, hipermotivación y cierta tendencia a convencer al joven de lo maravilloso que es el mentoring. Muchos argumentan que si ellos hubieran tenido la oportunidad de contara con un mentor, cuando tenía 16-18 años, no la hubieran desaprovechado.

Se les olvida que ese argumento está elaborado desde su mente adulta, después de años de experiencia, de poder haber comprobado la diferente entre tenerlo y no tenerlo. Se les olvida, que quien tienen enfrente, no tiene esa experiencia, no es un adulto, no puede pensar ni querer como un adulto. No podemos acercarnos a un adolescente desde nuestra perspectiva de la vida, tenemos que ser sensibles a su situación: la de la edad, la de las vivencias internas y externas propias de ella, la diferencia de experiencia y, sobre todo, la diferencia de contextos de actuación y desarrollo.

2.- Empatía para captar las diferentes sensibilidades

Para ser inclusivos necesitamos salir de una escucha y mirada egocéntrica y caminar hacia una escucha y mirada empática.

La inclusión requiere pasar de trabajar, relacionarnos o conversar movidos por simpatía (identificarse con los demás porque se parecen a uno) a hacerlo por empatía (interesarse y esforzarse por comprender y relacionarnos con personas que son diferentes a nosotros. Esta diferencia es clave en el mentoring y hay que romper con la idea, bastante frecuentemente, de que para que una relación de mentoring sea buena debe existir una sintonía y conexión entre mentor y mentee, que surja de forma natural.  Sin embargo, lo que enseñamos en la Escuela de Mentoring es a ser capaz de crear esa sintonía y conexión con cualquier persona, especialmente, con las que son más diferentes a nosotros y nos cuesta más. Ahí es donde se pone a prueba la empatía de un mentor. 

El primer paso para la empatía es darnos cuenta que las personas piensan y trabajan de formas diferentes y evitar caer en clasificaciones dicotómicas mejor/peor, bien/mal. Por ejemplo “ser extrovertido es mejor que ser introvertido”, la motivación de logro es mejor que la hedonista. Lo adecuado es considerarlo como características neutrales. Para ello puede ayudar entender que toda característica es a la vez una fortaleza y una debilidad permitida, porque para que la primera exista tiene que existir la segunda. Una persona valiente, con iniciativa, arriesgada puede en ocasiones ser osada, imprudente. Lo que nos lleva a entender los comportamientos como funcionales o disfuncionales, en base al objetivo a lograr, el contexto o la situación. 

3.- Diálogo

Las sesiones de mentoring son un espacio para dialogar, para conocernos de otra forma y entender las distintas miradas que tenemos las personas. Son un aprendizaje de cómo conversar para encontrar puntos en común a pesar de las diferencias y ser capaces de integrar estas de forma creativa y obtener nuevos resultados, aunar fortalezas, esfuerzos y compensar debilidades a través de generar sinergias.  

Para ello debemos contemplar el diálogo como proceso abierto a lo que surja y no como una competición en la que hay que llegar a un resultado en el que unos ganan y otros pierden porque se imponen sus ideas, opiniones, visiones o argumentos. Cuando dialogamos como si fuera una batalla el miedo a perderla nos hace no estar abiertos a escuchar empáticamente. Sin este tipo de escucha no es posible la inclusión. Si tras un diálogo entre partes contrapuestas una se impone sobre la otra, no se crea nada nuevo, no se avanza, sino que repite algo que ya existía. Si por el contrario las partes integran sus visiones para crear una nueva que contenga ambas, se está regenerando su conocimiento, aprendiendo algo nuevo, se están desarrollando como personas.  

El diálogo tiene como objetivo dar voz a todas las sensibilidades, visiones e ideas e incorporarlas como información a la toma de decisión. Lo importante es que las personas puedan expresarse y sentirse escuchadas, porque eso es lo que le hace sentirse parte de la solución y, por tanto, comprometidas con ella. 

En una conversación de mentoring los mentores escuchan, preguntan, vuelven a escuchar. Estimulan la creatividad del mentee, se esfuerzan por comprender su mundo, por hacer aflorar sus ideas y puntos de vista, para luego complementarlos con los suyos, con su experiencia. Cuando un mentor comparte sus conocimientos, experiencia, ejemplos e ideas, no lo hace como si estas fueran la solución, la única opción o la mejor, sino como un input informativo más a disposición de su mentee, que utilizara o no, según sea adecuado para su situación, la persona que es y el objetivo que quiere lograr.

Un mentor debe estar atento al falso consenso del mentee, es decir, cuando acepta las propuestas de su mentor sin más, por quedar bien con él, porque no se atreve a cuestionarle. Son muchos los mentores que se quejan de que sus mentees no hacen lo que les dicen, como si fueran niños pequeños que tienen que hacer los «deberes del cole»; que en la sesión les dicen que si, pero luego no lo hacen. Cuando el mentee se siente excluido de la conversación, porque la monopoliza el mentor, es este el que establece el plan de acción, el que aporta las ideas, da instrucciones, lo que ocurre es que muestra su descontento por la exclusión en la inacción. Asentir, callar, no cuestionar o aceptar no es estar de acuerdo y, mucho menos, tomar decisiones que se transformen en acciones. Las personas actuamos cuando estamos motivadas y convencidas y esto requiere sentir como propia la decisión.

4.- Participación simétrica

El mentee tiene que sentirse la parte protagonista del proceso y las sesiones de mentoring. Esto implica que ocupa con su discurso la mayor parte de la misma, al menos, más del 60% ,y que ese discurso es escuchado de forma genuina, interesada, atenta, abierta y empática por el mentor.

El mentee para sentirse parte, tiene que experimentar lo que es ser escuchado y escucharse, ser comprendido y comprenderse, ser reconocido y reconocerse y esto lo propia el mentor con un diálogo abierto, con preguntas al hilo, con escucha profunda y reflexiva, estableciendo una relación adulto-adulto, estimulando la creatividad y la toma de decisiones en el mentee y no supliendo sus capacidades intelectivas y decisorias.

Cuando el mentor monopoliza la conversación el mentee se cierra, se desconecta, no expresa, no comparte y así es muy difícil impulsar el desarrollo y logro de metas de una persona. Cuando el uso de la palabra se reparte más o menos por igual e, incluso, con mayor peso del mentee, es más probable que haya seguridad psicológica y que la conversación fluya y con ella fluya el pensamiento y la inteligencia del mentee. 

5.- Flexibilidad mental y conductual

La flexibilidad es la capacidad de adaptar nuestra conducta y pensamiento con facilidad a conceptos y situaciones cambiantes, novedosas e inesperadas, a las diferentes personas con las que interactuamos. Lo contrario a la flexibilidad es la rigidez, que es lo que nos impide superar creencias y hábitos que nos llevan a comportarnos de manera automática pero poco eficiente. 

Ser flexible mentalmente significa cuestionar nuestras creencias, nuestras ideas, nuestras visiones y formas de ver las cosas y plantearnos que puedan haber otras opciones y perspectivas, abordarlas y utilizarlas según lo que requiera la situación. Sin ello la gestión inclusiva de la diversidad no solo es imposible sino que nos generará mucho estrés, frustración y malestar. 

Trabajar con diferentes perfiles de mentee, por edad, sexo, cultura, características de personalidad, actividad es la mejor escuela para desarrollar esta habilidad. Es un error pensar que para que un proceso de mentoring sea exitoso lo mejor es que mentor y mentee sean del mismo sector de actividad, el mismo área funcional y lo más parecidos posibles. Es en la diferencia y la diversidad donde residen los mayores aprendizajes para ambas partes.

6.- Pensamiento integrador y creatividad para unir, ser flexibles y adaptarnos

El pensamiento integrador es un paradigma emergente impulsado por Ken Wilber, que se caracteriza por una forma de pensar empática, comprensiva, inclusiva, amplia y no marginadora, que auspicia la unidad en la diversidad. Se trata de ser capaz de contemplar e integrar el mayor número de perspectivas posibles a la hora de abordar las situaciones, los problemas y las soluciones para ver y comprender más allá de nuestra perspectiva o mirada.

Ejemplo: una mujer que habla en voz baja, con la mirada más bien hacia abajo (comportamiento) puede parecernos insegura desde nuestra mirada, pero si indagamos otras perspectivas podemos preguntarnos ¿que le lleva a comportarse de esa forma? ¿Es realmente inseguridad o puede ser otra cosa? (empezamos a empatizar con su mundo interno). Para comprender aún más podemos enmarcarla dentro de su contexto (género, educación, familia, cultura) y preguntarnos cómo está acostumbrada a comportarse, cómo ha influido su educación y sus experiencias en esa forma de comportarse (condicionamientos culturales), también podemos observar cómo se comportan o nos comportamos el resto de personas que interactuamos o interactúan con ella y como puede estar influyendo en su conducta (procesos grupales de comportamiento).  

Desde estas diferentes miradas podemos alcanzar a comprender que no es insegura sino que la han educado para comportarse así, porque era indicativo de humildad y empatía, rasgos muy valorados en su entorno, que es lo que ha visto en otras mujeres y que donde está ahora es lo que se espera de ella también. 

Para desarrollar el pensamiento integrador en el mentoring cambiamos la «O» por la «Y», trabajamos con hipótesis que se validan, en lugar de con juicios y cada vez que nos asalta un juicio, prejuicio, estereotipo, sesgo o creencias limitante utilizamos la pregunta mental ¿y qué mas podría ser? para ponerlos en cuarentena. De esta forma evitamos dejarnos llevar por nuestra visión o percepción inicial y nos obligamos a buscar otras alternativas, otras formas de ver las cosas, otras opciones de mirarlas. Con todas ellas vamos uniendo las piezas hasta encontrar la forma de integrarlas. 

He acompañado a más de 8000 mentores y mentoras de diferentes edades, países y sectores de actividad en su formación y desempeño del rol y podría decir, que el 80% de todos ellos han coincidido en señalar que ser mentor les ha hecho aprender a ser más empático, conversar mejor, entender y atender mejor las diferencias, tener una mayor sensibilidad social, ser más flexibles y adaptarse mejor a diferentes personas. 

El mentoring es una inversión estratégica para cualquier organización que quiera potenciar la diversidad inclusova.

 

Autora: María Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

Mi fascinación por la Alquimia viene de lejos, de la época adolescente cuando me empece a interesar por la lectura de todo lo que tuviera que ver con misterios y enigmas sin resolver.

Tengo especial predilección por todos los fenómenos que a pesar de las evidencias empíricas, tienen difícil explicación, están envueltos por un halo de misterio, mantienen una parte oculta al ojo humano, o son fenómenos que no pueden ser objeto de total medición, comprobación o demostración. Atrapa mi atención todo lo que no se deja ver al completo, que guarda una íntima esencia, que solo se desnuda ante unos pocos, esos que saben ver con el corazón, que no necesitan saber para creer, porque les vale con su sentir. Me gusta el lenguaje de los símbolos porque explican hechos que no se pueden expresar con palabras.

En el Mentoring también hay una parte que para mi es difícil de medir, de cuantificar, de demostrar. Una parte que simplemente esta ahí, que se percibe y se siente, que tiene mucho que ver con la conexión y energía que se produce entre dos personas y todo lo que se moviliza, crea y transforma con ello. Esa parte inexplicable es la que más me atrae y engancha, la que me atrapa y mantiene viva mi pasión por seguir ayudando a otras personas a lograr sus metasEsa parte mágica del Mentoring es a lo que  llamo la Alquimia de la Transformación.

Parece ser que no soy la única con esta fascinación. Carl Gustav Jung también se vio atrapado por el estudio de la Alquimia y sus símbolos. La describía como un proceso a través del cual se produce una transformación interna del individuo por medio de su integración, lo que conduce a un estado de plenitud.

Si vamos al propósito último por el que alguien acude al mentoring, más allá del objetivo concreto a lograr, nos encontraremos siempre con la necesidad de cambiar algo, de comprender algo, de vencer un bloqueo o resistencia, de reencontrarse a si mismo, de volver a ser feliz o disfrutar, de encontrar sentido, de liberarse de alguna limitación, de descubrir o recuperar todo su potencial y esencia. Aunque este propósito no se verbalice, o ni siquiera sea consciente, en algún momento del proceso emerge esta necesidad de ir más allá del objetivo concreto, porque la persona descubre aspectos de ella misma, que hasta el momento permanecían ocultos pero estaban genernado conflictos dentro de ella, que le roban energía y le impide liberar todo su potencial y hacer realidad sus aspiraciones.

En el proceso alquímico el objetivo es lograr convertirse en oro, que hoy en día sería algo así hacer brillar nuestra luz interior, resplandecer de felicidad, encontrarnos con la parte más pura de nuestro ser (la esencia), tener una existencia limpia de negatividad, o como dice Eckhart Tolle lograr una conciencia pura e iluminada. Vamos, lo que Sócrates llamaba limpiar de maleza nuestra mente, espíritu y existencia para dar a luz la verdad que llevamos dentro.

El proceso alquímico de la transformación en oro

El proceso alquímico de la transformación en oro

Para lograr la transformación en oro, la alquimia requiere un proceso de tres fases, que son bastante similares a las que  recorre cualquier persona que se acerca al mentoring, y que ya describía Jung:

1.- Fase Nigredo: Inmersión en la materia prima, indagación en el interior de la persona, en sus pensamientos, creencias, emociones, mapas del mundo, fortalezas, deseos, aspiraciones, sueños.  En esta fase la persona se enfrenta a sus miedos, a esas realidades que no quiere ver, a los aspectos sobre sí misma de los que no es consciente.

Es la fase en la que se hace la luz, en la que aflora al consciente una parte de nuestra zona oscura e inconsciente. La parte representada por todo lo que rechazamos en los demás, que es una proyección de lo que no aceptamos en nosotros, la parte de nosotros que hemos negado por haber sido rechaza por otros, nuestras potencialidades oscurecidas por el no uso.

En esta etapa uno se sumerge en sí mismo para hacerse consciente de todo lo que hay en su interior, haciéndose cargo de ello, apropiándose, responsabilizándose de lo que verdaderamente es suyo, aunque no le guste.

Es la fase más incomoda de cualquier proceso de desarrollo y transformación, pero es una fase necesaria de limpieza sin la cual es imposible completar el proceso y una de las razones por las que no logramos nuestros objetivos.

2.- Fase Albedo:  limpieza y despertar. La persona se va deshaciendo de todas las creencias limitantes que le atenazaban, las proyecciones de otros que lo limitaban, las emociones negativas que llena su vida de sombras, las presuposiciones que le impeden ver con claridad. A medida que el proceso de limpieza avanza, va despertando el verdadero ser, la verdadera persona que habita en nosotros, lo genuino, espontáneo y auténtico, como describen también Rogers y Maslow.

Con ese despertar van aflorando capacidades como la intuición, la imaginación, la creatividad y fortalezas como la confianza, la seguridad y el coraje. Así es como comienza a desarrollarse todo el potencial de la persona.

Es una fase marcada por la resistencia a dejar ir todo aquello a lo que hemos vivido tanto tiempo apegados. Por ello, es fundamental la labor de acompañamiento del mentor que unas veces retará para mantener activo el proceso y, en otras, deberá sostener para que no se queme. Es una fase de reconciliación en la que es importante que el cliente logre ver la intención positiva de todo lo que deja ir porque ya no le es útil, pero que sepa agradecer la función que hasta ahora desempeño en su vida.

3.- Fase Rubredo: es la última fase del proceso alquímico, en la que emerge lo mejor que llevamos dentro y que realmente somos. En esta fase la persona recupera su poder y sabiduría interior, tiene una consciencia más plena, se responsabiliza y actua para lograr sus metas poniendo en juego todo su potencial, fortalezas, energía, creatividad e intuición. Esta fase encarna la transformación y se materializa en un brillo especial que se escapa por los ojos, la sonrisa y todo el cuerpo, que nace de lo mas profundo del ser.

Un proceso de mentoring exitoso implica que el cliente logre su objetivo. Para ello debe aportar su total compromiso y el mentor un buen dominio de la metodología, técnicas y herramientas, así como un sólido conocimiento sobre la práctica del mentoring. Ahora bien, la Alquimia de la Transformación solo se logra cuando el mentor, además de método, pone toda su alma en el proceso, abriendo con su cliente un espacio de conexión de energías que hacen aflorar lo mejor del ser humano.

Más allá de las competencias en mentoring que exigen organismos como la ICF, EMCC, AICM o AECOP, me gusta evaluar en mis procesos de mentoring y en los de las personas que superviso en la Certificación Internacional en Mentoring, lo que llamo las Habilidades de un Mentor Alquimista:

A/ Generar un espacio de confianza

  • Logra la Resonancia Emocional con el cliente
  • Ser auténtica para impulsar la autenticidad del cliente
  • Cercanía y presencia para lograr la apertura del cliente
  • Consciencia y responsabilidad de mi rol para obtener la credibilidad del cliente

B/ Generar un espacio de inspiración

  •  Provocar los insight del cliente
  •  Elevar las metas del cliente
  • Despertar al líder interior del cliente
  • Desarrollar la creatividad del cliente
  • Retar para provocar cambios en el cliente

C/ Favorecer la creación de sentido

  • Ayudar al cliente a alinear todas sus dimensiones (intelectual, emocional, espiritual, corporal)
  • Elevara la consciencia del cliente
  • Conectar al cliente con su propósito, visión, misión, pasión y potencial
  • Fortalecer el compromiso del cliente con sus metas

D/ Favorecer una visión de futuro

  • Potenciar la sabiduría interior del cliente a través de su intuición
  • Desarrollar en el cliente la metacognición o capacidad de pensar sobre como piensa.
  • Favorecer la Atención periférica para ser capaz de estar focalizado a la vez en uno mismo, en los demás y en el entorno, y saber descubrir y aprovechar las verdaderas oportunidades
  • Impulsar el empoderamiento del cliente para que sea capaz de asumir nuevos retos en el futuro

¿Te ánimas a probar la Alquimia de la Transformación a través del mentoring?

Autora: María Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring.

Continuamos con la colaboración en la Revista Capital Humano, a través del espacio cedido a EMCC SPAIN, con un artículo de nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel bajo el título «»Una buena escucha, el mejor motivador para el desarrollo profesional».», publicado en la Edición de Marzo 2025.

En el artículo, Mª Luisa de Miguel aborda la importancia de la escucha para movilizar la motivación y el compromiso de las personas en las organizaciones, cómo debe ser una escucha movilizadora y cómo ejercer de mentor la desarrolla. .

Escuchar es el primer paso para lograr cualquier cambio, mental, emocional, actitudinal o conductual. Siempre es preferible escuchar primero y hablar después.

Las empresas están desesperadas por aumentar la motivación y el compromiso de sus colaboradores, porque cada año sus indicadores son más bajos. Implementan miles de estrategias, lo más innovadoras posibles, olvidándose que el mejor motivador que existe es una oreja amiga que sepa escuchar con calidad, con paciencia, sin prisa y en silencio.

Una escucha de calidad y motivante contribuye a rebajar los niveles de estrés y a atenuar sus impactos negativos, porque cuando las personas están estresadas se intensifica su necesidad de afiliación y conexión con otros. La posibilidad de compartir sus emociones, ser ayudados a ver las cosas de otra manera y encontrar soluciones para superar el estrés, les produce tranquilidad y rebaja su ansiedad.

Ser un “buen escuchante” va a ser la competencia más demandada en las empresas.

Si quieres conocer las claves para convertirte en un buen escuchante y proporcionar una «escucha motivante2 Te invitamos a leer el artículo completo en este enlace.,  donde descubrirás como ejercer de mentor desarrolla una escucha de calidad.

 

 

Si quieres conocer en que consiste nuestra metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING y como aplicarla en tus procesos de mentoring o llevarla a tu organización, te recomendamos la lectura del libro de nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel: «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional». Ediciones Pirámide 2019.

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