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En un mundo dinámico, complejo y en constante evolución, como el que nos está tocando vivir, el talento se desactualiza con facilidad. Muchas de las competencias que hemos aprendido, entrenado y dominado en una parte de nuestra vida académica y profesional se quedan obsoletas en pocos años.

La obsolescencia del talento es un hecho cada vez más frecuente. Según un informe de Randstad, publicado en 2018, más de la mitad de las empresas han sufrido cambios significativos en su funcionamiento que han derivado en una obsolescencia competencial en un 30% de los casos. De hecho la obsolescencia profesional es uno de los 8 miedos que más abunda entre los profesionales, lo cual no nos debe extrañar con la amenaza de la pérdida de empleos que cierne sobre nuestras cabezas como consecuencia de la automatización.

De ahí la importancia de tener a punto el talento en todo momento, mantenerlo al día y sacarle todo el provecho posible. Para ello el aprendizaje es la pieza clave, aprender a aprender de forma ágil y efectiva es el verdadero activador del talento, la metacompetencia para el éxito. 

La metodología Integral Generative Mentoring, que utilizamos en la Escuela de Mentoring, promueve y facilita el desarrollo de un talento ágil, un talento que sabe actualizarse de forma permanente, óptima y efectiva, que multiplica su potencialidad de manera constante. Para ello utiliza un patrón conversacional, que hace unos meses describía en un artículo publicado en la Revista Observatorio Recursos Humanos, bajo el título «El aprendizaje como garantía de sostenibilidad».

Dicho patrón costa de 7 fases que son guiadas por el mentor a través de una conversación reflexiva y estratégica:

1º.- Definir el objetivo a lograr con el aprendizaje, es decir, el para qué del aprendizaje y utilizarlo como criterio orientador del mismo.

2º.-Identificar la brecha o Gap que separa a la persona de lo que quiere lograr, es decir, lo que necesita aprender, cambiar o hacer para lograr su objetivo.

3º.- Establecer el Status Quo: lo que la persona está haciendo actualmente respecto a lo que quiere logra, identificando lo que le está funcionando y lo que no.

4º.- Romper la inmunidad al cambio: identificar y superar esos supuestos que nos hacen mantener comportamientos que sabemos son perjudiciales para el objetivo a lograr.

5º.- Establecimiento de nuevos supuestos potenciadores, que permitan encontrar nuevas formas de hacer más funcionales y favorecedoras del logro del objetivo.

6º.- Fijación de compromisos de acción en la linea de los nuevos comportamientos funcionales identificados para ponerles en practica y comenzar a generar el cambio y con ello la actualización del talento.

7º.- Reflexión sobre la experiencia a través de un proceso de triple feedback

Todas estas estrategias, que se trabajan en las sesiones de mentoring, estimulan la activación de una serie de capacidades que son claves para desarrollar la learning agility y multiplicar el talento: flexibilidad mental, enfoque multiparadigma, knowing doing gap, pensamiento cre-activo, pensamiento crítico y mindul decisión makers.

– Flexibilidad mental, que se traduce en agilidad para pasar a la acción y cambiar, gracias a haber superado la inmunidad al cambio.

-Enfoque multiparadigma, capacidad para contemplar las situaciones desde perspectivas diferentes a las nuestras, siendo capaces de ponerse en el lugar de personas distintas por razón de edad, sexo, género, cultura, valores, etc. 

-Pensamiento cre-activo, una forma de pensar que no solo crea desde un enfoque original, genuino y multiparadigma, sino que también lo pone en acción, experimenta con ello, lo prueba, aprende y lo mejora de forma continua. 

-Pensamiento crítico, favorecido por el empleo de preguntas para estimular la reflexión, el análisis de la experiencia desde diferentes perspectivas, con distanciamiento y objetividad, contando también con la visión de alguien externo como es el experto. 

-Mindful decisions maker. Fruto de todo lo anterior, se propicia una toma de decisiones mucho más consciente, con más perspectiva y más ecuánime, pues equilibra los valores, motivaciones y necesidades personales con los del entorno. Todo ello contribuye a un hacer reflexivo. 

-Knowing doing gap: al vencer con rapidez la inmunidad al cambio, se reduce la brecha entre saber y hacer, es decir, entre saber como evitar la delegación hacia arriba y efectivamente hacerlo. 

Es vital que podamos cultivar estas capacidades en nuestro día a día, de una manera fluida y natural porque será lo que nos garantice contar con un talento actualizado a las demandas del entorno. A ello nos dedicamos en la Escuela de Mentoring, formando Mentores Organizacionales que aprende a desarrollar el patrón conversacional descrito con sus colaboradores, de forma tal que lo interiorizan y pueden aplicarlo en su trabajo convirtiéndolo en una experiencia de aprendizaje y un activador de su talento.

Autora: María Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

 

La vida es cambio, unos son más fáciles y otra más difíciles. Unos los adoptamos con más soltura e, incluso, les damos la bienvenida y otros nos generan una profunda resistencia.

Las resistencias al cambio realmente son conflictos no resueltos entre nuestra parte racional y emocional, entre lo que queremos y lo que debemos, entre lo que nos impulsa y lo que nos frena. Son lo que Robert Kegan llama «compromisos contradictorios», querer dos cosas a la vez que son incompatibles: queremos los beneficios que asociamos a obtener una certificación en mentoring, por ejemplo, pero no queremos asumir el esfuerzo de tiempo y cambio en nuestras maneras de hacer que implica.

Muchas personas quieren disfrutar de la experiencia de estar en la cima del Everest, contemplar sus vistas y vivir la sensación de estar en la cúspide del mundo, pero no todos están dispuestas a invertir el tiempo y el esfuerzo para escalar la montaña hasta la cima.

Como dicen Chip Heath y Dan Heath en su libro «Cambia el Chip», nuestro lado emocional es un elefante y el racional, su jinete. El ansia del elefante por la gratificación inmediata se opone a la fuerza de voluntad del jinete para contener el impulso y ver más a largo plazo, planificar y pensar más allá del momento. Para lograr un objetivo necesitaremos realizar cambios y ello requiere contar con la planificación y la dirección del jinete y con la energía y determinación del elefante. Si solo contamos con el jinete tendremos comprensión sin motivación. Si solo contamos con el elefante tendremos pasión sin dirección.

Así que pongamos a trabajar juntos al Jinete y al Elefante a través de estas 6 estrategias que vencerán nuestra resistencia al cambio:

1.- Para impulsar el cambio y que el elefante ponga toda su energía en moverse hacia él, es necesario fijar objetivos que sean emocionalmente atractivos y que estén bien definidos, pues sino el jinete se empeñará en rellenar las lagunas que genera la ambigüedad, retrasando todo intento de cambio. Recuerdo siempre las palabras de uno de mis profesores en la Certificación de Coaching cuando decía «La meta te tiene que poner», te tiene que atraer, enganchar y a la vez tiene que tener un significado claro para ti, sin fisuras, sin interpretaciones o lagunas.

2.-La ambigüedad es mala, genera ansiedad, resistencia, y parálisis. Por eso la meta y los objetivos deben traducirse en pocas  acciones, que sean concretas, claras y sencillas. Si establecemos demasiadas acciones, solo analizarlas y tener que elegir entre ellas generará más resistencia al cambio.

3.-El cambio se genera desde el movimiento, desde la acción, desde el comportamiento. Para que alguien se mueva no hay que darle razones, hay que darle la visión del lugar que va a encontrar tras el cambio: la visión del beneficio a obtener, o la visión de la situación negativa que va a vivir si no sale de ella. La secuencia del cambio es VER-SENTIR-CAMBIAR. Por eso hay que empezar por generar una visión ilusionaste y esperanzadora de lo que se puede lograr tras el cambio o, bien, incomoda, perturbadora y molesta de lo que se va a vivir si no se cambia. Esto dependerá de que la motivación de la persona sea de acercamiento hacia lo positivo o de alejamiento de lo negativo.

4.-Concentrarse en un solo logro que requiera poca inversión de tiempo mueve más al cambio que fijar logros grandes alejados en el tiempo, que suponen postergar la recompensa demasiado espacio temporal. Se trata de diseñar cada acción de forma que su puesta en marcha suponga la obtención de un resultado comprobable que acerca al objetivo. Cuando una persona obtiene un logro se ve más motivada a seguir intentando nuevas acciones para continuar en el camino al objetivo final.

Lo más difícil al principio de cualquier proceso de cambio es conseguir que las personas se muevan, por eso es preferible un pequeño paso que un gran paso. No es lo mismo establecer dejar de fumar para toda la vida que concentrarse en no fumar las próximas 24 horas, al día siguiente las próximas 24 y así sucesivamente. Esta es una de las claves para educar nuestra voluntad, la mejor aliada que tenemos frente a la resistencia al cambio.

5.- El cambio debe ser respetuoso con nuestros valores identitarios. Cambiar no es solo una cuestión de pros y contras para encontrar la opción que más satisfacción nos produce, más beneficio o menos pérdida. En el cambio hay un componente emocional de identidad muy importante.

Es importante incluir en el proceso de cambio preguntas como ¿quién soy? ¿qué tiene que ver esta opción conmigo? ¿en quién me convierte?. La identidad personal es una pieza fundamental en la toma de decisiones y, por tanto, de la decisión y la acción para el cambio. Si este, o la acción que nos conduce a él, choca, agrede o no encaja con la identidad de la persona es un cambio condenado al fracaso.

Voy a poner un ejemplo que me ha ocurrido recientemente: desde hace unos cuantos meses estoy siendo bombardeada desde distintos ámbitos, personas y motivos con la insistencia de grabar videos para todo, para presentar un curso, para presentar mi blog, para comunicarme con mis lectores, para presentar mi último libro. etc., etc., etc. Las razones que me dan son que es lo que ahora se lleva, lo que le gusta a la gente, lo que más visitas y seguidores tiene… Y no niego que el video sea una herramienta excelente y que funcione muy bien para muchas cosas y personas, pero en mi caso, por el momento, no lo veo porque choca con mi manera de ver y hacer las cosas, con mi gusto por la intimidad y otros valores de mi identidad. Es un tema al que me resisto con toda la consciencia del mundo, y me seguiré resistiendo mientras no encuentre un «para que», personal y claro, realizar un video y un estilo muy definido de hacerlo que encaje conmigo. A mí los argumentos de que es lo que se lleva, lo que más funciona y lo que hace todo el mundo nunca me han servido. Son argumentos racionales y externos, no internos y emocionales, motivacionales, significantes e identitarios.

6.-Metas atractivas, acciones concretas y sencillas, visión del cambio, micro-objetivos y coherencia con nuestra identidad son factores claves para lograr cambios exitosos, pero no suficientes. Como contaba al principio, todo cambio genera resistencias y hay que saber trabajar en cada una de ellas para vencerlas e impulsar el cambio. Existen tres niveles de resistencia personal frente al cambio: no conocer o no saber, no poder y no querer, cada una de ellas requieren acciones diferentes para vencerlas.

Existe una creencia generalizada sobre el cambio: «la gente no cambia porque no quiere» pero muchas veces antes de NO QUERER hay estadios previos que hay que saber trabajar en la forma adecuada. No es lo mismo trabajar una resistencia al cambio derivada de NO SABER lo que hay que cambiar o cómo hacerlo, que trabajar una resistencia al cambio derivada de la creencia de NO PODER cambiar.

• No saber: muchas veces las personas no cambian porque no saben que tienen que cambiar, no son conscientes de su necesidad de cambio o no sabe como deben llevar a cabo esos cambios. En estos casos se produce una demora inconsciente del cambio que nos mantienen en nuestra zona segura.

En este nivel de resistencia hay que elevar el nivel de consciencia sobre la necesidad del cambio, proporcionar pautas claras sobre cómo se puede lograr ese cambio y hacer ver a la persona el impacto del cambio en términos personales.

• No poder: ocurre otras veces que las personas no cambian porque creen que no pueden hacerlo y por eso no intentan nada para lograrlo. Si una persona no cree tener los recursos y habilidades necesarios para llevar a cabo una acción, o no tiene la confianza suficiente en lograr un objetivo, no va a tener productividad para el cambio.

En este nivel de resistencia hay que trabajar la autoeficacia, identificando logros pasados y recursos empleados, elevando así el nivel de confianza. Hay que trabajar el autoconocimiento personal para identificar recursos, fortalezas, habilidades y conocimientos, viendo cuáles pueden aportar valor en el proceso de cambio, identificando también los que no se tienen y explorando opciones para conseguirlos o compensarlos.

• No querer: hay casos en lo que el cambio se resiste porque la persona no está realmente comprometida con el mismo. Esa falta de compromiso en el fondo es una cuestión de balance de perdidas y ganancias. Quién va a invertir su esfuerzo en un proceso de cambio tiene que ver de forma clara, que lo que va a obtener tras él le compensa, le genera un beneficio mayor que el que pueda obtener en la situación que ya tiene. Si la ganancia y el beneficio del cambio, para quien lo quiere lleva a cabo, no está clara va a ser difícil que invierta en él. Ese beneficio, además, tiene que tener un valor persona, tiene que ser algo que la persona considere importante para ella. Aquí es donde se trabajan todo tipo de estrategias de autorregulación motivacional, que describo en mi último libro «La Alquimia de la Motivación, cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito.» Ediciones Pirámide 2022.

Si lo pensamos fríamente, nadie invierte su dinero en un negocio que no va a dar beneficio o en acciones de bolsa que van a generar pérdidas. De la misma forma no creo que nadie invierta su tiempo, energía y esfuerzo en un proceso de cambio que no vea que le va a reportar beneficios y, además, perciba nítidamente que dichos beneficios compensan la inversión realizada en tiempo y esfuerzo.

El cambio es un proceso complejo, duro y apasionante, en este artículo comparto 6 pautas para trabajar la resistencia al cambio, pero en esta web puedes encontrar otras variables que también debes conocer para gestionar el cambio: motivación, fuerzas impulsoras y represoras, rueda del cambio. Te invitamos a descubrirlas.

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring.

Continuamos nuestra colaboración  con Sintetia, el portal de divulgación para mentes inquietas, con un artículo en su sección de Management bajo el título “La escucha en la empresa».

 

Desde pequeños nos enseñan a leer, a escribir, a hablar adecuadamente, a comunicarnos en público, pero nadie se ha preocupado por enseñarnos a escuchar bien.

De adultos la cosa no cambia. Puedes comparar el número de cursos y formaciones que existen para ser un buen comunicador/a frente a los que existen para ser un «buen escuchante». Tampoco he visto nunca incluida la habilidad o competencia de escucha en los famosos ranking de las 10, 12 o 20 competencias o habilidades del futuro.

Los datos revelan que existe un déficit de escucha en las organizaciones.

El 55% de los empleados no se siente escuchado en su lugar de trabajo. Son muchos los estudios que demuestran que muy pocas personas están satisfechas con la manera en que son escuchados por sus superiores. Un estudio realizado por el Center for Creative Leadership en los Estados Unidos encontró que sólo el 20% de los líderes consideran que escuchan bien.

Las empresas están invirtiendo mucho dinero en formación sobre inteligencia emocional, apps de mindfulness, apps de coaching digital o talleres para gestión del estrés, cuando quizás la inversión más rentable sería contratar “buenos escuchantes”. Una escucha de calidad eleva la autoestima, mejora la empatía, evita conflictos, incrementa nuestros conocimientos y amplía nuestras perspectivas, entre otros beneficios.

La fortaleza estratégica más importante que puede tener una organización no es un buen plan estratégico, sino un compromiso de escucha estratégica por parte de todos los miembros de la misma”. Tom Peters

Te invitamos a leer el artículo completo publicado en el mes de Junio en Sintetia. Deseamos que lo disfrutes y estaremos encantados de contar con tus comentarios.

Si quieres formar a «buenos escuchantes» en tu organización en la Escuela de Mentoring podemos ayudarte.

 

Dentro de la sección que la Escuela de Mentoring tiene en la Revista ORH, en la edición de Mayo-Junio, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel publica un artículo  bajo el título «Inteligencia Moral. La competencia olvidada en el liderazgo».

Cuando se contratan personas directivas y se promocionan líderes en las organizaciones no se considera la inteligencia moral de estos como un factor de evaluación. Se trata de un error que viene de largo: considerar que desarrollar y ejercer una profesión, un rol o puesto es solo una cuestión de conocimientos, de habilidades técnicas o de competencias. Sin embargo, ¿cuántos desastres, crisis y estafas nos ahorraríamos si evaluamos la competencia moral de los líderes?

La Inteligencia Moral es el arte de la diplomacia para conciliar lo deseado y lo deseable. Un arte que hemos dejado de cultivar en una sociedad movida en exclusiva por el deseo, que  cada vez se parece más a lo que describe Saramago en su “Ensayo sobre la ceguera”. Todos los días aparecen noticias de casos que revelan déficits morales: “las abejas obreras del Chat GPT, el fraude de las criptomonedas, jornadas maratonianas en las “Big Four”, el fenómeno del sexting, el “Caso Mediador” o los “Pandora Papers de la madera”. La maximización del beneficio económico, del placer, del ego y el individualismo nos ha llevado a desconectarnos de nuestra dimensión moral.

El liderazgo requiere una “Revolución Moral”, como la que postula Jacqueline Novogratz, donde el comportamiento ético y moral sea el motor y el ideal a seguir en cualquier decisión y actuación. Tom Peters, habla de “humanismo extremo”: los negocios deben tener como meta ofrecer bienestar humano y producir felicidad para las personas. 

Si quieres leer el artículo completo puedes hacerlo en este enlace https://bit.ly/3ZE2NRB.  Te invitamos a suscribirte a la misma a través de este enlace y disfrutar de una amplia gama de contenido experto para la gestión del talento.

«Cada uno de nosotros tiene una idea, aunque sea vaga, de lo que le gustaría conseguir antes de morirse, lo cerca o lo lejos que nos quedemos de este objetivo se convierte en la medida de la calidad de nuestra vida. Mihaly Csikszentmihalyi

Somos seres intencionales, tenemos una tendencia innata de avanzar hacia un fin. Estamos, incluso, dotados cerebralmente de unas funciones  ejecutivas encargadas de establecer objetivos, planificar, organizar y autorregular la conducta para lograr la consecución de metas. En general, todos compartimos el fin de desarrollar nuestras potencialidades y ser felices, algo que está íntimamente unido. En particular, la manera en la que ello se concreta es diferente y es la que nos toca descubrir, desarrollar y actualizar.

En lo más profundo de nuestra actividad intencional está el propósito, el “para que”, que está conectado con la necesidad de realizar unos valores en nuestra vida. El propósito, que es una formulación general y abstracta, se concreta en metas, éstas en objetivos y éstos en acciones, utilizando los valores y motivaciones como criterio de selección. La conexión y alineación entre propósito, metas a largo plazo, objetivos a corto plazo y acciones para lograrlo es fundamental para disfrutar de una «buena vida», como diría Aristóteles. Cuando esta cadena se rompe, se rompe la vida.

Viktor Frankl decía en su libro, «El hombre en busca de su sentido», que el propósito es la primera fuerza movilizadora de la existencia del hombre. Ahora la ciencia lo corrobora: el sentido de la vida es lo que da significado a nuestra existencia. Un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego ha llegado a la siguiente conclusión: las personas que han conseguido dar un sentido a su vida se sienten más felices y están en mejor estado de salud respecto a las personas que no han encontrado un significado a su existencia. Sin embargo, en toda luz hay una sombra, como señala el citado estudio publicado en el Journal of Clinical Psychiatry: descubrir el propósito, el sentido y significado de la vida nos aporta bienestar a nivel físico, mental y emocional; buscarlo y no encontrarlo nos genera estrés, frustración y ansiedad. Muchos años antes de esta investigación, numerosos estudios han señalado que  la consecución de objetivos que tienen un significado personal aumenta la sensación de bienestar subjetivo de la persona (McGregor y Littler, 1998; Brunstein, 1993; Elliot y Sheldon,1998; Sheldon y Kasser, 1998). Los estudios realizados en torno a la teoría de la autodeterminación de Ryan y Deci demuestran que si una persona logra una meta pero ésta no es auto-concordante los niveles de bienestar no cambian a pesar de la consecución de la misma.

Quizás el error consista en buscar el propósito fuera, en experimentar una y otra vez sin reflexionar, en limitarse a la experiencia exterior y anular la experiencia interior, en ir cambiando de una experiencia a otra para sentir la adrenalina, el placer y el subidón de energía que dan los inicios, que es imposible sostener y cada vez requiere dosis más altas para sentir sus efectos placenteros.. Como relato en mi último libro, «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectada a tu propósito», el propósito es algo muy personal y diferente en cada ser humano, al igual que el potencial. Más que saber cuál es se suele sentir. Se trata de una forma de conocimiento más ligada a la intuición o sabiduría interiorEl propósito no se decide, no se inventa, se descubre, emerge de nuestra esencia biológica en el devenir constante de nuestra interacción con el mundo.

Cuando descubrimos nuestro potencial y nuestros valores, lo unimos, le damos forma y orientación, lo ponemos en práctica y aprendemos de la satisfacción o insatisfacción que experimentamos, reflexionamos sobre si nos hace sentirnos realizados o no, estamos construyendo una vida significativa. Los objetivos que no están alineados con nuestro propósito y valores imprimen una dirección errática y costosa a nuestras acciones, el desarrollo del potencial de forma no alineada con nuestros valores será un camino plagado de conflictos, resistencias, bloqueos, y pérdidas de tiempo.

El camino a seguir para evitar desalinearnos de nuestro propósito es trabajar el autoconocimiento, la consciencia y ponerlo en práctica, experimentar para aprender de la experiencia de vivir, de nuestra propia vida, conectando aquellos que hacemos con el resultado en el mundo que nos rodea, pero también en nuestro mundo más íntimo y personal. Cada acción que llevamos a cabo produce un efecto, una reacción, un movimiento en nuestro interior y en nuestro entorno. Cada uno de esos efectos desata una emoción en nosotros y en los demás. Si estamos atentos a esas emociones que nos acompañan de forma continua, descubriremos que está pasando con nuestro propósito, si lo estamos traicionando o lo estamos realizando. Cuando sentimos  (incluso inconscientemente) que se ha trasgredido un valor personal, o no ha sido satisfecho, se desencadena una respuesta emocional: si siento que no estoy siendo respetado surge la ira, si siento que no soy querido surge la tristeza. La no satisfacción de nuestros valores nos genera desequilibrio y conflicto interior, lo que supone fugas y pérdidas de energía, y reacciones emocionales no adecuadas, que repetidas en el tiempo son un factor que incide de forma negativa en nuestro bienestar.

Nuestra existencia gira en torno a tres etapas en relación con el propósito o sentido de la vida: hasta la treintena, más o menos, buscamos el propósito; de los 30 a los 60 vamos realizando nuestro propósito en la vida a través de nuestros diferentes roles; y a partir e los 60, aproximadamente, toca actualizar ese propósito porque cambian las circunstancias vitales (jubilación, enfermedades, pérdidas de personas próximas..) y con ellas se produce una reorganización de nuestro sistema de valores y necesidades. Seguro que has oido hablar de la crisis de la adolescencia, la crisis de los 40, la crisis de la jubilación. Todas ellas son etapas de tránsito vital importante, en las que nos definimos, construimos y nos cuestionamos nuestra identidad, nuestro lugar en el mundo.

Cada momento en la vida en el que hay una reorganización de roles, necesidades o valores requiere un espacio más profundo para la reflexión, para la conversación con uno mismo, para la formulación de preguntas vitales, puesto que estos cambios impactan en el valor, importancia y prioridad que otorgamos a nuestras metas, objetivos y acciones. No gestionar adecuadamente los tránsitos genera conflictos internos que nos persiguen a lo largo de los años y son la causa de muchos de nuestros bloqueos, frustraciones, desmotivaciones, otras crisis, decisiones desacertadas, insatisfacciones, etc., etc., etc. Con los cambios tan exponenciales que hoy vivimos, esos tránsitos y crisis son mucho más continuos y en etapas más cortas, de ahí que sea tan importante estar conectados a nuestro propósito de forma permanente y gestionar los cambios y tránsitos adecuadamente.

Dado que la persona vive inmersa en un juego de roles en diferentes ámbitos de su vida, nuestra existencia está plagada de diferentes metas, que en una gran mayoría de las ocasiones entran en conflicto, pues responde a necesidades vitales distintas. El árbitro en la elección de unos u otros es el propósito vital, el sistema de valores y la orientación motivacional, lo que conforman nuestra sabiduría interior. En cada momento vital, dicho arbitro otorga prioridad a unas necesidades y valores frente a otras, por tanto, a unos roles, metas y objetivos sobre el resto.

Desarrollar nuestra vida al margen del propósito no genera bienestar y felicidad, supone un mayor esfuerzo, compromete nuestra motivación y puede llegar a desconectarnos de nosotros mismos. Desde muy temprana edad deberíamos poner en práctica este trabajo de alineación, primero guiados por otros más expertos (progenitores, profesores, mentores) y luego por nosotros mismos: decidir en qué actividades extraescolares me implico, decidir con qué grupos de amigos interactuo y con cuales no, decidir que asignaturas estudiar, qué carrera elegir, decidir que relaciones comenzar, mantener o dejar, decidir con quien compartir o no mi vida, decidir las actividades de ocio, decir a qué trabajos optar, escoger o dejar……..teniendo siempre presente el para qué de todo ello. Aprender a alinear nuestras decisiones a nuestro propósito nos permitirá disfrutar de una vida significativa, a pesar de las dificultades, los reveses, los malos momentos, los imprevistos y otras vicisitudes.

 

Una vida significativa se construye con cada decisión que tomamos y con cada acción que emprendemos. Asegurate que cada una de ellas

  • Esté conectada con tu propósito vital
  • Esté alineada con tus capacidades y potencial
  • Te permita realizar tus valores personales
  • Encaje con tu personalidad y estilos motivacionales
  • Te permita llevar una vida satisfactoria de acuerdo a tu  idea de “yo ideal”
  • Sea factible llevarla a cabo teniendo en cuenta las oportunidades y límites del entorno en el que interactuas.

De la misma forma que la auto-organización y auto-regulación celular, que supone la “autopoiesis” en palabras de Maturana, es lo que explica que estemos vimos fisiológicamente hablando, y la falta de ella implica la muerte del organismo; «la falta de autorregulación hacia nuestros propósitos vitales puede implicar una llamémosle “muerte emocional” , espiritual, existencial o energética. Lograr metas alineadas con nuestro “yo ideal” nos mantiene vivos, emocional y espiritualmente hablando.» (De Miguel, 2019).

 

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

La Fundación Factor Humano, en su sección de recomendaciones de libros, publica el 8 de Marzo una reseña del libro de nuestra Directora, Mª Luisa de Miguel: «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». Ediciones Pirámide 2022.

Quizás vivimos más automáticamente de lo que necesitamos para disfrutar de la vida, sostiene el neurocientífico Facundo Manes.

Este pensamiento lo comparte María Luisa de Miguel, experta en mentoring, en su nuevo libro para invitarnos a hacer una reflexión profunda sobre cómo vivimos.

María Luisa de Miguel propone pensar a fondo sobre cómo ejercemos el control de nuestras vidas. Especialmente sobre qué influencia tiene la hipermotivación extrínseca excesiva que caracteriza a nuestros días, que a menudo se impone en detrimento de una voluntad más fuerte, reflexiva y que nos nazca de dentro.

 

Muy agradecidos a la Fundación Factor Humano por esta recomendación, que puedes visualizar en el siguiente enlace , donde encontrarás un amplio catálogo de libros interesantes para tu lectura, en temas relacionados con la felicidad, resiliencia, liderazgo, creatividad, entre otros.

 

Si quieres conocer más sobre «La Alquimia de la Motivación», te invitamos a leer el libro de María Luisa de Miguel que puedes adquirir en diversos portales de compra online y librerías. 

A través de su páginas descubrirás cómo trabajar la voluntad, en conexión con tu perfil motivacional, te ayudará a ser más efectivo en el logro de tus metas y experimentar una vida más plena y significativa. En él encontrarás las claves para sacar el máximo partido a tus funciones ejecutivas, que son las que nos permiten ser un «yo que controla», en lugar de ser un «yo controlado» por los mercados.

La Alquimia de la Motivación es una invitación a recuperar el control sobre tu vida para disfrutar de un mayor sentido, significado, bienestar y felicidad.

¿Qué sería de la vida sin encuentros? ¿Qué sentido tendría? ¿A donde nos llevaría? Siempre he creído que el resultado de mi vida es la sucesión de una serie de encuentros. Encuentros con personas, encuentros con situaciones, encuentros con ideas, encuentros con preguntas, encuentros con el silencio. En definitiva encuentros.

Y los encuentros hay que ir a buscarlos, propiciarlos, dejar que te busquen, que te atraigan, que te sorprendan, que te acurruquen. Otras veces, solo hay que dejar que te encuentren, que te sorprenda y aprovecharlos e, incluso, algunas otras que simplemente pasen y se terminen. Elegir bien los encuentros es parte del resultado de nuestra vida y de nuestra felicidad. Los buenos encuentros hay que saber reconocerlo y cultivarlos, mimarlos, disfrutarlos y deleitarse en ellos. Son los encuentros los que nos hacen crecer como personas, avanzar, virar el rumbo, permanecer. Son los encuentros los que dan plenitud a nuestra vida, si sabemos aprovecharlos bien y extraer de ellos todo el sentido y significado que tienen para nuestra vida. 

Una vida rica y plena está llena de encuentros, encuentros que nos conecta con nosotros, con los otros, con el mundo, y con la vida. Encuentros que nos transforman. Por eso me gusta compartir esos encuentros que me inspiran, me llenan de aprendizajes, me expanden , me conectanpara mostrar las oportunidades, aprendizajes y transformaciones que generan los encuentros.

Cuando digo que mi vida es el resultado de una sucesión de encuentros es porque con cada uno de ellos llega algo nuevo que  buscaba o se va algo que ya no cabía en ella, muchas veces sin ni siquiera saberlo antes. Porque con cada encuentro he conocido a alguien que ha traído grandes cosas a mi vida, porque de cada encuentro se ha creado otro, enriquenciendo mi vida de experiencias, de vivencias, y de sabiduría.

La vida son encuentros, son momentos en los que las almas de las personas se tocan, y engendran nuevas ilusiones, nuevas posibilidades, nuevos caminos. Encontrarse es crear, es despertar, es renacer. En cada encuentro ponemos una parte de nuestra esencia, y recibimos parte de la de otros. De cada encuentro volvemos con algo nuevo, con una nueva fuerza y energía. En cada encuentro estamos germinando la semilla del cambio y la transformación. Con cada encuentro abrimos espacios, nos regalamos tiempo, y hacemos fluir conversaciones para construir juntos algo nuevo, el mundo que queremos. Un mundo nacido de encuentros que transforman la realidad.

Dentro de los encuentros, siempre reservo un lugar especial para los encuentros conmigo misma, que son tan importantes, enriquecedores y transformadores, como los que mantenemos con otros. Siempre aprovecho varias épocas del año para realizar una especie de retiro social y profesional, para dedicarme más a reflexionar, meditar, hacer limpieza en mi vida, reordenar, renovar. Es el tiempo en el que hago auto-mentoring, en el que me escucho, me ayudo, me pregunto con más intensidad. Y todo ello porque creo firmemente que para ayudar a otros hay que saber ayudarse a si mismo, que para escuchar con profundidad a otros, hay que saber hacerlo con uno mismo, que las mejores preguntas que hacemos a otros para ayudarles a crecer, son las que vienen susurradas por las que nos hemos hecho a nosotros mismos. Crear encuentros transformadores para otros a través del mentoring requiere saber crear esos mismo encuentros para uno mismo.

Este último año ha sido intenso, lleno de encuentros transformadores, de nuevas personas que llegan a mi vida, nuevos proyectos, nuevos retos, nuevos horizontes. El 2022 terminó con uno de los que más me gusta, porque participé en su gestación allá por el año 2016 y porque hacia 2 años que no disfrutaba debido a la pandemia:  V Edición de Bilbao Mentoring Conference 

 

En el 2023 se avecinan nuevos e interesantes encuentros, que esperamos contarte desde nuestra web en la Escuela de Mentoring. Todo ellos dirigidos a continuar con la idea de propiciar una Revolución Reflexiva a través del mentoring, tal y como compartí en la inauguración de Bilbao Mentoring Conference 2022.

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring.

 

La Revista Capital Humano, en su edición de Enero 2023, publica una entrevista a nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, sobre su último libro «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito» Ediciones Pirámide 2022.

En ella, su Editora Jefe, Mercedes de la Rosa Valverde, conversa con Mª Luisa acerca de algunas de las ideas contenidas en el libro: dónde reside realmente nuestra motivación y que relación tiene con la felicidad, qué cambios nos ha traído la crisis sanitaria COVID-19 a nivel motivacional, cómo afecta a nuestra motivación la vorágine de cambios a los que estamos sometidos día a día, que consecuencias tiene para nuestra vida un hipermotivación extrínseca constante, cómo está enfocando el mundo de la empresa el tema de la motivación, ¿realmente podemos hablar del líder motivador?

El cambio constante nos genera incertidumbre, nos hace tener que estar continuamente aprendiendo y desaprendiendo, todo lo cual nos hace sentirnos inseguros. Como esta sensación nos desagrada la queremos evitar a toda costa. La forma de hacerlo es experimentando el placer de la gratificación instantánea, por eso nos hemos vuelto impacientes ante la presencia de cualquier malestar y, en paralelo, impulsados a eliminarlo y enganchados a todo aquello que lo sofoque.

El sistema económico se nutre de ello y ha sabido crear el engranaje perfecto para seguir engordando: produce cambios de manera continua y luego para calmar nuestra ansiedad nos suministra el deleite instantáneo creando una demanda de bienes y servicios que la gente no necesita y que solo busca satisfacer anhelos artificiales. Todo ello ha contribuido a lo que muchos llaman «la generación de ya», acostumbrada a tenerlo todo a golpe de click, ha desarrollado una intolerancia a la demora de la gratificación y una forma de vida impulsiva. Este hacer constante, irreflexivo, impulsivo e inconsciente nos agota y eso desgasta nuestra energía, que está muy relacionada con la motivación. Además, el hacer irreflexivo e impulsivo es un hacer sin sentido, sin motivo, lo que también acaba desmotivándonos y debilitando nuestra fuerza de voluntad.

Si quieres disfrutar de la entrevista completa puedes verla en este enlace a la Revista Capital Humano.

 

 

 

Y para seguir profundizando sobre la motivación te recomendamos la lectura del libro «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». 

El 1 de Diciembre del 2022 se celebró en Bilbao la V Edición del Congreso Internacional de Mentoring «Bilbao Mentoring Conference», que organiza Bilbao Ekintza contando con la Escuela de Mentoring para llevar a cabo la Dirección Científica del mismo.

El Congreso tuvo como sede el Palacio Euskalduna y en el mismo participaron más de 250 personas de diferentes lugares de España y el extranjero.

Tras la Inauguración oficial, llevada a cabo por Javier Garcinuño, Director General de Bilbao Ekintza, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, como cada año, se encargo de realizar el discurso inaugural del congreso. En esta ocasión su mensaje giró en torno a la necesidad de impulsar una revolución reflexiva para llenar nuestra vida de un “hacer reflexivo” frente a la impulsividad e inconsciencia en la que estamos viviendo. El primero nos hace experimentar nuestra humanidad, pues al igual que la razón de ser de un perro es ladrar, la de un ser humano es reflexionar, comprender, entender, pensar. El hacer impulsivo nos convierte en máquinas, robots o animales, nos desposee de nuestra libertad de elegir con conocimiento de causa y de nuestra responsabilidad por haberlo hecho, en definitiva, nos priva de ser personas.

Estamos en una era de cambios profundos y retos complejos, en la que no va a ser suficiente nuestra capacidad de adaptación, será necesaria una revolución, cuyas únicas armas serán la reflexión y la conversación.  El mentoring es una metodología que transforma conversaciones en decisiones, decisiones en acciones y acciones en resultados. Por ello será una gran aliada para impulsar esa revolución reflexiva que nuestra sociedad necesita.

 

Si quieres escuchar el discurso completa puedes hacerlo pinchando sobre este enlace para acceder al vídeo de la intervención de Mª Luisa de Miguel. 

 

También puedes consultar el contenido escrito del discurso en el artículo publicado en nuestra web: «Mentoring, impulsando una revolución reflexiva».

Si quieres ser parte y abanderado de esta revolución puedes consultar todas nuestras formaciones en mentoring. Te esperamos para unirte a esta causa.

 

Ayer tuve el placer de realizar el discurso inaugural de la V Edición del Congreso Internacional de Mentoring «Bilbao Mentoring Conference» organizado por Bilbao Ekintza y de compartir con los asistentes la capacidad del mentoring para propiciar la revolución reflexiva que nuestra sociedad necesita.

Humberto Maturana nos recordó, poco antes de morir, a través de su libro “Revolución Reflexiva”, que la gran herramienta que tenemos los seres humanos es la reflexión: ¿cómo estamos haciendo lo que estamos haciendo? ¿qué resultados estamos obteniendo? ¿me acercan o me alejan de la persona que quiero ser, del logro de mis objetivos, del mundo que quiero crear?

A través de la reflexión sobre la experiencia, aprendemos a ser mejores personas, mejores profesionales, mejores líderes y mejores ciudadanos, porque el aprendizaje es la herramienta que mejora nuestra inteligencia y esta la que nos ayuda a tomar buenas decisiones y obtener buenos resultados. Por eso la principal labor de un mentor es escuchar y preguntar para provocar la reflexión en su mentee. Por eso el mentoring es una metodología que transforma conversaciones en decisiones, decisiones en acciones y acciones en resultados.

Y esto no deberíamos olvidarlo nunca, porque cuándo inundamos la conversación de mentoring con nuestros conocimientos, ideas, nuestra experiencia y nuestros consejos no estimulamos la inteligencia del mentee, no posibilitamos que se expanda, no le ayudamos a crecer personal y profesionalmente. La misión de un mentor no es deslumbrar con su inteligencia, sino alumbrar la de su mentee y eso solo es posible estimulando la capacidad de pensar por sí mismo, de encontrar sus propias respuestas.

Las conversaciones que abren espacios para la reflexión son aquellas que invitan a las personas a preguntarse sobre el propósito de sus acciones, sobre su causa y su fin y sobre las consecuencias de las mismas. Son conversaciones que potencian el factor PHR de las personas: PENSAR-HACER-REFLEXIONAR:

-Pensar: ¿Qué quiero lograr? ¿Cómo es la mejor manera de conseguirlo? ¿Qué voy a hacer al respecto?

-Hacer: Actuar con conocimiento de causa o propósito, en base a las respuestas dadas a las preguntas precedentes.

-Reflexionar: ¿Qué he logrado, qué he aportado, que he aprendido? ¿Cuál ha sido el impacto en otros o el entorno? ¿Qué puedo hacer mejor en el futuro?

Conversaciones que fomentan un “hacer reflexivo” frente a uno impulsivo e inconsciente. El primero nos hace experimentar nuestra humanidad, pues al igual que la razón de ser de un perro es ladrar, la de un ser humano es reflexionar, comprender, entender, pensar. El hacer impulsivo nos convierte en máquinas, robots o animales, nos desposee de nuestra libertad de elegir con conocimiento de causa y de nuestra responsabilidad por haberlo hecho, en definitiva, nos priva de ser personas.

El encuentro entre mentor y mentee debe dar espacio para esas conversaciones reflexivas, que no solo permiten mejorar la calidad de su pensamiento, decisiones, acciones y resultados del mentee, sino que también contribuyen a la actualización del talento del mentor, a la regeneración de su conocimiento con nuevas perspectivas. Además, son un gran ejemplo de colaboración y cooperación, de cómo lograr metas a través del compartir y no del competir. Una forma de vida que nos abre a la experiencia de aprender continuamente los unos de los otros, escuchándonos y reflexionando juntos para encontrar mejores respuestas a los retos personales y sociales que se nos presentan.

En el gesto de compartir una conversación, dice Remedios Zafra, hay una belleza que excede la del pensar, es la belleza de contagiarse de la sabiduría del otro, de contribuir a la inteligencia colectiva.

Estamos en una era de cambios profundos y retos complejos, en la que no va a ser suficiente nuestra capacidad de adaptación, será necesaria una revolución y, citando de nuevo a Maturana, sus únicas armas serán la reflexión y la conversación.

Por eso creo que los mentores y mentoras, los creyentes en el mentoring, los que lo practicamos día a día con convicción y responsabilidad, somos los mejores abanderados de esta revolución reflexiva que nuestra sociedad necesita.

Porque como dijo Platón, “El que piensa bellamente es una bella y excelente persona”, si ayudamos a otros a reflexionar y pensar bellamente estaremos contribuyendo a la excelencia personal, organizacional y social.

Bilbao Mentoring Conference es parte de este movimiento, un lugar para inspirar e impulsar la revolución reflexiva a través del mentoring.

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

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Continuamos nuestra colaboración  con Sintetia, el portal de divulgación para mentes inquietas, con un artículo en su sección de economía bajo el título “Menos líderes y más creyentes para impulsar la autoeficacia.»

La salud emocional y mental se está erosionando de forma paulatina en nuestra sociedad debido a los altos niveles de estrés provocados por la presión constante del cambio, la incertidumbre, las crisis y otros muchos factores. Por ello, el gran reto de la sociedad contemporánea es reducir la brecha existente entre las demandas y expectativas del entorno y la capacidad mental para afrontarlas.

Mejorar la calidad de nuestras conversaciones para mejorar nuestra capacidad de comprensión y decisión es la mejor ayuda que hoy nos podemos prestar para enfrentar los retos presentes y futuros. Las conversaciones de calidad refuerzan las creencias de autoeficacia individual y colectiva de las personas a través de un circuito conversacional que comienza con el propósito y finaliza con la acción y el autofeedback o práctica reflexiva.

Con esta practica conversacional estaremos potenciando en nuestra vida el Factor PHR: Pensar, Hacer, Reflexionar.

  • Pensar: ¿A qué puedo contribuir o mejorar? ¿Cómo voy a hacerlo?
  • Hacer: Actuar con conocimiento de causa o propósito.
  • Reflexionar: ¿Qué he logrado, qué he aportado, que he aprendido?¿Qué puedo hacer mejor en el futuro para hacer realidad mi propósito

 

En un mundo rendido a la transformación digital, debemos recordar que la mejor tecnología para construir el futuro sigue siendo la conversación.

Te invitamos a leer el artículo completo publicado este mes de Enero en Sintetia  para conocer a fondo como liderar desde el propósito, la fe y la convicción, utilizando las conversaciones que potencian la autoeficacia personal para impulsar la autoeficacia colectiva.

En este enlace puedes acceder al artículo completo de nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel. Deseamos que lo disfrutes y estaremos encantados de contar con tus comentarios.